Django descabezado
Me ha gustado mucho Django desencadenado. De verdad. Y eso que no soy yo mucho de Tarantino, por no decir que casi nada. Aun así, algunas de sus películas me parecen hallazgos. Y muchas veces, más allá de la estética de la violencia, a través una ironía aparentemente burda, pero en el fondo muy inteligente, pone sobre la mesa el corazón de cuestiones políticas y culturales de primer grado. En Malditos bastardos , por ejemplo, propone la posibilidad de intervenir en la historia: podemos con la ficción hacer cosas que no pudimos hacer en la realidad. La ficción es una herramienta de reconfiguración de la historia, una especie de contratiempo. Frente a la idea tradicional de que el tiempo está cerrado de una vez y para siempre, que las cosas que han pasado, han pasado así y no hay posibilidad ya de arreglarlas, Tarantino, como Walter Benjamin, parece pensar que el pasado puede ser modificado desde el presente, y que las ficciones no tienen por qué sólo repetir la historia sino también an