Más fantasmas

El verano toca a su fin y a uno le gustaría que no acabara nunca. Este agosto ha sido el primero en mucho tiempo que he podido dedicarlo al asueto. Asueto que, en realidad, se ha convertido en un maratón de lectura de entretenimiento del que, al final, y a falta de acabar dos cosas que dejé a medio, creo que he salido con vida. Lo último en caer, entre ayer y hoy, ha sido La muerte de Venus, de Care Santos, de la que ya había leído su libro de relatos Solos (Pre-Textos) y alguna cosa suelta, aparte, claro está, de las críticas de El cultural. Me ha parecido una novela bastante entretenida, bastante bien construida y que se lee muy bien. Una novela de fantasmas en la que lo gótico y las rutinas de la vida moderna se dan la mano. De todos modos, lo que más me ha sorprendido ha sido lo informada que estaba la autora en todo momento, el manejo de las teorías del espiritismo con una naturalidad que no tiene nada que envidiar al mismísimo Íker Jiménez. Además, el libro me ha dado muchas ideas para continuar con lo que estoy escribiendo. Incluso en algún momento he sentido que parte de los procedimientos tan cercanos que se podrían solapar, en especial los pasajes en los que se acude a las actas de la Sociedad Espírita como recurso para hablar de una sesión de diálogo con el Más allá. En mi novela, el protagonista habla con lo que queda de la Sociedad Espírita de Cartagena, fundada en 1873, tres años después de la de Murcia. En estos días, precisamente, estoy pesquisano acerca de esto. Si alguien conoce algún tipo de detalle, mi gratitud será eterna. De momento lo único que he podido encontrar es que el fundador fue D. Manuel Caballero de Rodas. En fin, lo que queda claro es que aquí me tendré que repetir, aunque, ahora que lo pienso, la originalidad, como dejé claro en el post anterior, no es algo que me deba obsesionar demasiado.

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