En los 80 y los 90, en España había algo así como un grupo social al que se denominaba "progres"; eran personas de ideas tirando a la izquierda, que abogaban por una mayor libertad social y política de la que había durante la dictadura franquista. Llamar a alguien progre acabó teniendo cierto aire despectivo, pero el concepto detrás de ese adjetivo, el de unas ideas progresivas, especialmente en lo social, puede todavía aplicarse a algunas series de televisión que los críticos estadounidenses han decidido que figuran entre las más subversivas y casi radicales de la programación a ese lado del Atlántico. Su representación de la vida sexual de un personaje gay, y tener una protagonista negra que se sale de los estereotipos, y que se quita la peluca en pantalla, ha hecho que "How to get away with murder" haya tenido a los periodistas norteamericanos obsesionados con ella. Teniendo en cuenta que el retrato de la diversidad racial y sexual ha sido uno de los temas estrella de la crítica en ese país desde hace ya un año, no es extraño que hayan observado bajo esa óptica la última creación salida de la productora de Shonda Rhimes.
Pero reducir la discusión sobre estas series progresivas sólo a Shondaland es quedarse en la superficie de un movimiento muy interesante que está dándose recientemente en las series estadounidenses, y justo en las que menos podrían considerarse "de prestigio". Hace algún tiempo comentamos que la creciente importancia de los personajes femeninos estaba llevando a que, por ejemplo, no pocos títulos se animaran a incluir relaciones lésbicas, además de un modo bastante natural. El ejemplo más claro es "Arrow" y la revelación de que Nyssa, la hija de Ras' al Ghul, y Sarah Lance estaban juntas; no se le dio mayor importancia y, de hecho, sirve para justificar el comportamiento de Nyssa más adelante. Un retrato parecido está haciendo "Los 100" de Lexa, la comandante de los terrícolas, aunque el desarrollo más notable no podemos comentarlo porque sería un spoiler (en The AV Club sí lo hacen, pero ojo si no vais al día). Pero lo que está haciendo destacar a esa serie es su ambición temática y su falta de miedo por continuar las tramas hasta las últimas consecuencias.
Donde están dándose pasos de gigante hacia esa progresividad (y perdón por el "palabro") es en los títulos orientados al público infantil y juvenil, y el de verdad, no el de The CW o MTV. Tal vez estéis hartos de leer ya esto, pero el universo de Avatar entra perfectamente en la categoría de series más progresivas de Estados Unidos. Aang y Korra abogan por la igualdad, la solidaridad, la empatía hacia el otro, que son también valores que permean "Hora de aventuras" y hasta "Gravity falls". Se puede decir que de estos títulos animados se espera que transmitan a los niños esos valores, pero no hay que dar las cosas por supuestas. Como hemos dicho también muchas veces, en ocasiones la manera más "progre" de presentar algunos de estos temas supuestamente tabúes es hacerlo con naturalidad, sin darle mayor importancia.
27 febrero 2015
26 febrero 2015
Haz lo que diga Peggy
Uno de los mejores entretenimientos que nos ha dejado esta midseason en la televisión estadounidense ha sido "Agent Carter", el spin off directo de "Capitán América. El primer vengador" que sigue a Peggy Carter después de la Segunda Guerra Mundial, tras haber perdido a Steve Rogers (que todos creen que ha muerto) y trabajando para SSR, la organización que acabará siendo más adelante SHIELD. La ABC la programó en el hiato invernal de "Agents of SHIELD", y sus ocho capítulos han acabado funcionando bastante mejor que casi toda la primera temporada de esa serie. Al tener una temporada muy corta, y una protagonista central muy definida, "Agent Carter" ha ido directamente a por lo que le interesaba, que era el enfrentamiento entre el SSR y los malvados agentes soviéticos de Leviatán, colando de paso la pelea de Peggy por conseguir que la valoren en un entorno dominado por hombres.
Y no sólo por hombres, sino por veteranos de guerra que cargan todos con sus pequeños fantasmas de la contienda. Eso ha sido un detalle bastante bien integrado en las historias de los agentes Thompson y Sousa, y hasta en la de la propia Peggy. Para ellos, la guerra acabó apenas un año antes, y los villanos están motivados en gran parte por cosas que vivieron entonces, y de las que ahora buscan venganza, principalmente. El retrato que se hace de ellos, y de esa alumna de la escuela de la Viuda Negra, ayuda a darle más interés al conjunto, porque ya sabemos que los buenos sólo lo son en la medida en la que los malos presenten un desafío de verdad a la altura. Dottie Underwood es todo un hallazgo, y no sólo por lo perturbador que resulta encontrarse a Bridget Regan aquí y en "Jane the virgin" (al nivel de ver al mismo tiempo a James D'Arcy en "Broadchurch"). Carter y el resto de agentes del SSR tienen que trabajar duro para pararles los pies, que es lo que se espera de una serie así.
También se esperaba de "Agent Carter" un buen dibujo de su protagonista, cosa que ha sucedido, pero por el camino también se ha ido matizando poco a poco a sus compañeros y hasta a su amiga Angie, que tiene poco que hacer en esta temporada, pero que deja momentos muy simpáticos en sus charlas con Peggy. Ésta se ha afianzado como uno de los personajes nuevos (o relativamente nuevos) de esta temporada, ayudada por un estupendo trabajo de Hayley Atwell y por unos guiones que le han permitido hacer de todo, desde peleas de todo tipo a una reunión con sus viejos amigos de los Comandos Aulladores, escenas cómicas y otras más emocionales, y de todas ha salido airosa. Su relación con Jarvis se ha mantenido, igualmente, muy divertida, y los toques de la época le han dado una personalidad propia a la serie, ya fuera con las canciones que sonaban en los capítulos o con algunas de las referencias manejadas en los diálogos, como que le pregunten a Howard Stark si ha estado escondido en casa de Barbara Stanwyck.
"Agent Carter" ha mantenido el tono de aventuras y entretenimiento sin más pretensiones incluso cuando la trama iba complicándose y veíamos que el plan de Leviatán era mucho más peligroso de lo que parecía. Han hecho bien, no obstante, manteniéndolo más en el plano personal (los daños colaterales de esa batalla de Finow que no deja de nombrarse), y también en hacer que los villanos fueran muy de cómic y muy de los 40. Hasta el sexismo que Peggy tiene que afrontar en la oficina se ha dotado de más capas. Los personajes han funcionado en general muy bien, y asomarse a cada episodio era entrar en una pequeña ventana de diversión que, aunque parezca lo contrario, no es tan fácil de lograr. "Agent Carter" ha sido un entretenimiento que merece tener una segunda temporada (sus audiencias en directo no han sido demasiado notables, pero en diferido subían mucho), simplemente porque demuestra que puede hacerse una serie comiquera de Marvel que tenga identidad propia desde el principio, sin depender de las películas. Es un interesante augurio de lo que puede depararnos "Daredevil" en primavera.
25 febrero 2015
Los funcionarios del tiempo
Pocas series españolas se han estrenado precedidas de mayor expectación que "El ministerio del tiempo". La combinación de ciencia ficción, historia y TVE puede resultar, a priori, extraña, pero eran los nombres detrás del proyecto los que más llamaban la atención. La serie está creada por Javier y Pablo Olivares, guionistas veteranos que estuvieron involucrados en uno de los éxitos más sorprendentes de los últimos años en España, "Isabel", y de los que el primero fue también el responsable de otro de esos títulos diferentes que se ha visto en la ficción reciente nacional, "Víctor Ros". Olivares ha sido igualmente una de las voces más activas en todos los debates que se hacen sobre la calidad de las series españolas, su comparación con los títulos que llegan no ya de Estados Unidos, sino del Reino Unido y de Dinamarca y si los modos de producción y emisión siguen siendo sostenibles.
Con todos estos precedentes, el estreno de "El ministerio del tiempo" se esperaba con gran curiosidad. Y lo que puede decirse es que no ha defraudado. Bebiendo de un montón de fuentes ("Las puertas de Anubis", de Tim Powers, es la más citada por sus responsables), el primer episodio presenta un mundo bien construido y que enseguida se hace creíble (sí, te crees que en un edificio ruinoso al lado del Rastro de Madrid haya una especie de Ministerio de Magia de Harry Potter, o de esa Gran Biblioteca de los libros de Jasper Fforde), en gran parte porque utiliza el truco más viejo a la hora de lanzar una serie de estas características; presentarnos su mundo al mismo tiempo que lo conocen sus protagonistas. En ese aspecto, los tres elegidos (un soldado de los Tercios de Flandes, una mujer instruida de finales del XIX y un enfermero del SAMUR de la actualidad) apuntan a ser un equipo entretenido de seguir en sus aventuras a través de esas puertas que conectan diferentes épocas temporales de la historia de España, y cuyo fluir debe ser garantizado por los funcionarios del ministerio.
Porque lo más divertido de todo es que no son agentes del tiempo, como lo era el padre de Thursday Next, sino funcionarios, gente a la que le recortan la extra de Navidad y que puede entrar en el ministerio como familiar de uno de sus trabajadores. El ambiente del lugar está muy logrado, presentándolo exactamente como una oficina corriente en la que, sin embargo, pasan cosas que no lo son, y también es un acierto que la primera misión de Julián, Alonso y Amelia sea algo "pequeño" como salvar al Empecinado de un oficial francés que quiere matarlo para, así, decantar la Guerra de la Independencia a favor de Napoleón. De este modo, hay más tiempo para que vayamos conociendo mejor a los personajes, para que veamos cómo Julián sigue aferrado al recuerdo de su esposa, como Alonso está movido por unos valores muy del siglo XVI y como Amelia parece la más abierta a aceptar todas las novedades y los cambios que el ministerio le ofrece.
De momento, "El ministerio del tiempo" arranca con la promesa de que va a ser entretenida, va a estar bien hecha y va a tener un reparto que ya se muestra bastante conjuntado en el inicio (el dúo a lo "Men in black" de Cayetana Guillén Cuervo y Juan Gea es un puntazo). Introducir también al villano para toda la temporada le va a dar un motor a la historia que siempre es bienvenido pero, francamente, a mí ya me tendrían si simplemente fuera como la segunda temporada de "Torchwood". Curiosamente, al principio hubo muchas comparaciones con "Doctor Who", como si ésa fuera la única producción de viajes en el tiempo, pero lo cierto es que sí guarda un punto de contacto importante con la serie británica; su propósito de acercar la historia del país al gran público.
Con todos estos precedentes, el estreno de "El ministerio del tiempo" se esperaba con gran curiosidad. Y lo que puede decirse es que no ha defraudado. Bebiendo de un montón de fuentes ("Las puertas de Anubis", de Tim Powers, es la más citada por sus responsables), el primer episodio presenta un mundo bien construido y que enseguida se hace creíble (sí, te crees que en un edificio ruinoso al lado del Rastro de Madrid haya una especie de Ministerio de Magia de Harry Potter, o de esa Gran Biblioteca de los libros de Jasper Fforde), en gran parte porque utiliza el truco más viejo a la hora de lanzar una serie de estas características; presentarnos su mundo al mismo tiempo que lo conocen sus protagonistas. En ese aspecto, los tres elegidos (un soldado de los Tercios de Flandes, una mujer instruida de finales del XIX y un enfermero del SAMUR de la actualidad) apuntan a ser un equipo entretenido de seguir en sus aventuras a través de esas puertas que conectan diferentes épocas temporales de la historia de España, y cuyo fluir debe ser garantizado por los funcionarios del ministerio.
Porque lo más divertido de todo es que no son agentes del tiempo, como lo era el padre de Thursday Next, sino funcionarios, gente a la que le recortan la extra de Navidad y que puede entrar en el ministerio como familiar de uno de sus trabajadores. El ambiente del lugar está muy logrado, presentándolo exactamente como una oficina corriente en la que, sin embargo, pasan cosas que no lo son, y también es un acierto que la primera misión de Julián, Alonso y Amelia sea algo "pequeño" como salvar al Empecinado de un oficial francés que quiere matarlo para, así, decantar la Guerra de la Independencia a favor de Napoleón. De este modo, hay más tiempo para que vayamos conociendo mejor a los personajes, para que veamos cómo Julián sigue aferrado al recuerdo de su esposa, como Alonso está movido por unos valores muy del siglo XVI y como Amelia parece la más abierta a aceptar todas las novedades y los cambios que el ministerio le ofrece.
De momento, "El ministerio del tiempo" arranca con la promesa de que va a ser entretenida, va a estar bien hecha y va a tener un reparto que ya se muestra bastante conjuntado en el inicio (el dúo a lo "Men in black" de Cayetana Guillén Cuervo y Juan Gea es un puntazo). Introducir también al villano para toda la temporada le va a dar un motor a la historia que siempre es bienvenido pero, francamente, a mí ya me tendrían si simplemente fuera como la segunda temporada de "Torchwood". Curiosamente, al principio hubo muchas comparaciones con "Doctor Who", como si ésa fuera la única producción de viajes en el tiempo, pero lo cierto es que sí guarda un punto de contacto importante con la serie británica; su propósito de acercar la historia del país al gran público.
24 febrero 2015
Leslie, la optimista
Cuando "Parks and recreation" termine esta noche, lo hará también toda una época de comedias de la NBC, la época en la que los jueves para la noche estaban dedicados a ese género y los espectadores podían ver al mismo tiempo a Michael Scott, Liz Lemon y Leslie Knope. Sólo "The Office" fue un verdadero éxito para la cadena, uniendo la audiencia con los premios y los parabienes críticos (aunque fue "30 Rock" la que realmente triunfó en los Emmy), pero la última en marcharse lo hace como un ejemplo de cómo una buena serie podía sobrevivir en un canal aquejado de bajísimas audiencias. Hasta que a NBC le tocó el Gordo con "The Voice", uno de sus escasos consuelos eran los elogios que recibían sus comedias de los jueves, una tradición que viene desde la década de los 80, pero el escaso tirón entre los espectadores tenía que acabar trayendo sus consecuencias.
"Parks and recreation" ha emitido los trece capítulos de su séptima y última temporada de prisa y corriendo entre enero y febrero, afianzando su posición como "lugar feliz" y provocando que los críticos se pregunten cómo pudo aguantar tanto tiempo en antena. Quizás los fracasos de la NBC por ampliar el público potencial de sus comedias (que no fuera tan de las costas y urbanita) le daba valor a los pocos, pero constantes, fieles de Pawnee (Indiana), y quizá el optimismo de Leslie y sus inagotables ganas de hacer cosas buenas acabaran ganando la partida. Porque lo que es más curioso es el camino que "Parks and recreation" siguió desde sus inicios, originalmente como una especie de pseudo-spin off de "The Office", hasta finalizar convertida en una de las comedias más adorables y divertidas de la televisión.
Casi todo el mundo acuerda que aquella primera temporada de ocho capítulos es el peor tramo de la serie. Leslie no estaba del todo formada, parecía una ilusa con delirios de grandeza más que la optimista que busca mejorar su ciudad (y el mundo) que fue después, y las relaciones que dejarían grandes momentos más adelante, como la de la propia Leslie con Ron o el hilarante matrimonio de Andy y April, no eran más que sueños en la mente de sus creadores, Mike Schur y Greg Daniels. El leve recalibramiento de la personalidad de Leslie, una funcionaria para la que ningún problema es demasiado pequeño para buscarle solución, acarreó el inicio de la "Parks and recreation" cuyo final lloran ahora todos sus fans, y abrió el campo para que los guionistas se sacaran de la manga un personaje memorable tras otro.
Aunque Ron Swanson, Donna o Andy pueden ser grandes, confieso que mi preferido es Ben y su entusiasmo friki, porque en él se veían reflejados no sólo algunos de los guionistas de la serie, sino también unos cuantos de sus espectadores. "Parks and recreation" logró ser una maestra en combinar chistes inspiradísimos con momentos emocionales que los personajes, y la serie, se habían ganado, y probablemente ése vaya a ser su mejor legado. Ése, y haber servido de trampolín para el salto al estrellato definitivo de Chris Pratt.
"Parks and recreation" ha emitido los trece capítulos de su séptima y última temporada de prisa y corriendo entre enero y febrero, afianzando su posición como "lugar feliz" y provocando que los críticos se pregunten cómo pudo aguantar tanto tiempo en antena. Quizás los fracasos de la NBC por ampliar el público potencial de sus comedias (que no fuera tan de las costas y urbanita) le daba valor a los pocos, pero constantes, fieles de Pawnee (Indiana), y quizá el optimismo de Leslie y sus inagotables ganas de hacer cosas buenas acabaran ganando la partida. Porque lo que es más curioso es el camino que "Parks and recreation" siguió desde sus inicios, originalmente como una especie de pseudo-spin off de "The Office", hasta finalizar convertida en una de las comedias más adorables y divertidas de la televisión.
Casi todo el mundo acuerda que aquella primera temporada de ocho capítulos es el peor tramo de la serie. Leslie no estaba del todo formada, parecía una ilusa con delirios de grandeza más que la optimista que busca mejorar su ciudad (y el mundo) que fue después, y las relaciones que dejarían grandes momentos más adelante, como la de la propia Leslie con Ron o el hilarante matrimonio de Andy y April, no eran más que sueños en la mente de sus creadores, Mike Schur y Greg Daniels. El leve recalibramiento de la personalidad de Leslie, una funcionaria para la que ningún problema es demasiado pequeño para buscarle solución, acarreó el inicio de la "Parks and recreation" cuyo final lloran ahora todos sus fans, y abrió el campo para que los guionistas se sacaran de la manga un personaje memorable tras otro.
Aunque Ron Swanson, Donna o Andy pueden ser grandes, confieso que mi preferido es Ben y su entusiasmo friki, porque en él se veían reflejados no sólo algunos de los guionistas de la serie, sino también unos cuantos de sus espectadores. "Parks and recreation" logró ser una maestra en combinar chistes inspiradísimos con momentos emocionales que los personajes, y la serie, se habían ganado, y probablemente ése vaya a ser su mejor legado. Ése, y haber servido de trampolín para el salto al estrellato definitivo de Chris Pratt.
23 febrero 2015
Los Oscars de los pequeños
En 1997, el año en el que "El paciente inglés" ganó el Oscar a mejor película, se dijo que habían sido los premios del cine independiente porque incluso esa cinta, que era una épica historia de amor a lo David Lean, había sido producida fuera de las majors de Hollywood. Era también el momento en el que Harvey Weinstein estaba empezando a escalar posiciones como el productor más influyente a la hora de lanzar campañas de promoción para los Oscar que conseguían que títulos que jamás habrían sido consideradas para la academia para nada, como "Chocolat", terminaran colándose hasta en la categoría de mejor película. Casi veinte años más tarde, los estudios ya sólo producen blockbusters o películas consideradas "de prestigio" y que se conciben como posibles cebos para el Oscar, lo que puede dar lugar a que encontremos candidatas tan prefabricadas a llevarse el premio como "The imitation game".
Sin embargo, este año se ha dado una circunstancia curiosa, y es que esas cintas hechas con la gala del teatro Dolby en mente se han ido bastante de vacío, y las triunfadoras han terminado siendo otras más pequeñas y casi experimentales, proyectos personales como "Birdman", ganadora a mejor película y mejor director, más otros dos premios, o la sorprendente dominadora de los galardones técnicos, "El gran hotel Budapest". Las concesiones a los títulos más tradicionalmente de Oscar, como eran "The imitation game" y "La teoría del todo", llegaron en forma de los reconocimientos al guión adaptado de Graham Moore y la interpretación protagonista de Eddie Redmayne, pero hasta el Oscar de Julianne Moore, aunque puede considerarse que era su trabajo más Oscar bait, llegaba por una cinta tan pequeña como "Siempre Alice". Lo que sí fue muy de estos premios es que las estatuillas de secundarios fueran para veteranos que trabajan en todas partes sin que se les caigan los anillos, como J.K. Simmons y una Patricia Arquette que dejó uno de los momentos revindicativos de la noche al pedir la igualdad de salarios para las mujeres.
El Oscar de Arquette llegaba por "Boyhood", una película cuya inclusión en los Oscars ya habla bien a las claras de la situación de Hollywood, porque hace tiempo habría sido la niña mimada de los críticos y los festivales, la que arrasa en los Independent Spirit y en la gala grande habría logrado sólo, probablemente, la nominación de Arquette. Pero si durante bastante tiempo (hasta que "Birdman" empezó a ganarlo todo en los premios de los gremios) era la favorita, no era tanto por su calidad (que la tiene), como porque no había otra candidata que le hiciera sombra. Y algo parecido ocurre con "Whiplash", pero ésta hizo valer su energía para llevarse un Oscar al mejor montaje muy merecido, pero que casi nadie esperaba. Fue de las escasas sorpresas de una noche que ha ido perdiendo emoción con los años, y de manera inversamente proporcional a como ha ido creciendo el interés por la temporada de premios y la Carrera, que se inicia en septiembre en los festivales de Telluride y Toronto.
Ni siquiera los Oscars pueden sobreponerse a la saturación que se siente cuando todo este maratón de festivales, listas de críticos, entregas de premios, mesas redondas de posibles candidatos y sesiones promocionales llega a su final en febrero-marzo. Pero aunque la ceremonia no consiga ser memorable, este año dejó algunos momentos, y eso que se confirma que donde Neil Patrick Harris da siempre lo mejor de sí mismo es en los Tony. El número inicial, escrito por Robert López y Kristen Anderson-López (ganadores el año pasado a la mejor canción por "Let it go", de "Frozen"), era simpático y hacía un homenaje al cine punteado por pequeños chistes sobre la situación actual de Hollywood, y encajaba perfectamente en los puntos fuertes de Harris. Es verdad, no obstante, que si se le ha visto presentar los Tony y los Emmy, nada de lo que hizo en los Oscar era original. También destacaron Lady Gaga homenajeando el medio siglo de "Sonrisas y lágrimas" y el bienvenido caos que fue la interpretación de "Everything is awesome", el tema nominado de "La LEGO película", y que a veces recordó al número de Robin Williams cantando "Blame Canada", de "South Park".
Resumiendo, que los Oscars fueron los Oscars de los últimos años, una gala en la que casi no hay sorpresas, en la que el presentador arranca más o menos bien y luego se diluye y en la que no se consigue mantener cierto ritmo durante toda la ceremonia. Lo que sí parece estar convirtiéndose en tendencia es que las actrices se rebelen contra las preguntas estúpidas sobre el diseñador de su vestido o su manicura que les hacen en la alfombra roja. Aquel "tu culo es mío, Stone" de Jennifer Lawrence sirvió para algo más que para ser uno de los gifs más retuiteados.
Sin embargo, este año se ha dado una circunstancia curiosa, y es que esas cintas hechas con la gala del teatro Dolby en mente se han ido bastante de vacío, y las triunfadoras han terminado siendo otras más pequeñas y casi experimentales, proyectos personales como "Birdman", ganadora a mejor película y mejor director, más otros dos premios, o la sorprendente dominadora de los galardones técnicos, "El gran hotel Budapest". Las concesiones a los títulos más tradicionalmente de Oscar, como eran "The imitation game" y "La teoría del todo", llegaron en forma de los reconocimientos al guión adaptado de Graham Moore y la interpretación protagonista de Eddie Redmayne, pero hasta el Oscar de Julianne Moore, aunque puede considerarse que era su trabajo más Oscar bait, llegaba por una cinta tan pequeña como "Siempre Alice". Lo que sí fue muy de estos premios es que las estatuillas de secundarios fueran para veteranos que trabajan en todas partes sin que se les caigan los anillos, como J.K. Simmons y una Patricia Arquette que dejó uno de los momentos revindicativos de la noche al pedir la igualdad de salarios para las mujeres.
El Oscar de Arquette llegaba por "Boyhood", una película cuya inclusión en los Oscars ya habla bien a las claras de la situación de Hollywood, porque hace tiempo habría sido la niña mimada de los críticos y los festivales, la que arrasa en los Independent Spirit y en la gala grande habría logrado sólo, probablemente, la nominación de Arquette. Pero si durante bastante tiempo (hasta que "Birdman" empezó a ganarlo todo en los premios de los gremios) era la favorita, no era tanto por su calidad (que la tiene), como porque no había otra candidata que le hiciera sombra. Y algo parecido ocurre con "Whiplash", pero ésta hizo valer su energía para llevarse un Oscar al mejor montaje muy merecido, pero que casi nadie esperaba. Fue de las escasas sorpresas de una noche que ha ido perdiendo emoción con los años, y de manera inversamente proporcional a como ha ido creciendo el interés por la temporada de premios y la Carrera, que se inicia en septiembre en los festivales de Telluride y Toronto.
Ni siquiera los Oscars pueden sobreponerse a la saturación que se siente cuando todo este maratón de festivales, listas de críticos, entregas de premios, mesas redondas de posibles candidatos y sesiones promocionales llega a su final en febrero-marzo. Pero aunque la ceremonia no consiga ser memorable, este año dejó algunos momentos, y eso que se confirma que donde Neil Patrick Harris da siempre lo mejor de sí mismo es en los Tony. El número inicial, escrito por Robert López y Kristen Anderson-López (ganadores el año pasado a la mejor canción por "Let it go", de "Frozen"), era simpático y hacía un homenaje al cine punteado por pequeños chistes sobre la situación actual de Hollywood, y encajaba perfectamente en los puntos fuertes de Harris. Es verdad, no obstante, que si se le ha visto presentar los Tony y los Emmy, nada de lo que hizo en los Oscar era original. También destacaron Lady Gaga homenajeando el medio siglo de "Sonrisas y lágrimas" y el bienvenido caos que fue la interpretación de "Everything is awesome", el tema nominado de "La LEGO película", y que a veces recordó al número de Robin Williams cantando "Blame Canada", de "South Park".
Resumiendo, que los Oscars fueron los Oscars de los últimos años, una gala en la que casi no hay sorpresas, en la que el presentador arranca más o menos bien y luego se diluye y en la que no se consigue mantener cierto ritmo durante toda la ceremonia. Lo que sí parece estar convirtiéndose en tendencia es que las actrices se rebelen contra las preguntas estúpidas sobre el diseñador de su vestido o su manicura que les hacen en la alfombra roja. Aquel "tu culo es mío, Stone" de Jennifer Lawrence sirvió para algo más que para ser uno de los gifs más retuiteados.
22 febrero 2015
Orden en los Emmy
Los Emmy no eligen qué series compiten como dramas y como comedias; las cadenas lo hacen. ¿Se basan para ello en las tramas y el tono de la serie en concreto? En realidad, no. Utilizan más bien factores externos a ella, como lo dura que es la competencia en cada categoría y lo fuertes que pueden ser algunos de sus nominados, y con ese análisis de debilidades, se envía a la serie a la categoría en la que se cree que puede tener más éxito. El problema viene cuando esas elecciones acaban pareciendo chistes malos a costa de las normas establecidas por los Emmy para organizar sus nominados, por ejemplo, con la presencia de series británicas en el apartado de miniseries (como "Sherlock", que presenta uno solo de sus episodios como si fuera una tv movie), o de actores que son claramente secundarios copando las nominaciones de mejores invitados, que es en parte lo que pasó con Uzo Aduba, ganadora el año pasado por "Orange is the new black".
Justo el cambio de categoría de la serie de Netflix y de "Shameless", de drama a comedia, en los Emmy de 2014 parece haber motivado esa modificación en varias de las normas de estos premios, modificación que busca clarificar los estándares necesarios para presentarse a determinadas categorías. De lo que más se ha hablado es de la nueva definición de lo que es una comedia, que es una serie cuyos capítulos duren 30 minutos o menos. Fin. Esto quiere decir que las series de 45 minutos no pueden presentarse a esta categoría a no ser que se lo soliciten a un comité de expertos que decidirá si, por ejemplo, "Jane the virgin" puede considerarse una comedia y competir contra "Modern family", "Veep" o "Transparent", de la que nadie pondrá nunca en duda en los Emmy que se escore hacia el drama. Se soluciona un problema, pero sigue la posibilidad de que "Girls" derive hacia un dramón y pueda seguir compitiendo como comedia. Aunque también es cierto que estas series de media hora nunca jamás serían tenidas en cuenta en serio entre los dramas.
Si con la categoría de comedia se puede discutir sobre si ese cambio realmente servirá para algo, de lo que no hay duda es de que las aclaraciones hechas en las normas para presentarse a actores invitados y miniseries eran muy necesarias. En el primer caso, los candidatos tendrán que aparecer en menos del 50% de los capítulos para ser considerados invitados, y en el segundo, la academia de televisión por fin ha decidido definir de una manera clara qué se considera una "serie limitada", que es el nuevo término utilizado para renombrar este apartado. Podrán participar aquí títulos con dos o más capítulos, que duren en total un mínimo de 150 horas y que cuenten una historia completa, sin continuación de tramas ni de personajes en las siguientes entregas. Es decir, que "American Horror Story" podrá seguir compitiendo como serie limitada, pero el caso de "Luther" será más difícil que se repita.
Estos cambios, incluida la ampliación a siete nominados en mejor drama y mejor comedia, eran realmente necesarios para poner un poco de orden en unos premios que llevaban unos años un poco más relajados de lo normal en lo que respecta a sus reglas. Podían servir hace diez o quince años, pero la explosión de cadenas produciendo sus propias ficciones, y la gran variedad de temáticas y tonos seguidos en ellas, habían dejado desfasadas bastantes de las normas de los Emmy. Lo que va a seguir sin solución es cómo pueden categorizarse en drama o comedia las series que habitualmente se mueven en la línea que separa unas de otras. La duración de los episodios es un modo de, al menos, establecer un requisito mínimo, pero la confusión va a seguir.
Música de la semana: A veces, hay sinergias entre grupos y series que resultan bastante curiosas y hasta simpáticas. "Bob's burgers", por ejemplo, ha visto cómo algunas de sus canciones eran versionadas por bandas independientes como The National o St. Vincent, pero lo más divertido es comprobar que algunos de sus personajes terminan en videoclips de grupos como Sleater-Kinney. Después de hacer uno lleno repleto de actores conocidos para "No cities to love", decidieron unirse con "Bob's burgers" para el de "A new wave".
Justo el cambio de categoría de la serie de Netflix y de "Shameless", de drama a comedia, en los Emmy de 2014 parece haber motivado esa modificación en varias de las normas de estos premios, modificación que busca clarificar los estándares necesarios para presentarse a determinadas categorías. De lo que más se ha hablado es de la nueva definición de lo que es una comedia, que es una serie cuyos capítulos duren 30 minutos o menos. Fin. Esto quiere decir que las series de 45 minutos no pueden presentarse a esta categoría a no ser que se lo soliciten a un comité de expertos que decidirá si, por ejemplo, "Jane the virgin" puede considerarse una comedia y competir contra "Modern family", "Veep" o "Transparent", de la que nadie pondrá nunca en duda en los Emmy que se escore hacia el drama. Se soluciona un problema, pero sigue la posibilidad de que "Girls" derive hacia un dramón y pueda seguir compitiendo como comedia. Aunque también es cierto que estas series de media hora nunca jamás serían tenidas en cuenta en serio entre los dramas.
Si con la categoría de comedia se puede discutir sobre si ese cambio realmente servirá para algo, de lo que no hay duda es de que las aclaraciones hechas en las normas para presentarse a actores invitados y miniseries eran muy necesarias. En el primer caso, los candidatos tendrán que aparecer en menos del 50% de los capítulos para ser considerados invitados, y en el segundo, la academia de televisión por fin ha decidido definir de una manera clara qué se considera una "serie limitada", que es el nuevo término utilizado para renombrar este apartado. Podrán participar aquí títulos con dos o más capítulos, que duren en total un mínimo de 150 horas y que cuenten una historia completa, sin continuación de tramas ni de personajes en las siguientes entregas. Es decir, que "American Horror Story" podrá seguir compitiendo como serie limitada, pero el caso de "Luther" será más difícil que se repita.
Estos cambios, incluida la ampliación a siete nominados en mejor drama y mejor comedia, eran realmente necesarios para poner un poco de orden en unos premios que llevaban unos años un poco más relajados de lo normal en lo que respecta a sus reglas. Podían servir hace diez o quince años, pero la explosión de cadenas produciendo sus propias ficciones, y la gran variedad de temáticas y tonos seguidos en ellas, habían dejado desfasadas bastantes de las normas de los Emmy. Lo que va a seguir sin solución es cómo pueden categorizarse en drama o comedia las series que habitualmente se mueven en la línea que separa unas de otras. La duración de los episodios es un modo de, al menos, establecer un requisito mínimo, pero la confusión va a seguir.
Música de la semana: A veces, hay sinergias entre grupos y series que resultan bastante curiosas y hasta simpáticas. "Bob's burgers", por ejemplo, ha visto cómo algunas de sus canciones eran versionadas por bandas independientes como The National o St. Vincent, pero lo más divertido es comprobar que algunos de sus personajes terminan en videoclips de grupos como Sleater-Kinney. Después de hacer uno lleno repleto de actores conocidos para "No cities to love", decidieron unirse con "Bob's burgers" para el de "A new wave".
20 febrero 2015
Series con final
La obsesión con el final de las series, con si el final será "bueno", es uno de los asuntos más fascinantes de la seriefilia moderna. Apenas hemos visto el piloto, ya estamos dándole vueltas a si los guionistas serán capaces de cerrar bien la serie, quizás dentro de siete temporadas. No es ésa la manera en la que se suele trabajar en televisión. Los showrunners afrontan las series temporada a temporada, y aunque pueden tener unma idea de cuál quieren que sea el final, o la última imagen que se vea de la serie, la naturaleza colaborativa del medio hace que el camino para llegar hasta allí cambie o que, directamente, ese final no sea el que se pensó originalmente.
Las entrevistas que Ron Moore dio cuando terminó "Battlestar Galactica" explican muy bien ese modo habitual de trabajar en las series, y el modo habitual en el que se empieza a desarrollar el último episodio. Y luego está el ejemplo de "Cómo conocí a vuestra madre", en el que Craig Thomas y Carter Bays tenían prácticamente escrito ese episodio final desde la segunda temporada y, a pesar de todo el tiempo que había pasado desde entonces, se mantuvieron fieles a él. Son diferentes maneras de enfrentarse al carpetazo a un montón de temporadas en antena, pero aun así, dejan abierta la puerta a cierta improvisación. Lo raro es que un guionista comience una serie sabiendo perfectamente cuál será su último episodio y cómo será el recorrido hasta llegar a él, a no ser que estemos hablando de una miniserie, pero también es verdad que ha habido algunos casos de historias así.
El paradigmático es, por supuesto, "Babylon 5", concebida por J. Michael Straczynski como una gran novela en cinco entregas. Y, aun así, esa serialización completa no entró de verdad en marcha hasta la segunda temporada, dejando que la primera siguiera un esquema más de space opera clásica, con sus historias autoconlusivas y, eso sí, la edificación en segundo plano de la trama que impulsaría la serie hasta el final. Probablemente, el guionista pudo salirse con la suya (aunque tuvo que adaptarse a eventos externos a la serie) porque "Babylon 5" se emitía directamente para la sindicación, del mismo modo que Bryan Konietzko y Michael Dante DiMartino pudieron diseñar sus dos series para Nickelodeon con antelación porque los tiempos de producción de la animación son largos y complejos.
Ambos han apuntado en más de una ocasión que, cuando estrenaron "Avatar. The last airbender", sabían que tendrían tres temporadas de 20 episodios cada una, y que cuando acabó la primera entrega de "The legend of Korra", tenían también la seguridad de que la cadena les había concedido 40 capítulos más, distribuidos en otras tres entregas, para contar la historia de la nueva avatar. Esa planificación se nota en el modo en el que las dos series van evolucionando con el paso de los episodios y se encaminan hacia un cierre bastante épico, pero no es la circunstancia más común. Para darse cuenta de cómo funciona el negocio, no hay más que echar un vistazo al final más polémico de los últimos tiempos, el de "Perdidos". Damon Lindelof y Carlton Cuse tuvieron que suplicarle casi a la ABC, a mitad de la tercera temporada, que les diera una fecha para la última entrega de la serie. Ambos señalaban que, a grandes rasgos, sabían cuál era el final, pero que no podían ponerlo en marcha si desconocían hasta cuándo iban a estar en antena. Algunos pensaréis que, para lo que hicieron, qué más daba. No, no lo daba. Y mejor no volvamos a entrar en ese círculo vicioso.
Las entrevistas que Ron Moore dio cuando terminó "Battlestar Galactica" explican muy bien ese modo habitual de trabajar en las series, y el modo habitual en el que se empieza a desarrollar el último episodio. Y luego está el ejemplo de "Cómo conocí a vuestra madre", en el que Craig Thomas y Carter Bays tenían prácticamente escrito ese episodio final desde la segunda temporada y, a pesar de todo el tiempo que había pasado desde entonces, se mantuvieron fieles a él. Son diferentes maneras de enfrentarse al carpetazo a un montón de temporadas en antena, pero aun así, dejan abierta la puerta a cierta improvisación. Lo raro es que un guionista comience una serie sabiendo perfectamente cuál será su último episodio y cómo será el recorrido hasta llegar a él, a no ser que estemos hablando de una miniserie, pero también es verdad que ha habido algunos casos de historias así.
El paradigmático es, por supuesto, "Babylon 5", concebida por J. Michael Straczynski como una gran novela en cinco entregas. Y, aun así, esa serialización completa no entró de verdad en marcha hasta la segunda temporada, dejando que la primera siguiera un esquema más de space opera clásica, con sus historias autoconlusivas y, eso sí, la edificación en segundo plano de la trama que impulsaría la serie hasta el final. Probablemente, el guionista pudo salirse con la suya (aunque tuvo que adaptarse a eventos externos a la serie) porque "Babylon 5" se emitía directamente para la sindicación, del mismo modo que Bryan Konietzko y Michael Dante DiMartino pudieron diseñar sus dos series para Nickelodeon con antelación porque los tiempos de producción de la animación son largos y complejos.
Ambos han apuntado en más de una ocasión que, cuando estrenaron "Avatar. The last airbender", sabían que tendrían tres temporadas de 20 episodios cada una, y que cuando acabó la primera entrega de "The legend of Korra", tenían también la seguridad de que la cadena les había concedido 40 capítulos más, distribuidos en otras tres entregas, para contar la historia de la nueva avatar. Esa planificación se nota en el modo en el que las dos series van evolucionando con el paso de los episodios y se encaminan hacia un cierre bastante épico, pero no es la circunstancia más común. Para darse cuenta de cómo funciona el negocio, no hay más que echar un vistazo al final más polémico de los últimos tiempos, el de "Perdidos". Damon Lindelof y Carlton Cuse tuvieron que suplicarle casi a la ABC, a mitad de la tercera temporada, que les diera una fecha para la última entrega de la serie. Ambos señalaban que, a grandes rasgos, sabían cuál era el final, pero que no podían ponerlo en marcha si desconocían hasta cuándo iban a estar en antena. Algunos pensaréis que, para lo que hicieron, qué más daba. No, no lo daba. Y mejor no volvamos a entrar en ese círculo vicioso.
19 febrero 2015
La seria y el excéntrico
Las buddy cop movie son un subgénero que, probablemente, tuvo su momento álgido en los 80 con la saga de "Arma letal". Riggs y Murtaugh depuraron el arquetipo de la pareja de policías de personalidades diferentes, lo que no sólo servía para dotar de conflicto y, sobre todo, humor a las películas, sino que les proporcionaba también un arco de aceptación uno del otro mientras perseguían a los malos de turno. Si la pareja estaba formada por un hombre y una mujer, sus distintos modos del afrontar el trabajo y la vida, en general, presentaban igualmente una oportunidad para una subtrama romántica más interesante que si fueran desde el principio amigos del alma. Pero, por supuesto, como ocurre con todos los esquemas que funcionan, el de la buddy cop movie también termina siendo utilizado hasta la saciedad y perdiendo la frescura y la originalidad que tenía en un principio.
En especial, en los últimos años, lo que se ha sobreexplotado es la variación de tener al personaje femenino como el serio y profesional, y al masculino como el excéntrico y un poco más dado a saltarse las normas. El ejemplo más reciente es "Bajo sospecha", pero es simplemente el último en una larga línea de Lisbons y Janes, los dos protagonistas de "El mentalista", que quizás han llevado este arquetipo a sus últimas cotas. Ambos representan, además, el principal riesgo que presentan estos dúos; que ella sea demasiado estirada y aburrida y él sea el único que aporte el encanto y el humor, con lo que acaba fagocitando prácticamente toda la serie. Siendo justos, hay que dar puntos a "El mentalista" por no haber forzado la inevitable tensión sexual no resuelta entre Teresa Lisbon y Patrick Jane, recurriendo a ella ya casi en el final de la serie, pero hasta ahí han seguido el camino típico que suelen seguir estos títulos.
"Bron/Broen" (y sus remakes) escapa de buena parte de las trampas que conlleva situar a una pareja así al frente de la serie al hacer que Saga esté en un punto bastante funcional del espectro del Asperger, lo que hace que no exista entre ella y Martin la posibilidad de acabar como Booth y Brennan (que desde el principio basaban su relación en esa insinuación), y "Forbrydelsen" lo hace igualmente al empujar a Sarah Lund hacia la soledad total que acarrea su modo de sumergirse por completo en su trabajo. Pero lo más habitual es que nos encontremos Castles y Becketts por todas partes, y no todos bien llevados. Llega un punto en el que lo revolucionario sería que el hombre fuera el serio y la mujer, la alocada, que eran las presuposiciones habituales al principio, y las que buscaba subvertir este emparejamiento que ha acabado siendo lo normal.
La buddy cop movie funciona, y sigue haciéndolo esta variante que comentamos ahora, porque aporta conflictos que nacen directamente de la relación entre los personajes, y ya sabemos que hace falta conflicto para que haya drama e historias. Por supuesto, para el serio de la pareja es más complicado ganarse el favor del público, que tiene más sencillo conectar con el "divertido", como quien dice, pero la evolución de ambos hacia un entendimiento común es el otro gran arquetipo de estas series y películas. Eso sí, se pueden tener pares de detectives que no entren en esas categorías y que funcionen igualmente. McNulty en "The Wire" podía ser una versión menos loca de Riggs, pero Bunk no era Murtaugh, y hasta Janet Scott y Rachel Bailey, se salían un poco del molde.
18 febrero 2015
Las hijas de Xena
El próximo mes de septiembre, "Xena, la princesa guerrera" cumple veinte años, y aparte de hacernos sentir un poco más viejos, este aniversario llega en un momento muy interesante para los personajes femeninos en la ficción televisiva. No hace mucho comentamos que cada vez es más habitual ver mujeres al frente de sus propias series, y que esa mayor visibilidad está alcanzando también las temáticas que protagonizan, el color de su piel y su orientación sexual, pero aunque algunas se animan a entrar en ese arquetipo del antihéroe que, hasta ahora, estaba reservado para los hombres, es verdad que el estereotipo que más perdura cuando se coloca a una mujer al frente de su serie es el del personaje femenino fuerte.
En Al final de la escapada tocan este asunto apuntando que, aunque es un gran paso tener heroínas perfectamente capaces de salvar al mundo ellas solas, se corre el riesgo de que terminen siendo juzgadas con unos estándares imposibles, de que se las ponga como ejemplo para todo el género femenino, y tampoco es eso. De hecho, el arquetipo al que se refieren en ese blog es el de la Mary Sue, un ideal de personaje femenino tan perfecto, que termina resultando sumamente aburrido y predecible. Es un poco una reacción a las mujeres que en las series, en este caso, no son más que satélites del protagonista masculino, pero acaba siendo una sobre-reacción y haciendo un pobre servicio a ese personaje femenino.
¿Qué tiene que ver la Mary Sue con Xena? Casi puede decirse que la heroína creada por Richard Talpert y la productora de Sam Raimi es un poco la "madre" de buena parte de las heroínas de acción televisivas de la actualidad. Es cierto que no hay demasiadas, pero sin la existencia previa de la "santísima trinidad" de Xena, Sydney Bristow y Buffy, quizás ahora no tendríamos a Sarah Manning, Clarke, Kiera Cameron o hasta Korra. Además, aunque son perfectamente capaces de salvarse ellas mismas de las situaciones de peligro, y de salvar a quien haga falta por el camino, no son perfectas. Todas tienen algo que las expone a ser cuestionadas, a que las veamos más como personas normales que como a versiones de Supergirl. Las decisiones que Clarke está tomando en "Los 100", o el modo en el que Korra se enfrenta a un gran trauma personal, incluso la manera en la que Laurel Lance decide entrar en otra etapa en su vida se tratan como si ellas fueran no tanto heroínas, sino personas reales que tienen que asumir que son algo más.
Ése es siempre el truco para que el héroe de un relato no se vea demasiado distanciado del espectador. El estrés postraumático de Katniss la humaniza, del mismo modo que lo hacen las dudas de Sarah sobre si seguir investigando el pasado de sus "hermanas", o la familia disfuncional de Sydney, hasta el complicado pasado de Olivia Dunham. Todas ellas pueden ser heroínas y pueden estar siempre peligrosamente cerca de caer en ese "personaje femenino fuerte" derivado de Xena, pero lo interesante es que sus caracterizaciones buscan darles más matices. Ahora lo interesante sería, efectivamente, que hubiera más variedad de personajes femeninos en las series, que no todos fueran heroínas de acción. Que hubiera más "hijas" de Alicia Florrick.
En Al final de la escapada tocan este asunto apuntando que, aunque es un gran paso tener heroínas perfectamente capaces de salvar al mundo ellas solas, se corre el riesgo de que terminen siendo juzgadas con unos estándares imposibles, de que se las ponga como ejemplo para todo el género femenino, y tampoco es eso. De hecho, el arquetipo al que se refieren en ese blog es el de la Mary Sue, un ideal de personaje femenino tan perfecto, que termina resultando sumamente aburrido y predecible. Es un poco una reacción a las mujeres que en las series, en este caso, no son más que satélites del protagonista masculino, pero acaba siendo una sobre-reacción y haciendo un pobre servicio a ese personaje femenino.
¿Qué tiene que ver la Mary Sue con Xena? Casi puede decirse que la heroína creada por Richard Talpert y la productora de Sam Raimi es un poco la "madre" de buena parte de las heroínas de acción televisivas de la actualidad. Es cierto que no hay demasiadas, pero sin la existencia previa de la "santísima trinidad" de Xena, Sydney Bristow y Buffy, quizás ahora no tendríamos a Sarah Manning, Clarke, Kiera Cameron o hasta Korra. Además, aunque son perfectamente capaces de salvarse ellas mismas de las situaciones de peligro, y de salvar a quien haga falta por el camino, no son perfectas. Todas tienen algo que las expone a ser cuestionadas, a que las veamos más como personas normales que como a versiones de Supergirl. Las decisiones que Clarke está tomando en "Los 100", o el modo en el que Korra se enfrenta a un gran trauma personal, incluso la manera en la que Laurel Lance decide entrar en otra etapa en su vida se tratan como si ellas fueran no tanto heroínas, sino personas reales que tienen que asumir que son algo más.
Ése es siempre el truco para que el héroe de un relato no se vea demasiado distanciado del espectador. El estrés postraumático de Katniss la humaniza, del mismo modo que lo hacen las dudas de Sarah sobre si seguir investigando el pasado de sus "hermanas", o la familia disfuncional de Sydney, hasta el complicado pasado de Olivia Dunham. Todas ellas pueden ser heroínas y pueden estar siempre peligrosamente cerca de caer en ese "personaje femenino fuerte" derivado de Xena, pero lo interesante es que sus caracterizaciones buscan darles más matices. Ahora lo interesante sería, efectivamente, que hubiera más variedad de personajes femeninos en las series, que no todos fueran heroínas de acción. Que hubiera más "hijas" de Alicia Florrick.
17 febrero 2015
El duro Bosch
Cualquier estreno de Amazon después de "Transparent" tiene una difícil papeleta por delante. Los elogios de la crítica y los dos Globos de Oro ganados por la serie de Jill Soloway elevan enormemente el listón para el resto de series de la plataforma online, que ha seguido la historia de los Pfeffermann con los músicos de "Mozart in the jungle" y, el pasado viernes, con el noir de Los Ángeles de "Bosch", integrante todavía de aquella segunda tanda de pilotos que hizo que la crítica, sobre todo, empezara a prestar atención a Amazon Studios. "Transparent" les permitió recortar mucho terreno con Netflix, que está entrando en la fase hiperactiva de llenar de contenido nuevo su catálogo, como mínimo, todos los meses, pero sus siguientes debuts a "House of Cards" y "Orange is the new black", como "Marco Polo", no pudieron seguir la inercia de buenas impresiones de esas dos series.
Amazon se encuentra ahora en el dilema de intentar crear su propia inercia, y "Bosch" puede ser una de sus mejores bazas por el pedigrí de quienes estñanm involucrados. Adapta a televisión las peripecias del detective Harry Bosch, creado por uno de los autores de novela negra más reconocidos allí como Michael Connelly (que aparecía en las partidas de póker de "Castle", por cierto), y tiene entre sus productores ejecutivos a Eric Overmyer, viejo socio de David Simon, Las conexiones con "The Wire" no terminan ahí, porque puede verse igualmente a Lance Reddick y a Jamie Hector, que aparca aquí sus papeles de malo para ser el compañero de Bosch, y la serie intenta, además, que Los Ángeles sea un personaje más, algo que, en los dramas de policías americanos, recientemente casi sólo "Life" y "The Closer" habían logrado. Las expectativas puestas en la serie son altas, del mismo modo que lo son para su gran protagonista, un Titus Welliver que da perfectamente el tipo del detective que sigue haciendo su trabajo a pesar de sus problemas personales y con el resto del departamento.
Por ahora, el arranque de "Bosch" presenta una serie sólida y bien hecha. En The Huffington Post decían que era una serie bastante buena pero no grande, lo que puede representar un ligero contratiempo para que Amazon se establezca como una fuerza a tener en cuenta en esto de la ficción de producción propia, pero tampoco hay nada malo en esas series de notable, y ocasional sobresaliente, que es a lo que apunta "Bosch". La conjunción de una vida personal solitaria y, al mismo tiempo, complicada, un antiguo caso que amenaza con hundirlo, una investigación de la muerte de un niño que se entrelaza con la de un posible asesino en serie y la propia personalidad difícil de Harry lo convierten en un personaje típico de este tipo de programas que, al mismo tiempo, resulta interesante de seguir gracias al retrato de Welliver, un secundario que tiene por fin su oportunidad de brillar como centro de una serie.
En el género negro, no importa tanto la trama como el dibujo de la sociedad y de los personajes que se mueven a su alrededor, pero "Bosch" sí parece conservar ese aroma de los escritores policíacos estadounidenses contemporáneos. A Connelly lo adaptó al cine Clint Eastwood en "Deuda de sangre", y Bosch parece a veces sacado de una de sus películas. Para los fans de ese género, puede ser una serie que merezca la pena.
Amazon se encuentra ahora en el dilema de intentar crear su propia inercia, y "Bosch" puede ser una de sus mejores bazas por el pedigrí de quienes estñanm involucrados. Adapta a televisión las peripecias del detective Harry Bosch, creado por uno de los autores de novela negra más reconocidos allí como Michael Connelly (que aparecía en las partidas de póker de "Castle", por cierto), y tiene entre sus productores ejecutivos a Eric Overmyer, viejo socio de David Simon, Las conexiones con "The Wire" no terminan ahí, porque puede verse igualmente a Lance Reddick y a Jamie Hector, que aparca aquí sus papeles de malo para ser el compañero de Bosch, y la serie intenta, además, que Los Ángeles sea un personaje más, algo que, en los dramas de policías americanos, recientemente casi sólo "Life" y "The Closer" habían logrado. Las expectativas puestas en la serie son altas, del mismo modo que lo son para su gran protagonista, un Titus Welliver que da perfectamente el tipo del detective que sigue haciendo su trabajo a pesar de sus problemas personales y con el resto del departamento.
Por ahora, el arranque de "Bosch" presenta una serie sólida y bien hecha. En The Huffington Post decían que era una serie bastante buena pero no grande, lo que puede representar un ligero contratiempo para que Amazon se establezca como una fuerza a tener en cuenta en esto de la ficción de producción propia, pero tampoco hay nada malo en esas series de notable, y ocasional sobresaliente, que es a lo que apunta "Bosch". La conjunción de una vida personal solitaria y, al mismo tiempo, complicada, un antiguo caso que amenaza con hundirlo, una investigación de la muerte de un niño que se entrelaza con la de un posible asesino en serie y la propia personalidad difícil de Harry lo convierten en un personaje típico de este tipo de programas que, al mismo tiempo, resulta interesante de seguir gracias al retrato de Welliver, un secundario que tiene por fin su oportunidad de brillar como centro de una serie.
En el género negro, no importa tanto la trama como el dibujo de la sociedad y de los personajes que se mueven a su alrededor, pero "Bosch" sí parece conservar ese aroma de los escritores policíacos estadounidenses contemporáneos. A Connelly lo adaptó al cine Clint Eastwood en "Deuda de sangre", y Bosch parece a veces sacado de una de sus películas. Para los fans de ese género, puede ser una serie que merezca la pena.
16 febrero 2015
El norte como género
Sarah Lund es la culpable de que, de repente, todo el mundo quiera tener su serie con atmósfera inquietante, con policías que se ven afectados por la investigación y que presta más atención al entorno de la víctima de lo que suele ser habitual. El enorme éxito que alcanzó "Forbrydelsen", más la repercusión que le dio tener un remake estadounidense, hizo que algo que en Escandinavia tiene una gran tradición literaria (el noir con una atmósfera un poco diferente lo habitual), y que en ese campo había adquirido una enorme popularidad gracias a los libros de Stieg Larsson, saltara a la televisión, y tanto público como industria empezaran a interesarse por las series salidas de las cadenas danesas, suecas y hasta noruegas. El siguiente paso era, claro, que británicos, franceses, estadounidenses y hasta españoles quisieran tener sus propias series al estilo nórdico, ya fuera a través de remakes o probando suerte con ideas originales.
"Fortitude" es un ejemplo muy claro de esta nueva tendencia. Cosas como "The Tunnel" (versión franco-británica de "Bron/Broen") pueden estar muy bien, pero al final, todo el mundo quiere ser original y no depender de que a otro se le ocurra una buena idea que se pueda rehacer. Y eso que "Fortitude" podría haber salido perfectamente de la mente de Asa Larsson y no de un guionista británico, porque no hay norte más septentrional y extremo que el Ártico. La oscuridad ambiental, la cercanía de las comunidades que viven allí (una cercanía que les lleva a tener sus propios secretos y a rechazar a los forasteros), las atmósferas de quietud que apuntan a que algo maligno late bajo su superficie... Todo eso es parte fundamental de estos misterios a la escandinava que se han puesto de moda en los últimos años. ITV tuvo uno de sus mayores éxitos con "Broadchurch", que aplica todas esas cualidades a lo que es, por otro lado, un clásico en las historias detectivescas inglesas: el asesinato en una pequeña comunidad rural.
En España ya se ha intentado otras veces poner en marcha este subgénero. Antena 3 lo intentó hace más de diez años con "El pantano", uno de sus mayores fracasos, en el que se buscaba construir una atmósfera quizás más cercana a la de "Les Revenants", y volverá a probar suerte con su propia serie de aire nórdico, "Bajo sospecha", en la que encontramos unos cuantos de los elementos necesarios para conseguir un título "norteño": comunidad de reducidas dimensiones, la importancia de la familia de la víctima, un niño (niña, en este caso) en el centro de todo, y la preocupación de la serie por construir una atmósfera que atrape al espectador, más que hacerlo a través de revelaciones inesperadas y giros de guión cada dos por tres. Eso es lo que los responsables de la serie, la productora Bambú, ha comentado, y es la sensación que da a través de sus promos, y "Bajo sospecha" puede ser un interesante caso de estudio de esa tendencia de convertir lo nórdico en un género propio, en darle la vuelta al sol de la sierra de Madrid y darle el mismo toque ominoso que tenía la lluvia de Copenhague en "Forbrydelsen".
15 febrero 2015
La leyenda de Aang
El primer contacto que muchos espectadores (yo incluida) pudieron tener con el universo de Avatar bien pudo ser "El último guerrero", la película de M. Night Shyamalan que adaptó al cine la serie de Nickelodeon. Estrenada en 2010, tenía que trasladar a la gran pantalla, y con actores reales, el mundo que Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko habían creado cinco años antes, un mundo muy influido por la filosofía oriental y por el anime en el que había cuatro naciones, cada una con personas que podían manejar su antojo alguno de los cuatro elementos fundamentales (aire, agua, tierra y fuego). Como comentamos al hablar sobre "The legend of Korra" (que es la continuación de esta serie), sólo una persona, el Avatar, podía dominarlos todos y, por tanto, tenía la responsabilidad de restaurar el equilibrio en el mundo. En "Avatar. The last airbender", el equilibrio se rompe porque la Nación del Fuego decide atacar a las demás y expandirse, segura de que su habilidad le otorga superioridad sobre los maestros del agua, de la tierra y, por supuesto, los del aire, a los que extermina casi por completo.
El único superviviente es un niño de 12 años llamado Aang, y que es el nuevo avatar tras Roku (que justo era un maestro del fuego), pero que se queda congelado durante los 100 años que dura la guerra contra el Señor del Fuego. Cuando despierta, Aang tiene que aprender a manejar los otros tres elementos y averiguar el modo de detener a los maestros del fuego. Para ello, le ayudan Katara y Sokka, dos maestros del agua que lo rescatan del iceberg en el que ha estado hibernando, como si dijéramos, y con ellos emprende un viaje en el que él tiene que asumir, además, su papel de garante del equilibrio y, por tanto, la paz en el mundo. "Avatar" arranca la primera de sus tres temporadas como una serie de aventuras para niños, sin más, pero que construye un mundo muy atractivo y a un nivel similar al de "El Señor de los Anillos" para chavales de diez años, o de "Star Wars". Tener 20 episodios le permite ir expandiendo poco dicho mundo, presentando a los maestros del agua del polo norte o a la Nación de la Tierra, al mismo tiempo que descubrimos las tareas del avatar y su ciclo; es decir, cuando un avatar muere, su espíritu se reencarna en otra persona, y ese nuevo avatar aparece cada vez en una nación diferente, empezando por la tierra y continuando por el fuego, el aire y el agua.
El libro 1, "Agua", introduce el universo y presenta a Aang y esa especie de culpa del superviviente que carga con él por ser el único maestro del aire que queda, y sólo porque estuvo desaparecido durante cien años. Si en "The legend of Korra" no es raro que le digan a ella que para qué sirve el avatar, a Aang le echan en cara no haber estado ahí para proteger a la gente de los ataques de la Nación del Fuego, que se ha extendido de tal manera, que se cree invencible. "Avatar" tiene un objetivo muy claro; que Aang detenga a los maestros del fuego enfrentándose a su líder, Orzai, antes del paso de un cometa, pero primero tiene que aprender a manejar todos los elementos. Así que lo que tenemos es un road trip, o algo más tipo "Kung Fu", en la que los protagonistas van recorriendo todo el mundo en busca de maestros que, en el caso del libro 1, enseñen a Aang a manejar el agua. Durante ese viaje van encontrándose con otros personajes que pueden ayudarles o no, y que sí contribuyen a profundizar en la mitología de los avatares y la relación entre los espíritus y el mundo de los mortales. Y, por supuesto, tienen que evitar los intentos de la Nación del Fuego por capturar al avatar, pues él es el único que se interpone en el camino hacia su victoria absoluta.
La primera temporada de "The last airbender" arranca con un tono, como decimos, de aventuras más infantiles, con Aang queriendo pasarlo bien más que aprender a desarrollar sus habilidades, pero el tono de los capítulos va volviéndose un poco más serio conforme se acercan al final de temporada. Allí tenemos una idea de hasta dónde son capaces de llegar los maestros del fuego por lograr sus objetivos, hay sacrificios personales que no parecían que fueran a pasar en una serie de Nickelodeon en 2005, y "Avatar" adquiere unos tintes épicos que no se habían visto hasta ese momento. Parece que, como ocurre con su secuela, la serie evoluciona lentamente en su tono con el paso de los episodios, sin dejar de lado su sentimiento de la diversión y la aventura y su humor, que seguramente contribuyó a que fuera un enorme éxito en su momento. Por cierto, Nickelodeon hizo un pequeño documental de media hora sobre "The last airbender" y sus dos creadores cuando la serie terminó, "Avatar spirits", que arranca en la ceremonia de entrega de los premios Peabody y que cuenta el proceso de creación de ese mundo y su final. Es bastante curioso de ver si sois fans.
Música de la semana: "Agent Carter" está teniendo buena mano a la hora de utilizar canciones de los 40 para ambientar algunas de sus escenas, especialmente las peleas. En el sexto episodio, por ejemplo, vemos a Peggy escapar del restaurante a los sones de "It's a good day", de Peggy Lee.
13 febrero 2015
El mcguffin de Reddington
ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto los dos capítulos que "The Blacklist" ha emitido después de su regreso tras la Super Bowl? Si no os suena lo del Fulcrum, mejor no sigáis leyendo.
Hemos hablado en otras ocasiones de lo que es un mcguffin (o macguffin, como el título de este blog): es un recurso narrativo en forma de algo, o alguien, que los protagonistas tienen que conseguir, algo que para ellos es sumamente importante, pero que podría cambiarse a mitad de trama por otra cosa, y la historia y las motivaciones de los personajes no se resentirían. Los ejemplos más claros son los de las películas de Alfred Hitchcock y sus botellas de uranio de "Encadenados" (o la maleta de "Pulp Fiction", o los cubos y bolas de poder variados de las cintas de Marvel), pero es una excusa para avanzar la trama muy popular tanto en cine como en televisión. Hay series que están construidas enteramente sobre un mcguffin, como lo pasa a "The Blacklist" con su conspiración y ese pasado que comparten Raymond Reddington y Elizabeth Keen pero que aún es, en parte, un misterio. También hemos comentado otras veces que lo más entretenido de esta serie es ver a Red yendo por libre y a Keen participando en sus trucos, pero "The Blacklist" se empeña en seguir potenciando la trama de la conspiración como si tuviera más sentido que la de "Expediente X".
El último mcguffin introducido ahí es el Fulcrum, que además de ser la organización de espionaje malvada de "Chuck", significa también "punto de apoyo" o "piedra angular". En esta serie, es el objetivo que tenían los hombres que entraron en casa de Keen cuando era una niña, y durante esa actuación, la casa se incendió y ella no volvió a ver a sus padres más. Por lo que hemos podido ir sabiendo hasta ahora, da la sensación de que Red la sacó de allí y se la entregó al que después fue su padre adoptivo, probablemente con la idea no sólo de protegerla, sino también de averiguar a través de ella dónde está el Fulcrum. Nada de todo eso nos importa demasiado a nosotros, pero sí es fundamental para los personajes; por eso es un mcguffin. Sin embargo, lo que sí provoca es un nuevo desarrollo en lo único que merece la pena de "The Blacklist", que es la relación entre Reddington y la agente del FBI. James Spader y Megan Boone son entretenidos juntos, y el primero da la sensación de pasárselo en grande cuando Red se dedica a visitar a antiguos socios y a recordar viejas operaciones con ellos, y es el juego de secretos entre ambos lo único que da cierto interés a la conspiración de fondo.
Además, parece que la serie se ha acordado de que Keen es su co-protagonista y la está embarcando en su propio viaje para saber quién es realmente, y no sólo porque intenta averiguar que es ese minicubito que recordaba un poco al que el agente Coulson utiliza para reconstruir SHIELD. Lo que hizo mientras tuvo a Tom preso va a tener consecuencias que parecen ir encaminadas a que ella se dé cuenta de que no es tan diferente de Reddington. Lo que sí se tiene que ir resolviendo es el misterio de quién es él. No es el padre de Lizzy, hasta ahí lo tenemos claro, y es muy posible que fuera el agente de la CIA encargado de matarlo. ¿Pero por qué sacó a la niña de la casa en llamas? ¿Qué le llevó a "cambiar de bando"? Al menos, "The Blacklist" ha aprovechado argumentalmente, de cara a sus fans ya preexistentes, su emisión después de la Super Bowl, pero el cambio al jueves no le ha sentado tan bien en cuanto a audiencia. Está visto que todo lo que la NBC separa de la protección de "The Voice" lo pasa muy mal para encontrar su propio público.
12 febrero 2015
Casi famosos (LV)
Hace mucho que tenemos abandonada esta sección, así que siempre es buen momento para recuperarla. De hecho, vamos directamente al lío, porque hay un caso de "casi famoso" concreto que tiene la culpa de que estas excursiones por IMDB hayan vuelto del limbo.
Danielle Panabaker, o Caitlin Snow en "The Flash", tiene la culpa, como decimos, del regreso de los "casi famosos", aunque no por la serie del fotograma de arriba. Panabaker era una de las compañeras en prisión de Ava Crowder en la quinta temporada de "Justified", pero lleva trabajando ya bastante tiempo como actriz, desde que era una adolescente. Entre sus numerosos proyectos en televisión figura "Shark", aquella "House" con un abogado al que interpretaba James Woods. Panabaker, con 19 años, era su hija.
Ya que estábamos con "The Flash", su protagonista principal, Grant Gustin, tiene cierta experiencia en series de adolescentes. En The CW ya estuvo en el remake de "Sensación de vivir" y, por supuesto, fue el líder de los Warblers, después de Blaine, en "Glee". A los productores de "The Flash" y "Arrow" les encanta contratar actores con experiencia cantora y en Broadway (la última, Emily Kinney, que al parecer va a hacer de villana), así que estaría bien que algún día hicieran un crossover musical entre ambas series.
No vamos a separarnos de los superhéroes porque ahora nos quedamos en "Arrow" y en Laurel Lance, o lo que es lo mismo, Katie Cassidy, otra experta en series y películas teen. Ella estuvo en el remake de "Melrose Place" y en "Gossip Girl", pero quizás su trabajo más chocante sea "Siete en el paraíso", donde estuvo cuando aún era adolescente. La verdad es que ese gesto que tiene en la foto es muy de Laurel. Y sí, también estuvo en "Harper's Island", pero mejor no la recordemos.
Ahora mismo, pocas experiencias más confusas hay que ver al mismo tiempo a James D'Arcy en "Broadchurch" y en "Agent Carter" (bueno, y a Bridget Regan en esa última serie y en "Jane the virgin"). El cambio entre el posiblemente malvado y sexy Lee Ashworth y el muy compuesto Jarvis es bastante notable, y eso que es en las producciones de época donde D'Arcy ha hecho carrera, como quien dice. Ha estado en "Poirot", en "Miss Marple", fue Eduardo VIII en la muy vapuleada "W.E.", ha trabajado con los Wachowski en "Cloud Atlas" y "El ascenso de Júpiter" y, en el fotograma, lo vemos con Russell Crowe en "Master and commander".
Terminamos no con un "casi famoso", sino más bien con una curiosidad. La rubia en este fotograba de "You're the worst" es Janet Varney, dedicada sobre todo a la comedia y que en esa serie de FX era Becca, la ex novia del protagonista. Así, sólo en foto, es probable que no nos suene de nada, pero su voz sí es bastante más conocida en Estados Unidos, porque tiene toda una carrera paralela doblando animación infantil. Ahí es donde es toda una estrella por haber prestado su voz a la protagonista de "The legend of Korra".
Danielle Panabaker, o Caitlin Snow en "The Flash", tiene la culpa, como decimos, del regreso de los "casi famosos", aunque no por la serie del fotograma de arriba. Panabaker era una de las compañeras en prisión de Ava Crowder en la quinta temporada de "Justified", pero lleva trabajando ya bastante tiempo como actriz, desde que era una adolescente. Entre sus numerosos proyectos en televisión figura "Shark", aquella "House" con un abogado al que interpretaba James Woods. Panabaker, con 19 años, era su hija.
Ya que estábamos con "The Flash", su protagonista principal, Grant Gustin, tiene cierta experiencia en series de adolescentes. En The CW ya estuvo en el remake de "Sensación de vivir" y, por supuesto, fue el líder de los Warblers, después de Blaine, en "Glee". A los productores de "The Flash" y "Arrow" les encanta contratar actores con experiencia cantora y en Broadway (la última, Emily Kinney, que al parecer va a hacer de villana), así que estaría bien que algún día hicieran un crossover musical entre ambas series.
No vamos a separarnos de los superhéroes porque ahora nos quedamos en "Arrow" y en Laurel Lance, o lo que es lo mismo, Katie Cassidy, otra experta en series y películas teen. Ella estuvo en el remake de "Melrose Place" y en "Gossip Girl", pero quizás su trabajo más chocante sea "Siete en el paraíso", donde estuvo cuando aún era adolescente. La verdad es que ese gesto que tiene en la foto es muy de Laurel. Y sí, también estuvo en "Harper's Island", pero mejor no la recordemos.
Ahora mismo, pocas experiencias más confusas hay que ver al mismo tiempo a James D'Arcy en "Broadchurch" y en "Agent Carter" (bueno, y a Bridget Regan en esa última serie y en "Jane the virgin"). El cambio entre el posiblemente malvado y sexy Lee Ashworth y el muy compuesto Jarvis es bastante notable, y eso que es en las producciones de época donde D'Arcy ha hecho carrera, como quien dice. Ha estado en "Poirot", en "Miss Marple", fue Eduardo VIII en la muy vapuleada "W.E.", ha trabajado con los Wachowski en "Cloud Atlas" y "El ascenso de Júpiter" y, en el fotograma, lo vemos con Russell Crowe en "Master and commander".
Terminamos no con un "casi famoso", sino más bien con una curiosidad. La rubia en este fotograba de "You're the worst" es Janet Varney, dedicada sobre todo a la comedia y que en esa serie de FX era Becca, la ex novia del protagonista. Así, sólo en foto, es probable que no nos suene de nada, pero su voz sí es bastante más conocida en Estados Unidos, porque tiene toda una carrera paralela doblando animación infantil. Ahí es donde es toda una estrella por haber prestado su voz a la protagonista de "The legend of Korra".
11 febrero 2015
Otra oportunidad para los Jennings
Para los críticos estadounidenses, ahora mismo hay pocos dramas en emisión que se acerquen a lo que está consiguiendo "The Americans". La serie de FX, que sigue a un matrimonio de espías del KGB infiltrados en los Estados Unidos de principios de los 80, es de las que se está ganando los mejores elogios con el arranque de su tercera temporada, pero su audiencia no es especialmente grande ni para los estándares del cable, y no ha conseguido llamar la atención de los premios (sólo los Crirtics' Choice se acuerdan de que existe). Su supervivencia en antena parece deberse al apoyo de John Landgraf, presidente de FX, y de los críticos, que situaron su segunda temporada como una de las mejores que se emitieron en 2014. Por supuesto, en España, "The Americans" sigue la estela de otra gran ignorada del canal por estos lares, "Justified", que sin embargo en su casa sí que disfruta de bastante más éxito de audiencia y repercusión. ¿Qué ocurre entonces con el matrimonio Jennings?
El debut hace unos días de "Allegiance" en NBC ha contribuido a hacer la serie un poco más visible porque su premisa de una familia de espías rusos en la sociedad americana actual (tomada de "The Gordin Cell", la serie israelí que adapta) levanta inevitables comparaciones con "The Americans", ¿pero servirá eso para llevar algunos espectadores más a FX? Cuando las peripecias de Philip y Elizabeth Jennings se estrenaron, hubo bastante gente que se quedó desencantada con las misiones que tenían que cumplir, con que se enfatizara mucho su vida familiar y su relación matrimonial y con que el ritmo de la serie fuera más de espías setenteros que de "Homeland" o la saga cinematográfica de Jason Bourne. Curiosamente, ahí está el fuerte de "The Americans". Esa calma a la hora de construir las tramas y de presentar a los personajes funciona perfectamente con el paso de los capítulos y gracias al efecto de acumulación que conlleva.
Todo lo que le pasa a Elizabeth Jennings, por ejemplo, va pesándole cada vez más. Ella es la más comprometida con la Madre Patria de los dos, pero la situación se va volviendo más personal y ya en el final de la segunda temporada empezaba a afectar indirectamente a sus hijos, algo que para los Jennings es una línea roja. La protección de Paige y Henry es fundamental para ellos, y si se ve amenazada, o flaquea, tanto Elizabeth como Philip pueden ser imprevisibles. Paige, de hecho, es una de las adolescentes mejor manejadas de las series actuales. Su rebeldía es inevitable, pero se presenta de tal modo, que realmente encaja con la historia que se está contando y, especialmente, con lo que nosotros sabemos de Elizabeth, pero que es un secreto para su hija. El retrato de los dos espías soviéticos en una situación que el espectador sabe que no van a ganar está lleno de momentos de tensión y de un retrato de personajes muy cuidado.
Además, esta tercera temporada casi puede servir como explicación de lo que vimos en la cuarta temporada de "Homeland", pues la trama se traslada a la guerra de Afganistán y a la implicación de la CIA en ella para intentar que fuera el Vietnam de la URSS, como apuntan los trabajadores de la Rezidentura en el primer episodio. Los tratos que Estados Unidos hizo entonces con los muyahidines cristalizan en algunas de las cosas a las que Carrie Mathison se tiene que enfrentar durante su estancia en Oriente Medio. Pero "Homeland" no tiene esa sensacional ambientación en los 80 y esa atmósfera fría y de desconfianza que le otorga a "The Americans" rodar en pleno invierno neoyorquino, aunque el huracán Sandy casi los dejara sin platós.
10 febrero 2015
Un día en "Juego de tronos"
Quedan dos meses para que la quinta temporada de "Juego de tronos" llegue a HBO, así que la cadena se encuentra en pleno esfuerzo promocional de la serie. Con este título es donde se aprecia hasta qué punto esa maquinaria publicitaria es grande, porque no descansa nunca. Entre junio y diciembre, cuando casi no hay imágenes de los nuevos capítulos porque, en ocasiones, no hay suficiente material rodado, HBO se dedica a exprimir la aparición del reparto en la Comic-Con de San Diego y a dejar que sea el fandom el que alimente la bestia. Empiezan las especulaciones sobre los nuevos personajes que se verán, sobre los cambios que David Benioff y D.B. Weiss van a hacer con respecto a la trama de los libros, sobre si ciertos personajes que, de momento, la serie ha dejado atrás acabarán haciendo su aparición... No hace falta sacudir demasiado el avispero para que los fans inunden blogs, foros e hilos de Facebook con sus teorías, y HBO es consciente de ello. Pero también es consciente de que un fenómeno como el que tiene entre manos tiene que ser alimentado constantemente (algo que AMC sabe igualmente que tiene que hacer con "The Walking Dead").
Así que, en cuanto llega diciembre, el canal lanza colina abajo la roca de la promoción de la nueva temporada y empezamos a ver teasers con la fecha de estreno, algunas imágenes oficiales (y bastantes "robadas" del rodaje) y un trailer oficial con el nuevo año. Esta vez, HBO aprovechó la proyección en IMAX de los dos últimos episodios de la cuarta entrega para desvelar dicho trailer, y volver a reavivar la llama de las especulaciones y las quejas de los fans, y no ha dejado esperar demasiado tiempo para entregar otra arma promocional que siempre tiene su interés; el vistazo a cómo se hace la serie. En este caso, se trata de un especial de media hora, titulado "A day in the life", que resume cómo sería un día en la producción de "Juego de tronos", y que si no ayuda a saber casi nada de lo que pasará en la próxima temporada, sí resulta interesante para quienes tengan curiosidad por saber cómo puede mantenerse en marcha una empresa de dimensiones tan enormes como es el rodaje de esta serie.
Weiss y Benioff ya han dicho en más de una ocasión que la producción no descansa nunca, que es como si estuviéramos ante el rodaje de "Los Vengadores. La era de Ultrón" repetido de nuevo en cuanto llega el verano. Ellos encadenan el montaje y la post-producción de los capítulos de una temporada con la escritura de la siguiente y con el rodaje de esos nuevos episodios, y la escala a la que se refieren se refleja bastante bien en "A day in the life". Desde las seis de la mañana hasta las 6:30 de la tarde, desde Belfast a Dubrovnik y Sevilla, lo que el especial logra transmitir es que "Juego de tronos" no sólo es grande en cuanto a seguimiento del público. Rodar con dos unidades al mismo tiempo en tres países diferentes es algo muy inusual en televisión, y las enormes dimensiones de la producción, y la presión que conllevan, también quedan bien retratadas en los preparativos de los productores en España, que se estrena como localización lidiando con la dificultad de subirse a un tren en marcha que va a casi más velocidad que el de "Snowpiercer".
Justo por esa novedad, el lado español es el que termina recibiendo más atención en el programa. Vemos a los productores visitar los Reales Alcázares de Sevilla (que serán en la serie los Jardines del Agua de Dorne, inspirados en Al-Andalus) y explicar dónde pueden rodar y dónde no, y también vemos la construcción de las arenas de combate de Meereen en la plaza de toros de Osuna. En ese aspecto, el de mostrarnos a los hombres y mujeres detrás de la cortina de Oz, "A day in the life" es un making of curioso e interesante. Quien esperara encontrarse un adelanto de lo que está por pasar, tendrá que esperar al 12 de abril.
09 febrero 2015
Directoras
Los últimos premios del DGA (el sindicato de directores), concedidos este pasado fin de semana, dejaron una circunstancia bastante curiosa. Si el gran ganador en cine fue Alejandro González Iñárritu por "Birdman", en las categorías de ficción televisiva los galardones se fueron en masa a manos de mujeres. Lesli Linka Glatter (en la imagen) por "Homeland", Jill Soloway por "Transparent" y Lisa Cholodenko por "Olive Kitteridge" se hicieron con los premios de dirección en drama, comedia y miniseries, y resultaron un interesante cambio de ritmo en una temporada de premios en la que uno de los temas más comentados es la falta de diversidad en los nominados a los Oscar. Es cierto que esa falta de diversidad se refiere a la racial, pero el caso de olvido más claro, el de la directora Ava DuVernay ("Selma"), también toca el de la escasa repercusión de las mujeres a la hora de entrar en campos como las categorías de mejor director, entre los productores de las películas nominadas o hasta banda sonora.
Este tema es uno de los preferidos de los periodistas de cine y televisión en Estados Unidos en el último año y medio, o así, especialmente intentado discernir por qué Holywood sigue estando tan dominado por hombres blancos, que terminan premiándose a sí mismos. Una de las razones que suelen darse es que hay pocas mujeres y personas de otras razas en puestos de importancia en los estudios y hasta trabajando como showrunners en televisión, pero los DGA y los últimos Globos de Oro parecen mostrar que las tornas están comenzando a cambiar. La Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood entregó sus galardones importantes a series manejadas por mujeres, como era el caso de "The affair" en drama (su showrunner y co-creadora es Sarah Treem), "Transparent" en comedia (Jill Soloway) y "Jane the virgin" en actriz de comedia (Jennie Snyder Urman), y el sábado llegó la gran presencia de directoras entre los galardonados televisivos de los DGA.
Cada vez que algunas de las actrices más prominentes de las series estadounidenses (y hasta de Hollywood) son preguntadas por lo que hay que hacer para que haya más diversidad de género y racial detrás y hasta delante de las cámaras, siempre responden lo mismo; hacen falta más mujeres guionistas, productoras y directoras para ir impulsando el cambio. Un caso como el de Shonda Rhimes es, hasta ahora, una excepción que, sin embargo, puede animar a que sea copiado en más sitios porque está disfrutando de un gran éxito, y eso siempre genera el interés de Hollywood por replicar la fórmula y por abrirse a la posibilidad de tener a una mujer negra al frente de una gran apuesta seriéfila en una network. Los premios del DGA reflejan también que cada vez es más habitual encontrarse directoras detrás de bastantes capítulos, y ellas también están siguiendo el camino de algunos hombres en Hollywood. Dirige episodios de series populares y de prestigio y acabarás al frente de una película de superhéroes, que es lo que les ha pasado a Alan Taylor y a Michell MacLaren.
Música de la semana: Con un día de retraso, la selección de esta semana viene desde "The Americans" y, en concreto, desde el final de su segunda temporada. Es una serie que siempre acierta en su ambientación musical en los 80, y en aquel episodio se decantaron por mostrar un momento bastante tenso con "Twilight zone", de los holandeses Golden Earring.
Este tema es uno de los preferidos de los periodistas de cine y televisión en Estados Unidos en el último año y medio, o así, especialmente intentado discernir por qué Holywood sigue estando tan dominado por hombres blancos, que terminan premiándose a sí mismos. Una de las razones que suelen darse es que hay pocas mujeres y personas de otras razas en puestos de importancia en los estudios y hasta trabajando como showrunners en televisión, pero los DGA y los últimos Globos de Oro parecen mostrar que las tornas están comenzando a cambiar. La Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood entregó sus galardones importantes a series manejadas por mujeres, como era el caso de "The affair" en drama (su showrunner y co-creadora es Sarah Treem), "Transparent" en comedia (Jill Soloway) y "Jane the virgin" en actriz de comedia (Jennie Snyder Urman), y el sábado llegó la gran presencia de directoras entre los galardonados televisivos de los DGA.
Cada vez que algunas de las actrices más prominentes de las series estadounidenses (y hasta de Hollywood) son preguntadas por lo que hay que hacer para que haya más diversidad de género y racial detrás y hasta delante de las cámaras, siempre responden lo mismo; hacen falta más mujeres guionistas, productoras y directoras para ir impulsando el cambio. Un caso como el de Shonda Rhimes es, hasta ahora, una excepción que, sin embargo, puede animar a que sea copiado en más sitios porque está disfrutando de un gran éxito, y eso siempre genera el interés de Hollywood por replicar la fórmula y por abrirse a la posibilidad de tener a una mujer negra al frente de una gran apuesta seriéfila en una network. Los premios del DGA reflejan también que cada vez es más habitual encontrarse directoras detrás de bastantes capítulos, y ellas también están siguiendo el camino de algunos hombres en Hollywood. Dirige episodios de series populares y de prestigio y acabarás al frente de una película de superhéroes, que es lo que les ha pasado a Alan Taylor y a Michell MacLaren.
Música de la semana: Con un día de retraso, la selección de esta semana viene desde "The Americans" y, en concreto, desde el final de su segunda temporada. Es una serie que siempre acierta en su ambientación musical en los 80, y en aquel episodio se decantaron por mostrar un momento bastante tenso con "Twilight zone", de los holandeses Golden Earring.
06 febrero 2015
Es demasiado buena
La crítica que hacía Vulture del episodio de esta semana de "Jane the virgin" apuntaba a algo muy interesante que se suele comentar a menudo sobre los protagonistas de las series. Decía que Jane siempre ha sido una buena chica, siempre ha tomado las decisiones que creía correctas, y su capacidad para el perdón en el capítulo en concreto todavía le dan una mayor estatura moral sobre el resto de personajes. Lo que puede ser un problema porque, si tienes un protagonista sin tacha, buenísimo, y que merecería ser santo subito, es probable que la serie se vuelva un aburrimiento. El drama, el impulso para una historia, está en el conflicto, y alguien tan bueno ni tiene ninguno. Jennie Snyder Urman, la showrunner de la serie, comentaba justo eso en una entrevista también en Vulture (en la que se habla sobre la revelación de la identidad de Sin Rostro), apuntando que la clave estaba en mostrar lo difícil que Jane puede tenerlo a veces para tomar esas decisiones correctas.
En la entrevista se refieren a Jane como "Santa Jane", sobre todo por la imagen que le da su "inmaculada concepción" entre las monjas y los padres de los alumnos del instituto en el que da clase, y ese apodo trae enseguida a la mente otro del mismo estilo en otra serie diferente; "Santa Alicia" en "The good wife". Aquí, Alicia Florrick recibe ese sobrenombre por haberse quedado al lado de su marido después del escándalo con el que se inicia la serie, pero es un personaje cuyo retrato se ha alejado conscientemente de esa aureola de "santidad". En la evolución de Alicia que hemos visto a lo largo de seis temporadas se ha puesto hincapié en su adaptación a su nueva situación personal y laboral, en cómo decide tomar las riendas de su vida en todos los aspectos y decide que, si tiene ambición por mejorar, puede actuar para convertirla en realidad. Alicia es un personaje complejo y con muchas aristas, lo que la entronca en esa "televisión de calidad" que hasta ahora parecía coto exclusivo de los hombres en crisis de la mediana edad que pueblan los títulos del cable.
Jane Villanueva, sin embargo, es otra cosa. "Jane the virgin" es otro tipo de serie, y su mayor proximidad a los códigos de las telenovelas, incluso aunque sea para parodiarlos, dicta que su protagonista tiene que ser buena y de una pieza. Por supuesto, para que ese retrato funcione hace falta un villano realmente malo y despiadado, pero a la serie no le interesan ese tipo de personajes. Prefiere ir matizando las caracterizaciones de todos (o casi todos) para que no haya tanto retrato en blanco y negro, y ese trabajo también alcanza a Jane. Se puede criticar de ella, por ejemplo, cómo maneja el final de su relación con Michael, o lo dura que puede ser juzgando a su madre, o su tendencia a pensar demasiado las cosas. Es cierto que es "una buena chica", pero el truco está en no hacerla demasiado buena, en encontrar los grises en ese dibujo. Y en hacer que Gina Rodríguez y Jaime Camil compartan más escenas juntos, porque están desarrollando una dinámica cómica y emocional al mismo tiempo que resulta sumamente entretenida.
05 febrero 2015
Guerras de shippers
Ah, ¿sentís ese olor? Es el de las listas de parejas televisivas que inundarán en breve Internet ante la cercanía de San Valentín (y el estreno de "Cincuenta sombras de Grey", pero eso es otro tema). Muchas de esas listas no sólo incluirán a parejas consolidadas en las series, sino que se acordarán también de las preferidas de los shippers, o lo que es lo mismo, esos fans que apoyan que dos personajes concretos de la serie se conviertan en pareja romántica. Hemos hablado en bastantes ocasiones de cómo el shipping es una parte fundamental del fandom de determinadas series; antes de que Castle y Beckett pasaran a consumar definitivamente su relación, sus shippers eran uno de los grupos más vocales de Internet, pero esto tiene el otro lado de la moneda; los que apoyan que uno de esos personajes esté con otro, y ahí puede empezar uno de los enfrentamientos más cruentos de la era Tumblr y Twitter: las guerras de shippings.
Vale, no se derrama sangre y los partidarios de uno y otro lado no quedan al amanecer para resolver sus diferencias en un duelo de floretes, pero cualquiera que pase algo de tiempo en redes sociales sabe de lo que estamos hablando; comentarios cruzados sobre por qué una pareja es mejor que otra, sobre por qué Oliver debería estar con Laurel y no con Felicity en "Arrow" (esto no lo veo probable, pero sólo es un ejemplo), exposiciones de momentos en los que "es evidente" que determinados personajes están hechos el uno para el otro... Ese tipo de cosas. Hace unos días, J.K. Rowling avivó de nuevo la eterna discusión de los fans de Harry Potter sobre si Hermione debería haber acabado con Harry o con Ron, como ocurrió finalmente, y los aficionados a las aventuras del joven mago retomaron las charlas sobre cuál de los dos emparejamientos era mejor, cuál de los dos tenía más sentido.
Ahora que yo me he adentrado por fin en el mundo de "Avatar: The last airbender", es otro caso de serie de animación con un notable seguimiento shipper que se trasladó a su secuela, "The legend of Korra". Los partidarios de los diferentes emparejamientos tenían sus propios nombres (Kataang y Zutara, en la primera serie, y Makorra y Korrasami en la segunda), y dedicaban Tumblrs enteros a demostrar que su shipping era el correcto. ¿Puede parecer una pérdida de tiempo? Probablemente lo sea, pero también mantiene muy vivo el fandom alrededor de una serie, generando constantemente conversación alrededor de ella. Es probable que muchos no espectadores de "Person of interest" hayan visto comentarios de shippers de Root y Shaw que han hecho que la serie, al menos, les suene, y es casi seguro que incluso quienes hace años que no ven "Once upon a time" están al tanto del shipping desatado alrededor de Emma y Regina.
Porque en esto de ser shipper no importa la orientación sexual, la raza, nada más que lo que el fan está detectando en pantalla como tensión romántica o sexual. Uno de los últimos en llegar, aún muy tímidamente, es el de Peggy Carter y Daniel Sousa en "Agent Carter", por ejemplo, y en "Agents of SHIELD" hay dos bandos enfrentados por quién debería ocupar el corazón de Skye; Ward (todavía) o Simmons. Un shipping no es demasiado racional y, aunque puede ser sumamente entretenido entregarse a él, también puede cegarnos al disfrute de la serie e impedir que podamos pasarlo bien simplemente con una relación de amistad. Uno de los creadores del universo Avatar, Bryan Konietzko, apuntaba una cita de Hayao Miyazaki al hablar de todo esto a raíz del final de "The legend of Korra" (cuidado con los spoilers en el enlace):"Me he vuelto escéptico de la regla no escrita de que, sólo porque un chico y una chica aparezcan en la misma película, debe surgir un romance. En su lugar, quiero mostrar una relación ligeramente diferente, una en la que los dos se inspiren mutuamente a vivir. Si soy capaz de ello, entonces quizás estaré más cerca de mostrar una verdadera expresión de amor".
Vale, no se derrama sangre y los partidarios de uno y otro lado no quedan al amanecer para resolver sus diferencias en un duelo de floretes, pero cualquiera que pase algo de tiempo en redes sociales sabe de lo que estamos hablando; comentarios cruzados sobre por qué una pareja es mejor que otra, sobre por qué Oliver debería estar con Laurel y no con Felicity en "Arrow" (esto no lo veo probable, pero sólo es un ejemplo), exposiciones de momentos en los que "es evidente" que determinados personajes están hechos el uno para el otro... Ese tipo de cosas. Hace unos días, J.K. Rowling avivó de nuevo la eterna discusión de los fans de Harry Potter sobre si Hermione debería haber acabado con Harry o con Ron, como ocurrió finalmente, y los aficionados a las aventuras del joven mago retomaron las charlas sobre cuál de los dos emparejamientos era mejor, cuál de los dos tenía más sentido.
Ahora que yo me he adentrado por fin en el mundo de "Avatar: The last airbender", es otro caso de serie de animación con un notable seguimiento shipper que se trasladó a su secuela, "The legend of Korra". Los partidarios de los diferentes emparejamientos tenían sus propios nombres (Kataang y Zutara, en la primera serie, y Makorra y Korrasami en la segunda), y dedicaban Tumblrs enteros a demostrar que su shipping era el correcto. ¿Puede parecer una pérdida de tiempo? Probablemente lo sea, pero también mantiene muy vivo el fandom alrededor de una serie, generando constantemente conversación alrededor de ella. Es probable que muchos no espectadores de "Person of interest" hayan visto comentarios de shippers de Root y Shaw que han hecho que la serie, al menos, les suene, y es casi seguro que incluso quienes hace años que no ven "Once upon a time" están al tanto del shipping desatado alrededor de Emma y Regina.
Porque en esto de ser shipper no importa la orientación sexual, la raza, nada más que lo que el fan está detectando en pantalla como tensión romántica o sexual. Uno de los últimos en llegar, aún muy tímidamente, es el de Peggy Carter y Daniel Sousa en "Agent Carter", por ejemplo, y en "Agents of SHIELD" hay dos bandos enfrentados por quién debería ocupar el corazón de Skye; Ward (todavía) o Simmons. Un shipping no es demasiado racional y, aunque puede ser sumamente entretenido entregarse a él, también puede cegarnos al disfrute de la serie e impedir que podamos pasarlo bien simplemente con una relación de amistad. Uno de los creadores del universo Avatar, Bryan Konietzko, apuntaba una cita de Hayao Miyazaki al hablar de todo esto a raíz del final de "The legend of Korra" (cuidado con los spoilers en el enlace):"Me he vuelto escéptico de la regla no escrita de que, sólo porque un chico y una chica aparezcan en la misma película, debe surgir un romance. En su lugar, quiero mostrar una relación ligeramente diferente, una en la que los dos se inspiren mutuamente a vivir. Si soy capaz de ello, entonces quizás estaré más cerca de mostrar una verdadera expresión de amor".
04 febrero 2015
Sin vergüenza
Actualmente hay un grupo de comediantes femeninas en Estados Unidos que se han labrado un hueco en un mundo tradicionalmente dominado por los hombres siguiendo el ejemplo de Joan Rivers; demostrando no tener pelos en la lengua. Muchas de ellas se han formado en el stand-up, o lo que es lo mismo, los monólogos cómicos, y eso lleva a que desarrollen series diferentes de las que podrían poner en pie, por ejemplo, Tina Fey y Amy Poehler, que provienen de los grupos de improvisación y de "Saturday Night Live". Mujeres como Aisha Tyler, Sarah Silverman o Amy Schumer no tienen reparos en hacer chistes políticamente incorrectos sobre sexo, racismo y machismo, y a esa corriente hay que sumar también lo populares que se han hecho en Estados Unidos las webseries creadas por cómicos profesionales.
El año pasado, no era raro encontrarse, en las listas de lo mejor de 2014, una webserie llamada "High maintenance", y en Internet está también el origen de "Broad City", la comedia protagonizada y creada por Ilana Glazer y Abbi Jacobson que llamó la atención de Amy Poehler y Lorne Michaels y acabó convertida en una de las series que más gusta a la crítica. Ilana y Abbi son en "Broad City" dos amigas que sobreviven en Nueva York a trabajos de mierda, a compañeros de piso gorrones, a tener muy poco dinero y que están constantemente hablando de sexo, porros y matando el tiempo haciendo cualquier tontería que se les pase por la cabeza. Su sentido del humor está a medio camino entre las stoner comedies (las comedias de fumados de James Franco y Seth Rogen y compañía), los sketches absurdos de cosas como "Portlandia" y los chistes ingeniosos de cosas como "Parks and recreation".
Es una mezcla muy particular y en la que se nota también su origen en la web, y en la que lo que acaba destacando es la amistad y la química entre Ilana y Abbi. Los momentos más divertidos, y que generalmente suelen funcionar mejor, son justo los que pasan las dos chicas no haciendo nada, simplemente tomando el metro o caminando por Nueva York y contándose la última cosa extraña que ha pasado en sus vidas. En ese aspecto, "Broad City" acaba teniendo un encanto muy particular, basado enteramente en sus dos principales protagonistas. Ese puede ser también su principal inconveniente, pues el disfrute de la serie dependerá en gran medida de nuestra tolerancia hacia ellas dos.
P.D.: Como curiosidad, podéis ver a Jacobson y Glazer en una capacidad diferente en este vídeo de NPR en el que entrevistan a Sleater-Kinney.
El año pasado, no era raro encontrarse, en las listas de lo mejor de 2014, una webserie llamada "High maintenance", y en Internet está también el origen de "Broad City", la comedia protagonizada y creada por Ilana Glazer y Abbi Jacobson que llamó la atención de Amy Poehler y Lorne Michaels y acabó convertida en una de las series que más gusta a la crítica. Ilana y Abbi son en "Broad City" dos amigas que sobreviven en Nueva York a trabajos de mierda, a compañeros de piso gorrones, a tener muy poco dinero y que están constantemente hablando de sexo, porros y matando el tiempo haciendo cualquier tontería que se les pase por la cabeza. Su sentido del humor está a medio camino entre las stoner comedies (las comedias de fumados de James Franco y Seth Rogen y compañía), los sketches absurdos de cosas como "Portlandia" y los chistes ingeniosos de cosas como "Parks and recreation".
Es una mezcla muy particular y en la que se nota también su origen en la web, y en la que lo que acaba destacando es la amistad y la química entre Ilana y Abbi. Los momentos más divertidos, y que generalmente suelen funcionar mejor, son justo los que pasan las dos chicas no haciendo nada, simplemente tomando el metro o caminando por Nueva York y contándose la última cosa extraña que ha pasado en sus vidas. En ese aspecto, "Broad City" acaba teniendo un encanto muy particular, basado enteramente en sus dos principales protagonistas. Ese puede ser también su principal inconveniente, pues el disfrute de la serie dependerá en gran medida de nuestra tolerancia hacia ellas dos.
P.D.: Como curiosidad, podéis ver a Jacobson y Glazer en una capacidad diferente en este vídeo de NPR en el que entrevistan a Sleater-Kinney.
03 febrero 2015
Detectives del XIX
Es curiosa esa pequeña tendencia que se ha dado en los últimos años de tener series históricas protagonizadas por detectives. En concreto, estos policías están a finales del siglo XIX, cuando empezaban a utilizarse nuevos métodos de investigación como las huellas dactilares o algunos análisis científicos de pruebas, pero todavía persisten los modos antiguos de buscar sospechosos por su extraño carácter o por su extracción social. BBC America tuvo "Copper", en Nueva York, y "Ripper Street", que seguía la investigación de Jack el Destripador, y este famoso asesino es, curiosamente, una de las inspiraciones de la trama horizontal de "Víctor Ros", un inspector de policía moderno en el Madrid de 1895. Basado en las novelas de Jerónimo Tristante, Ros es un antiguo raterillo callejero que acaba siendo un hombre culto y con grandes capacidades de deducción, y con un fuerte sentido de la justicia.
Vamos, que es un gran personaje para tenerlo como el centro de una serie así, sobre todo en la época en la que se ambienta. En aquella España, que estaba tan cerca del desastre del 98 y la pérdida completa del pasado colonial e imperial de los siglos XVI y XVII, las desigualdades sociales estaban muy acentuadas, las mujeres no tenían ningún derecho, liberales y conservadores se turnaban en el poder con la precisión de un reloj y resultaba muy complicado introducir un poco de razonamiento y avances modernos en el Madrid de los señoritos y las criadas. El país era pobre y no tenía los medios para meterse en guerras en el norte de África y en Cuba, pero lo hacía por un mal entendido orgullo nacional. Más o menos, ése es el clima social y político en el que se mueve Ros, y que el primer capítulo de la serie de TVE desgrana con algunas referencias a escándalos de la época, como la estafa piramidal de la hija de Larra.
Aunque haya unos cromas un poco patilleros (del Madrid de finales del XIX quedan cosas, pero ya no puede pasar por la ciudad que era entonces), "Víctor Ros" tiene una ambientación de interiores que está bien, y donde acierta de pleno es en Carles Francino como el detective protagonista. Tiene personalidad, carisma y sentido del humor, y merece la pena aguantar algunas interpretaciones acartonadas por verlo. Además, esa trama horizontal que decíamos antes, la del asesino de prostitutas que los propios policías comparan con el Destripador, puede resultar interesante y deja otro personaje que apunta buenas maneras, Lola. De hecho, el mundo de las prostitutas puede ser el que separe esta serie de otros títulos policíacos, porque da la sensación de que ahí van a poder sacar todo el partido a su amnbientación histórica.
Vamos, que es un gran personaje para tenerlo como el centro de una serie así, sobre todo en la época en la que se ambienta. En aquella España, que estaba tan cerca del desastre del 98 y la pérdida completa del pasado colonial e imperial de los siglos XVI y XVII, las desigualdades sociales estaban muy acentuadas, las mujeres no tenían ningún derecho, liberales y conservadores se turnaban en el poder con la precisión de un reloj y resultaba muy complicado introducir un poco de razonamiento y avances modernos en el Madrid de los señoritos y las criadas. El país era pobre y no tenía los medios para meterse en guerras en el norte de África y en Cuba, pero lo hacía por un mal entendido orgullo nacional. Más o menos, ése es el clima social y político en el que se mueve Ros, y que el primer capítulo de la serie de TVE desgrana con algunas referencias a escándalos de la época, como la estafa piramidal de la hija de Larra.
Aunque haya unos cromas un poco patilleros (del Madrid de finales del XIX quedan cosas, pero ya no puede pasar por la ciudad que era entonces), "Víctor Ros" tiene una ambientación de interiores que está bien, y donde acierta de pleno es en Carles Francino como el detective protagonista. Tiene personalidad, carisma y sentido del humor, y merece la pena aguantar algunas interpretaciones acartonadas por verlo. Además, esa trama horizontal que decíamos antes, la del asesino de prostitutas que los propios policías comparan con el Destripador, puede resultar interesante y deja otro personaje que apunta buenas maneras, Lola. De hecho, el mundo de las prostitutas puede ser el que separe esta serie de otros títulos policíacos, porque da la sensación de que ahí van a poder sacar todo el partido a su amnbientación histórica.
02 febrero 2015
Secretos en el Ártico
Uno de los estrenos más ambiciosos de 2015 es "Fortitude", una co-producción entre Sky Atlantic y el estadounidense Pivot, un canal que, hasta ahora, las series que había emitido eran "Please like me" y las repeticiones de "Buffy, la cazavampiros", "Veronica Mars" y "Friday Night Lights". Creada por Simon Donald, responsable de la "Low winter sun" original, se ha rodado en Islandia con un extenso reparto internacional, encabezado por Stanley Tucci, Sofie Grabol y Michael Gambon, y pretende trasladar buena parte de la atmósfera opresiva de las historias criminales escandinavas a la televisión anglosajona. En ese aspecto, "Fortitude" se sitúa en el ficticio pueblo del mismo nombre en la parte más septentrional de Noruega, directamente en el círculo polar ártico. Todos sus habitantes trabajan en las minas de carbón o en el centro de investigación, por lo que casi no hay delincuencia y el ambiente es muy tranquilo. Pero eso no quiere decir que no haya secretos y rencillas.
En este caso, el primer capítulo se dedica a presentarnos no sólo a los personajes principales, sino también al pueblo y a su entorno de glaciares, comunicación prácticamente sólo por avión con el resto del continente y las relaciones entre una comunidad pequeña que, enfrentada a forasteros que pretendan averiguar sus secretos, se comportará de forma hostil con ellos. La situación llega a un punto de no retorno cuando aparece muerto uno de los habitantes importantes en el pueblo, y su muerte apunta a que puede sacar a la luz toda la tensión y los esqueletos escondidos no tanto en los armarios, como bajo el hielo. En ese aspecto, "Fortitude" guarda similitudes con "Broadchurch" porque ambas series muestran una comunidad pequeña y unida que se ve seriamente afectada por la investigación de un asesinato, pero aquí hay bastantes más en cosas en juego. La posibilidad de construir un hotel en el glaciar que atraiga nuevos negocios e inversiones en el pueblo está de fondo en la serie de Sky Atlantic, y va a jugar un papel en la resolución de ese asesinato.
Por ahora, sólo se ha visto el episodio inicial, doble, que permite que nos familiaricemos con el entorno del lugar y con el tipo de personas que viven en él. Gran parte de ellos está huyendo de algo y, en su escapada, acaban en el sitio más remoto que han encontrado. Pero el aislamiento de la zona los deja a solas con sus propios problemas, así que ya tenemos la receta para que el inspector que llega de Londres a investigar el caso pueda descubrir un montón de trapos sucios. Eso sí, "Fortitude" no es un drama de acción trepidante. Fiel a los mandatos del género negro escandinavo, se preocupa por construir una atmósfera y por presentarnos la situación de partida, pero tampoco nos abruma con mucha exposición. De hecho, algunos personajes quedan un poco desdibujados en el arranque, porque el espectador tiene que ir averiguando lo que pasa con varios de ellos a través de sus interacciones o de cosas que se dejan caer.
La miniserie va a tener otros diez episodios, y para Sky Atlantic y Pivot es el estreno del año sin duda. Solamente por el protagonismo de Grabol, en su primer trabajo para televisión en inglés, ya ha recibido una gran atención en el Reino Unido, y se nota que "Fortitude" quiere ser televisión de prestigio, aparte de tejer un misterio que interese al público. Veremos por dónde va avanzando la trama, y si hay algo más en la serie que una localización espectacular.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)