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28 diciembre 2016
Nuestras princesas
Mi momento favorito de Leia en la saga de "Star Wars" es el rescate de Han de las garras de Jabba (y de la carbonita) al principio de "El retorno del Jedi". Ese instante en el que se nos desvela que el cazarrecompensas Boushh es, en realidad, Leia disfrazada dice bastante sobre cómo era ese personaje, aunque luego tenga que llegar Luke, un poco en plan "elefante en una cacharrería", para rescatarlos a todos. La muerte de su intérprete, Carrie Fisher, ha llevado a que muchos fans de la saga compartan sus momentos más preciados de Leia, de la que muchos se han despedido con un "adiós, nuestra princesa". Especialmente, las fans de "Star Wars" han querido señalar lo importante que aquel personaje era para ellas (para nosotras); en una clásica historia de aventuras espaciales con caballeros buenos y magos malos (el Emperador tiene poderes, puede colar como tal), la princesa no terminaba de ser el personaje accesorio cuyo único cometido era ser rescatado por los héroes.
Sí, la primera misión de Luke y Han es, precisamente, ayudar a Leia a escapar del destructor imperial donde está prisionera, pero ella adquiere el mismo estatus que esos dos personajes a lo largo de la trilogía. Su papel es más intelectual y de estratega (un rol más asociado tradicionalmente a las mujeres, es cierto), pero que escapara de la trampa de la damisela en apuros que estas películas solían reservar a su co-protagonista femenina ya era un triunfo a finales de los 70 y principios de los 80. Y para las niñas que veíamos la trilogía una y otra vez, era algo interesante de lo que, probablemente, fuimos conscientes más tarde.
Es verdad que el camino abierto por Leia no se siguió en las precuelas, pero sí que fue permeando las series de animación y, por supuesto, las películas puestas en marcha por Disney. Rey y Jyn son personajes más involucrados en la acción, que ocupan de una manera mucho más relevante el centro de sus respectivas historias, y eso es posible no sólo porque estamos en el siglo XXI, sino porque hubo una princesa primero que les abrió las puertas. En el género de las aventuras, la cuenta pendiente era la de dar más empaque a sus personajes femeninos, y "Star Wars" podía verse, con ciertas salvedades, como un inicio de esa evolución.
También es cierto que Carrie Fisher fue bastante más que la princesa Leia, aunque es el papel que le persiguió toda su vida. Si George Lucas no se hubiera cruzado en su vida, es probable que hubiera hecho carrera como secundaria robaescenas, como la amiga sarcástica de la protagonista de una comedia romántica (que era su papel en "Cuando Harry encontró a Sally"), y que de vez en cuando sorprendiera con cosas como el alocado personaje de ex novia vengativa (muy vengativa) de "Granujas a todo ritmo". Su carrera paralela como escritora y script doctor es también muy interesante, pero no hay que despreciar la importancia que tuvo Leia en generaciones enteras de niñas. "Star Wars" también era, y es, para nosotras.
31 octubre 2016
Los estudios whedonistas
La crítica televisiva española peca, en ocasiones, de los mismos defectos que la cinematográfica, que siempre se resumen en uno: despreciar por sistema cualquier cosa que huela a entretenimiento popular. Si Denis Villeneuve se hace conocido con un drama desgarrador como "Incendies" y luego se pasa al thriller con estrellas de Hollywood con "Prisioneros" o "Sicario", no será raro encontrar a críticos que ya no lo tomen tan en serio, por mucho que la segunda tuviera un gran recibimiento en el Festival de Cannes. Y menos tras saber que se va a encargar de la secuela de "Blade Runner". Es difícil encontrar críticas de blockbusters que vayan más allá de "Hollywood está infantilizando el cine" (aunque sea cierto en el 85% de los casos), y si trasladamos esa tendencia a televisión, las únicas series que se van a considerar dignas de comentario son las de HBO, las de BBC o el último fenómeno llegado de Escandinavia.
Por eso, todavía se recibe con cierta sorpresa la noticia de que Joss Whedon sea considerado, en las universidades estadounidenses, un autor digno del mismo estudio que Matthew Weiner, David Simon, David Chase, Aaron Sorkin o Charlie Brooker, que es el último añadido al "panteón" de los Autores Televisivos gracias a "Black Mirror". En el Festival Movistar+ de Series de este año, que se celebró este fin de semana en Madrid, se dedicó una charla justo a las series de Joss Whedon y, en concreto, a "Buffy, cazavampiros", y de lo primero que se apuntó fue los centenares de investigaciones académicas sobre el trabajo de este guionista que existen (sobre retórica sexual, por ejemplo). Hasta hay una Asociación de Estudios de Whedon que organiza conferencias cada cierto tiempo.
Los roles de género suelen ser el tema estrella en estos estudios, pero no es lo único. La relevancia de una familia formada, no de sangre, y de cómo esa unión es la clave para la supervivencia de cada uno de los individuos fue otro de los asuntos que se mencionaron en la charla como un nexo de unión de "Buffy" a "Firefly" y, finalmente, "Los Vengadores". Y luego, por supuesto, está la manera en la que se consiguen tratar las experiencias sexuales de los protagonistas adolescentes de "Buffy" sin ser explícitas (que era una network a finales de los 90 y principios de los 2000) pero dejando muy claro lo que estaba pasando ahí.
Whedon, J.J. Abrams, Steven Moffat o Chuck Lorre son tan autores como los que se consideran las "vacas sagradas" del medio. En sus series se aprecian las mismas obsesiones, los mismos temas de interés de unas a otras, y si dan el salto al cine, se trasladan hasta a sus películas. En "Star Wars VII. El despertar de la Fuerza" estaban destiladas todas las series de televisión de Abrams; Sydney Bristow podría haber sido perfectamente Rey.
Música de la semana: Ya hace algún tiempo que se estrenó la tercera temporada de "Transparent", pero ese momento final de Shelly cantando "Hand in my pocket", de Alanis Morissette, está ya en el top del año seriéfilo.
18 octubre 2016
Una serie para Misty Knight
Con "Luke Cage" puede haber muchas reservas. Que si la historia no da para trece episodios, que si algunos de sus villanos acaban más desaprovechados de lo que parecían, que si el tercer acto deja qué desear... Lo que sí es cierto es que una de sus principales virtudes es la construcción de sus personajes y, sobre todo, la introducción de Misty Knight, detective de Homicidios en Harlem.
Los lectores de cómics de Marvel saben que llegará un momento en el que Tony Stark le ponga un brazo robótico y llevará un estilismo que ya hubiera querido para sí Pam Grier en los tiempos de la blaxpoitation, pero hasta entonces, vemos a una policía que cree en su trabajo y en el sistema para el que trabaja, y que se resiste a dejarse atrapar por el cinismo o por la corrupción que impera entre unos cuantos de sus compañeros. En varias ocasiones le dicen que Luke Cage y el resto de justicieros con superpoderes imparten la justicia que ella no puede dar; Misty siempre responde que esa no es manera de impartir justicia porque se está haciendo al margen de la ley.
La manera en la que la interpreta Simone Missick, que hasta ahora era semi-desconocida, nos permite comprenderla con bastante rapidez y nos deja con ganas de verla resolviendo casos con su compañero Scarfe, antes de que Luke entre en escena. Las conversaciones entre ambos, la manera en la que se muestra la memoria de ella (parecida a cómo Will Graham se mete en las mentes de los asesinos en serie de "Hannibal"), su sentido del humor y su amor por Harlem construyen un personaje que se ha ganado un puesto entre las revelaciones televisivas de 2016. Misty casi le roba la serie no sólo a Luke, sino a los villanos de la función y hasta a una secundaria ya más establecida en el universo Netflix-Marvel como Claire Temple. Tiene carisma, inteligencia y siempre es entretenido seguirla en pantalla, y todo eso son buenos atributos para un protagonista.
Algunos críticos estadounidenses decían que verían un spin-off de la detective Knight simplemente en el estilo de "Ley y orden: Acción criminal", por ejemplo, porque la química entre Missick y Frank Whaley (Scarfe) podría haber sostenido varios capítulos de casos autoconclusivos sin mayor problema. Si nos fiamos de Imdb, Misty va a volver a aparecer en "Iron Fist" y en "The Defenders", pero lo realmente divertido sería ver a la detective Knight investigando casos en Nueva York, tirando de la ayuda como investigadora privada de Jessica Jones cuando no pudiera acercarse a determinados personajes y, después, siguiendo los juicios que llevara Matt Murdock. La miniserie que reúna a los cuatro superhéroes de Netflix puede ser, cuanto menos, curiosa.
Los lectores de cómics de Marvel saben que llegará un momento en el que Tony Stark le ponga un brazo robótico y llevará un estilismo que ya hubiera querido para sí Pam Grier en los tiempos de la blaxpoitation, pero hasta entonces, vemos a una policía que cree en su trabajo y en el sistema para el que trabaja, y que se resiste a dejarse atrapar por el cinismo o por la corrupción que impera entre unos cuantos de sus compañeros. En varias ocasiones le dicen que Luke Cage y el resto de justicieros con superpoderes imparten la justicia que ella no puede dar; Misty siempre responde que esa no es manera de impartir justicia porque se está haciendo al margen de la ley.
La manera en la que la interpreta Simone Missick, que hasta ahora era semi-desconocida, nos permite comprenderla con bastante rapidez y nos deja con ganas de verla resolviendo casos con su compañero Scarfe, antes de que Luke entre en escena. Las conversaciones entre ambos, la manera en la que se muestra la memoria de ella (parecida a cómo Will Graham se mete en las mentes de los asesinos en serie de "Hannibal"), su sentido del humor y su amor por Harlem construyen un personaje que se ha ganado un puesto entre las revelaciones televisivas de 2016. Misty casi le roba la serie no sólo a Luke, sino a los villanos de la función y hasta a una secundaria ya más establecida en el universo Netflix-Marvel como Claire Temple. Tiene carisma, inteligencia y siempre es entretenido seguirla en pantalla, y todo eso son buenos atributos para un protagonista.
Algunos críticos estadounidenses decían que verían un spin-off de la detective Knight simplemente en el estilo de "Ley y orden: Acción criminal", por ejemplo, porque la química entre Missick y Frank Whaley (Scarfe) podría haber sostenido varios capítulos de casos autoconclusivos sin mayor problema. Si nos fiamos de Imdb, Misty va a volver a aparecer en "Iron Fist" y en "The Defenders", pero lo realmente divertido sería ver a la detective Knight investigando casos en Nueva York, tirando de la ayuda como investigadora privada de Jessica Jones cuando no pudiera acercarse a determinados personajes y, después, siguiendo los juicios que llevara Matt Murdock. La miniserie que reúna a los cuatro superhéroes de Netflix puede ser, cuanto menos, curiosa.
22 marzo 2016
Revelaciones de personajes
Más de una vez hemos comentado que lo más habitual es que sigamos una serie por sus personajes. La trama puede ser el motor hasta cierto punto, pero suele ser muy común que, si no hay unos personajes bien construidos y con gancho sustentándola, acaba agotándose y perdiendo el interés. El ejemplo más común de este caso es "Prison Break", muy entretenida en su primera temporada, pero cuya trama sobre los intentos de Michael Scofield por limpiar el nombre de su hermano se quedó sin nuevos trucos ya al principio de su segunda entrega. Ten unos personajes atractivos, y la serie puede sobrevivir a casi cualquier giro estrafalario, pero hay que acordarse de cuidarlos y de darles una evolución coherente.
Todas las temporadas hay siempre series en las que aparece un protagonista, o un secundario, que se lleva casi más atención que los que, a priori, deberían recibir todos los focos de atención. Terminan siendo las revelaciones de sus series, personajes de los que veríamos un spin off aunque fuera en forma de webserie y que convierten el visionado de cada episodio en una experiencia mucho más entretenida. Algunos hasta son genuinos 27%, que habría dicho en su momento la revista Empire. A la cabeza está, por ejemplo, Olivia Colman, cuya Angela Burr de "El infiltrado" es una de las mejores cosas de esa miniserie. Es el cerebro detrás de toda la operación para atrapar a Richard Roper, pero al mismo tiempo aporta cierta levedad que viene muy bien. Y el dúo que forma con David Harewood (que parece encasillado en papeles de funcionario de inteligencia estadounidense) es de las cosas más entretenidas que puede verse ahora mismo en televisión. ¿Se puede hacer una precuela que nos muestre su colaboraciones anteriores?
Cuando se introduce un personaje nuevo en una serie, no se sabe cómo lo va a acoger el público ni cómo va a funcionar con el resto de protagonistas, que ya tienen una dinámica establecida de antes. Pero Pacino, el sustituto de Julián en "El Ministerio del Tiempo", ha resultado ser una de las mejores cosas que le ha pasado al título de La 1. Hugo Silva despliega un gran timing cómico y desarrolla una estupenda dinámica con Amelia y, sobre todo, con Alonso. Veríamos una sitcom con ellos dos compartiendo piso ya mismo. Y algo parecido pasa con otros personajes de los que ya hemos hablado en otras ocasiones desde el principio de la temporada 2015/16.
Por ejemplo, Patterson en "Blindspot" es la Felicity Smoak de la serie, y la más humana y entretenida de todos, con mucho. La tragedia personal que sufre no ha hecho más que aumentar su ascendiente sobre el equipo y dejar en evidencia a algunos de los "caracartón" que lo componen, y sin que Ashley Johnson sea la mejor actriz del prime time estadounidense. Pero ni siquiera su presencia puede convertir "Blindspot" es un lugar feliz, porque no es ese tipo de serie. Cat Grant, sin embargo, sí tiene ese poder con "Supergirl". Y eso que no se atrevieron a avanzar por el camino que habían abierto antes de irse de hiato invernal. Pero el final del episodio con la kryptonita roja, en el que Supergirl se refugia en el balcón de Cat, es muy significativo de cuál es la relación central de la serie. Desde luego, es la más entretenida de ver y la que merece un spin off para ella sola. La cantidad de shippers que se han ganado bien lo prueba.
06 diciembre 2015
Cinco dúos de 2015
Diciembre. Esto quiere decir, este año, tres cosas: que ya casi está aquí el estreno de "Star Wars. El despertar de la Fuerza", que la temporada de premios de Hollywood ha arrancado (con "Mad Max: Furia en la carretera" dando las primeras sorpresas en los círculos de los críticos) y que es tiempo de hacer resumen de lo que ha dejado el año. Eso, en este blog, es sinónimo de domingos de listas, y la primera va a ser la de las parejas de personajes que más me han entretenido este año. No tienen por qué ser las mejores de la televisión de 2015, y es una lista con un gran componente personal (más de lo habitual en estos casos). Proponed las vuestras.
Jessica y Trish
"Jessica Jones" ha sido de las últimas series en estrenarse de 2015, y lo ha hecho haciendo bastante ruido con esa protagonista que es lo más parecido a Sam Spade con superpoderes que hemos visto hasta ahora. El título de Netflix ha tenido bastantes virtudes, y una de las más destacadas es la relación entre Jessica y Trish Walker, su amiga casi hermanastra, y uno de los personajes revelación del año. Jess y Trish se conocen lo suficiente para apoyarse mutuamente pase lo que pase, para querer proteger a la otra de cualquier peligro y para dejar pequeñas conversaciones sumamente entretenidas. La química entre Krysten Ritter y Rachael Taylor es sensacional, y escenas como la del posible traje de superheroína son impagables.
Peggy y Jarvis
Entre los entretenimientos más logrados y satisfactorios del año figura "Agent Carter", y buena parte de la culpa de ello la tiene la divertida dinámica entre Peggy Carter y Jarvis, el mayordomo de Howard Stark y, al mismo tiempo, ayudante de Peggy en su misión por limpiar el nombre de Stark. La resolución de Peggy encaja a la perfección con la flema británica de Jarvis, y la capacidad que James D'Arcy y Hayley Atwell para sacarle punta humorística a todas sus interacciones da a la serie un tono de no tomarse demasiado en serio que resulta muy bienvenido en las producciones de Marvel.
Liv y Ravi
"iZombie" ha conseguido construir desde el principio una sólida relación de amistad y compañerismo entre Liv Moore, su protagonista zombie, y Ravi, su jefe en la morgue en la que trabaja y, al principio, la única persona que sabe quién es ella. Podría construirse un episodio entero con Rose McIver y Rahul Kohli hablando y lanzándose puyas en el laboratorio, y no pasaría absolutamente nada. El lado geek de Ravi lo convierte en el Mac para la Veronica de Liv, y eso es un gran acierto. Y se le ocurre llamar Minor al perro de Major. Puntos extra.
Bosch y Edgar
¿Pensábais que no habría una pareja de policías en la lista de este año? Qué equivocados estábais. El honor recae esta vez en Harry Bosch y su compañero, Jerry Edgar, que juntos aportan cierta levedad a "Bosch", el policiaco de Amazon. Parte de la gracia en el retrato que Titus Welliver hace de su clásico detective es que se permite pequeños momentos de humor, muchos a costa del gusto de su compañero por los buenos trajes y su petición de parar a comprar zapatos en rebajas mientras van a visitar a un sospechoso. Si sólo habéis visto a Jaime Hector en "The Wire", Edgar es un notable cambio de registro para él.
Root y Shaw
Éste ha sido el año en el que, por fin, me he puesto al día con "Person of interest", así que era inevitable que Root y Shaw cerraran esta pequeña lista de dúos notables. No sólo por lo que tienen que sufrir en el tramo final de la cuarta temporada, sino porque de verdad es sumamente entretenido ver en pantalla juntas a Amy Acker y Sarah Shahi. Y eso que ambos personajes funcionan muy bien con los demás (la pareja cómica Root-Fusco no tiene desperdicio), pero sólo por esa simulación de la Máquina explicitando lo que todos los fans de la serie llevan tiempo viendo, merece la pena incluirlas.
Música de la semana: Esta semana, Amazon preestrenó el primer episodio de la segunda temporada de "Transparent", que no se estrena hasta el próximo viernes. Es un capítulo centrado en una boda, y que se cierra con un tema de la cantante sueca Alice Boman, "Waiting".
Jessica y Trish
"Jessica Jones" ha sido de las últimas series en estrenarse de 2015, y lo ha hecho haciendo bastante ruido con esa protagonista que es lo más parecido a Sam Spade con superpoderes que hemos visto hasta ahora. El título de Netflix ha tenido bastantes virtudes, y una de las más destacadas es la relación entre Jessica y Trish Walker, su amiga casi hermanastra, y uno de los personajes revelación del año. Jess y Trish se conocen lo suficiente para apoyarse mutuamente pase lo que pase, para querer proteger a la otra de cualquier peligro y para dejar pequeñas conversaciones sumamente entretenidas. La química entre Krysten Ritter y Rachael Taylor es sensacional, y escenas como la del posible traje de superheroína son impagables.
Peggy y Jarvis
Entre los entretenimientos más logrados y satisfactorios del año figura "Agent Carter", y buena parte de la culpa de ello la tiene la divertida dinámica entre Peggy Carter y Jarvis, el mayordomo de Howard Stark y, al mismo tiempo, ayudante de Peggy en su misión por limpiar el nombre de Stark. La resolución de Peggy encaja a la perfección con la flema británica de Jarvis, y la capacidad que James D'Arcy y Hayley Atwell para sacarle punta humorística a todas sus interacciones da a la serie un tono de no tomarse demasiado en serio que resulta muy bienvenido en las producciones de Marvel.
Liv y Ravi
"iZombie" ha conseguido construir desde el principio una sólida relación de amistad y compañerismo entre Liv Moore, su protagonista zombie, y Ravi, su jefe en la morgue en la que trabaja y, al principio, la única persona que sabe quién es ella. Podría construirse un episodio entero con Rose McIver y Rahul Kohli hablando y lanzándose puyas en el laboratorio, y no pasaría absolutamente nada. El lado geek de Ravi lo convierte en el Mac para la Veronica de Liv, y eso es un gran acierto. Y se le ocurre llamar Minor al perro de Major. Puntos extra.
Bosch y Edgar
¿Pensábais que no habría una pareja de policías en la lista de este año? Qué equivocados estábais. El honor recae esta vez en Harry Bosch y su compañero, Jerry Edgar, que juntos aportan cierta levedad a "Bosch", el policiaco de Amazon. Parte de la gracia en el retrato que Titus Welliver hace de su clásico detective es que se permite pequeños momentos de humor, muchos a costa del gusto de su compañero por los buenos trajes y su petición de parar a comprar zapatos en rebajas mientras van a visitar a un sospechoso. Si sólo habéis visto a Jaime Hector en "The Wire", Edgar es un notable cambio de registro para él.
Root y Shaw
Éste ha sido el año en el que, por fin, me he puesto al día con "Person of interest", así que era inevitable que Root y Shaw cerraran esta pequeña lista de dúos notables. No sólo por lo que tienen que sufrir en el tramo final de la cuarta temporada, sino porque de verdad es sumamente entretenido ver en pantalla juntas a Amy Acker y Sarah Shahi. Y eso que ambos personajes funcionan muy bien con los demás (la pareja cómica Root-Fusco no tiene desperdicio), pero sólo por esa simulación de la Máquina explicitando lo que todos los fans de la serie llevan tiempo viendo, merece la pena incluirlas.
Música de la semana: Esta semana, Amazon preestrenó el primer episodio de la segunda temporada de "Transparent", que no se estrena hasta el próximo viernes. Es un capítulo centrado en una boda, y que se cierra con un tema de la cantante sueca Alice Boman, "Waiting".
02 noviembre 2015
Las mujeres detrás de las cámaras
Todos los años, la crítica de entretenimiento estadounidense suele tener una narrativa, una historia que va retomando periódicamente. El año pasado fue la diversidad racial en los repartos de las series (y, por contra, lo "blancos" que fueron los Oscar), y éste, el debate se ha trasladado detrás de las cámaras y, en concreto, a las oportunidades que tienen las mujeres de dirigir episodios de series. Es una historia que se encuadra dentro de otra mayor, sobre las razones por las que un hombre no necesita haber dirigido más de una película, o puede haber encadenado un par de fracasos históricos, para ponerse al mando de una cinta de superhéroes, que son ahora mismo los mayores blockbusters de Hollywood.
Es el centro de una entrevista que Vulture hizo a Lexi Alexander, directora de un capítulo de esta cuarta temporada de "Arrow", y que tiene en su haber la secuela de "Punisher". Alexander afirma que una mujer no puede haber tenido ningún desliz en taquilla, y tiene que tener cierta experiencia en el cine, si quiere aspirar a que los estudios la consideren para dirigir, por ejemplo, "Wonder Woman", algo que se relaciona, también, con unas declaraciones de Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, sobre su propósito de contratar mujeres para que se encargaran de los spin offs de la saga "Star Wars". Desde principios de año, los medios estadounidenses (especialmente, en internet) están analizando y criticando la predominacia del hombre blanco heterosexual (y protestante) en Hollywood, cómo resulta difícil hacer películas que no vayan dirigidas a adolescentes que se convertirán en ellos en el futuro, y cómo la televisión está aprovechando, en parte, todo lo que no encaja en esa estrecha franja.
De nuevo Vulture publica una lista de 100 directoras que necesitan trabajar más en Hollywood, un listado en el que hay veteranas de las sitcoms como Pam Fryman (en la foto, en el set de "Cómo conocí a vuestra madre") o Gail Mancuso, y realizadoras muy contrastadas en los dramas de cable, tipo Lesli Linka Glatter, Mimi Leder o Michelle McLaren. Las dos primeras han dirigido películas, pero parece que son Showtime y HBO los hábitats para que puedan seguir trabajando y dirigiendo series que, a veces, pueden ser bastante ambiciosas desde el punto de vista de la realización, como "Homeland" o The Leftovers" en su segunda temporada.
Resulta curioso encontrarse el nombre de Jennifer Lynch como realizadora en "The Walking Dead", del mismo modo que ya no es una novedad ver que, cada vez, hay más showrunners mujeres. La industria necesita más puntos de vista diferentes si quiere llegar a un público cada vez más escaso y fragmentado, y eso pasa por diversificar también a la gente al mando.
Es el centro de una entrevista que Vulture hizo a Lexi Alexander, directora de un capítulo de esta cuarta temporada de "Arrow", y que tiene en su haber la secuela de "Punisher". Alexander afirma que una mujer no puede haber tenido ningún desliz en taquilla, y tiene que tener cierta experiencia en el cine, si quiere aspirar a que los estudios la consideren para dirigir, por ejemplo, "Wonder Woman", algo que se relaciona, también, con unas declaraciones de Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, sobre su propósito de contratar mujeres para que se encargaran de los spin offs de la saga "Star Wars". Desde principios de año, los medios estadounidenses (especialmente, en internet) están analizando y criticando la predominacia del hombre blanco heterosexual (y protestante) en Hollywood, cómo resulta difícil hacer películas que no vayan dirigidas a adolescentes que se convertirán en ellos en el futuro, y cómo la televisión está aprovechando, en parte, todo lo que no encaja en esa estrecha franja.
De nuevo Vulture publica una lista de 100 directoras que necesitan trabajar más en Hollywood, un listado en el que hay veteranas de las sitcoms como Pam Fryman (en la foto, en el set de "Cómo conocí a vuestra madre") o Gail Mancuso, y realizadoras muy contrastadas en los dramas de cable, tipo Lesli Linka Glatter, Mimi Leder o Michelle McLaren. Las dos primeras han dirigido películas, pero parece que son Showtime y HBO los hábitats para que puedan seguir trabajando y dirigiendo series que, a veces, pueden ser bastante ambiciosas desde el punto de vista de la realización, como "Homeland" o The Leftovers" en su segunda temporada.
Resulta curioso encontrarse el nombre de Jennifer Lynch como realizadora en "The Walking Dead", del mismo modo que ya no es una novedad ver que, cada vez, hay más showrunners mujeres. La industria necesita más puntos de vista diferentes si quiere llegar a un público cada vez más escaso y fragmentado, y eso pasa por diversificar también a la gente al mando.
21 junio 2015
El culto al autor y el mal de la segunda temporada
Esta misma noche, HBO (y Canal+ Series en España) estrena la segunda temporada de "True Detective", aquella serie que llegó como un huracán a principios de 2014, que contribuyó al "McConnaissance", o lo que es lo mismo, al regreso a la cima de Hollywood de Matthew McConaughey y que pasó de ser el segundo advenimiento del Mesías televisivo a lo más sobrevalorado de la historia con la misma rapidez. O lo que es lo mismo, en cuanto los críticos encontraron otro estreno que poner por las nubes (en este caso, 'Fargo'). El sorprendente éxito que tuvo aquella primera temporada, con grandes audiencias para HBO y teorías de fans totalmente salidas de madre, hizo que su creador, Nic Pizzolatto, entrara enseguida en el panteón de los autores televisivos, los David Simon, Vince Gilligan, Dan Harmon o Matthew Weiner que se idolatran como los verdaderos popes de la ficción en la pequeña pantalla, aquellos cuya palabra es ley y a los que Vanity Fair dedica perfiles exhaustivos.
La condición de gurú, sin embargo, parece tener asociado, indefectiblemente, un carácter fuerte y que algunos podrían definir como complicado. Todo el libro de Brett Martin, "Hombres fuera de serie", se basaba en esa asociación y, de hecho, su título en inglés lo dejaba todavía más claro: "Difficult men". Los hombres difíciles que están considerados como los grandes renovadores de las series han adquirido la misma consideración de autor que la revista Cahiers du Cinema otorgó a los directores de cine en los 60 y los 70, y esa elevación a las alturas conlleva sus riesgos. El mayor de ellos es que los críticos les estén esperando con el hacha detrás de la espalda; mientras sus series sean buenas, no hay problema, pero en cuanto se les encuentre la más mínima grieta, se lanzarán a destrozarla.
Tal vez el caso más paradigmático de esto en los últimos años sea Matthew Weiner, a quien "Mad Men" situó merecidamente en lo más alto, pero cuyo saneado ego probablemente no ayudó cuando, en la quinta temporada de la serie, los críticos empezaron a sacarle más defectos que virtudes. Daba la sensación de que había ganas de que Weiner tuviera un patinazo, aunque fuera leve, para poder criticar a gusto su obra, más después de las muy públicas, y muy poco amistosas, negociaciones con Lionsgate y AMC para renovar su contrato, y "Mad Men", al final de la cuarta entrega. La situación se repitió con el final de la serie, aunque aquí entró en juego ese snobismo que está ahora de moda a la hora de hablar de cierres de series, y una vez que "Mad Men" se ha terminado, hay que buscarle un heredero a Weiner en el apartado de autores difíciles.
Y Nic Pizzolatto se ha quedado con el puesto sin mayor problema. En él se ejemplifican perfectamente las etapas de ese culto al autor desatado hace tiempo en la crítica televisiva; elogios desmedidos para el arranque de la serie y, por tanto, endiosamiento de su creador. A ese hype le sigue el inevitable backlash, la reacción contraria de quienes creen que la serie no está a la altura de aquellos beneplácitos iniciales, y se empieza a comentar que si ese creador es un tipo de trato difícil, que si tiene problemas con la cadena o con sus actores... Para cuando llega la segunda temporada, sólo hay dos opciones posibles: o es mejor que la primera, o como se aprecie en ella el más mínimo desliz, serie y autor serán vapuleados. La sombra que esa primera y exitosa temporada arroje sobre la siguiente simpre va a ser muy alargada, e incluso aunque sean totalmente diferentes, se utilizará una como arma arrojadiza contra la otra.
Las primeras críticas que han aparecido de esa segunda entrega de "True Detective" van en esa línea; lamentan que se haya perdido el toque del terror cósmico del principio (que a otros espectadores aburría mortalmente) y señalan que se ha vuelto una serie de policías en ciudades corruptas más convencional. Y aunque no deja de ser cierto (del mismo modo que no deja de ser cierto que tratar con Pizzolatto no debe ser nada fácil), tampoco hay que ser tan rápidos en ofrecerla en sacrificio a R'hllor. No va a ser tan distinta y con una personalidad propia tan fuerte como la primera temporada, pero puede ser interesante en sus propios méritos. Esperemos a ver cómo va evolucionando el caso.
Música de la semana: Aprovechemos que hablamos de "True Detective" para apuntar que los títulos de crédito siguen siendo estupendos, y que ahora hay una nueva canción en ellos, "Nevermind", de Leonard Cohen.
La condición de gurú, sin embargo, parece tener asociado, indefectiblemente, un carácter fuerte y que algunos podrían definir como complicado. Todo el libro de Brett Martin, "Hombres fuera de serie", se basaba en esa asociación y, de hecho, su título en inglés lo dejaba todavía más claro: "Difficult men". Los hombres difíciles que están considerados como los grandes renovadores de las series han adquirido la misma consideración de autor que la revista Cahiers du Cinema otorgó a los directores de cine en los 60 y los 70, y esa elevación a las alturas conlleva sus riesgos. El mayor de ellos es que los críticos les estén esperando con el hacha detrás de la espalda; mientras sus series sean buenas, no hay problema, pero en cuanto se les encuentre la más mínima grieta, se lanzarán a destrozarla.
Tal vez el caso más paradigmático de esto en los últimos años sea Matthew Weiner, a quien "Mad Men" situó merecidamente en lo más alto, pero cuyo saneado ego probablemente no ayudó cuando, en la quinta temporada de la serie, los críticos empezaron a sacarle más defectos que virtudes. Daba la sensación de que había ganas de que Weiner tuviera un patinazo, aunque fuera leve, para poder criticar a gusto su obra, más después de las muy públicas, y muy poco amistosas, negociaciones con Lionsgate y AMC para renovar su contrato, y "Mad Men", al final de la cuarta entrega. La situación se repitió con el final de la serie, aunque aquí entró en juego ese snobismo que está ahora de moda a la hora de hablar de cierres de series, y una vez que "Mad Men" se ha terminado, hay que buscarle un heredero a Weiner en el apartado de autores difíciles.
Y Nic Pizzolatto se ha quedado con el puesto sin mayor problema. En él se ejemplifican perfectamente las etapas de ese culto al autor desatado hace tiempo en la crítica televisiva; elogios desmedidos para el arranque de la serie y, por tanto, endiosamiento de su creador. A ese hype le sigue el inevitable backlash, la reacción contraria de quienes creen que la serie no está a la altura de aquellos beneplácitos iniciales, y se empieza a comentar que si ese creador es un tipo de trato difícil, que si tiene problemas con la cadena o con sus actores... Para cuando llega la segunda temporada, sólo hay dos opciones posibles: o es mejor que la primera, o como se aprecie en ella el más mínimo desliz, serie y autor serán vapuleados. La sombra que esa primera y exitosa temporada arroje sobre la siguiente simpre va a ser muy alargada, e incluso aunque sean totalmente diferentes, se utilizará una como arma arrojadiza contra la otra.
Las primeras críticas que han aparecido de esa segunda entrega de "True Detective" van en esa línea; lamentan que se haya perdido el toque del terror cósmico del principio (que a otros espectadores aburría mortalmente) y señalan que se ha vuelto una serie de policías en ciudades corruptas más convencional. Y aunque no deja de ser cierto (del mismo modo que no deja de ser cierto que tratar con Pizzolatto no debe ser nada fácil), tampoco hay que ser tan rápidos en ofrecerla en sacrificio a R'hllor. No va a ser tan distinta y con una personalidad propia tan fuerte como la primera temporada, pero puede ser interesante en sus propios méritos. Esperemos a ver cómo va evolucionando el caso.
Música de la semana: Aprovechemos que hablamos de "True Detective" para apuntar que los títulos de crédito siguen siendo estupendos, y que ahora hay una nueva canción en ellos, "Nevermind", de Leonard Cohen.
18 abril 2015
Los fans de "Star Wars"
Entre los fans de "Star Wars", las precuelas (los episodios I, II y III) tienen muy mala reputación, descartadas como demasiado infantiles y acusadas de diluir el legado de la trilogía original (que ya sabéis que son los episodios IV, V y VI). Sin embargo, en su momento, merecía la pena verlas en el cine el día de su estreno, rodeados de fans disfrazados, porque siempre había algún momento que se ganaba el aplauso de la sala. En concreto, pocos momentos pueden igualarse a la escena, casi al final de "La venganza de los Sith", en la que Anakin Skywalker está siendo operado por los servidores de Palpatine la mismo tiempo que su mujer, Padmé Amidala, da a luz a los gemelos Luke y Leia. Vemos cómo lo convierten en un hombre biónico para que sobreviva a las heridas que le causa la pelea en el volcán contra Obi-Wan Kenobi, y la cámara se acerca a su cabeza mientras desciende sobre ella un brillante casco negro que tiene que ayudarle a respirar. La escena se queda en silencio, y entre el público no se oye masticar ni una sola palomita porque todos saben lo que viene a continuación. El casco se ajusta sobre la cabeza de Anakin y se escucha una única respiración mecánica; así, no sólo nace Darth Vader, sino que los fans se arrancaron a aplaudir como si aquello fuera lo mejor que habían visto nunca.
Ese nivel de excitación es similar al que el fandom de la saga ha sentido al ver el segundo trailer de "Star Wars VII: El despertar de la Fuerza". De hecho, permitidme que adopte un punto de vista más personal en este asunto, porque "La guerra de las galaxias" es mi fandom. No las vi en el cine en su momento porque yo aún no era ni una idea cuando se estrenó la primera en 1977, y para las otras dos era demasiado pequeña. Pero con 12 años, o así, mis padres trajeron a casa una caja azul con las tres películas en VHS, y mi destino quedó sellado, como quien dice. He perdido la cuenta de las veces que las he visto desde entonces, de las partes que me sé de memoria (no me preguntéis por qué, pero recuerdo ese "toronto bosh, toronto bosh" con el que C3-PO les explica a los ewoks sus aventuras), y cuando se reestrenaron en cine en 1997, con aquellas versiones remasterizadas y con escenas añadidas, no podía perdérmelas. La experiencia de ver una película como "Star Wars" en pantalla grande, si siempre la has visto en vídeo, es algo que no hay que pasar por alto.
Y allí, en una sala del ya extinto Palacio de la Música de Madrid, asistí a la primera entrada en escena del Crucero Imperial, atravesando todo el cine desde detrás hasta la pantalla, y aunque sabía perfectamente todo lo que venía después, no me importó. A veces, no hay que subestimar las series, los libros o las películas que te hacen sentir como si tuvieras otra vez diez años. "Doctor Who" o la saga de Harry Potter tienen esa capacidad, y seguramente ahí reside buena parte de su éxito. La saga "Star Wars", por mucho que queramos analizarlas sesudamente, juegan en esa misma liga, la de las aventuras que te transportan a otros mundos increíbles, con héroes dispuestos a sacrificarlo todo en su lucha por el Bien, y con villanos malísimos cuya derrota parece imposible la mitad del tiempo. George Lucas intentó dar una lectura un poco más seria, y con reminiscencias al fin de la República y el inicio del Imperio en Roma, a las precedas, pero perdió ese factor de la maravilla que hizo que la trilogía original marcara tanto a toda una generación de chavales.
Porque es también bastante probable que ser fan fatal de "Star Wars" sea un poco una cuestión generacional. A mí, por ejemplo, Harry Potter ya me pilló un poco mayor (aunque estoy dispuesta a discutir con quien haga falta que Hermione, y Snape, son los mejores personajes de la saga), y "Star Trek", demasiado joven (pero he visto "Star Trek IV: Misión salvar la Tierra" una cantidad indecente de veces), pero "Star Wars" cayó en mis manos en el momento justo. Ésa es la clave. Así que a mí no me suscitan el mismo nivel de emoción todas las películas de superhéroes de Marvel y DC, o la tercera de "Star Trek" (aunque las dos primeras dirigidas por J.J. Abrams me gustaron bastante), que el episodio VII de "La guerra de las galaxias". A ése sí que iré el día del estreno, dispuesta a que la fanfarria inicial de John Williams ponga de nuevo la carne de gallina. Éste siempre será mi fandom.
11 marzo 2015
Alicia Florrick, ¿sí o no?
La sexta temporada de "The good wife" puede ser una de las que mejor represente una curiosa división que se da entre sus seguidores desde hace ya tres entregas, o así; quienes no soportan a Alicia Florrick y quienes siguen encontrándola un personaje muy interesante. La trama que está siguiendo en estos capítulos la ha aislado de Diane, Cary y del trabajo diario del bufete, casi partiendo en dos (y en tres, si contamos la subtrama de Kalinda) cada episodio. Alicia está volando sola, y la serie lo aprovecha para explorar un poco más a fondo su personalidad, sus dudas, sus principios y hasta sus pensamientos, como ocurrió con "Mind's eye", el capítulo del pasado domingo. Es cierto que guardaba puntos de contacto con aquel episodio en el que vemos a Will preparar su interrogatorio de, precisamente, Alicia durante un juicio, y lo cierto es que la sombra del señor Gardner planea durante todo el metraje.
Lo hace porque la protagonista de la serie está planeando su propia estrategia ante una importante entrevista, por un lado, y ante una amenaza de demanda de Louis Canning, y ese proceso la obliga a plantearse ciertas cosas que, hasta ese momento, podían haber estado más en su subconsciente. Si pasamos un capítulo dentro de la cabeza de Elsbeth Tascioni, tenían que mostrarnos en algún momento cómo piensa Alicia, su debate constante entre lo que está bien y lo que una abogada como ella diría que está bien. Es casi una culminación de ese proceso de adaptación de Alicia a un mundo laboral en el que va ascendiendo, ganando nuevas responsabilidades y, por tanto, habitando una cima en la que aire ético está más enrarecido, en la que casi nadie se mueve por motivos altruistas y donde el mundo está coloreado por infinitas tonalidades de gris.
Esta evolución en la situación vital de Alicia ha llevado a que unos cuantos fans de "The good wife" digan que ella no les cae bien, que su trama política de esta temporada les aburre y que, en general, se muestren bastante desinteresados por lo que le pase. La complejidad que el carácter de la señora Florrick ha ido adquiriendo ha dejado por el camino la admiración de algunos fans, pero la ha convertido en uno de los personajes más interesantes de la televisión reciente. No es una antiheroína, que sería la moda si estuviéramos ante una serie "de prestigio", sino ante una persona corriente que tiene que conciliar su educación, sus principios y su personalidad con las reglas de un mundo tan traicionero como el de la política, dominado en su mayor parte por las apariencias y por la manera en la que se dice algo, no por lo que se ha dicho.
Desde el primer episodio de "The good wife" sabemos que Alicia, por ejemplo, no tolera la deslealtad y la mentira (el modo en el que nos enseñan cómo todavía ve a Kalinda y Peter en su mente es muy significativo), que tiene unos principios éticos muy claros y que no está dispuesta a que su vida privada familiar acabe siendo tema de discusión en late nights y blogs políticos. Pero conforme se adentra en las aguas de las altas instituciones del estado de Illinois, la situación se vuelve mucho más confusa. ¿Qué es la verdad? ¿Está más cerca de aquella palabra con la que ironizaba Stephen Colbert hace tiempo, o con el concepto que de ella puede tener Grace? Es interesante que Alicia le preocupe que Grace pueda tener una crisis de fe. Alicia se mueve en un mundo en el que casi no hay constantes, y las que hay, dependen de la percepción del público al que te diriges en ese preciso momento. Grace, por el contrario, tiene una constante en su vida. Y Alicia está todavía encontrando su voz.
Lo hace porque la protagonista de la serie está planeando su propia estrategia ante una importante entrevista, por un lado, y ante una amenaza de demanda de Louis Canning, y ese proceso la obliga a plantearse ciertas cosas que, hasta ese momento, podían haber estado más en su subconsciente. Si pasamos un capítulo dentro de la cabeza de Elsbeth Tascioni, tenían que mostrarnos en algún momento cómo piensa Alicia, su debate constante entre lo que está bien y lo que una abogada como ella diría que está bien. Es casi una culminación de ese proceso de adaptación de Alicia a un mundo laboral en el que va ascendiendo, ganando nuevas responsabilidades y, por tanto, habitando una cima en la que aire ético está más enrarecido, en la que casi nadie se mueve por motivos altruistas y donde el mundo está coloreado por infinitas tonalidades de gris.
Esta evolución en la situación vital de Alicia ha llevado a que unos cuantos fans de "The good wife" digan que ella no les cae bien, que su trama política de esta temporada les aburre y que, en general, se muestren bastante desinteresados por lo que le pase. La complejidad que el carácter de la señora Florrick ha ido adquiriendo ha dejado por el camino la admiración de algunos fans, pero la ha convertido en uno de los personajes más interesantes de la televisión reciente. No es una antiheroína, que sería la moda si estuviéramos ante una serie "de prestigio", sino ante una persona corriente que tiene que conciliar su educación, sus principios y su personalidad con las reglas de un mundo tan traicionero como el de la política, dominado en su mayor parte por las apariencias y por la manera en la que se dice algo, no por lo que se ha dicho.
Desde el primer episodio de "The good wife" sabemos que Alicia, por ejemplo, no tolera la deslealtad y la mentira (el modo en el que nos enseñan cómo todavía ve a Kalinda y Peter en su mente es muy significativo), que tiene unos principios éticos muy claros y que no está dispuesta a que su vida privada familiar acabe siendo tema de discusión en late nights y blogs políticos. Pero conforme se adentra en las aguas de las altas instituciones del estado de Illinois, la situación se vuelve mucho más confusa. ¿Qué es la verdad? ¿Está más cerca de aquella palabra con la que ironizaba Stephen Colbert hace tiempo, o con el concepto que de ella puede tener Grace? Es interesante que Alicia le preocupe que Grace pueda tener una crisis de fe. Alicia se mueve en un mundo en el que casi no hay constantes, y las que hay, dependen de la percepción del público al que te diriges en ese preciso momento. Grace, por el contrario, tiene una constante en su vida. Y Alicia está todavía encontrando su voz.
02 enero 2015
Guía de compositores televisivos
La música para series ha adquirido un gran reconocimiento en los últimos años. Michael Giacchino y su partityura para "Perdidos" puede ser todavía lo primero que nos venga a la cabeza si se habla de bandas sonoras de series, pero la variedad de compositores trabajando en la pequeña pantalla se ha hecho bastante notable. Esta pequeña lista sólo recoge algunos de los que tienen series en antena actualmente.
- Bear McCreary: Tal vez sea uno de los más pluriempleados recientemente. Se hizo conocido gracias a "Battlestar Galactica", pero su obra más popular bien puede ser la música para "The Walking Dead". Está haciendo algunas cosas interesantes en "Da Vinci's demons" y en "Defiance", y también está utilizando música tradicional escocesa para "Outlander".
- David Buckley: La música de "The good wife" es su trabajo más conocido para televisión, sobre todo desde que ha optado por darle un toque de música clásica entre Haydn y Bach.
- Jeff Beal: Ha trabajado bastante para HBO, componiendo para "Roma" o "The newsroom", pero ahora se ha hecho conocido por sus composiciones para "House of Cards".
- Max Richter: Este compositor alemán ha debutado en televisión con "The Leftovers", pero vaya debut.
- Brian Reitzell: Ingeniero de sonido y supervisor musical, sus "paisajes sonoros" para "Hannibal" le han ganado un puesto entre lo más interesante de la televisión estadounidense.
- Cliff Martinez: Otro debutante en televisión que ha hecho mucho ruido con sus originales composiciones para "The Knick".
- Alan Menken: Clásico compositor de Disney, su próximo trabajo será "Galavant". Su última serie fueron las canciones humorísticas para la comedia "The neighbors".
- Jeremy Zuckerman: Dedicado a los dibujos animados, su trabajo en dos series de Nickelodeon como "Avatar: the last airbender" y "The legend of Korra" le ha dado algo de visibilidad con esas inspiraciones orientales y en el jazz de los años 20. Y sí, las percusiones japonesas le dan cierto aire a las escena sde acción de "Battlestar Galactica".
- Sean Callery: Es uno de los más veteranos escritores de música para series. "24" es tal vez su obra más conocida, aunque ahora está haciendo cosas muy interesantes en "Homeland", especialmente cuando entra ese aire jazzístico asociado a Carrie.
- Murray Gold: En cuanto a música épica para televisión, pocas series están a la altura de "Doctor Who". También se ha encargado de la banda sonora de "The Musketeers".
- Cristóbal Tapia De Veer: Este compositor chileno-canadiense es más conocido por otra composición más de "paisajes sonoros" que de música al uso, como era "Utopia" , pero también se encargó de otra serie poco convencional como "The crimson petal and the white".
- Ramin Djawadi: "Juego de tronos" es la banda sonora que lo ha hecho famoso, pero antes ya puso música a "Prison Break" y, en la actualidad, hace un trabajo bastante diferente en "Person of interest" y en "The Strain".
- Nathan Barr: Sus composiciones de cuerda para "True Blood" son las que le han dado más visibilidad, y la mezcla de instrumentos rusos que hace para "The Americans" resulta muy curiosa. También es el responsable de la música de "Hemlock Grove".
- Jeff Russo: Más centrado en la televisión que en otros medios, sus composiciones para la adaptación de "Fargo" destacan por su variedad de temas y por evocar la música de Carter Burwell para la película de los hermanos Coen sin plagiarla.
- Gustavo Santaolalla y Kevin Kiner: Este equipo de compositores (uno compone los temas principales, y el otro los desarrolla durante toda la serie) alterna sin problema cosas como "Hell on wheels" con "Jane the virgin".
- Blake Neely: El experto en superhéroes de esta lista, como quien dice, y colaborador habitual del guionista Greg Berlanti. Suyas son las bandas sonoras de "Arrow" y "The Flash".
01 enero 2015
Por sus voces los conoceréis
El anuncio de "The Force awakens", la séptima película de la saga "Star Wars", y que sus tres protagonistas originales estarían involucrados en ella llevó a que bastante gente se preguntara qué habían estado haciendo Carrie Fisher y, sobre todo Mark Hamill, desde "El retorno del Jedi". Todos sabemos que Harrison Ford se convirtió en una estrella (especialmente gracias a que encadenó Indiana Jones con Han Solo), pero sus dos compañeros tuvieron una suerte más desigual. En especial, Hamill daba la sensación de haber estado bastante apartado del ojo público hasta ahora (si descontamos una aparición como villano en la primera "Flash, el relámpago humano"), pero es sólo la sensación que tenemos si no hemos prestado atención a series de dibujos animados o videojuegos en los últimos veinte años.
El caso de Hamill, que en Estados Unidos es igual de conocido por poner voz al Joker en "Batman, la serie animada" que por ser Luke Skywalker, nos lleva a un aspecto bastante curioso en las carreras de unos cuantos actores televisivos, sobre todo, y es su trabajo paralelo doblando animación para niños. No estamos hablando de las versiones para Estados Unidos de las películas de Hayao Miyazaki (Claire Danes era la voz en inglés de "La princesa Mononoke", por ejemplo), o de las películas de Disney o Dreamworks con fichajes de relumbrón para dotar de vida a sus dibujos, sino de series infantiles en canales como Nickelodeon o Cartoon Network en las que no es nada extraño encontrarse a actores más conocidos por otros títulos televisivos. Si echamos un vistazo al reparto de una cinta de animación más bien de segunda como "Legends of Oz" podemos hacernos una idea de esa pequeña carrera paralela de gente como Kelsey Grammer.
Las series de superhéroes, probablemente, se llevan la palma en esto. En la serie de "la Liga de la Justicia" de 2001, por ejemplo, estaban CCH Pounder como Amanda Waller o Dana Delaney como Lois Lane, y en la más reciente "Hulk and the Agents of S.M.A.S.H." se puede escuchar a otro veterano del doblaje como Seth Green, Eliza Dushku o hasta J.K. Simmons, cuya característica voz se escuchaba también como Tenzin en "The legend of Korra" (por la que pasaron también otro "desaparecido" como David Faustino, Aubrey Plaza o Lisa Edelstein). Mae Whitman, que es otra habitual de estas series, participó en su título madre, "Avatar, the last airbender", junto con gente tan variopinta como Jason Isaacs o el omnipresente Hamill. La colección de voces detrás de una serie de dibujos animados orientada al público infantil puede ser realmente curiosa. Que en "Star Wars Rebels" lo mismo nos encontramos a Freddie Prinze Jr que a David Oyelowo, casi seguro nominado al Oscar por "Selma".
El caso de Hamill, que en Estados Unidos es igual de conocido por poner voz al Joker en "Batman, la serie animada" que por ser Luke Skywalker, nos lleva a un aspecto bastante curioso en las carreras de unos cuantos actores televisivos, sobre todo, y es su trabajo paralelo doblando animación para niños. No estamos hablando de las versiones para Estados Unidos de las películas de Hayao Miyazaki (Claire Danes era la voz en inglés de "La princesa Mononoke", por ejemplo), o de las películas de Disney o Dreamworks con fichajes de relumbrón para dotar de vida a sus dibujos, sino de series infantiles en canales como Nickelodeon o Cartoon Network en las que no es nada extraño encontrarse a actores más conocidos por otros títulos televisivos. Si echamos un vistazo al reparto de una cinta de animación más bien de segunda como "Legends of Oz" podemos hacernos una idea de esa pequeña carrera paralela de gente como Kelsey Grammer.
Las series de superhéroes, probablemente, se llevan la palma en esto. En la serie de "la Liga de la Justicia" de 2001, por ejemplo, estaban CCH Pounder como Amanda Waller o Dana Delaney como Lois Lane, y en la más reciente "Hulk and the Agents of S.M.A.S.H." se puede escuchar a otro veterano del doblaje como Seth Green, Eliza Dushku o hasta J.K. Simmons, cuya característica voz se escuchaba también como Tenzin en "The legend of Korra" (por la que pasaron también otro "desaparecido" como David Faustino, Aubrey Plaza o Lisa Edelstein). Mae Whitman, que es otra habitual de estas series, participó en su título madre, "Avatar, the last airbender", junto con gente tan variopinta como Jason Isaacs o el omnipresente Hamill. La colección de voces detrás de una serie de dibujos animados orientada al público infantil puede ser realmente curiosa. Que en "Star Wars Rebels" lo mismo nos encontramos a Freddie Prinze Jr que a David Oyelowo, casi seguro nominado al Oscar por "Selma".
15 diciembre 2014
La tele es de Shonda Rhimes
Hace algún tiempo, Beyoncé y Jay Z coincidieron con Barack y Michelle Obama en un acto del que no recuerdo a beneficio de qué era. Pero la reunión entre ambas parejas, aunque fuera breve, generó un enorme revuelo entre los medios estadounidenses, que llevan años bromeando con que el rapero y la cantante son más la Primera Familia del país que los Obama. Uno de los periodistas que cubrían el acto le preguntó al presidente Estados Unidos, en referencia a Michelle Obama, qué tal era eso de estar con la mujer más poderosa de la nación, y Obama respondió que no lo sabía, que le preguntaran a Jay Z. Si le hubieran hecho esa pregunta este año, probablemente habría contestado que buscaran al novio de Shonda Rhimes, porque esta mujer se ha convertido en una de las productoras más poderosas de la televisión casi sin que nos diéramos cuenta.
2014 puede llevar, en la televisión norteamericana, el subtítulo de “el año de Shondaland” sin ningún problema, porque entre la dominación en audiencias de sus tres series en los jueves de la ABC y el discurso que dio aceptando un premio otorgado por The Hollywood Reporter (que le dedicó una de sus portadas en octubre), la guionista y productora se ha llevado más elogios que nadie en un año en el que la prensa estadounidense ha debatido hasta la saciedad la necesidad de una mayor diversidad racial en la televisión. Los repartos de las series de Rhimes, empezando por el de “Anatomía de Grey”, no suelen prestar demasiada atención al color de la piel de sus personajes, mezclando sin problemas a blancos, negros, asiáticos y latinos y tratándolos a todos por igual, y el hecho de que haya colocado a dos mujeres negras al frente de dos de sus títulos aún ha sido más comentado en un país en el que ha habido dos temas que han dominado las conversaciones mediáticas en los últimos meses; la situación de las mujeres en la sociedad estadounidense y la violencia policial contra jóvenes hombres negros.
El discurso de género y el racial se unen en Shonda Rhimes, que es una excepción en Hollywood por ser mujer y por ser negra. Sus series pueden parecernos mejores o peores (yo nunca he sido especialmente fan), pero lo que está claro es que tienen algo que conquista eso que los americanos llaman el zeitgeist (aunque sea una palabra alemana), la conversación cultural del momento. Las webs de televisión llevaban dos años totalmente obsesionadas con “Scandal” y, esta temporada, la han sustituido por una fascinación incondicional por “How to get away with murder”. En esa serie confluyen multitud de las narrativas que dominan el discurso crítico televisivo reciente en Estados Unidos: el paso de una actriz consolidada en cine, y ya por encima de los 40, a la tele; la diversidad racial del reparto; la representación sin tapujos (sexuales, sobre todo) de una relación homosexual y la capacidad de la serie para convertirse en el tema favorito de discusión por Twitter a la mañana siguiente.
Poco importa que las series sean buenas o no; capturan la atención de los espectadores de un modo que otras no consiguen, y su calidad de fenómenos culturales las impulsa también hacia nominaciones a los Emmy y los Globos de Oro. Sólo por levantar ella sola la noche de los jueves de la ABC, Shonda Rhimes ya merece que se hable de ella en cualquier recapitulación de lo que ha sido 2014, pero además lo merece porque los títulos que ella produce son entretenimiento masivo, para todos los públicos. Sus pretensiones no son diseccionar los fantasmas de la sociedad estadounidense, o hacer una metáfora filosófica de ella; sólo busca no aburrir, y es realmente curioso lo que ha conseguido con ello.
17 noviembre 2014
Cinco parejas de 2014
Quedan dos semanas para que empiece oficialmente la temporada de premios de Hollywood (los Hollywood Film Awards no cuentan) y la de las listas de lo mejor del año, y este blog no se resiste a ninguna de las dos. Todavía no voy a empezar a publicar las selecciones de las series que he seguido con más interés y de los capítulos más destacados de este 2014, pero sí que se puede comenzar por recordar algunas de las parejas televisivas que han sido de mis favoritas durante estos casi doce meses. El criterio con el que está hecho esta especie de top 5 es muy personal, por supuesto, y como de costumbre, intentaré no repetir las aparecidas en años anteriores (lo que quiere decir que esta vez no repiten Carson y la señora Hughes, aunque podrían).
El Doctor y Clara
Las reacciones a la octava temporada de "Doctor Who" han estado muy divididas entre el fandom, lo que es una lástima porque ha hecho que, en medio de toda la controversia, se perdiera el hecho de que Peter Capaldi y Jenna Coleman son un dúo cómico de primera. La rehabilitación de Clara como personaje y el progresivo asentamiento en su propia piel de la nueva encarnarción del Doctor han dejado algunos de los momentos simplemente más entretenidos y divertidos de los últimos años en la era moderna de la serie. Quizás que su tono estuviera más cerca de Christopher Ecclestone que de Matt Smith dejó fuera a algunos seguidores más acostumbrados a los puzzles para toda la temporada de los que Steven Moffat se ha mantenido apartado, en lo posible, este año.
Amy y Karma
"Faking it" es un caso bastante curioso en la televisión estadounidense. Se emite en MTV, por lo que va a un público muy determinado y, en general, la crítica no le hace caso, y aunque es una comedia teen de instituto desarrollada al calor del éxito de "Awkward", se ha ganado su propio hueco apostando por la exploración de la telaraña emocional entre todos los personajes y, sobre todo, entre Amy y Karma, las dos amigas que protagonizan la serie, y que la empiezan simulando ser pareja para ser populares en su instituto de Austin (Texas). El desarrollo de ambos personajes, y sobre todo de Amy y sus dudas, permite a la serie superar su premisa enseguida, y las dos amigas tienen una relación ahora más complicada, pero más interesante. Katie Stevens y Rita Volk tienen una gran dinámica, aunque en esta segunda temporada hay que dar una mención especial a Lauren, convertida en la robaescenas oficial.
Ichabod y Abbie
Lo principal en "Sleepy Hollow" no es tanto la lucha por evitar el Fin del Mundo, sino ver cómo evoluciona la relación entre Ichabod Crane y Abbie Mills, los dos Testigos que deben evitar que el demonio Moloch camine libre sobre la Tierra. En la segunda temporada pueden haberse encontrado con algunos altibajos en las tramas (Henry no acaba de funcionar tan bien como se esperaba), pero la química entre Tom Mison y Nicole Beharie es, de lejos, de las mejores que hay ahora mismo en la televisión estadounidense, y en todos los capítulos deja momentos realmente divertidos. Se ha perdido un poco el recurso a la versión alternativa de la historia de la Revolución Americana, pero cualquier escena de "Ichabod contra el mundo moderno" resulta siempre estupenda.
La doctora DePaul y Virginia Johnson
Lillian DePaul ya apareció en la primera temporada de "Masters of sex", pero ha sido en la segunda, con la evolución de su amistad con Virginia Johnson, cuando se ha consolidado como uno de los personajes del año. La relación de las dos, primero profesional y luego personal, ha sido de lo más interesante de la entrega de la serie este año, y Julianne Nicholson y Lizzy Caplan han estado siempre muy bien navegando todos loe momentos de su amistad, desde los más relajados y divertidos a los más dramáticos. En el arsenal de secundarios estupendos de "Masters of sex", DePaul ocupa un hueco que va a ser difícil de llenar, al menos en sus interacciones con Virginia.
Vanessa Ives y Malcolm Murray
Vanessa Ives, el personaje en el centro de "Penny Dreadful", ha sido otro de los descubrimientos del año, pero parte de su interés estaba en la complicada relación con Sir Malcolm Murray, el caballero con el que se alía para buscar a la hija de éste y luchar contra monstruos. Las razones por las que ambos están juntos en esa empresa le dieron a la primera temporada de la serie buena parte de su columna vertebral, especialmente cuando asistimos a la pugna que también se libra en el interior de Vanessa. Eva Green y Timothy Dalton representan perfectamente la contención victoriana y el exceso que ha caracterizado "Penny Dreadful".
Hay más parejas que podrían haber entrado en esta lista, claro, desde Felicity Smoak y Barry Allen a Claire y Jaime en "Outlander", Henry y Eliza de "Selfie", Andrew y Zelda de "A to Z", Rogelio de la Vega con cualquiera de las mujeres de "Jane the Virgin", Maura y sus hija mayor en "Transparent" o Flaca y Maritza en "Orange is the new black".
El Doctor y Clara
Las reacciones a la octava temporada de "Doctor Who" han estado muy divididas entre el fandom, lo que es una lástima porque ha hecho que, en medio de toda la controversia, se perdiera el hecho de que Peter Capaldi y Jenna Coleman son un dúo cómico de primera. La rehabilitación de Clara como personaje y el progresivo asentamiento en su propia piel de la nueva encarnarción del Doctor han dejado algunos de los momentos simplemente más entretenidos y divertidos de los últimos años en la era moderna de la serie. Quizás que su tono estuviera más cerca de Christopher Ecclestone que de Matt Smith dejó fuera a algunos seguidores más acostumbrados a los puzzles para toda la temporada de los que Steven Moffat se ha mantenido apartado, en lo posible, este año.
Amy y Karma
"Faking it" es un caso bastante curioso en la televisión estadounidense. Se emite en MTV, por lo que va a un público muy determinado y, en general, la crítica no le hace caso, y aunque es una comedia teen de instituto desarrollada al calor del éxito de "Awkward", se ha ganado su propio hueco apostando por la exploración de la telaraña emocional entre todos los personajes y, sobre todo, entre Amy y Karma, las dos amigas que protagonizan la serie, y que la empiezan simulando ser pareja para ser populares en su instituto de Austin (Texas). El desarrollo de ambos personajes, y sobre todo de Amy y sus dudas, permite a la serie superar su premisa enseguida, y las dos amigas tienen una relación ahora más complicada, pero más interesante. Katie Stevens y Rita Volk tienen una gran dinámica, aunque en esta segunda temporada hay que dar una mención especial a Lauren, convertida en la robaescenas oficial.
Ichabod y Abbie
Lo principal en "Sleepy Hollow" no es tanto la lucha por evitar el Fin del Mundo, sino ver cómo evoluciona la relación entre Ichabod Crane y Abbie Mills, los dos Testigos que deben evitar que el demonio Moloch camine libre sobre la Tierra. En la segunda temporada pueden haberse encontrado con algunos altibajos en las tramas (Henry no acaba de funcionar tan bien como se esperaba), pero la química entre Tom Mison y Nicole Beharie es, de lejos, de las mejores que hay ahora mismo en la televisión estadounidense, y en todos los capítulos deja momentos realmente divertidos. Se ha perdido un poco el recurso a la versión alternativa de la historia de la Revolución Americana, pero cualquier escena de "Ichabod contra el mundo moderno" resulta siempre estupenda.
La doctora DePaul y Virginia Johnson
Lillian DePaul ya apareció en la primera temporada de "Masters of sex", pero ha sido en la segunda, con la evolución de su amistad con Virginia Johnson, cuando se ha consolidado como uno de los personajes del año. La relación de las dos, primero profesional y luego personal, ha sido de lo más interesante de la entrega de la serie este año, y Julianne Nicholson y Lizzy Caplan han estado siempre muy bien navegando todos loe momentos de su amistad, desde los más relajados y divertidos a los más dramáticos. En el arsenal de secundarios estupendos de "Masters of sex", DePaul ocupa un hueco que va a ser difícil de llenar, al menos en sus interacciones con Virginia.
Vanessa Ives y Malcolm Murray
Vanessa Ives, el personaje en el centro de "Penny Dreadful", ha sido otro de los descubrimientos del año, pero parte de su interés estaba en la complicada relación con Sir Malcolm Murray, el caballero con el que se alía para buscar a la hija de éste y luchar contra monstruos. Las razones por las que ambos están juntos en esa empresa le dieron a la primera temporada de la serie buena parte de su columna vertebral, especialmente cuando asistimos a la pugna que también se libra en el interior de Vanessa. Eva Green y Timothy Dalton representan perfectamente la contención victoriana y el exceso que ha caracterizado "Penny Dreadful".
Hay más parejas que podrían haber entrado en esta lista, claro, desde Felicity Smoak y Barry Allen a Claire y Jaime en "Outlander", Henry y Eliza de "Selfie", Andrew y Zelda de "A to Z", Rogelio de la Vega con cualquiera de las mujeres de "Jane the Virgin", Maura y sus hija mayor en "Transparent" o Flaca y Maritza en "Orange is the new black".
05 noviembre 2014
El buen compositor
Ya hemos comentado varias veces lo curioso (y excepcional) que es que una serie de network reciba los mayores elogios y adquiera su mayor visibilidad en la quinta y la sexta temporadas. Esto que le ha pasado a “The Good Wife” no es lo habitual, y mucho menos en la CBS, en la que los estrenos pueden llamar la atención de la crítica inicialmente y, después, siguen durante ocho, nueve o diez temporadas sin que nadie les haga especial caso (fuera de sus diez millones de espectadores semanales, claro). El reconocimiento a la serie ha alcanzado a otros departamentos aparte de la sala de guionistas dirigida por los Kings, o de sus actores o, últimamente, de sus directores. El último en adquirirlo es David Buckley, el compositor de su banda sonora, y ese reconocimiento ilustra también la diferente manera de utilizar la música que tiene la serie.
Buckley ha trabajado con Harry Gregson-Williams y en varias películas no demasiado conocidas, además de en una de las versiones del videojuego “Call of Duty”, pero parece que es su trabajo en la serie lo que le ha dado una mayor repercusión, sobre todo desde que, al principio de la quinta temporada, “The good wife” se animó a que su música tuviera más personalidad, se notara más, acompañara más los ritmos de las escenas. Y eligió hacerlo yéndose a un estilo clásico casi de música de cámara y del XVIII, en el que Buckley reconoce que hay influencias de Haydn, Mozart y hasta Bach. Optar por esa sensación de estar sentado en un concierto en el Auditorio Nacional, más que viendo a Alicia Florrick moviéndose por los tribunales, le ha dado a la serie una capa extra en un estado ya avanzado de su vida. Ha potenciado la idea de que sus responsables no se duermen en los laureles, de que siempre están buscando nuevos modos de mantenerla fresca y en movimiento. Algunos funcionan y otros no, pero el caso de la música de Buckley es especialmente significativo.
Fue justo en ese arranque de la quinta temporada y, sobre todo, en “Hitting the fan” donde esta renovada aproximación a la banda sonora quedó más clara. Esa música más clásica también es más juguetona, se mueve entre el drama y la comedia del mismo modo que lo hace la serie, y casi siempre se la nota ligera y elegante, como si se desplazara según el ritmo, también suave y sin estridencias, de sus cámaras. Pero “The good wife” no sólo utiliza la banda sonora instrumental de una manera ligeramente distinta de lo esperado. También lo hace con las canciones que se escuchan a veces en sus episodios. En ocasiones, lo que destaca es la elección de determinados grupos, como Beast o Tally Hall y su “Mucka blucka”, y en otras es justo cómo va apareciendo determinada canción en el capítulo lo que destaca. Los dos ejemplos más claros, y recientes, de esto son las utilizaciones de “High hopes”, de Bruce Springsteen, en la quinta temporada, y de “Bombs away”, de Eels, en el episodio del domingo pasado.
Escuchamos de las dos sólo parte del inicio instrumental durante casi todo el capítulo, punteando la trama concreta que acompañan. Es como si estuviera preparando el terreno para la resolución al final, momento en el que ya escuchamos los versos y, a lo mejor, hasta el estribillo de las canciones, resaltando el significado del momento que acabamos de ver. Quien viera esos últimos minutos de “Message discipline” captó perfectamente a qué se refería ese “bombas fuera, me vais a oír” del tema de Eels.
31 octubre 2014
Empollones adorables
“Adorable nerds”. Así describe Iris la pareja que forman Barry Allen y Felicity Smoak cuando ésta se pasa a hacerle una visita por “The Flash”. La química que esos dos tienen desde que él apareció por primera vez en “Arrow” centra ese primer crossover entre las dos series superheroicas de The CW, pero lo que nos interesa aquí no es eso, sino ese “adorable nerds”, ese “empollones adorables” que prácticamente engloba a todo un cliché televisivo muy clásico; el del sidekick friki del héroe, el que se encarga de soltarnos los casi monólogos de exposición de trama, el que está ahí para apoyar al héroe en aspectos más técnicos (o científicos) y suele mantenerse en un segundo plano aunque su labor resulte fundamental. Ejemplos de “adorable nerds” hay muchos y, además, de lo más variado, porque puede decirse que, en las primeras temporadas de “CSI”, Greg Sanders, el técnico de ADN, entraba en esa categoría con sus largas explicaciones de sus resultados, sus interacciones un poco incómodas socialmente y sus one-liners.
Los técnicos de cualquier tipo son claros candidatos a encajar en esa categoría si son lo suficientemente divertidos o entrañables. Y si saben manejarse bien con la jerga técnica asociada a su “puesto”. Los oficiales científicos de las space operas son los verdaderos reyes en ese aspecto, pero no todos tienen además el factor justo de adorabilidad (tipo Rodney McKay y Jennifer Keller en “Stargate Atlantis”), y no todos logran manejarlo igual de bien. FitzSimmons aparecieron en “Agents of SHIELD” justo para cubrir ese hueco (clásico de las series creadas, o producidas, por Joss Whedon desde Willow en “Buffy, cazavampiros”), pero no siempre han conseguido funcionar bien y tampoco hay consenso entre los fans sobre si realmente son los “adorable nerds” de la serie o no. Una dinámica similar, pero en un tono más rebajado, parecen llevarla Caitlin y Cisco en “The Flash”, pero realmente es su protagonista el que, curiosamente, mejor representa ese arquetipo, por llamarlo de algún modo.
Felicity, claro, es ahora mismo la mejor muestra de esta categoría, pero van apareciendo otros en los sitios más insospechados, como Aram, el técnico de la división especial del FBI asignada a Reddington de “The Blacklist”. Su labor en cada capítulo apenas es más que soltar jerga técnica y explicar las pistas que los protagonistas necesitan para hacer avanzar la trama, pero de algún modo extraño, sus interacciones con Elizabeth Keen le han otorgado cierto aire de entrañabilidad que parecía muy lejano cuando la serie debutó. Hasta Robyn, la otra investigadora de “The good wife”, tiene los rasgos necesarios para ser una “adorable nerd”. Los procedimentales son las series que más a menudo utilizan a estos personajes, pero no siempre vale con introducir uno y ya. Ed Nygma en “Gotham” quiere ir por ese camino, aunque nosotros sepamos en quién se convertirá en el futuro, y no logra cuajar.
01 septiembre 2014
El improbable ascenso de Felicity Smoak
¿Cuántas veces no hemos visto a un secundario en principio marginal "robar" limpiamente una serie debajo de las narices de sus protagonistas? Sobre el papel tal vez no son más que un episódico, un personaje que debe cumplir una función en un capítulo determinado y nada más, pero la conjunción del actor elegido para interpretarlo, su ingeracción con los otros actores y la energía que aporte a la serie puede obrar el milagro; hacer que ese episódico se convierta en recurrente, quizás después en regular y, con un poco más de suerte, en todo un favorito de los fans. Hay muchísimos ejemplos de esto, de Allison Janney en la primera temporada de "Masters of Sex" a Uzo Aduba o Samira Wiley, por citar sólo dos, en "Orange is the new black", o uno de los casos más curiosos, y más fulgurantes, vistos en los últimos años; el de Emily Bett Rickards en "Arrow".
Las series son entes vivos, es un cliché a cuyo mantenimiento hemos contribuido por aquí muchas veces, pero si se mantiene es porque es cierto. Los guionistas y productores reaccionan a lo que funciona y a lo que no con el correr de los capítulos, y personajes que introducen sólo porque necesitan un ténico informático en un capítulo pueden terminar convertidos en "la chica" de la serie, como quien dice. Los fans de "Arrow" (especialmente los shippers de Olicity) llevan revolucionados dese ayer, cuando The CW lanzó un nuevo teaser de la tercera temporada en el que (y esto es un spoiler, que os conozco) se amaga con un beso entre Oliver y Felicity (¿habrá una abeja por ahí que lo impida?). El teaser representa la culminación de ese ascenso en el estatus de la serie de la graduada en el MIT en 2009, un ascenso que parecía improbable cuando apareció por primera vez en la temporada inaugural, en un capítulo en el que su único propósito era ayudar a Oliver con algunos asuntos informáticos (Stephen Amell cuenta un poco todo eso en este fragmento de una entrevista con Larry King).
Felicity Smoak no iba a regresar a "Arrow", pero la dinámica entre ella y Oliver, menos seria y más relajada, hasta con sus toques de humor, funcionó a la perfección, así que Andrew Kreisberg y Marc Guggenheim buscaron excusas para que Oliver siguiera recurriendo a ella para resolver algunos de las situaciones que se le presentaban y, finalmente, ella terminó sabiendo que él era en realidad el Vigilante y pasó a formar parte del Team Arrow, junto con John Diggle. Lo realmente curioso de esta promoción a personaje regular, y parte fundamental del círculo más cercano del señor Queen, es que Felicity se fue quedando con todas las mejores frases, con los one-liners que los fans repetían al día siguiente en Tumblr. Apuntamos, al hablar de la segunda entrega, esa evolución que habían vivido algunos de los personajes femeninos, pero ninguno puede asemejarse al de la señorita Smoak. Porque no sólo se ha encargado de ser la particular Condesa Viuda de "Arrow", salvando las distancias, sino que ha terminado usurpando el lugar que, teóricamente, pertenecía a Laurel como principal objeto de la tensión sexual no resuelta con el héroe.
Lo que era inicialmente un mero cuelgue por parte de Felicity (retratado muchas veces buscando el lado cómico, y ojo a los spoilers del final de la segunda temporada), terminó siendo uno de los aspectos del que más han hablado Kreisberg y Guggenheim este verano, tras disfrazar de estrategia contra Slade la confesión de Oliver de sus sentimientos hacia Felicity. A algunos espectadores, todo esto les ha recordado un poco al ascenso de Chloe en "Smallville". Era un personaje que no procedía de los cómics de Superman de los que era precuela (como Felicity, aunque haya uno muy secundario con el que comparta nombre), pero rápidamente se convirtió en uno de los más queridos por los fans, y uno que amenazaba seriamente con que Clark Kent siguiera el curso romántico de su vida primero con Lana y, finalmente, con Lois Lane. Aunque luego la cosa no dure, que "Arrow" vaya a animarse, como parece, a que Oliver y Felicity afronten la puerta que entreabieron en el final de la segunda temporada confirma la meteórica promoción de ella, y cómo los guionistas reconocieron enseguida que tenían algo bueno entre manos.
Felicity aportaba aire fresco en la primera temporada y, después, cierta sensación de ligereza. No lleva el peso del mundo sobre sus hombros, como prácticamente el resto del reparto, y funciona bastante bien hasta con Sara y, esperemos, con Laurel. La relación que ha establecido con Diggle da para su propia webserie de charlas a lo "chicas Gilmore", que le diría Verónica Mars a Wallace, y el único riesgo que hay sobre ella es que el clamor de los shippers le reste precisamente el aire de levedad, de cierto humor y de frescura que trajo desde el principio. Eso la hacía destacar, por contraste, sobre Laurel y la complicada madeja de sentimientos (todos muy serios) que tiene hacia Oliver. Su cambio de situación de cara a la tercera temporada apunta que ella puede ser uno de los aspectos interesantes de "Arrow".
Las series son entes vivos, es un cliché a cuyo mantenimiento hemos contribuido por aquí muchas veces, pero si se mantiene es porque es cierto. Los guionistas y productores reaccionan a lo que funciona y a lo que no con el correr de los capítulos, y personajes que introducen sólo porque necesitan un ténico informático en un capítulo pueden terminar convertidos en "la chica" de la serie, como quien dice. Los fans de "Arrow" (especialmente los shippers de Olicity) llevan revolucionados dese ayer, cuando The CW lanzó un nuevo teaser de la tercera temporada en el que (y esto es un spoiler, que os conozco) se amaga con un beso entre Oliver y Felicity (¿habrá una abeja por ahí que lo impida?). El teaser representa la culminación de ese ascenso en el estatus de la serie de la graduada en el MIT en 2009, un ascenso que parecía improbable cuando apareció por primera vez en la temporada inaugural, en un capítulo en el que su único propósito era ayudar a Oliver con algunos asuntos informáticos (Stephen Amell cuenta un poco todo eso en este fragmento de una entrevista con Larry King).
Felicity Smoak no iba a regresar a "Arrow", pero la dinámica entre ella y Oliver, menos seria y más relajada, hasta con sus toques de humor, funcionó a la perfección, así que Andrew Kreisberg y Marc Guggenheim buscaron excusas para que Oliver siguiera recurriendo a ella para resolver algunos de las situaciones que se le presentaban y, finalmente, ella terminó sabiendo que él era en realidad el Vigilante y pasó a formar parte del Team Arrow, junto con John Diggle. Lo realmente curioso de esta promoción a personaje regular, y parte fundamental del círculo más cercano del señor Queen, es que Felicity se fue quedando con todas las mejores frases, con los one-liners que los fans repetían al día siguiente en Tumblr. Apuntamos, al hablar de la segunda entrega, esa evolución que habían vivido algunos de los personajes femeninos, pero ninguno puede asemejarse al de la señorita Smoak. Porque no sólo se ha encargado de ser la particular Condesa Viuda de "Arrow", salvando las distancias, sino que ha terminado usurpando el lugar que, teóricamente, pertenecía a Laurel como principal objeto de la tensión sexual no resuelta con el héroe.
Lo que era inicialmente un mero cuelgue por parte de Felicity (retratado muchas veces buscando el lado cómico, y ojo a los spoilers del final de la segunda temporada), terminó siendo uno de los aspectos del que más han hablado Kreisberg y Guggenheim este verano, tras disfrazar de estrategia contra Slade la confesión de Oliver de sus sentimientos hacia Felicity. A algunos espectadores, todo esto les ha recordado un poco al ascenso de Chloe en "Smallville". Era un personaje que no procedía de los cómics de Superman de los que era precuela (como Felicity, aunque haya uno muy secundario con el que comparta nombre), pero rápidamente se convirtió en uno de los más queridos por los fans, y uno que amenazaba seriamente con que Clark Kent siguiera el curso romántico de su vida primero con Lana y, finalmente, con Lois Lane. Aunque luego la cosa no dure, que "Arrow" vaya a animarse, como parece, a que Oliver y Felicity afronten la puerta que entreabieron en el final de la segunda temporada confirma la meteórica promoción de ella, y cómo los guionistas reconocieron enseguida que tenían algo bueno entre manos.
Felicity aportaba aire fresco en la primera temporada y, después, cierta sensación de ligereza. No lleva el peso del mundo sobre sus hombros, como prácticamente el resto del reparto, y funciona bastante bien hasta con Sara y, esperemos, con Laurel. La relación que ha establecido con Diggle da para su propia webserie de charlas a lo "chicas Gilmore", que le diría Verónica Mars a Wallace, y el único riesgo que hay sobre ella es que el clamor de los shippers le reste precisamente el aire de levedad, de cierto humor y de frescura que trajo desde el principio. Eso la hacía destacar, por contraste, sobre Laurel y la complicada madeja de sentimientos (todos muy serios) que tiene hacia Oliver. Su cambio de situación de cara a la tercera temporada apunta que ella puede ser uno de los aspectos interesantes de "Arrow".
06 junio 2014
La voz fantasma
Una de las historias detrás de las cámaras más célebres de Hollywood gira alrededor del rodaje de “My fair lady”, una adaptación al cine de un musical que, a su vez, era una adaptación de la obra de teatro “Pigmalión”, de George Bernard Shaw. El musical se estrenó originalmente en Nueva York, en 1956, con un actor bien establecido como Rex Harrison como Henry Higgins y una entonces todavía joven y desconocida actriz, llamada Julie Andrews, que había actuado en el West End desde que era una niña, dando vida a Eliza Doolittle, la joven de la calle a la que Higgins quiere “moldear” y transformar en una dama de la alta sociedad. El musical fue un éxito y, en 1964, George Cukor se encargó de llevarlo al cine con la idea de que fuera el reparto original de Broadway quien lo interpretara en la pantalla. Con Harrison no hubo problema (ya había sido antes Julio César en aquella “Cleopatra” cuyo rodaje tuvo más que ser más la guerra que el de “Apocalypse Now”), pero el estudio no veía nada claro que Andrews volviera a asumir el papel de Eliza.
La actriz era conocida en los círculos teatrales, pero nada más, y preferían a alguien más famoso para atraer al público al cine. Así fue como Audrey Hepburn, que ya tenía un Oscar por “Vacaciones en Roma”, acabó protagonizando la película y Andrews se convertiría en toda una estrella al asumir el rol de la institutriz cantarina de “Mary Poppins”. Pero había un pequeño problema, y es que cantar no estaba entre los talentos de Hepburn. Ella lo intentó, y hay una versión de “My fair lady” que mantiene su versión de las canciones, pero no estaba a la altura de lo que se necesitaba. Así que el estudio recurrió a Marni Nixon, una soprano que estaba más que acostumbrada a doblar las voces de los actores en películas musicales. La propia Nixon recordaba hace algún tiempo su experiencia para The Guardian, rememorando que era una práctica muy habitual en Hollywood en aquella época (una práctica que se retrata perfectamente en “Cantando bajo la lluvia”, en la que Nixon también participó, brevemente), y siempre que se habla de musicales de los 50 y los 60, es inevitable mencionarla. Aunque su nombre nunca figuró en los títulos de crédito.
De hecho, en el podcast de The Ranking Club dedicado a los musicales recordamos a Nixon al hablar de “West Side Story” (donde dobló a Natalie Wood) y de “Sonrisas y lágrimas” (donde era una de las monjas del convento en el que estaba Maria, a la que interpretaba Julie Andrews), y no viene nada mal acordarse de ella aprovechando que el domingo se entregan los Tony, los premios del teatro neoyorquino (en las nominaciones de musical hay varios actores que dan vida a personas reales, aunque lo de Audra McDonald con Billie Holiday probablemente no pueda igualarse). Así que vamos a recordar algunas de aquellas participaciones de Marnie Nixon que no se reconocieron como tales hasta mucho tiempo después.
- "El rey y yo": Ésta es curiosa, porque Nixon cuenta que ella y Deborah Kerr trabajaron muy de cerca para que las interpretaciones de actriz y cantante estuvieran perfectamente sincronizadas, y que de hecho fue Kerr quien "rompió" el secreto que había alrededor de aquellos doblajes y contó el papel de Nixon en la película en una entrevista.
- "West Side Story": Aquí estaba todo el mundo doblado, no sólo Natalie Wood, pero Wood se enteró prácticamente cuando vio la película terminada.
- "My fair lady": Audrey Hepburn llegó a grabar todas las canciones, pero al final, acabó doblada por Nixon. Sin embargo, hay numerosos vídeos del trabajo inicial de Hepburn.
- "Las caballeros las prefieren rubias": En este caso, la labor de Nixon era solamente apoyar las notas altas, a las que Marilyn Monroe tenía algunas dificultades para llegar.
- "Mulan": Sí, Nixon puso voz a la abuela de Mulan, pero sólo en las canciones. Lo que cual no deja de ser gracioso porque en "La cenicienta" ya cantó el tema inicial y en "Mary Poppins" puso voz a las ocas de "Jolly Holiday".
Y aunque en "Cantando en bajo la lluvia" no participó ella, no deja de ser curioso que en una película en la que el personaje de Debbie Reynolds doblaba al de Jean Hagen, la propia Reynolds fue sustituida por otra "voz fantasma", la de Betty Noyes, en el tema "Would you?" Noyes, por cierto, cantó también "Baby mine", la canción de la madre de Dumbo. Y ya como curiosidad, uno de los hijos de Marni Nixon era Andrew Gold, fallecido en 2011, y que compuso "Thank you for being a friend", la canción de "Las chicas de oro".
P.D.: A todo esto, la foto corresponde a "Sonrisas y lágrimas" y uno de los escasos momentos en los que Marni Nixon apareció en pantalla. Es la segunda monja por la izquierda.
Y aunque en "Cantando en bajo la lluvia" no participó ella, no deja de ser curioso que en una película en la que el personaje de Debbie Reynolds doblaba al de Jean Hagen, la propia Reynolds fue sustituida por otra "voz fantasma", la de Betty Noyes, en el tema "Would you?" Noyes, por cierto, cantó también "Baby mine", la canción de la madre de Dumbo. Y ya como curiosidad, uno de los hijos de Marni Nixon era Andrew Gold, fallecido en 2011, y que compuso "Thank you for being a friend", la canción de "Las chicas de oro".
P.D.: A todo esto, la foto corresponde a "Sonrisas y lágrimas" y uno de los escasos momentos en los que Marni Nixon apareció en pantalla. Es la segunda monja por la izquierda.
18 abril 2014
El excéntrico mundo de Bryan Fuller
Cuando el interés en la segunda temporada de "Héroes" empezó a decaer, los fans encontraron una posible razón para ello en la marcha de Bryan Fuller, que se había encargado de desarrollar el personaje de la animadora Claire y que había escrito "Company man", para algunos el mejor episodio no sólo de la primera entrega, sino de toda la serie. Fuller había dejado a las personas con habilidades especiales de Tim Kring para probar de nuevo suerte creando sus propias series, en este caso con "Pushing daisies", y cuando ésta fue cancelada, y se anunció que regresaría para la cuarta temporada, hubo quienes pensaron que "Héroes" podía remontar. Los problemas de esa serie eran más profundos para que la vuelta de un guionista fuera la panacea, pero esto nos sirve para introducir un poco la figura de este peculiar tipo, alguien que comenzó en Hollywood escribiendo para "Star Trek: Deep Space 9" y "Star Trek: Voyager" y que ahora tiene a la crítica a sus pies gracias a "Hannibal".
Esta serie es una aplicación al terror y lo macabro de todo su peculiar mundo, porque lo que no puede negarse es que Fuller posee un punto de vista muy personal. Sus series suelen poseer todas un estilo visual muy característico (incluso la fallida "Mockingbird Lane", de la que sólo se vio el piloto), y en ellas es habitual que se mezclen dramas familiares de toda clase y condición con toques de humor, a veces bastante negro, con planos bastante imaginativos para estar en televisión y con cierto interés por la muerte y, más en concreto, por las consecuencias que provoca en quienes siguien vivos. Tres de las creaciones de Fuller, de hecho, giran de un modo bastante central alrededor de la muerte. En "Tan muertos como yo", sus protagonistas se encargaban de recolectar las almas de los que iban a morir y las escoltaban en su paso al más allá; en "Pushing daisies", Ned tenía la habilidad de resucitar a cualquiera con sólo tocarlo, y de matarlos definitivamente si los tocaba por segunda vez, y en "Hannibal" se mete directamente en terreno de asesinos en serie cuyos crímenes a veces parecen más instalaciones artísticas de Damien Hirst.
Acercarse a la primera serie que creó es de lo más curioso, porque ahí están ya todas las semillas de las características comunes a todos sus trabajos. Dicha serie era "Wonderfalls", y probablemente sea la más peculiar y "marciana", si queréis, de todas. Apenas duró cuatro episodios en la midseason de 2003/04 en Fox, y acabó ganándose cierto estatus de culto cuando salió editada en DVD, después de mucha campaña de sus pocos pero ruidosos fans. La serie está ambientada en las cataratas del Niágara y, en concreto, en una tienda de souvenirs en la que trabaja Jaye. una veinteañera licenciada en Filosofía por la prestigiosa universidad de Brown, pero que está en un momento de su vida más bien apático y cínico, más cerca de aquel "preferiría no hacerlo" de "Bartleby, el escribiente". Alrededor de Jaye se mueven su familia, su jefe en la tienda, sus amigos del bar cercano y, oh sí, las estatuas y peluches de animales de la tienda, que le hablan y le convencen para que ayude a otras personas.
Si suena "raro" es porque lo es, y porque el tono de "Wonderfalls", más cercano a "Pushing daisies" pero sin canciones ni romanticismo, es bastante excéntrico. No obstante, superada la primera toma de contacto, resulta una serie divertida anclada en una estupenda interpretación de Caroline Dhavernas, con la que Fuller ha vuelto a contar enh "Hannibal". Ella da vida a Jaye en todo su cinismo, su inseguridad, su inteligencia, su incredulidad cuando las cosas empiezan a hablarle y también en su humanidad. Es un personaje que puede resultar complicado porque su personalidad no es sencilla, pero tarda muy poco en convertirse en alguien del que queremos saber más cosas, queremos saber si finalmente averiguará qué hacer con su vida. Sólo son trece episodios, pero quizás por eso "Wonderfalls" es de esas series canceladas que se ha ganado más fans años después de su "muerte".
Esta serie es una aplicación al terror y lo macabro de todo su peculiar mundo, porque lo que no puede negarse es que Fuller posee un punto de vista muy personal. Sus series suelen poseer todas un estilo visual muy característico (incluso la fallida "Mockingbird Lane", de la que sólo se vio el piloto), y en ellas es habitual que se mezclen dramas familiares de toda clase y condición con toques de humor, a veces bastante negro, con planos bastante imaginativos para estar en televisión y con cierto interés por la muerte y, más en concreto, por las consecuencias que provoca en quienes siguien vivos. Tres de las creaciones de Fuller, de hecho, giran de un modo bastante central alrededor de la muerte. En "Tan muertos como yo", sus protagonistas se encargaban de recolectar las almas de los que iban a morir y las escoltaban en su paso al más allá; en "Pushing daisies", Ned tenía la habilidad de resucitar a cualquiera con sólo tocarlo, y de matarlos definitivamente si los tocaba por segunda vez, y en "Hannibal" se mete directamente en terreno de asesinos en serie cuyos crímenes a veces parecen más instalaciones artísticas de Damien Hirst.
Acercarse a la primera serie que creó es de lo más curioso, porque ahí están ya todas las semillas de las características comunes a todos sus trabajos. Dicha serie era "Wonderfalls", y probablemente sea la más peculiar y "marciana", si queréis, de todas. Apenas duró cuatro episodios en la midseason de 2003/04 en Fox, y acabó ganándose cierto estatus de culto cuando salió editada en DVD, después de mucha campaña de sus pocos pero ruidosos fans. La serie está ambientada en las cataratas del Niágara y, en concreto, en una tienda de souvenirs en la que trabaja Jaye. una veinteañera licenciada en Filosofía por la prestigiosa universidad de Brown, pero que está en un momento de su vida más bien apático y cínico, más cerca de aquel "preferiría no hacerlo" de "Bartleby, el escribiente". Alrededor de Jaye se mueven su familia, su jefe en la tienda, sus amigos del bar cercano y, oh sí, las estatuas y peluches de animales de la tienda, que le hablan y le convencen para que ayude a otras personas.
Si suena "raro" es porque lo es, y porque el tono de "Wonderfalls", más cercano a "Pushing daisies" pero sin canciones ni romanticismo, es bastante excéntrico. No obstante, superada la primera toma de contacto, resulta una serie divertida anclada en una estupenda interpretación de Caroline Dhavernas, con la que Fuller ha vuelto a contar enh "Hannibal". Ella da vida a Jaye en todo su cinismo, su inseguridad, su inteligencia, su incredulidad cuando las cosas empiezan a hablarle y también en su humanidad. Es un personaje que puede resultar complicado porque su personalidad no es sencilla, pero tarda muy poco en convertirse en alguien del que queremos saber más cosas, queremos saber si finalmente averiguará qué hacer con su vida. Sólo son trece episodios, pero quizás por eso "Wonderfalls" es de esas series canceladas que se ha ganado más fans años después de su "muerte".
04 febrero 2014
Parejas sin química (romántica)
Febrero es sinónimo de San Valentín, lo que quiere decir que, en breve, se llenarán los blogs y las páginas web de listas de todo tipo sobre las mejores historias de amor del cine, de la tele, de la literatura, de la vida real, del espacio interestelar... De lo que se os ocurra. Nos cansaremos de ver siempre a los mismos dúos y las siglas TSNR (tensión sexual no resuelta) serán, tal vez, de las más populares durante unos días, pero todas esas listas pasan por alto una tendencia muy curiosa que está dándose en algunas series en los últimos tiempos. Dicha tendencia la expresó bien Julian Fellowes durante un acto promocional para PBS de la cuarta temporada de "Downton Abbey", cuando alguien del público le preguntó si consideraba la posibilidad de que Mary y Branson acabaran juntos. Fellowes apuntó que, además de ser un poquito inapropiado (por eso de que son cuñados), le parecía más interesante explorar una relación de amistad entre los dos que irse por el camino más fácil, que sería lanzar a uno en brazos del otro.
Aunque armar prácticamente una serie entera alrededor de la TSNR de sus dos protagonistas es un truco muy probado y que funciona ("Remington Steele" depuró la fórmula que ahora sigue todo el mundo), unas cuantas series con parejas con gran potencial de shipping han optado por seguir más el ejemplo de títulos cuyos protagonistas no seguían el camino romántico, sino el de la amistad (y podemos remontarnos hasta "Cagney y Lacey", si queréis). En las series de detectives de casos de la semana es bastante común encontrarse con esas parejas cuya química es el sostén de la serie y lo que salva los episodios si las tramas son flojas, como es el caso de "Rizzoli & Isles" (al menos al principio) o "Sherlock", y el ejemplo se ha trasladado también a dúos hombre-mujer que, hasta ahora, era más habitual que giraran alrededor de la TSNR, más que de la amistad. "Elementary" es uno de los casos más claros de los últimos años porque, además, su responsable ha afirmado por activa y pasiva que Holmes y Joan Watson nunca acabarán juntos. De hecho, es esa relación de amistad y mentoría lo que le da su propia identidad a la serie.
Por supuesto, los shippers de Tumblr acaban dándole vida propia a estas cosas (siempre será sumamente divertida la retroalimentación entre los fans de Aurora y Mulan y los showrunners de "Once upon a time"), pero buscar la relación romántica no es el objetivo que la serie tiene con esos personajes. "Warehouse 13" ha mantenido siempre la dinámica entre Pete y Myka en el terreno de la amistad, o incluso de hermanos, y lo ha hecho hasta cuando la situación se volvió más dramática al final de la cuarta temporada. Su estupenda química los hace muy entretenidos de ver, y no es necesario que se desvíen hacia el terreno romántico para conseguirlo. La tentación siempre va a estar ahí, claro, porque explotar la TSNR puede ser un buen recurso cuando se acaban las ideas, pero lo que nos interesa es que el planteamiento inicial, y el que se mantiene durante más tiempo, de estas parejas busca explorar otro tipo de dinámica.
Tomemos por caso a Felicity y Oliver en "Arrow". Tienen su grupo de shippers (sobre todo porque está claro que a ella le entró Oliver por los ojos enseguida), pero la serie los trata más como amigos y colaboradores, junto con Diggle, en ese Team Arrow. El lado romántico no juega aquí ningún papel, aunque es verdad que alguna que otra vez han hecho sus guiños a los fans de "Olicity" (como en la presentación de Barry "The Flash" Allen), y la dinámica entre ambos va por otro lado. Compartir el secreto de la identidad de Oliver como el justiciero encapuchado ya les da ese toque extra, y no necesitan forzar una TSNR que no está ahí. La dinámica y la química entre ambos es de otro tipo.
Aunque armar prácticamente una serie entera alrededor de la TSNR de sus dos protagonistas es un truco muy probado y que funciona ("Remington Steele" depuró la fórmula que ahora sigue todo el mundo), unas cuantas series con parejas con gran potencial de shipping han optado por seguir más el ejemplo de títulos cuyos protagonistas no seguían el camino romántico, sino el de la amistad (y podemos remontarnos hasta "Cagney y Lacey", si queréis). En las series de detectives de casos de la semana es bastante común encontrarse con esas parejas cuya química es el sostén de la serie y lo que salva los episodios si las tramas son flojas, como es el caso de "Rizzoli & Isles" (al menos al principio) o "Sherlock", y el ejemplo se ha trasladado también a dúos hombre-mujer que, hasta ahora, era más habitual que giraran alrededor de la TSNR, más que de la amistad. "Elementary" es uno de los casos más claros de los últimos años porque, además, su responsable ha afirmado por activa y pasiva que Holmes y Joan Watson nunca acabarán juntos. De hecho, es esa relación de amistad y mentoría lo que le da su propia identidad a la serie.
Por supuesto, los shippers de Tumblr acaban dándole vida propia a estas cosas (siempre será sumamente divertida la retroalimentación entre los fans de Aurora y Mulan y los showrunners de "Once upon a time"), pero buscar la relación romántica no es el objetivo que la serie tiene con esos personajes. "Warehouse 13" ha mantenido siempre la dinámica entre Pete y Myka en el terreno de la amistad, o incluso de hermanos, y lo ha hecho hasta cuando la situación se volvió más dramática al final de la cuarta temporada. Su estupenda química los hace muy entretenidos de ver, y no es necesario que se desvíen hacia el terreno romántico para conseguirlo. La tentación siempre va a estar ahí, claro, porque explotar la TSNR puede ser un buen recurso cuando se acaban las ideas, pero lo que nos interesa es que el planteamiento inicial, y el que se mantiene durante más tiempo, de estas parejas busca explorar otro tipo de dinámica.
Tomemos por caso a Felicity y Oliver en "Arrow". Tienen su grupo de shippers (sobre todo porque está claro que a ella le entró Oliver por los ojos enseguida), pero la serie los trata más como amigos y colaboradores, junto con Diggle, en ese Team Arrow. El lado romántico no juega aquí ningún papel, aunque es verdad que alguna que otra vez han hecho sus guiños a los fans de "Olicity" (como en la presentación de Barry "The Flash" Allen), y la dinámica entre ambos va por otro lado. Compartir el secreto de la identidad de Oliver como el justiciero encapuchado ya les da ese toque extra, y no necesitan forzar una TSNR que no está ahí. La dinámica y la química entre ambos es de otro tipo.
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