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Mostrando las entradas etiquetadas como Microcríticas

Lecturas por venir

Hubo un tiempo en que este blog era también un blog de lecturas. No tanto un blog de crítica como de impresiones de lectura. No soy crítico literario, ni lo pretendo, entre otras cosas porque no tengo formación. Lo que sí soy es un lector entregado y algo compulsivo. En los diversos "diarios públicos" que he tenido hasta la fecha ( Presente continuo, Diario de Ithaca, Aquí y ahora y Tiempo por venir ), no he cesado de dejar constancia de lo leído (también de lo visto, de lo vivido y de lo bebido). Ahora, mientras trato de descansar de esa presión de entregar una entrada del diario cada semana, he pensado en retomar aquí algunas de esas impresiones de lectura. Me resulta más fácil hacerlo aquí que en Twitter, donde uno tiene que buscar el adjetivo preciso para que quepa en el tuit, o en Instagram, tecleando en la pantalla del móvil y buscando el ángulo preciso de la foto.  Como he escrito en entradas anteriores, me he propuesto recuperar el blog, no dejarlo morir, dotándolo de

Algunos libros

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Cada día, te cuesta más trabajo hacer crítica literaria. Las fotos de Instagram te sirven de memoria para lo que lees. También algún tuit o algún pequeño comentario en las redes sociales. Pero a veces te quedas con ganas de dejar constancia de tus lecturas en otro lugar. Aunque sea una pequeña impresión de lectura. Antes lo hacías en el diario, y también durante un tiempo en lo que llamaste "microcríticas" en este blog. A partir de ahora, decides hacerlo aquí, sin orden, en medio de este nuevo recuento de los días. Desde principio del año no has cesado de leer. Los días que estuviste en casa de baja, tras la operación de vesícula, los aprovechaste como si fuera el verano. Devoras libros uno detrás de otro, con ansia y placer. Algunos te tocan, otros te dejan algo más frío. Pero con todos disfrutas. Como lector y como escritor. Porque a veces te sumerges en la historia que lees y otras veces lees para encontrar soluciones, tonos, modos de hacer. Y tienes la sensación de qu

Lecturas de verano I: ciencia ficción

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Me fascinan las películas y las series de ciencia ficción. Me meto en el cuerpo cualquier cosa en la que salgan extraterrestres, fines del mundo, viajes en el tiempo, universos paralelos, máquinas voladoras, invasiones alienígenas… y cualquier fenómeno paranormal. Es un vicio inconfesable. Si lleva marcianos, la veo seguro. Y si viajan en el tiempo, ya soy fan. Una serie o película con  invasión extraterrestre, fantasmas y viajes en el tiempo ya sería lo más. Netflix lo sabe, y me recomienda toda la basura que produce y alberga, que yo consumo con avidez y emoción. La última, Extinción , que ya no se podía ni ver de lo mala que era, pero que disfruté como un crío. Sobre todo porque comenzaba con un sueño recurrente que suelo tener al menos una vez a la semana desde hace muchísimos años: nos invaden los extraterrestres (las naves aparecen siempre en el horizonte sobre los limoneros de la huerta) y tengo que huir para sobrevivir. Casi siempre pierden los humanos. Muy pocas veces formamos

Compartir lecturas

Llevo más de un año sin escribir de los libros de los demás. Lo solvento todo con una fotografía en Instagram o con un comentario mínimo en Twitter y en Facebook. “Estoy leyendo esto”. “Me gusta”, “No me gusta”. A veces me quedo con ganas de decir algo más acerca de lo que leo. Este blog nunca ha sido un blog de reseñas –más allá de las que subía después de publicarlas en otro lugar–, pero sí de recomendaciones o comentarios; o, mejor, de impresiones lectoras. Así eran más o menos las impresiones sobre libros, películas y series en mis diarios. Y así serán a partir de ahora las que publique aquí. Porque como dije en un post anterior, voy a recuperar este espacio. Me resisto a que muera, arrinconado por el microblogging de Facebook y Twitter. Creo que hay algo del blog que sigue siendo defendible: una limpieza de escritura y lectura. Continúa siendo un cuaderno digital, una bitácora, un espacio personal más individualizado que la estandarización de las redes sociales. Y por alguna raz

Yo también tuve una novia bisexual

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De Guillermo Martínez uno se espera libros brillantes (“Acerca de Roderer”), efectivos (“Los crímenes imperceptibles”) o inteligentes (“La muerte lenta de Luciana B.”). Su última novela, sin embargo, camina por una vía no explorada hasta ahora por él y se aleja de su típica escritura fría, medida y meditada para adentrarse en el mundo de lo sensual y las pasiones del cuerpo. Y he de decir que no le sale nada bien. Aunque intente otras cosas –lo intelectual, lo político, la reflexión sobre la propia escritura–, al final, no deja de ser la típica novela de profesor extranjero que se acuesta con alumna americana que está muy buena. Y ya. Prescindible hasta decir basta. Eso sí, la portada me tiene prendado. Yo también tuve una novia bisexual Guillermo Martínez Destino 208 páginas 18 euros

El escondite de Grisha

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Ismael Martínez Biurrun es uno de los escritores más extraños y originales de la nueva literatura española. Sus libros son tremendamente perturbadores y enigmáticos, y nos introducen en los caminos de lo oscuro y lo misterioso a través una sutileza narrativa y una prosa depurada y elegante que es bastante escasa en la literatura “fantástica”. Este último libro, continuando con esa escritura que lo sitúa en la alta literatura, cuenta una historia en los bordes de lo paranormal –la de Grisha y sus visiones– que acaba transformándose en un relato profundamente psicológico acerca de la memoria, la culpa y la imposibilidad de lidiar con los fantasmas del pasado. El escondite de Grisha Ismael Martínez Biurrun  Salto de Página  251 páginas 18’50 euros