Quienes os paséis por este blog, aunque sea muy de vez en cuando, probablemente os habréis dado cuenta de que me gustan las series de ciencia ficción. De hecho, tengo otro blog independiente que sólo habla sobre ellas, y que se ha convertido en el germen de un libro, "Guía del Seriéfilo Galáctico", que empezará a llegar a las librerías la semana que viene.
Se publica en Dolmen a través de los chicos de Fuera de Series, con los que llevo escribiendo ya una pequeña temporada, y el título ya indica bastante bien lo que es: una guía de series de ciencia ficción. En total, son 50, distribuidas en cinco bloques temáticos según si cuentan invasiones alienígenas, viajes en el tiempo, futuros especulativos, aventuras en el espacio o si, directamente, sus ideas tiran más hacia el high concept, y el criterio seguido para elegirlas ha sido el mío, claro. Con esto quiero decir que no es una recopilación de las mejores series de ciencia ficción de la historia; es más una reunión de títulos que tienen un punto de partida interesante, o que quieren explorar ideas diferentes, o que sí, son buenas series.
En la portada, obra de David Buisán, que dibuja unas imágenes geniales de series y películas de todo tipo, ya se ven algunos de los títulos que aparecen en la Guía, desde "Doctor Who", "Twin Peaks" y "Fringe" a "V" y "Star Trek", y lo que he intentado es que fuera, también, lo más variado posible. Así que hay hueco para animación, para títulos que no pasaron de la primera temporada y para otros que se acabaron convirtiendo en instituciones culturales, y lo que sí es cierto es que hay más prominencia de series de los últimos quince años, o así. No porque antes fueran peores, o no hubiera, sino porque mi conocimiento de ellas es mucho más limitado.
Pero de todo esto podremos hablar, si estáis por Madrid, el próximo 10 de junio en la Feria del Libro. Si nada se tuerce, estaré en la caseta 178, a las 13 y a las 17. Lo celebraremos como Kara Thrace, pero con menos alcohol y puros.
Música de la semana: Hace tiempo que no había selección musical de la semana, así que, aunque sea ya jueves, vamos con una. Como hoy es el Día del Orgullo Friki, nos quedaremos con una de las canciones que Felicia Day cantó para su serie web "The Guild", centrada en un grupo de jugadores online. Y viene que ni al pelo, porque habla sobre todos los frikis que eran atormentados en el instituto y ahora son los guays. Y lo parodia todo, claro. Day la escribió junto con Jed Whedon, y se titula "I'm the one that's cool".
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25 mayo 2017
11 julio 2016
La familia (intergaláctica) es lo primero
Una saga familiar sobre el fondo de una larga guerra intergaláctica. Ese sería el resumen fácil de "Saga", el ambicioso cómic que Brian K. Vaughan y Fiona Staples llevan escribiendo y dibujando, respectivamente, desde 2012. Y el adjetivo "ambicioso" no es gratuito aquí. A lo largo de los seis volúmenes publicados hasta ahora (el último ha salido, en inglés, hace unos días), asistimos a la huida de Alana y Marko de los dos bandos que llevan enfrentados durante años en esa guerra, dos bandos cada uno de un planeta diferente, y de una raza distinta. Como no podía ser de otra forma, Alana y Marko pertenecen a esos bandos en guerra, pero se enamoran, se escapan y acaban teniendo una hija, Hazel, que es una aberración para sus jefes. Así que todo el mundo se dedica a perseguirlos.
Y en ese todo el mundo entran cazarrecompensas de lo más variopinto (uno de ellos es una gigantesca araña, de hecho) y hasta unos seres robot con apariencia humana que, en lugar de cabeza, tienen un monitor. Con cada nueva aventura de Alana, Marko y Hazel vamos descubriendo nuevos rincones de ese vasto universo imaginado por Vaughan y Staples, y también entramos en contacto con otros miembros de la familia, ya sean directos o "adoptados" durante la huida. Es la propia Hazel quien va narrando la historia, ya que la vemos crecer durante los capítulos, y lo hace como recuerdos de su infancia. Lo que ella quiere narrar es quiénes eran sus padres y qué cosas hicieron para proteger y mantener a salvo a su familia, un tema muy "mundano" si no fuera por el envoltorio de space opera a su alrededor.
Con esta fiebre por adaptar cómics a la pantalla, "Saga" podría ser una candidata idónea para que alguien se animara a tener su propia "Guardianes de la galaxia", con la diferencia de que hay más sexo, más violencia explícita, más historias muy perturbadoras y que sería casi imposible trasladar al cine o la televisión los mundos reflejados en el cómic, con naves arbóreas o gatas gigantes que siempre saben si mientes. Lo que hace al cómic tan recomendable es ese impresionante despliegue de imaginación, anclado en una historia muy humana de padres e hijos. El propio Vaughan afirmaba que había tenido la idea de "Saga" con el nacimiento de sus hijos, así que es bastante personal para él.
Y cuando ya no os queden más volúmenes nuevos de este cómic por leer, podéis optar por otro título de este autor que parece que sí va a dar el salto a televisión, "Y, el ultimo hombre", que está en desarrollo en FX después de que, durante años, se intentara adaptarlo para el cine, sin éxito. Su protagonista, Yorick, es el único hombre que sobrevive a una misteriosa plaga que sólo afecta a los machos de todas las especies. El mundo queda en manos de las mujeres.
14 marzo 2016
Las series también son cultura
Los libros sobre series de televisión ya no son una rareza. Tampoco son ya extraños los festivales de series (como el de Movistar+, al que pertenece la foto de arriba) y en los eventos de fans, las producciones televisivas casi han ganado más repercusión que el cine. La presentación de Comic Con Spain, que se celebra del 1 al 3 de abril en Jerez de la Frontera, hizo hincapié en esa presencia de series durante todo el fin de semana como un importante activo del acto. La literatura seriéfila en inglés es ya bastante nutrida, pero aún queda la asignatura pendiende de la producción en castellano, que empieza a dar tímidos pasos para acercarse un poco más a sus homólogos anglosajones.
En los últimos años se han publicado libros dedicados a series concretas (como "Me llamo Peggy Olson", sobre "Mad Men", o "Dentro de El Ministerio del Tiempo") y otros que tiran más de la nostalgia (como el nuevo "Aquellas maravillosas series"), pero en castellano faltan ensayos un poco más en profundidad, algo más parecido a "The revolution was televised". La pionera, o una de ellas, en este aspecto es Concepción Cascajosa, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, que ha publicado un libro que pretende acercarse, más que a las series, al fenómeno cultural generado a su alrededor.
Así que el libro se titula "La cultura de las series" y, si nos interesa un poco el mundillo, es una lectura muy recomendable. No va a desvelarnos cómo se ponen en marcha determinadas series o por qué tienen éxito, sino que aspira a contarnos cómo se ha ido desarrollando la seriefilia, cómo la ficción televisiva ha salido del gueto de la cultura de masas, a la que los intelectuales miran por encima del hombro, para codearse casi de igual a igual con el cine. Las comparaciones con la literatura pueden estar un poco forzadas, pero ayudan a que nos demos cuenta de que las series (principalmente del cable premium, que todavía hay clases) se han ido ganando poco a poco un puesto entre los fenómenos culturales dignos de estudio.
Las comunidades de fans y de críticos nacidas al calor de internet, el interés de las ficciones televisivas en el mundo académico, cómo una cuestión generacional ha hecho que determinados escritores e intelectuales tengan más presente la televisión como una referencia válida de sus obras... La cultura seriéfila se aborda desde diferentes ángulos y puntos de vista, que permiten que nos hagamos una idea de cómo, en la última década, las series se han convertido en un tema de conversación en cenas de amigos, o en excusas para organizar dichas cenas, y que se ha vuelto algo socialmente cool que digas que ves muchas series.
En este nuevo panorama cultural en el que los frikis ya no están tan marginados como antes, las series parecen haber salido del nicho antes que los cómics. Sobre todo, lo que se está haciendo es tratarlas con algo más de seriedad. Todo el mundo veíamos "El coche fantástico" en su momento, pero la diferencia es que, con el actual clima cultural, habríamos diseccionado sus tramas y sus personajes de otra manera, habríamos intentado profundizar un poco más. Habríamos concluido que no es una serie para ese tipo de análisis, pero el paso se habría dado. Ésa es la diferencia en el tratamiento actual de la ficción televisiva.
02 febrero 2016
La chica maravilla
En el mundo de los superhéroes, la fuerte entrada de las protagonistas femeninas en el último año y medio, o así, ha sido, seguramente, el tema más comentado. Estos cómics tienen que renovarse periódicamente porque, en más de 70 años de historia, ya swe ha hecho prácticamente todo y, además, tienen que adaptarse a nuevas situaciones sociales, a los gustos de nuevos públicos acostumbrados a cosas diferentes de los lectores de los años 90, de los 70 o hasta de los 40 (por cierto, para quienes tengáis curiosidad por esa época, leed "Las asombrosas aventuras de Kavalier & Clay"). El movimiento que ha hecho Marvel por diversificar algunos de sus héroes (convirtiendo a Thor en mujer, a Spider-Man en un chico latino o a Capitán América en un hombre negro) encaja en esa adaptación. muy necesaria si quieren seguir exprimiendo su catálogo de superhéroes hasta el infinito. Y entre todos ellos, pocas han recibido más atención que Kamala Khan, la cuarta Ms. Marvel en la historia de la editorial.
Pero es la primera que no es blanca, sino una adolescente musulmana de origen paquistaní y que vive en Jersey City, un sitio más cercano a Tony Soprano que a Steve Rogers. Por eso, probablemente, es una fan fatal de los Vengadores (hasta escribe fanfics sobre ellos) e idolatara a Carol Danvers, la primera Ms. Marvel que, actualmente, es la Capitán Marvel. Toda la historia de "Ms. Marvel" es realmente curiosa porque su guionista, G. Willow Wilson, se convirtió hace tiempo al Islam, y la editora de Marvel que impulsó la renovación del personaje, Sana Amanat, fue igualmente en su momento una adolescente mususlmana en Nueva Jersey que se sentía dentificada con los X-Men porque ellos tampoco acababan de encajar en ninguna parte. Su creación ha ayudado enormemente a encontrar un nuevo público para los cómics de Marvel y ha ejemplificado, en parte, el mayor interés de una nueva generación de lectoras por estas historietas.
¿Pero qué tiene Kamala para enganchar a tanta gente? Que, en el fondo, es una chica normal. Suficiente tiene con equilibrar las expectativas de su familia, que quiere que sea una joven pakistaní de bien, con lo que significa ser una adolescente en un instituto corriente de Estados Unidos, como para encimar añadir a eso la adquisición inesperada de unos poderes que le permiten cambiar de forma, hacerse más grande o más pequeña a voluntad, y dependiendo de lo que la situación requiera. El primer volumen, sobre todo, tiene un encanto de historia juvenil, de alguien que descubre que tiene un enorme potencial que tiene que aprender a dominar y a aprovechar y, al mismo tiempo, de cotidianidad que se ve muy fomentada por el dibujo de Adrian Alphona, que no sigue los cánones habituales de los cómics de superhéroes.
Además, Kamala entra en la tendencia de Barry Allen y Kara Danvers en televisión de sentirse realmente excitada y entusiasmada por probar sus nuevos poderes, incluso aunque le causen algún que otro problema. Y no deja de ser un poco friki (se comporta un poco como una fangirl alrededor de Lobezno, por ejemplo) y, por eso, resulta entrañable y muy divertida. Eso es lo mejor de "Ms. Marvel", que transmita la sensación de diversión de Kamala cuando derrota a algún villano, y también sus inseguridades siendo nada más que una chica de 16 años relativamente normal. Porque, en realidad, ninguno somos del todo normales, hasta sin tener superpoderes.
Pero es la primera que no es blanca, sino una adolescente musulmana de origen paquistaní y que vive en Jersey City, un sitio más cercano a Tony Soprano que a Steve Rogers. Por eso, probablemente, es una fan fatal de los Vengadores (hasta escribe fanfics sobre ellos) e idolatara a Carol Danvers, la primera Ms. Marvel que, actualmente, es la Capitán Marvel. Toda la historia de "Ms. Marvel" es realmente curiosa porque su guionista, G. Willow Wilson, se convirtió hace tiempo al Islam, y la editora de Marvel que impulsó la renovación del personaje, Sana Amanat, fue igualmente en su momento una adolescente mususlmana en Nueva Jersey que se sentía dentificada con los X-Men porque ellos tampoco acababan de encajar en ninguna parte. Su creación ha ayudado enormemente a encontrar un nuevo público para los cómics de Marvel y ha ejemplificado, en parte, el mayor interés de una nueva generación de lectoras por estas historietas.
¿Pero qué tiene Kamala para enganchar a tanta gente? Que, en el fondo, es una chica normal. Suficiente tiene con equilibrar las expectativas de su familia, que quiere que sea una joven pakistaní de bien, con lo que significa ser una adolescente en un instituto corriente de Estados Unidos, como para encimar añadir a eso la adquisición inesperada de unos poderes que le permiten cambiar de forma, hacerse más grande o más pequeña a voluntad, y dependiendo de lo que la situación requiera. El primer volumen, sobre todo, tiene un encanto de historia juvenil, de alguien que descubre que tiene un enorme potencial que tiene que aprender a dominar y a aprovechar y, al mismo tiempo, de cotidianidad que se ve muy fomentada por el dibujo de Adrian Alphona, que no sigue los cánones habituales de los cómics de superhéroes.
Además, Kamala entra en la tendencia de Barry Allen y Kara Danvers en televisión de sentirse realmente excitada y entusiasmada por probar sus nuevos poderes, incluso aunque le causen algún que otro problema. Y no deja de ser un poco friki (se comporta un poco como una fangirl alrededor de Lobezno, por ejemplo) y, por eso, resulta entrañable y muy divertida. Eso es lo mejor de "Ms. Marvel", que transmita la sensación de diversión de Kamala cuando derrota a algún villano, y también sus inseguridades siendo nada más que una chica de 16 años relativamente normal. Porque, en realidad, ninguno somos del todo normales, hasta sin tener superpoderes.
10 julio 2015
Lecturas comiqueras de verano
Los cómics parecen haber ganado algo más de relevancia en los últimos años. Todas las películas de Marvel y las series basadas en novelas gráficas han conseguido que los tebeos no se vean tanto por encima del hombro como antes, y ya no nos referimos sólo a cómics independientes o a autores como Art Spiegelman o Marjane Satrapi. Los cómics de superhéroes también parecen haberse visto reivindicados desde la trilogía de Batman de Christopher Nolan y las historias de Frank Miller de las que bebía, y ahora ya no se ve tan friki que alguien quiera leerse algún volumen de La Liga de la Justicia o de la saga de Ultrón de Los Vengadores.
Como ocurre siempre, con el verano es inevitable que aparezcan las listas de lecturas para llevarse a la playa o a la piscina; la literatura noir es un clásico de dichas listas aprovechando la celebración de la Semana Negra de Gijón, pero ya que este fin de semana es el de la Comic-Con de San Diego, puede estar bien acercarse a algunos cómics que pueden ser interesantes o divertidos (o ambas cosas a la vez). Eso sí, yo no soy ninguna experta en este tema. Lo que puedo saber de cómics no llega ni al 1% de lo que saben los chicos de Noveno Podcast, por ejemplo, y esto no son más que algunas sugerencias de libros que a mí me han parecido interesantes. Así que vamos con cinco cómics para leer este verano.
"Ojo de Halcón", de Matt Fraction y David Aja: Si sólo conocemos a los Vengadores por las películas (culpable), Ojo de Halcón no es precisamente el personaje que más puede llamar nuestra atención. Eso fue hasta que, en 2012, el guionista Matt Fraction y el dibujante David Aja le dieron una vuelta de tuerca muy divertida, imaginativa y entretenida al seguir a Clint Barton en su vida diaria, lejos del supergrupo de Marvel. El éxito de los tres volúmenes publicados hasta ahora ha sido tremendo. Hagamos campaña para que Kate Bishop, el otro Ojo de Halcón, se pase por "Agents of SHIELD".
"Saga", de Brian K. Vaughan y Fiona Staples: A Vaughan a lo mejor lo conocéis por su paso por "Perdidos" y por el arranque de "Under the dome", pero realmente se hizo conocido gracias a "Y, el último hombre", un cómic post-apocalíptico que lleva años intentando dar el salto al cine (o a televisión), y que también merece mucho la pena. "Saga" nos lleva a un sistema planetario en guerra y a una pareja que huye de ella con su hija recién nacida, y es justo lo que indica su título, una saga familiar de aventuras increíbles.
"Fatale", de Ed Brubaker y Sean Phillips: Brubaker y Phillips son conocidos por sus cómics noir, como "Criminal", y el primero, también por sus historias de superhéroes tanto para Marvel como DC. "Fatale" es una curiosísima, y muy efectiva mezcla, de género negro y terror estilo Lovecraft, con una femme fatale que utiliza su poder de seducción sobre los hombres para escapar de una horrible entidad demoníaca. Es una historia que se cuenta a lo largo de diferentes épocas y géneros, y que alcanza una conclusión que parece la única posible.
"Gotham Central", de Ed Brubaker, Greg Rucka y Michael Lark: Si tenéis mono de "Gotham" hasta que llegue su segunda temporada, o si queréis leer una buena historia de policías a la sombra de Batman, "Gotham Central" es vuestra mejor opción, y más ahora que está reeditándose en español. Los cuatro volúmenes del cómic siguen a los detectives del departamento de policía de Gotham investigando casos en los que hay archivillanos involucrados, y que intentan resolver sin tener que recurrir a un Batman que a veces es más un problema para ellos que una ayuda.
"Ms. Marvel", de G. Willow Wilson y Adrian Alphona: Quizás el mayor fenómeno de los cómics estadounidenses el año pasado fue la reinvención de Ms. Marvel en Kamala Khan, una adolescente mususlmana de Nueva Jersey, de origen paquistaní, que una noche descubre que tiene superpoderes. Lo que es justo lo que faltaba a Kamala, que ya suficiente tiene con las tradiciones de su familia y las costumbres de cualquier adolescente estadounidense. Es entrañable y divertida, y un gran personaje que, desde luego, merece el éxito que está teniendo.
Como ocurre siempre, con el verano es inevitable que aparezcan las listas de lecturas para llevarse a la playa o a la piscina; la literatura noir es un clásico de dichas listas aprovechando la celebración de la Semana Negra de Gijón, pero ya que este fin de semana es el de la Comic-Con de San Diego, puede estar bien acercarse a algunos cómics que pueden ser interesantes o divertidos (o ambas cosas a la vez). Eso sí, yo no soy ninguna experta en este tema. Lo que puedo saber de cómics no llega ni al 1% de lo que saben los chicos de Noveno Podcast, por ejemplo, y esto no son más que algunas sugerencias de libros que a mí me han parecido interesantes. Así que vamos con cinco cómics para leer este verano.
"Ojo de Halcón", de Matt Fraction y David Aja: Si sólo conocemos a los Vengadores por las películas (culpable), Ojo de Halcón no es precisamente el personaje que más puede llamar nuestra atención. Eso fue hasta que, en 2012, el guionista Matt Fraction y el dibujante David Aja le dieron una vuelta de tuerca muy divertida, imaginativa y entretenida al seguir a Clint Barton en su vida diaria, lejos del supergrupo de Marvel. El éxito de los tres volúmenes publicados hasta ahora ha sido tremendo. Hagamos campaña para que Kate Bishop, el otro Ojo de Halcón, se pase por "Agents of SHIELD".
"Saga", de Brian K. Vaughan y Fiona Staples: A Vaughan a lo mejor lo conocéis por su paso por "Perdidos" y por el arranque de "Under the dome", pero realmente se hizo conocido gracias a "Y, el último hombre", un cómic post-apocalíptico que lleva años intentando dar el salto al cine (o a televisión), y que también merece mucho la pena. "Saga" nos lleva a un sistema planetario en guerra y a una pareja que huye de ella con su hija recién nacida, y es justo lo que indica su título, una saga familiar de aventuras increíbles.
"Fatale", de Ed Brubaker y Sean Phillips: Brubaker y Phillips son conocidos por sus cómics noir, como "Criminal", y el primero, también por sus historias de superhéroes tanto para Marvel como DC. "Fatale" es una curiosísima, y muy efectiva mezcla, de género negro y terror estilo Lovecraft, con una femme fatale que utiliza su poder de seducción sobre los hombres para escapar de una horrible entidad demoníaca. Es una historia que se cuenta a lo largo de diferentes épocas y géneros, y que alcanza una conclusión que parece la única posible.
"Gotham Central", de Ed Brubaker, Greg Rucka y Michael Lark: Si tenéis mono de "Gotham" hasta que llegue su segunda temporada, o si queréis leer una buena historia de policías a la sombra de Batman, "Gotham Central" es vuestra mejor opción, y más ahora que está reeditándose en español. Los cuatro volúmenes del cómic siguen a los detectives del departamento de policía de Gotham investigando casos en los que hay archivillanos involucrados, y que intentan resolver sin tener que recurrir a un Batman que a veces es más un problema para ellos que una ayuda.
"Ms. Marvel", de G. Willow Wilson y Adrian Alphona: Quizás el mayor fenómeno de los cómics estadounidenses el año pasado fue la reinvención de Ms. Marvel en Kamala Khan, una adolescente mususlmana de Nueva Jersey, de origen paquistaní, que una noche descubre que tiene superpoderes. Lo que es justo lo que faltaba a Kamala, que ya suficiente tiene con las tradiciones de su familia y las costumbres de cualquier adolescente estadounidense. Es entrañable y divertida, y un gran personaje que, desde luego, merece el éxito que está teniendo.
23 abril 2015
La tele en libros
Hoy se celebra el Día del Libro. Es San Jorge, el día del libro y la rosa en Cataluña y, en la blogosfera dedicada a la televisión, es el día en el que se recopilan algunos de los libros sobre series aparecidos en los últimos tiempos. En España, éste es un sector que está empezando a vivir un pequeño boom; todavía estamos lejos de Estados Unidos, donde las companion guide, los libros oficiales de cocina y los ensayos sesudos sobre series teen son muy habituales en las librerías, pero ya es más habitual encontrarse títulos sobre personajes concretos de series (como los últimos sobre Sheldon Cooper y Peggy Olson) o libros colectivos sobre creadores como Joss Whedon o sobre los últimos fenómenos críticos y de público, tipo "Breaking Bad" o "Juego de tronos" (o hasta "Doctor Who").
Se puede leer sobre televisión sin tener que recurrir por defecto a libros o cómics que han sido trasladados recientemente a la pequeña pantalla, un fenómeno que nunca va a detenerse, y también es posible encontrar ensayos para los que hay más vida fuera de HBO, y más series dignas de analizar fuera de "Los Soprano" y "The Wire". La variedad de títulos y temáticas en español sobre series empieza a ser ya más o menos amplia, aunque si nos manejamos medianamente bien con el inglés encontraremos muchísimas más opciones, pero que nuestro mercado literario local haya decidido apostar por las series es una buena noticia.
Recomendaciones de libros pueden hacerse muchas, tanto si queremos leer algún ensayo como si preferimos buscar el material de partida de alguna serie de éxito. Está "The revolution was televised", el libro de Alan Sepinwall (sólo en inglés) sobre las series que contribuyeron a cambiar para siempre la ficción televisiva en Estados Unidos desde finales de los 90, y si seguimos en el inglés, está también "Showrunners", el libro que acompaña al documental del mismo título sobre esa figura del guionista-creador-productor ejecutivo que dirige los designios de las series y que está empezando a saltar de la televisión estadounidense a las europeas.
Y luego, claro, tenemos los libros y cómics que se han convertido en series. Una buena opción puede ser "Alias", el cómic en el que se basa la próxima serie de Marvel en Netflix, "AKA Jessica Jones", o incluso "Predicador", que va a transformarse en serie en AMC, supervisada por Seth Rogen. Los títulos más insospechados están basados en libros, como "Los 100", de la que se compraron los derechos de la novela de Kass Morgan antes de que estuviera siquiera en las estanterías de las tiendas, y otros reciben un notable empujón en ventas gracias a la nueva visibilidad que les da la serie, como está ocurriendo con la saga de "Forastera", de Diana Gabaldon, por culpa de "Outlander". Lo interesante sería ver si, animados por "Penny Dreadful", más espectadores se ponen a leer "Frankenstein", "Drácula" o "El retrato de Dorian Gray". O las historias de fantasmas de Sheridan Le Fanu.
Se puede leer sobre televisión sin tener que recurrir por defecto a libros o cómics que han sido trasladados recientemente a la pequeña pantalla, un fenómeno que nunca va a detenerse, y también es posible encontrar ensayos para los que hay más vida fuera de HBO, y más series dignas de analizar fuera de "Los Soprano" y "The Wire". La variedad de títulos y temáticas en español sobre series empieza a ser ya más o menos amplia, aunque si nos manejamos medianamente bien con el inglés encontraremos muchísimas más opciones, pero que nuestro mercado literario local haya decidido apostar por las series es una buena noticia.
Recomendaciones de libros pueden hacerse muchas, tanto si queremos leer algún ensayo como si preferimos buscar el material de partida de alguna serie de éxito. Está "The revolution was televised", el libro de Alan Sepinwall (sólo en inglés) sobre las series que contribuyeron a cambiar para siempre la ficción televisiva en Estados Unidos desde finales de los 90, y si seguimos en el inglés, está también "Showrunners", el libro que acompaña al documental del mismo título sobre esa figura del guionista-creador-productor ejecutivo que dirige los designios de las series y que está empezando a saltar de la televisión estadounidense a las europeas.
Y luego, claro, tenemos los libros y cómics que se han convertido en series. Una buena opción puede ser "Alias", el cómic en el que se basa la próxima serie de Marvel en Netflix, "AKA Jessica Jones", o incluso "Predicador", que va a transformarse en serie en AMC, supervisada por Seth Rogen. Los títulos más insospechados están basados en libros, como "Los 100", de la que se compraron los derechos de la novela de Kass Morgan antes de que estuviera siquiera en las estanterías de las tiendas, y otros reciben un notable empujón en ventas gracias a la nueva visibilidad que les da la serie, como está ocurriendo con la saga de "Forastera", de Diana Gabaldon, por culpa de "Outlander". Lo interesante sería ver si, animados por "Penny Dreadful", más espectadores se ponen a leer "Frankenstein", "Drácula" o "El retrato de Dorian Gray". O las historias de fantasmas de Sheridan Le Fanu.
04 enero 2015
John Blacksad, detective privado
El protagonista arquetípico del género negro es el veterano de la Segunda Guerra Mundial que, cuando regresa a casa, no tiene oficio ni beneficio, que intenta ser policía, sin suerte (o abandona el cuerpo) y que termina trabajando como detective privado para los ricos del lugar. moviéndose en los barrios donde ellos no quieren entrar. Son tipos solitarios, desconfiados, que sólo quieren ganar el suficiente dinero con sus casos para poder pagar el alquiler de su oficina, que a veces se dejan llevar por la lealtad a un viejo amigo, por la indignación de ver una injusticia o por ala tracción de una mujer que saben que no les conviene. Variaciones de ese arquetipo hay muchas entre los ejemplos clásicos de Chandler, Hammett y Ross McDonald y los más recientes de Michael Donnelly o James Ellroy; hasta hay un oficial del ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial (Martin Bora, creado por la escritora Ben Pastor). Pero puede que una de esas variaciones más originales sea John Blacksad, el detective de cómic creado por Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido.
Blacksad fue soldado, lleva una gabardina, fuma sin parar y trabaja en Nueva York en los 50. Sería el detective noir más típico si no fuera porque es un gato negro y lo idearon dos españoles, antiguos animadores en Disney, que publican sus álbumes en Francia. Asomarse a las páginas de cualquiera de los cinco tomos publicados hasta el momento es entrar en un mundo realmente curioso. Las historias que leemos están impregnadas de esos perdedores que protagonizaban las películas de Humphrey Bogart, perdedores que tenían la mala suerte de involucrarse con gente sin escrúpulos dispuestos a exprimirlos hasta la última gota. Hay también artistas malditos, músicos de jazz cuyo talento se va por el desagüe de las drogas, supremacistas blancos que aterrorizan barrios pobres y mujeres guapas a las que persigue la fatalidad (que ambos autores explican que es indispensable para cualquier historia noir).
El dibujo de los animales no puede negar la experiencia de Disney, porque sus expresiones y movimientos los dotan de más vida de la que se encuentra a veces en personajes animados convencionales. Los policías suelen ser pastores alemanos o sabuesos, los supremacistas blancos son osos polares, hay un reportero de sucesos que es un zorro y los hombres ricos y poderosos pueden ser leones. Las características que suelen asociarse a cada animal se ajustan al tipo de personaje que es cada uno, y todas las viétas están siempre repletas de detalle; si hay una escena en un bar, éste siempre esta lleno de clientes, cada uno haciendo una cosa diferente, y si Blacksad va caminando por una bulliciosa calle de Nueva York, vemos coches, familias de compras, agentes de policía... Hasta los secundarios más secundarios tienen su propia personalidad. Y, por supuesto, los casos que investiga Blacksad no pueden acabar del todo bien. Como le ocurre a todo buen detective, la resolución nunca es satisfactoria porque la vida nunca lo es.
Música de la semana: Una de las cosas que no comentamos al hablar de "Pride" es que sus similitudes con "Billy Elliot" no sólo estaban en la huelga de los mineros británicos a mediados de los 80, sino también en la inclusión en su banda sonora de una canción de The Style Council, una de las bandas de Paul Weller. En este caso, el tema en concreto es "Walls come tumbling down!".
Blacksad fue soldado, lleva una gabardina, fuma sin parar y trabaja en Nueva York en los 50. Sería el detective noir más típico si no fuera porque es un gato negro y lo idearon dos españoles, antiguos animadores en Disney, que publican sus álbumes en Francia. Asomarse a las páginas de cualquiera de los cinco tomos publicados hasta el momento es entrar en un mundo realmente curioso. Las historias que leemos están impregnadas de esos perdedores que protagonizaban las películas de Humphrey Bogart, perdedores que tenían la mala suerte de involucrarse con gente sin escrúpulos dispuestos a exprimirlos hasta la última gota. Hay también artistas malditos, músicos de jazz cuyo talento se va por el desagüe de las drogas, supremacistas blancos que aterrorizan barrios pobres y mujeres guapas a las que persigue la fatalidad (que ambos autores explican que es indispensable para cualquier historia noir).
El dibujo de los animales no puede negar la experiencia de Disney, porque sus expresiones y movimientos los dotan de más vida de la que se encuentra a veces en personajes animados convencionales. Los policías suelen ser pastores alemanos o sabuesos, los supremacistas blancos son osos polares, hay un reportero de sucesos que es un zorro y los hombres ricos y poderosos pueden ser leones. Las características que suelen asociarse a cada animal se ajustan al tipo de personaje que es cada uno, y todas las viétas están siempre repletas de detalle; si hay una escena en un bar, éste siempre esta lleno de clientes, cada uno haciendo una cosa diferente, y si Blacksad va caminando por una bulliciosa calle de Nueva York, vemos coches, familias de compras, agentes de policía... Hasta los secundarios más secundarios tienen su propia personalidad. Y, por supuesto, los casos que investiga Blacksad no pueden acabar del todo bien. Como le ocurre a todo buen detective, la resolución nunca es satisfactoria porque la vida nunca lo es.
Música de la semana: Una de las cosas que no comentamos al hablar de "Pride" es que sus similitudes con "Billy Elliot" no sólo estaban en la huelga de los mineros británicos a mediados de los 80, sino también en la inclusión en su banda sonora de una canción de The Style Council, una de las bandas de Paul Weller. En este caso, el tema en concreto es "Walls come tumbling down!".
07 octubre 2014
Introducción a los showrunners
Uno de los efectos colaterales de ese gran interés por las series que se desató a partir de la temporada 2004/05, y del fenómeno en el que se convirtió “Perdidos”, fue la popularidad que ganaron los creadores de esas series. Entre la facilidad que daba internet para que los fans interactuaran con los responsables de sus títulos favoritos, y el auge del cable y de los elogios hacia los “visionarios” que estaba revolucionando las series allí, era casi inevitable que los guionistas detrás de esas obras acabaran saltando delante de las cámaras para hablar sobre cómo surgió la idea de la serie, para explicar su proceso de escritura o para resolver las cuestiones que los fans pudieran tener. Ahora, todos sabemos quiénes son Kurt Sutter, Shonda Rhimes, Terence Winter o Mike Schur, y estamos tan pendientes de sus nuevos proyectos como podríamos estarlo de la nueva película de David Fincher, por ejemplo.
Es algo de lo que hemos hablado en otras ocasiones, de ese ascenso a la fama del showrunner y de cómo su popularidad entre los seguidores de una serie está al mismo nivel que el de su gran protagonista. Se nota también en la cantidad de libros y especiales que se hacen sobre ellos, desde las ya célebres mesas redondas de The Hollywood Reporter y Los Angeles Times, a títulos sesudos sobre las mentes detrás de las tan cacareadas mejores series de la historia (“Hombres fuera de serie”) o series como “Creadores prodigiosos”, de Canal+, o “The writers’ room”, de Sundance Channel. Lo que apunta a ser uno de los retratos más completos de esa figura, el documental “Showrunners”, llega a iTunes y algunos cines en Estados Unidos y el Reino Unido el próximo día 31, y lo hará precedido de un libro, con el mismo título, que sirve como “acompañamiento oficial” de la película, ampliando algunas de las cosas que se traten en ella.
Este “Showrunners. The art of running a TV show” aspira a explicar exactamente qué es un showrunner, cómo se puede llegar a ser uno, qué tareas conlleva y cómo es su día a día. Lo hace a través de entrevistas con un buen número de showrunners, desde Shawn Ryan y David Shore a Joss Whedon y Janet Tamaro (“Rizzoli & Isles”), y todos cuentan su experiencia al frente de una empresa que debe producir un programa de televisión a la semana, y en la que pueden trabajar 300 personas. El libro no busca analizar las personalidades de estos guionistas, o establecer qué hace que sus series tengan cierta repercusión o calidad, sino que quiere acercar a los aficionados cómo funciona la industria televisiva estadounidense. Explica desde lo que es la temporada de pilotos a los problemas que a veces pueden surgir entre dos personas que comparten la producción ejecutiva de la serie, y busca zambullirnos en ese mundo a través de lo que cuentan quienes desempeñan esa labor.
La figura del showrunner es todavía intrínsecamente americana, una necesidad en series que tienen que producir entre 13 y 22 capítulos por temporada, en las que hay un equipo de guionistas que se encarga de escribir los guiones y donde, a lo mejor, el lugar de rodaje está a miles de kilómetros de la oficina en la que trabajan los escritores. Habrá quien eche de menos a creadores clásicos en este tema, como David Chase o Alan Ball, pero sólo aparecen los showrunners a los que se entrevistó para el documental, que en ese momento tenían una serie en emisión y actuaban realmente como showrunners, no sólo como productores ejecutivos sin una involucración directa en el trabajo diario. El libro permite despojar la labor de glamour y de cualquier idealización, pero también ayuda a que valoremos mejor lo que vemos en pantalla.
20 mayo 2014
Anoche soñé que volvía a Invernalia
ALERTA SPOILERS: Me temo que debo avisar no sólo de que pueden contarse cosas de "Juego de tronos" hasta el capítulo 4x07, "Mockingbird" (y no "Mockingjay", como creí leer originalmente), sino de los libros de la saga Canción de Hielo y Fuego y, específicamente, del cuarto, "Festín de cuervos".
Es posible que, en alguna ocasión, haya contado cuál es mi teoría sobre una parte del final de "Juego de tronos", y de los libros, por ende. Evidentemente, el invierno llega y el Muro cae, dando paso libre a los Otros (o los Caminantes Blancos, como los llaman en la serie) para que campen a sus anchas por Poniente. La única que puede salvar a sus habitantes de esos zombies helados es Daenerys con sus dragones, y aunque lo consigue, y puede reclamar el Trono de Hierro para sí, no lo hace. Dany es Azor Ahai, el héroe profetizado que derrotará al invierno, pero no la próxima reina de los Siete Reinos, si es que éstos van a seguir existiendo para entonces. ¿Quién se se sentará entonces en el Trono? ¿O cada Reino se separará y se gobernará de forma independiente?
En todo esto, intriga el destino de Sansa Stark, la mayor de las hijas de Ned y Catelyn, la que soñaba despierta con caballeros y princesas y con conocer a un príncipe apuesto y noble con el que casarse y tener hijos. Su despertar a cómo era realmente la corte de Desembarco del Rey fue brutal, y el camino que emprende después con Meñique es bastante peculiar. Las partes que juegan al juego de tronos la ven como la llave para asegurarse el control del Norte, una llave que sería de Tyrion si estuviera en condiciones de reclamarla, y una pieza fundamental para que Meñique pueda seguir maniobrando desde las sombras. El enfrentamiento indirecto y larvado entre Petyr y Varys termina impulsando muchas de las cosas que vemos en los libros y en la serie, pero en ésta última aún tardaremos un poco en darnos cuenta de ello en toda su extensión.
Sansa es uno de los personajes que "Juego de tronos" más ha "rehabilitado" con respecto a los libros. En ellos, muchos lectores la odian porque es una niña tonta e ilusa que no se quiere darse cuenta del nido de víboras en el que está metida, y el contraste con la aventurera Arya es demasiado fuerte. En la serie, sin embargo, el retrato de Sansa está más matizado desde el final de la primera temporada, y la evolución que empieza a mostrar una vez acaba en el Nido de Águilas es realmente intrigante. Puede aprender mucho al lado de Meñique, pero también puede ser utilizada como un mero peón en su tablero. Al mismo tiempo, Sansa puede seguir un camino paralelo al de Daenerys, que va adquiriendo sobre la marcha las capacidades y las experiencias para manejar sus propios planes. Es, muy probablemente, la "tapada" más imprevisible de todos los jugadores, porque nadie espera que vaya a adoptar una postura independiente en todo esto.
A la vez, simboliza esa lucha por Invernalia y el Norte que parece estéril a la luz de la amenaza que se cierne más allá del Muro, pero que también puede albergar la respuesta para resistirla. Invernalia sigue siendo un símbolo en el mundo de Poniente. Arrasada y abandonada, las facciones que pelean por el poder en el sur quieren controlarla, y a Roose Bolton le confiere la hueca sensación de que tiene la sartén por el mango. ¿Crecerá Sansa tanto como puede parecer?
Es posible que, en alguna ocasión, haya contado cuál es mi teoría sobre una parte del final de "Juego de tronos", y de los libros, por ende. Evidentemente, el invierno llega y el Muro cae, dando paso libre a los Otros (o los Caminantes Blancos, como los llaman en la serie) para que campen a sus anchas por Poniente. La única que puede salvar a sus habitantes de esos zombies helados es Daenerys con sus dragones, y aunque lo consigue, y puede reclamar el Trono de Hierro para sí, no lo hace. Dany es Azor Ahai, el héroe profetizado que derrotará al invierno, pero no la próxima reina de los Siete Reinos, si es que éstos van a seguir existiendo para entonces. ¿Quién se se sentará entonces en el Trono? ¿O cada Reino se separará y se gobernará de forma independiente?
En todo esto, intriga el destino de Sansa Stark, la mayor de las hijas de Ned y Catelyn, la que soñaba despierta con caballeros y princesas y con conocer a un príncipe apuesto y noble con el que casarse y tener hijos. Su despertar a cómo era realmente la corte de Desembarco del Rey fue brutal, y el camino que emprende después con Meñique es bastante peculiar. Las partes que juegan al juego de tronos la ven como la llave para asegurarse el control del Norte, una llave que sería de Tyrion si estuviera en condiciones de reclamarla, y una pieza fundamental para que Meñique pueda seguir maniobrando desde las sombras. El enfrentamiento indirecto y larvado entre Petyr y Varys termina impulsando muchas de las cosas que vemos en los libros y en la serie, pero en ésta última aún tardaremos un poco en darnos cuenta de ello en toda su extensión.
Sansa es uno de los personajes que "Juego de tronos" más ha "rehabilitado" con respecto a los libros. En ellos, muchos lectores la odian porque es una niña tonta e ilusa que no se quiere darse cuenta del nido de víboras en el que está metida, y el contraste con la aventurera Arya es demasiado fuerte. En la serie, sin embargo, el retrato de Sansa está más matizado desde el final de la primera temporada, y la evolución que empieza a mostrar una vez acaba en el Nido de Águilas es realmente intrigante. Puede aprender mucho al lado de Meñique, pero también puede ser utilizada como un mero peón en su tablero. Al mismo tiempo, Sansa puede seguir un camino paralelo al de Daenerys, que va adquiriendo sobre la marcha las capacidades y las experiencias para manejar sus propios planes. Es, muy probablemente, la "tapada" más imprevisible de todos los jugadores, porque nadie espera que vaya a adoptar una postura independiente en todo esto.
A la vez, simboliza esa lucha por Invernalia y el Norte que parece estéril a la luz de la amenaza que se cierne más allá del Muro, pero que también puede albergar la respuesta para resistirla. Invernalia sigue siendo un símbolo en el mundo de Poniente. Arrasada y abandonada, las facciones que pelean por el poder en el sur quieren controlarla, y a Roose Bolton le confiere la hueca sensación de que tiene la sartén por el mango. ¿Crecerá Sansa tanto como puede parecer?
19 febrero 2014
Frodo en Poniente
Cuando George R.R. Martin empezó a publicar la saga de "Canción de Hielo y Fuego", allá por 1996, los críticos estadounidenses lo saludaron con uno de esos epítetos hiperbólicos que se asocian de vez en cuando a escritores cuya obra se convierte en todo un éxito; el Tolkien americano. La profundidad con la que había creado su nuevo mundo, hasta inventándose un par de lenguas como el dothraki y el alto valyrio, y la ambición que tenía su visión, además de compartir esa doble R en su nombre, hicieron inevitable la comparación en un país que, por ejemplo, siempre está buscando la Gran Novela Americana, y que es cierto que no había producido nada en el género fantástico que se acercara a "El Señor de los Anillos" (aunque puede argumentarse que Frank Herbert lo hizo con la saga de "Dune"). La enorme aceptación que los libros de Martin tuvieron enseguida, más la serie de HBO que ha terminado de convertirlos en un fenómeno pop global, no ha disipado los paralelismos, ni siquiera entre "Juego de tronos" y la trilogía cinematográfica dirigida por Peter Jackson. Y no es que a Martin le importe.
Él mismo ha comentado en muchas ocasiones que considera a Tolkien su maestro, una gran influencia, pero que pertenecía a otra época. Al fin y al cabo, el erudito inglés publicó "El hobbit" en 1937 y terminó de escribir "El Señor de los Anillos" en 1949, aunque no vio la luz hasta 1954. Su experiencia en las dos guerras mundiales (aunque sólo combatió en la Primera, en la batalla del Somme) y sus conocimientos académicos sobre lenguas antiguas y mitología finlandesa y sajona (además de su afición por Shakespeare), fueron sus principales influencias a la hora de crear la Tierra Media, buscando desarrollar una mitología propia inglesa en el estilo de los Edda nórdicos. Su historia del Bien contra el Mal, de un diabólico señor oscuro que regresa a la tierra para esclavizarla y contra el que se enfrentan unos pocos elegidos, ha sido el molde en el que se han desarrollado infinidad de obras fantásticas, muchas como meras fotocopias alicaídas. Lo interesante de Martin es que, aunque se nota la influencia de Tolkien, él se dedica a otra cosa, que ha definido como una mezcla entre ficción histórica y fantasía.
Por supuesto, el mundo de "Juego de tronos" no está tan dividido entre buenos y malos como el de "El Señor de los Anillos"; esa zona gris moral es lo que la diferencia de otras obras del género, pero los puntos contacto con la Tierra Media están ahí. Van desde los más evidentes, como el paralelismo entre Samwise Gamgee y Samwell Tarly, tipos corrientes que, en otros casos, serían nada más que meros alivios cómicos que van asumiendo grandes responsabilidades, a otros un poco más sutiles, como el que puede trazarse entre los dos reyes exiliados que vuelven para reclamar su trono, aunque Aragorn no lo tiene tan complicado como Daenerys. En ambas sagas, su mundo ha dejado atrás una época de magia y criaturas fantásticas y hubo unos primeros pobladores cuya memoria se perdió tiempo atrás (los Primeros Hombres y los hombres de Númenor), además de que seres malignos que se creían erradicados vuelven de entre las sombras del pasado (aunque unos llegan del Norte y otros, del Sur). Sin embargo, también hay muchas diferencias, derivadas de las diferentes épocas y climas sociales y políticos en los que se crearon las dos.
De hecho, desde que la revista "Time" llamó a Martin "el Tolkien americano", ha habido no pocos artículos que buscaban rebatirlo, y con argumentos igualmente válidos. Éste de The American Spectator establece los principales puntos de separación, fundados sobre todo en el relativismo moral de sus personajes y en la enorme complejidad del mundo en el que se mueven. Martin utiliza como inspiración la historia medieval inglesa, llena de guerras entre familias que aspiraban al trono, traiciones brutales y grandes diferencias entre el pueblo llano y los nobles feudales. Y, por supuesto, lo que más lo diferencia de Tolkien es su voluntad por eliminar a personajes centrales.
Él mismo ha comentado en muchas ocasiones que considera a Tolkien su maestro, una gran influencia, pero que pertenecía a otra época. Al fin y al cabo, el erudito inglés publicó "El hobbit" en 1937 y terminó de escribir "El Señor de los Anillos" en 1949, aunque no vio la luz hasta 1954. Su experiencia en las dos guerras mundiales (aunque sólo combatió en la Primera, en la batalla del Somme) y sus conocimientos académicos sobre lenguas antiguas y mitología finlandesa y sajona (además de su afición por Shakespeare), fueron sus principales influencias a la hora de crear la Tierra Media, buscando desarrollar una mitología propia inglesa en el estilo de los Edda nórdicos. Su historia del Bien contra el Mal, de un diabólico señor oscuro que regresa a la tierra para esclavizarla y contra el que se enfrentan unos pocos elegidos, ha sido el molde en el que se han desarrollado infinidad de obras fantásticas, muchas como meras fotocopias alicaídas. Lo interesante de Martin es que, aunque se nota la influencia de Tolkien, él se dedica a otra cosa, que ha definido como una mezcla entre ficción histórica y fantasía.
Por supuesto, el mundo de "Juego de tronos" no está tan dividido entre buenos y malos como el de "El Señor de los Anillos"; esa zona gris moral es lo que la diferencia de otras obras del género, pero los puntos contacto con la Tierra Media están ahí. Van desde los más evidentes, como el paralelismo entre Samwise Gamgee y Samwell Tarly, tipos corrientes que, en otros casos, serían nada más que meros alivios cómicos que van asumiendo grandes responsabilidades, a otros un poco más sutiles, como el que puede trazarse entre los dos reyes exiliados que vuelven para reclamar su trono, aunque Aragorn no lo tiene tan complicado como Daenerys. En ambas sagas, su mundo ha dejado atrás una época de magia y criaturas fantásticas y hubo unos primeros pobladores cuya memoria se perdió tiempo atrás (los Primeros Hombres y los hombres de Númenor), además de que seres malignos que se creían erradicados vuelven de entre las sombras del pasado (aunque unos llegan del Norte y otros, del Sur). Sin embargo, también hay muchas diferencias, derivadas de las diferentes épocas y climas sociales y políticos en los que se crearon las dos.
De hecho, desde que la revista "Time" llamó a Martin "el Tolkien americano", ha habido no pocos artículos que buscaban rebatirlo, y con argumentos igualmente válidos. Éste de The American Spectator establece los principales puntos de separación, fundados sobre todo en el relativismo moral de sus personajes y en la enorme complejidad del mundo en el que se mueven. Martin utiliza como inspiración la historia medieval inglesa, llena de guerras entre familias que aspiraban al trono, traiciones brutales y grandes diferencias entre el pueblo llano y los nobles feudales. Y, por supuesto, lo que más lo diferencia de Tolkien es su voluntad por eliminar a personajes centrales.
08 septiembre 2013
A la sombra de los superhéroes
"Agents of SHIELD" es, por motivos obvios, uno de los estrenos esperados con mayor curiosidad de la próxima temporada televisiva. Su relación con el universo Marvel y, sobre todo, con "Los Vengadores" es la principal razón, pues hay quien se pregunta si el taquillazo de esa película puede trasladarse a una serie de televisión en la que no vamos a ver a Thor, ni a Iron Man, ni al Capitán América. Los protagonistas son los agentes de esa organización que han de luchar contra las amenazas hacia nuestro planeta sin que los superhéroes se vean involucrados, y esos agentes no tienen habilidades especiales ni superpoderes. Son personas normales entrenadas para trabajar en circunstancias extraordinarias, con la sombra de los Vengadores siempre rondándoles. Es un concepto que puede dar mucho juego en televisión, pero que también puede ahuyentar a quienes se acerquen a ella esperando ver la versión ABC-Marvel de "Arrow" (que es la respuesta Warner-The CW-DC), y aunque puede ser original en televisión, en los cómics ya se ha tocado en varias ocasiones.
De hecho, hay un par de títulos que han estado bastante cerca de convertirse de serie de televisión, pero sin haber logrado dar el paso de producir siquiera un piloto antes de que los descartaran, como ocurrió con "Powers" en FX. Uno de ellos puede ser el que mejor representa ese mundo de agentes del orden que han de hacer su trabajo a la sombra constante de los superhéroes de turno, "Gotham Central", una serie de cuatro volúmenes creada por Ed Brubaker y Greg Rucka y que se centra en las vidas de un grupo de detectives de la policía de Gotham City, y en cuyo trabajo diario se les cruzan a menudo tanto Batman (presentado como distante y al que los policías tienen un poco de manía) como los supervillanos que intentan hacerle daño a él y destruir la ciudad (o dominarla). Según se cuenta aquí, The WB estuvo muy interesada en producir una serie basada en "Gotham Central" en 2006, pero para entonces estaban descansando de producciones alrededor del mundo de Batman después del fracaso de "Birds of prey".
Es una lástima, porque este cómic es un cruce casi perfecto entre una historia de superhéroes y "Ley y orden", u "Homicidio", y tiene las semillas para convertirse en una serie muy interesante, a caballo entre el procedimental y "Arrow", por ejemplo. El modo en el que retrata a todos los detectives de esa unidad especial de crímenes prioritarios recuerda también a veces a cómo veíamos a menudo a los integrantes de Homicidios en la policía de Baltimore en "The Wire", y aunque parece que el proyecto ha quedado bastante descartado, tiene bastantes puntos de interés. También los tiene "Alias", un cómic de Marvel que Brian Michael Bendis creó al principio de su carrera y que sigue a Jessica Jones, una ex superheroína que solía trabajar con los Vengadores y que, después de sufrir un serio trauma, lo dejó todo para acabar convertida en detective privado. Pero aunque ella quiere apartarse de ese mundo, siempre acaba regresando de algún modo a él, pues los casos que investiga terminan relacionados tangencialmente con los superhéroes.
Jones es una clásica detective noir hasta en su afición por el alcohol y sus relaciones con hombres que sabe que no le convienen, y después de tener aventuras en solitario en dos volúmenes, se integró en las historias de los Vengadores como un personaje secundario. Su adaptación a televisión, a cargo de Melissa Rosenberg, tenía el título de "AKA Jessica Jones" y fue una de las primeras que Marvel puso en pie después de que la comprara Disney (que ya sabéis que es la propietaria de ABC). Sin embargo, el proyecto fue descartado en favor de "Agents of SHIELD", y aunque el estudio afirma que están buscándole un nuevo hogar, probablemente en el cable, por ahora se ha quedado en el limbo. "Alias" no lidia tanto con los problemas de gente común en un mundo de superhéroes como "Gotham Central", pero la sombra de los Vengadores es allí muy alargada, lo que no le gusta nada a Jones. Si la serie producida por Joss Whedon tiene éxito, a lo mejor vemos algunos de estos proyectos en televisión, pero lo mejor es no hacerse demasiadas ilusiones. Primero, esperemos a ver qué hace finalmente The CW con Flash.
Música de la semana: Que unos cuantos actores tienen algo así como una carrera paralela como cantantes no es nada nuevo, aunque sí puede resultar muy curioso acercarse a esa faceta de Katey Sagal, protagonista de "Matrimonio con hijos" y "Sons of Anarchy", que grabó hace tiempo un disco de versiones y que ha visto como un par de ellas han acabado en esa última serie, aprovechando que su marido es el creador. En la segunda temporada, por ejemplo, se escuchó "Son of a preacher man", canción popularizada por Dusty Springfield y que erlla grabó bajo el nombre de Katey Sagal & The Forest Rangers.
De hecho, hay un par de títulos que han estado bastante cerca de convertirse de serie de televisión, pero sin haber logrado dar el paso de producir siquiera un piloto antes de que los descartaran, como ocurrió con "Powers" en FX. Uno de ellos puede ser el que mejor representa ese mundo de agentes del orden que han de hacer su trabajo a la sombra constante de los superhéroes de turno, "Gotham Central", una serie de cuatro volúmenes creada por Ed Brubaker y Greg Rucka y que se centra en las vidas de un grupo de detectives de la policía de Gotham City, y en cuyo trabajo diario se les cruzan a menudo tanto Batman (presentado como distante y al que los policías tienen un poco de manía) como los supervillanos que intentan hacerle daño a él y destruir la ciudad (o dominarla). Según se cuenta aquí, The WB estuvo muy interesada en producir una serie basada en "Gotham Central" en 2006, pero para entonces estaban descansando de producciones alrededor del mundo de Batman después del fracaso de "Birds of prey".
Es una lástima, porque este cómic es un cruce casi perfecto entre una historia de superhéroes y "Ley y orden", u "Homicidio", y tiene las semillas para convertirse en una serie muy interesante, a caballo entre el procedimental y "Arrow", por ejemplo. El modo en el que retrata a todos los detectives de esa unidad especial de crímenes prioritarios recuerda también a veces a cómo veíamos a menudo a los integrantes de Homicidios en la policía de Baltimore en "The Wire", y aunque parece que el proyecto ha quedado bastante descartado, tiene bastantes puntos de interés. También los tiene "Alias", un cómic de Marvel que Brian Michael Bendis creó al principio de su carrera y que sigue a Jessica Jones, una ex superheroína que solía trabajar con los Vengadores y que, después de sufrir un serio trauma, lo dejó todo para acabar convertida en detective privado. Pero aunque ella quiere apartarse de ese mundo, siempre acaba regresando de algún modo a él, pues los casos que investiga terminan relacionados tangencialmente con los superhéroes.
Jones es una clásica detective noir hasta en su afición por el alcohol y sus relaciones con hombres que sabe que no le convienen, y después de tener aventuras en solitario en dos volúmenes, se integró en las historias de los Vengadores como un personaje secundario. Su adaptación a televisión, a cargo de Melissa Rosenberg, tenía el título de "AKA Jessica Jones" y fue una de las primeras que Marvel puso en pie después de que la comprara Disney (que ya sabéis que es la propietaria de ABC). Sin embargo, el proyecto fue descartado en favor de "Agents of SHIELD", y aunque el estudio afirma que están buscándole un nuevo hogar, probablemente en el cable, por ahora se ha quedado en el limbo. "Alias" no lidia tanto con los problemas de gente común en un mundo de superhéroes como "Gotham Central", pero la sombra de los Vengadores es allí muy alargada, lo que no le gusta nada a Jones. Si la serie producida por Joss Whedon tiene éxito, a lo mejor vemos algunos de estos proyectos en televisión, pero lo mejor es no hacerse demasiadas ilusiones. Primero, esperemos a ver qué hace finalmente The CW con Flash.
Música de la semana: Que unos cuantos actores tienen algo así como una carrera paralela como cantantes no es nada nuevo, aunque sí puede resultar muy curioso acercarse a esa faceta de Katey Sagal, protagonista de "Matrimonio con hijos" y "Sons of Anarchy", que grabó hace tiempo un disco de versiones y que ha visto como un par de ellas han acabado en esa última serie, aprovechando que su marido es el creador. En la segunda temporada, por ejemplo, se escuchó "Son of a preacher man", canción popularizada por Dusty Springfield y que erlla grabó bajo el nombre de Katey Sagal & The Forest Rangers.
21 febrero 2013
El día que Ben Affleck se hizo director
Debería dejar de actuar y dedicarse a dirigir. Cualquiera que haya visto "Argo", la tercera película como director de Ben Affleck y principal favorita para llevarse el Oscar a mejor película el próximo domingo, habrá dicho eso a la salida del cine, o se lo habrá escuchado al resto del público como una de las opiniones más compartidas. Es la cinta que más se ha visto de las tres, superando los 125 millones de dólares sólo en Estados Unidos y mejorando los más de 90 que recaudó en su momento "The town", la historia de atracadores de bancos de Boston que Affleck había dirigido dos años antes, y ser un thriller con esa parodia escondida sobre Hollywood y haber arrasado en la temporada de premios le ha ayudado sin duda a terminar de cimentar su estatus como un director a tener en cuenta, mientras que como actor no pasa de correcto en sus mejores momentos. Sin embargo, a pesar de que "The town" es un estupendo entretenimiento y que "Argo" está bastante bien, ninguna de las dos llega todavía a la altura de su debut tras las cámaras, "Adiós pequeña, adiós", estrenada en 2007 y que apenas superó en la taquilla estadounidense los veinte millones de dólares.
La cinta adapta un libro de Dennis Lehane, el cuarto de la saga protagonizada por Patrick Kenzie y Angie Gennaro, dos detectives privados del barrio de Dorchester, un lugar de clase trabajadora de Boston donde casi todos sus habitantes llevan allí todas sus vidas, y donde el ocio más habitual es irse a un bar irlandés a beber pintas de cerveza acompañadas de un chupito de whiskey. Kenzie y Gennaro se conocen desde que son pequeños y conocen a casi todo el barrio, y la relación que hay entre ellos es complicada. En este libro, llamado en España "Desapareció una noche", son pareja, pero eso no es así al inicio de la serie (su relación sufre en el traslado del papel a la gran pantalla, pero algo tenía que hacerlo ante la historia que cuenta la película). Además, ambos acarrean a sus espaldas pasados difíciles marcados por abusos físicos y son conscientes de cómo está de podrido el mundo, aunque eso les lleva a tener visiones divergentes sobre algunas de las cosas que investigan y, en concreto, sobre el dilema moral sobre el que descansa toda "Adiós pequeña, adiós", y que la eleva por encima de "The town" y "Argo".
Lo que más destaca de la película es la autenticidad que desprenden las escenas en el barrio (Affleck rodó en Boston y utilizó a muchos habitantes del lugar como extras) y esa atmósfera tan de "Mystic River" y "The Wire" que logra crear, una atmósfera muy noir de gente que por no tener, no tiene ni la capacidad de decisión de salir del arroyo, gente que está dejada de la mano de Dios y de las instituciones. Kenzie es un poco como los detectives clásicos tipo Philip Marlowe o Lew Archer, en el sentido de que siempre acaba dejándose llevar por causas perdidas que espolean su sentido de la justicia, aunque no vaya a sacar casi ningún beneficio, mientras Angie tiende a ser más pragmática y realista, y esa motivación es la que lleva a Patrick a ir tirando del hilo de la desaparición de la pequeña Amanda McCready, a pesar de que pueda descubrir cosas que probablemente preferiría no haber descubierto.
"Adiós pequeña, adiós" fue mi puerta de entrada al mundo de esos dos investigadores privados, un mundo literario que merece la pena conocer (aunque igual es mejor que no sigáis mi ejemplo, pues tiempo después de ver la película leí "La última causa perdida", el último caso de Kenzie y Gennaro, y ahora me he puesto a leer el primero, "Un trago antes de la guerra"). Lehane es un escritor muy interesante, cuyas obras están llenas de capas, y en las que el peso del pasado tiene a jugar un rol importante en la trama y en las personalidades de sus protagonistas. La relación entre Patrick y Angie enseguida sobresale en ese libro de debut porque, aunque sólo son compañeros de trabajo, su amistad desde la infancia, y otras cosas que flotan implícitas entre ellos, ya le otorga un lado muy interesante, y su amplia red de contactos en el barrio da para situaciones realmente divertidas (como cualquiera en la que acabe involucrado ese matón llamado Bubba). Kenzie y Gennaro darían, desde luego, para una serie muy interesante y entretenida en FX.
P.D.: "Adiós pequeña, adiós", por cierto, inició esa especie de tradición de que cada película de Affleck ha logrado colar a un actor entre los nominados al Oscar a mejor secundario. Aquí fue una sensacional Amy Ryan, en "The town" le tocó a Jeremy Renner y, en "Argo", a Alan Arkin.
La cinta adapta un libro de Dennis Lehane, el cuarto de la saga protagonizada por Patrick Kenzie y Angie Gennaro, dos detectives privados del barrio de Dorchester, un lugar de clase trabajadora de Boston donde casi todos sus habitantes llevan allí todas sus vidas, y donde el ocio más habitual es irse a un bar irlandés a beber pintas de cerveza acompañadas de un chupito de whiskey. Kenzie y Gennaro se conocen desde que son pequeños y conocen a casi todo el barrio, y la relación que hay entre ellos es complicada. En este libro, llamado en España "Desapareció una noche", son pareja, pero eso no es así al inicio de la serie (su relación sufre en el traslado del papel a la gran pantalla, pero algo tenía que hacerlo ante la historia que cuenta la película). Además, ambos acarrean a sus espaldas pasados difíciles marcados por abusos físicos y son conscientes de cómo está de podrido el mundo, aunque eso les lleva a tener visiones divergentes sobre algunas de las cosas que investigan y, en concreto, sobre el dilema moral sobre el que descansa toda "Adiós pequeña, adiós", y que la eleva por encima de "The town" y "Argo".
Lo que más destaca de la película es la autenticidad que desprenden las escenas en el barrio (Affleck rodó en Boston y utilizó a muchos habitantes del lugar como extras) y esa atmósfera tan de "Mystic River" y "The Wire" que logra crear, una atmósfera muy noir de gente que por no tener, no tiene ni la capacidad de decisión de salir del arroyo, gente que está dejada de la mano de Dios y de las instituciones. Kenzie es un poco como los detectives clásicos tipo Philip Marlowe o Lew Archer, en el sentido de que siempre acaba dejándose llevar por causas perdidas que espolean su sentido de la justicia, aunque no vaya a sacar casi ningún beneficio, mientras Angie tiende a ser más pragmática y realista, y esa motivación es la que lleva a Patrick a ir tirando del hilo de la desaparición de la pequeña Amanda McCready, a pesar de que pueda descubrir cosas que probablemente preferiría no haber descubierto.
"Adiós pequeña, adiós" fue mi puerta de entrada al mundo de esos dos investigadores privados, un mundo literario que merece la pena conocer (aunque igual es mejor que no sigáis mi ejemplo, pues tiempo después de ver la película leí "La última causa perdida", el último caso de Kenzie y Gennaro, y ahora me he puesto a leer el primero, "Un trago antes de la guerra"). Lehane es un escritor muy interesante, cuyas obras están llenas de capas, y en las que el peso del pasado tiene a jugar un rol importante en la trama y en las personalidades de sus protagonistas. La relación entre Patrick y Angie enseguida sobresale en ese libro de debut porque, aunque sólo son compañeros de trabajo, su amistad desde la infancia, y otras cosas que flotan implícitas entre ellos, ya le otorga un lado muy interesante, y su amplia red de contactos en el barrio da para situaciones realmente divertidas (como cualquiera en la que acabe involucrado ese matón llamado Bubba). Kenzie y Gennaro darían, desde luego, para una serie muy interesante y entretenida en FX.
P.D.: "Adiós pequeña, adiós", por cierto, inició esa especie de tradición de que cada película de Affleck ha logrado colar a un actor entre los nominados al Oscar a mejor secundario. Aquí fue una sensacional Amy Ryan, en "The town" le tocó a Jeremy Renner y, en "Argo", a Alan Arkin.
29 noviembre 2012
La revolución televisada
Si tenéis por costumbre leer blogs televisivos estadounidenses, seguro que os habréis encontrado en muchos de ellos reseñas o comentarios sobre "The revolution was televised", un libro del crítico Alan Sepinwall que hace un repaso por esos años entre 1997 y 2007/08 en los que la ficción televisiva cambió por completo, y de un modo mucho más claro, concreto y radical que en todos los momentos anteriores en los que surgieron series que la llevaron a evolucionar. El repaso se hace a través de diez series ("Oz", "Los Soprano", "The Wire", "Deadwood", "The Shield", "Perdidos", "Buffy, la cazavampiros", "24", "Battlestar Galactica", "Friday Night Lights", "Mad Men" y "Breaking Bad") y Sepinwall cuenta en cada uno de los capítulos dedicados a ellas con impresiones y recuerdos de algunas de las personas implicadas en ellas. Yo todavía no he lo he leído (caerá en breve), pero su temática es lo suficientemente interesante como para tratarla antes de haberle echado un vistazo (está disponible para eBooks varios y en papel a través de Amazon). El propio Sepinwall ha explicado en varias entrevistas por qué eligió esas diez series y no otras, señalando que son las que, a su juicio, representaron un cambio más dramático en la evolución de la ficción televisiva.
Por supuesto, podríamos volver a traer a colación esa vieja cruzada de que la televisión existía antes de "Los Soprano" y de que hay vida más allá del cable, pero la muestra de series es bastante representativa de ese cambio de paradigma, de esa querencia de los creadores por tratar temas nuevos, o darle nuevos enfoques a temas ya muy tocados, de trastocar las convenciones narrativas a las que los espectadores estábamos acostumbrados y, en general, de hacer en gran medida lo que quisieron con sus series. Por lo poco que he podido ir leyendo aquí y allá, da la sensación de que se cuentan cosas realmente curiosas del accidentado y acelerado proceso de creación de "Perdidos", y de que David Chase, sin explicar el final de "Los Soprano", sí desvela algunos aspectos interesantes de esa serie, que casi todos los críticos coinciden en señalar como el punto de inflexión en toda esta llamada "edad dorada". Y también parece que apunta que esa década fundamental fue un poco una excepción, una "idea feliz" que luego ha intentado repetirse e igualarse, sin éxito.
En el nacimiento de muchas de esas series influyeron cadenas que estaban en una situación tan desesperada, que estaban dispuestas a intentar cualquier cosa; cadenas que buscaban crearse una imagen de marca que las distanciara de sus competidoras y guionistas que querían seguir una visión personal sobre determinado asunto. Lo que resulta llamativo, y tanto Sepinwall como otros blogueros lo han puesto de manifiesto, es que todos los creadores de estas series son hombres blancos y que sus protagonistas son, mayoritariamente, hombres blancos atravesando algún tipo de crisis. Evidentemente, hay material para otro libro explorando, por ejemplo, las series con mujeres fuertes en su centro, un tema que tocaban no hace mucho en "The Daily Beast", pero sosteniendo que muchas protagonistas femeninas habían perdido fuerza.
Lo cierto es que, este año, ha resultado bastante curioso comprobar que, por ejemplo, son mujeres las que impulsan la trama, principalmente, en "Once upon a time" (si descontamos al señor Gold), una serie en la que cada vez que introducen un personaje masculino nuevo, lo hacen más como "factor palote" que como otra cosa. Y es verdad que en las dos últimas temporadas se han estrenado bastantes más comedias con personajes femeninos en su centro (y creadas por mujeres), y que todo esto se ha dado más, en general, en las networks. El cable todavía es un mundo bastante dominado por el hombre blanco protestante en crisis, por muchas "Girls" y "Veep" que emita HBO.
Por supuesto, podríamos volver a traer a colación esa vieja cruzada de que la televisión existía antes de "Los Soprano" y de que hay vida más allá del cable, pero la muestra de series es bastante representativa de ese cambio de paradigma, de esa querencia de los creadores por tratar temas nuevos, o darle nuevos enfoques a temas ya muy tocados, de trastocar las convenciones narrativas a las que los espectadores estábamos acostumbrados y, en general, de hacer en gran medida lo que quisieron con sus series. Por lo poco que he podido ir leyendo aquí y allá, da la sensación de que se cuentan cosas realmente curiosas del accidentado y acelerado proceso de creación de "Perdidos", y de que David Chase, sin explicar el final de "Los Soprano", sí desvela algunos aspectos interesantes de esa serie, que casi todos los críticos coinciden en señalar como el punto de inflexión en toda esta llamada "edad dorada". Y también parece que apunta que esa década fundamental fue un poco una excepción, una "idea feliz" que luego ha intentado repetirse e igualarse, sin éxito.
En el nacimiento de muchas de esas series influyeron cadenas que estaban en una situación tan desesperada, que estaban dispuestas a intentar cualquier cosa; cadenas que buscaban crearse una imagen de marca que las distanciara de sus competidoras y guionistas que querían seguir una visión personal sobre determinado asunto. Lo que resulta llamativo, y tanto Sepinwall como otros blogueros lo han puesto de manifiesto, es que todos los creadores de estas series son hombres blancos y que sus protagonistas son, mayoritariamente, hombres blancos atravesando algún tipo de crisis. Evidentemente, hay material para otro libro explorando, por ejemplo, las series con mujeres fuertes en su centro, un tema que tocaban no hace mucho en "The Daily Beast", pero sosteniendo que muchas protagonistas femeninas habían perdido fuerza.
Lo cierto es que, este año, ha resultado bastante curioso comprobar que, por ejemplo, son mujeres las que impulsan la trama, principalmente, en "Once upon a time" (si descontamos al señor Gold), una serie en la que cada vez que introducen un personaje masculino nuevo, lo hacen más como "factor palote" que como otra cosa. Y es verdad que en las dos últimas temporadas se han estrenado bastantes más comedias con personajes femeninos en su centro (y creadas por mujeres), y que todo esto se ha dado más, en general, en las networks. El cable todavía es un mundo bastante dominado por el hombre blanco protestante en crisis, por muchas "Girls" y "Veep" que emita HBO.
08 septiembre 2012
Dragones de invierno
ALERTA SPOILERS: Esto es sólo para curarnos en salud; por si decido de repente desvelar quién muere (o no) en "Danza de dragones", el quinto volumen en la saga de "Canción de Hielo y Fuego" de George R.R. Martin, es preferible que no sigáis leyendo si no lo habéis terminado, o si no sabéis qué es "el nudo meereeno".
El lema de los Stark se hace realidad al final de "Danza de dragones". El cuervo blanco enviado por los maestres de Antigua hace oficial la llegada de un invierno que comienza al mismo tiempo que las líneas argumentales que hemos ido viendo prepararse y desgranararse desde el final del tercer libro empiezan a confluir en ciertos puntos y, en otros, a desvelar el verdadero juego que está desarrollándose ahí. Ahora ya sabemos que Varys y el príncipe de Dorne llevan moviendo hilos en la sombra mucho tiempo, incluso desde antes de que Jaime matara a Aerys en el salón del trono, con su rescate del bebé Aegon y la preparación de su regreso a Poniente por si el plan de Illyrio con Viserys y Daenerys nunca llegaba a buen puerto. También sabemos que Tyrion está destinado a encontrarse con Dany en Meereen, aunque no lleguemos a verlo en este quinto libro, y que los hijos del hierro y su cuerno de dragones van a traer muchos problemas. Y también sabemos que los pretendientes al Trono que van pasando por posiciones de poder en Desembarco del Rey están todos igual de miopes; los Tyrell han sucedido a los Lannister, pero siguen sin prestar atención a las historias sobre dragones, y al humo, que llegan del otro lado del mar.
Lo interesante de este volumen es ver cómo se presentan situaciones que son claramente polvorines a la espera de una mera chispa que los haga saltar por los aires, desde el difícil equilibrio que Jon tiene que hacer en el Muro (donde estoy convencida que Melisandre puede salvarlo o convertirlo en otro Corazón de Piedra) a todas las traiciones y enemigos que Dany tiene que sortear en Meereen. Las chispas llegan, pero ya al final, y te dejan con las ganas, por supuesto, de seguir leyendo más. "Danza de dragones" debió ser un libro bastante complicado para Martin, porque aunque esté ya lanzando definitivamente las historias que deben llevarnos hasta el final finalísimo, no puede abandonar de repente a Cersei o a Jaime, o a Arya (cuyo papel en todo esto me intriga mucho) y, como él mismo ha reconocido, tampoco puede sacarse de la manga un giro que esté justificado. No puede hacer que Tyrion se encuentre sin más con Daenerys, aunque yo ya estoy deseando ver qué pasará cuando llegue ese momento. También es cierto que igual un poco de síntesis no le vendría nada mal.
Conforme se avanza leyendo "Canción de Hielo y Fuego" empiezan a verse más claros los hilos que están desarrollando la historia de fondo de la caída del invierno y la, seguramente, inevitable llegada de los Otros desde el otro lado del Muro. Bran encaja ahí de algún modo, y cada vez me convenzo más de que también es ahí donde está el propósito último de Dany y sus dragones, no tanto en recuperar el Trono de Hierro ahora que ha aparecido otro Targaryen, hijo de su hermano Rhaegar y de la princesa dorniense Elia. Todas las pruebas que ella tiene que superar, toda la cháchara de que tiene que acordarse de que es la Madre de Dragones ,da la sensación de estar preparándola para esa guerra contra los Otros. Siempre he creído que, al final, Dany salva Poniente de las criaturas del invierno pero nunca reclama el Trono, y son otros los que acaban gobernando, pero me temo que aún queda bastante para comprobar si voy bien encaminada.
"Danza de dragones" y "Festín de cuervos" son, de algún modo, un único libro kilométrico dividido en dos, y será interesante ver cómo afrontan su transformación en temporadas de "Juego de tronos" en HBO. De momento, el reto de llevar a la pantalla "Tormenta de espadas" ya es de por sí monumental, y de eso y otros aspectos habló hace unos días George R.R. Martin en su paso por Chicon7, una convención de ciencia-ficción y fantasía celebrada en Chicago. Participó allí en una charla en la que se habló tanto de sus libros como de la serie, y es una escucha bastante interesante por el vistazo que ofrece al proceso creativo de ambos materiales.
El lema de los Stark se hace realidad al final de "Danza de dragones". El cuervo blanco enviado por los maestres de Antigua hace oficial la llegada de un invierno que comienza al mismo tiempo que las líneas argumentales que hemos ido viendo prepararse y desgranararse desde el final del tercer libro empiezan a confluir en ciertos puntos y, en otros, a desvelar el verdadero juego que está desarrollándose ahí. Ahora ya sabemos que Varys y el príncipe de Dorne llevan moviendo hilos en la sombra mucho tiempo, incluso desde antes de que Jaime matara a Aerys en el salón del trono, con su rescate del bebé Aegon y la preparación de su regreso a Poniente por si el plan de Illyrio con Viserys y Daenerys nunca llegaba a buen puerto. También sabemos que Tyrion está destinado a encontrarse con Dany en Meereen, aunque no lleguemos a verlo en este quinto libro, y que los hijos del hierro y su cuerno de dragones van a traer muchos problemas. Y también sabemos que los pretendientes al Trono que van pasando por posiciones de poder en Desembarco del Rey están todos igual de miopes; los Tyrell han sucedido a los Lannister, pero siguen sin prestar atención a las historias sobre dragones, y al humo, que llegan del otro lado del mar.
Lo interesante de este volumen es ver cómo se presentan situaciones que son claramente polvorines a la espera de una mera chispa que los haga saltar por los aires, desde el difícil equilibrio que Jon tiene que hacer en el Muro (donde estoy convencida que Melisandre puede salvarlo o convertirlo en otro Corazón de Piedra) a todas las traiciones y enemigos que Dany tiene que sortear en Meereen. Las chispas llegan, pero ya al final, y te dejan con las ganas, por supuesto, de seguir leyendo más. "Danza de dragones" debió ser un libro bastante complicado para Martin, porque aunque esté ya lanzando definitivamente las historias que deben llevarnos hasta el final finalísimo, no puede abandonar de repente a Cersei o a Jaime, o a Arya (cuyo papel en todo esto me intriga mucho) y, como él mismo ha reconocido, tampoco puede sacarse de la manga un giro que esté justificado. No puede hacer que Tyrion se encuentre sin más con Daenerys, aunque yo ya estoy deseando ver qué pasará cuando llegue ese momento. También es cierto que igual un poco de síntesis no le vendría nada mal.
Conforme se avanza leyendo "Canción de Hielo y Fuego" empiezan a verse más claros los hilos que están desarrollando la historia de fondo de la caída del invierno y la, seguramente, inevitable llegada de los Otros desde el otro lado del Muro. Bran encaja ahí de algún modo, y cada vez me convenzo más de que también es ahí donde está el propósito último de Dany y sus dragones, no tanto en recuperar el Trono de Hierro ahora que ha aparecido otro Targaryen, hijo de su hermano Rhaegar y de la princesa dorniense Elia. Todas las pruebas que ella tiene que superar, toda la cháchara de que tiene que acordarse de que es la Madre de Dragones ,da la sensación de estar preparándola para esa guerra contra los Otros. Siempre he creído que, al final, Dany salva Poniente de las criaturas del invierno pero nunca reclama el Trono, y son otros los que acaban gobernando, pero me temo que aún queda bastante para comprobar si voy bien encaminada.
"Danza de dragones" y "Festín de cuervos" son, de algún modo, un único libro kilométrico dividido en dos, y será interesante ver cómo afrontan su transformación en temporadas de "Juego de tronos" en HBO. De momento, el reto de llevar a la pantalla "Tormenta de espadas" ya es de por sí monumental, y de eso y otros aspectos habló hace unos días George R.R. Martin en su paso por Chicon7, una convención de ciencia-ficción y fantasía celebrada en Chicago. Participó allí en una charla en la que se habló tanto de sus libros como de la serie, y es una escucha bastante interesante por el vistazo que ofrece al proceso creativo de ambos materiales.
02 abril 2012
Leer o no leer
Siempre que se anuncia la adaptación al cine o la televisión de algún libro, surge la duda entre quienes tienen curiosidad por ver la película o la serie, pero no han leído dicho libro. ¿Deben leerlo antes? ¿O es preferible ver su adaptación con una mirada fresca? Nunca hay una respuesta correcta para esas preguntas. Depende de cada uno. Del mismo modo que hay quien se ve el original antes de ver el remake, hay quien prefiere no ver esa adaptación hasta que no han leído el libro. Como tantas cosas en esta vida, es una cuestión de gustos personales.
Ahora mismo, se diría que hay tres auténticos blockbusters que presentan a algunos de sus posibles seguidores con ese dilema: "The Walking Dead" y "Juego de tronos" en televisión y "Los juegos del hambre" en cine. De los tres, yo he leído los libros de los dos últimos algún tiempo antes de que se estrenaran, pero el cómic de Robert Kirkman lo tengo sin empezar. No me parece mal la postura de un crítico estadounidense, que no ha leído ninguno de los libros de "Canción de Hielo y Fuego" y que decidió que no quería hacerlo, que prefería experimentar la serie de HBO sólo como serie y sin tener el conocimiento previo de lo escrito por George R.R. Martin, apuntando que si llega un momento en el que la serie necesita de ese conocimiento previo para funcionar, es que algo no está haciendo bien como serie.
También hay quien se impone esta "puesta al día" casi como si fuera una obligación, para luego poder hacer las consiguientes comparaciones entre serie/película y libro y poder entrar en las discusiones de si está bien adaptado y si se han dejado fuera todo lo bueno. De nuevo, cuestión de gustos personales. Yo sólo lo hago si de verdad me llama la atención el material de partida, porque no hay nada peor que leer obligado un libro.
P.D. podcastero: La discusión con invitado de esta semana en "Yo disparé a J.R." es sobre "Smash", y ese invitado es Cristina Garde, que participa en el podcast "Central Perk" y que también nos sirve para ver si las nuevas ediciones de "American Idol" y "The Voice" están resultando interesantes o no. Como siempre, todas las opciones de escucha y descarga están en el blog, y os dejo el menú del día:
- 0': "Awake"
- 15': "Forbrydelsen" y "The Killing"
- 28': "Smash"
- 57': La primera temporada de "Alcatraz" (con spoilers)
- 68': "Scott & Bailey"
Ahora mismo, se diría que hay tres auténticos blockbusters que presentan a algunos de sus posibles seguidores con ese dilema: "The Walking Dead" y "Juego de tronos" en televisión y "Los juegos del hambre" en cine. De los tres, yo he leído los libros de los dos últimos algún tiempo antes de que se estrenaran, pero el cómic de Robert Kirkman lo tengo sin empezar. No me parece mal la postura de un crítico estadounidense, que no ha leído ninguno de los libros de "Canción de Hielo y Fuego" y que decidió que no quería hacerlo, que prefería experimentar la serie de HBO sólo como serie y sin tener el conocimiento previo de lo escrito por George R.R. Martin, apuntando que si llega un momento en el que la serie necesita de ese conocimiento previo para funcionar, es que algo no está haciendo bien como serie.
También hay quien se impone esta "puesta al día" casi como si fuera una obligación, para luego poder hacer las consiguientes comparaciones entre serie/película y libro y poder entrar en las discusiones de si está bien adaptado y si se han dejado fuera todo lo bueno. De nuevo, cuestión de gustos personales. Yo sólo lo hago si de verdad me llama la atención el material de partida, porque no hay nada peor que leer obligado un libro.
P.D. podcastero: La discusión con invitado de esta semana en "Yo disparé a J.R." es sobre "Smash", y ese invitado es Cristina Garde, que participa en el podcast "Central Perk" y que también nos sirve para ver si las nuevas ediciones de "American Idol" y "The Voice" están resultando interesantes o no. Como siempre, todas las opciones de escucha y descarga están en el blog, y os dejo el menú del día:
- 0': "Awake"
- 15': "Forbrydelsen" y "The Killing"
- 28': "Smash"
- 57': La primera temporada de "Alcatraz" (con spoilers)
- 68': "Scott & Bailey"
12 marzo 2012
Fidelidad al espíritu
Cada vez se nota más que faltan algo más de dos semanas para que HBO estrene la segunda temporada de "Juego de tronos". La cadena lleva meses bombardeando con trailers, un making of por partes y, en cuanto ha salido a la venta el DVD (y el Blu-Ray) de la primera temporada, la maquinaria publicitaria se ha lanzado a todo trapo hasta llegar al 1 de abril. Los fans y los periodistas también están participando de toda esta anticipación, y en "Coming Attractions" tienen una especie de mesa redonda bastante interesante con algunos expertos en el tema, incluyendo a uno de los fundadores de "Westeros", al crítico de televisión de "Time" o al cofundador de "Tower of the Hand". En ese encuentro se habla de las expectativas que hay de cara a la segunda temporada (todos los participantes han leído "Choque de reyes", el segundo libro de la saga de George R.R. Martin) y, y aquí viene lo interesante, de lo que ellos opinan de los cambios que D.B. Weiss y David Benioff han introducido, y van a introducir, en la serie con respecto a los libros. Es lo interesante porque entra de lleno en la vieja discusión sobre si las adaptaciones literarias deben ser fieles al material original o respetar sólo su espíritu.
Al hablar de este tema, siempre se recuerda que literatura y cine (o televisión) no se rigen por los mismos códigos para contar historias y no utilizan las mismas técnicas para ello. En un libro puedes expresar algo con dos párrafos de veinte líneas cada uno que, en la serie correspondiente, se muestre igual con dos actores que, como mucho, intercambien dos líneas de diálogo; hay un componente visual que se encarga de hacer muchas de las cosas que en el libro llevan a cabo las frases escritas. Partiendo de aquí, siempre resulta inevitable que surja el debate entre quienes prefieren que las adaptaciones no toquen nada de la estructura del libro y a quienes no les importa que se hagan cambios siempre y cuando se respete el espíritu de dicho libro. Una adaptación muy fiel puede ser un serio problema en una serie o una película (el ejemplo más claro de los últimos años es "Watchmen"), y otra demasiado libre puede tergiversar por completo la obra (cuando la vi en su momento, me pareció que "El talento de Mr. Ripley" era culpable justo de eso, pero igual la veo ahora y cambio de opinión). Y luego están las que consiguen el término de la fidelidad al espíritu y al mundo creado en el material original; no por nada los guionistas de "Juego de tronos" reconocen que "El Señor de los Anillos" les abrió muchas puertas y les inspiró en su trabajo.
La mesa redonda de "Coming Attractions", eso sí, sufre de un pequeño problema que es muy habitual en reuniones de fans acérrimos: la prontitud en juzgar algo que no se ha visto aún y en mostrarse "preocupado" por cambios de los que sólo hemos leído. En el caso de la segunda temporada de "Juego de tronos", estas preocupaciones se centran en declaraciones de Weiss y Benioff diciendo que han expandido los roles de Robb y Daenerys con respecto a "Choque de reyes" y que, tal vez, parte de la historia de la Bran se retrase hasta la tercera temporada (si la consiguen, que lo parece a priori). Sin haber tenido oportunidad de ver ni siquiera el primer episodio de esta nueva entrega, es muy apresurado decir nada al respecto. Esos cambios pueden terminar resultando un acierto o, por el contrario, un fracaso, pero ahora mismo no hay modo de saberlo. Están hechos, eso está claro, desde la mentalidad de una serie de televisión que ha sido un éxito y que quiere seguir siéndolo, y que sabe que en una serie hay muchos otros elementos que pueden llevarla por un camino diferente del que podría tener trazado. ¿Empezaremos a sufrir con "Juego de tronos" las mismas quejas que hemos visto en "The Walking Dead" porque no siguen a pies juntillas los cómics de Robert Kirkman? El 1 de abril comenzaremos a comprobarlo.
P.D.: En Canal+ ya están preparando el terreno con programas especiales sobre la serie como éste, dedicado a Tyrion Lannister.
Al hablar de este tema, siempre se recuerda que literatura y cine (o televisión) no se rigen por los mismos códigos para contar historias y no utilizan las mismas técnicas para ello. En un libro puedes expresar algo con dos párrafos de veinte líneas cada uno que, en la serie correspondiente, se muestre igual con dos actores que, como mucho, intercambien dos líneas de diálogo; hay un componente visual que se encarga de hacer muchas de las cosas que en el libro llevan a cabo las frases escritas. Partiendo de aquí, siempre resulta inevitable que surja el debate entre quienes prefieren que las adaptaciones no toquen nada de la estructura del libro y a quienes no les importa que se hagan cambios siempre y cuando se respete el espíritu de dicho libro. Una adaptación muy fiel puede ser un serio problema en una serie o una película (el ejemplo más claro de los últimos años es "Watchmen"), y otra demasiado libre puede tergiversar por completo la obra (cuando la vi en su momento, me pareció que "El talento de Mr. Ripley" era culpable justo de eso, pero igual la veo ahora y cambio de opinión). Y luego están las que consiguen el término de la fidelidad al espíritu y al mundo creado en el material original; no por nada los guionistas de "Juego de tronos" reconocen que "El Señor de los Anillos" les abrió muchas puertas y les inspiró en su trabajo.
La mesa redonda de "Coming Attractions", eso sí, sufre de un pequeño problema que es muy habitual en reuniones de fans acérrimos: la prontitud en juzgar algo que no se ha visto aún y en mostrarse "preocupado" por cambios de los que sólo hemos leído. En el caso de la segunda temporada de "Juego de tronos", estas preocupaciones se centran en declaraciones de Weiss y Benioff diciendo que han expandido los roles de Robb y Daenerys con respecto a "Choque de reyes" y que, tal vez, parte de la historia de la Bran se retrase hasta la tercera temporada (si la consiguen, que lo parece a priori). Sin haber tenido oportunidad de ver ni siquiera el primer episodio de esta nueva entrega, es muy apresurado decir nada al respecto. Esos cambios pueden terminar resultando un acierto o, por el contrario, un fracaso, pero ahora mismo no hay modo de saberlo. Están hechos, eso está claro, desde la mentalidad de una serie de televisión que ha sido un éxito y que quiere seguir siéndolo, y que sabe que en una serie hay muchos otros elementos que pueden llevarla por un camino diferente del que podría tener trazado. ¿Empezaremos a sufrir con "Juego de tronos" las mismas quejas que hemos visto en "The Walking Dead" porque no siguen a pies juntillas los cómics de Robert Kirkman? El 1 de abril comenzaremos a comprobarlo.
P.D.: En Canal+ ya están preparando el terreno con programas especiales sobre la serie como éste, dedicado a Tyrion Lannister.
22 febrero 2012
La guerra de los Cinco Reyes
¿Oís eso? Es el ruido que hacen los fans de "Juego de tronos" mordiéndose las uñas de impaciencia, expectantes el mes largo que queda para que HBO estrene la segunda temporada el 1 de abril (el 23 llegará a Canal+ España). Desde que los primeros 10 capítulos finalizaron en junio, los premios, los parabienes críticos y el buzz alrededor de la serie no ha hecho más que aumentar, y si ya había expectativas altas en su debut el año pasado, no van a ser menos elevadas para ver cómo adaptan "Choque de reyes", el segundo tomo de la saga "Canción de hielo y fuego", de George R.R. Martin. La tarea es, si cabe, bastante más complicada que en la primera temporada porque lo que vimos ahí no es más que un aperitivo. La guerra de los Cinco Reyes por el control del Trono de Hierro que se desata en ese segundo libro amplía el número de personajes, los escenarios y la escala de la trama, y va a ser casi como una nueva introducción para bastantes de las cosas que van a pasar.
Muchos de los personajes que ya conocemos están desperdigados por todo Poniente (y eso sin contar con Daenerys, que directamente está al otro lado del mar), pero buena parte de la acción se desarrolla en Desembarco del Rey. Tyrion está allí, y teniendo en cuenta que parece de los pocos personajes a los que Martin parece dispuesto a perdonarles la vida casi hasta el final, nunca hay que perder de vista sus evoluciones. La ciudad es un nido de víboras y hasta los que se creen más duchos en la supervivencia en medio de todos esos advenedizos, conspiradores, traidores y matones de tres al cuarto tienen que andarse con mucho cuidado si no quieren verse arrojados fuera de las puertas de la Fortaleza Roja. ¿Será Joffrey lo suficientemente listo para mantener su corona? ¿Lo será Cersei? ¿Se pasará de listo Meñique? ¿Y cómo sobrevivirá Sansa en medio de todo esto? Sansa inicia aquí un interesante camino que no empieza a desarrollarse del todo hasta más adelante, un camino en el que va a tener que sufrir.
En los trailers que HBO ha ido lanzando hemos visto a casi todos los personajes nuevos, pero se han centrado más, como es lógico en los que protagonizaron la temporada anterior. Hay quien se pregunta si perder a algunos de esos protagonistas puede hacer que los espectadores que no hayan leído los libros afronten estos nuevos capítulos con menos interés, pero como se ha repetido en otras muchas ocasiones, lo más destacable de Martin es que trae al frente de repente a personajes que antes no eran más que meras comparsas, y los verdaderos protagonistas no siempre acaban siendo quienes parecían al principio. Theon Greyjoy, por ejemplo, adquirirá muy seguramente una mayor ascendencia, y lo mismo Renly Baratheon.
La guerra se recrudece, lo que está en juego es mucho mayor, y eso que todo el mundo sigue manteniéndose bastante ignorante de lo que ocurre tanto más allá del Muro como al otro lado del MarEstrecho Angosto. Yo tengo mucha curiosidad por ver no sólo como se resuelve cierta batalla, sino también cómo presentan lo que ocurre en Invernalia, una prueba que Dany debe pasar en Qarth y la misión que Jon debe llevar a cabo en el Norte. Diez episodios van a ser quizás pocos para comprimir todo "Choque de reyes", pero esa tarea no será nada comparada con la de adaptar "Tormenta de espadas" si HBO renueva la serie por una tercera temporada. Y no sería de extrañar que empiecen aquí a mezclar algunas tramas de varios libros (lo hicieron en el último capítulo de la anterior entrega). La duda que me queda es si la maquinaria publicitaria y el prestigio de emitirse en HBO darán a "Juego de tronos" un empujón algo mayor en los Emmy.
Muchos de los personajes que ya conocemos están desperdigados por todo Poniente (y eso sin contar con Daenerys, que directamente está al otro lado del mar), pero buena parte de la acción se desarrolla en Desembarco del Rey. Tyrion está allí, y teniendo en cuenta que parece de los pocos personajes a los que Martin parece dispuesto a perdonarles la vida casi hasta el final, nunca hay que perder de vista sus evoluciones. La ciudad es un nido de víboras y hasta los que se creen más duchos en la supervivencia en medio de todos esos advenedizos, conspiradores, traidores y matones de tres al cuarto tienen que andarse con mucho cuidado si no quieren verse arrojados fuera de las puertas de la Fortaleza Roja. ¿Será Joffrey lo suficientemente listo para mantener su corona? ¿Lo será Cersei? ¿Se pasará de listo Meñique? ¿Y cómo sobrevivirá Sansa en medio de todo esto? Sansa inicia aquí un interesante camino que no empieza a desarrollarse del todo hasta más adelante, un camino en el que va a tener que sufrir.
En los trailers que HBO ha ido lanzando hemos visto a casi todos los personajes nuevos, pero se han centrado más, como es lógico en los que protagonizaron la temporada anterior. Hay quien se pregunta si perder a algunos de esos protagonistas puede hacer que los espectadores que no hayan leído los libros afronten estos nuevos capítulos con menos interés, pero como se ha repetido en otras muchas ocasiones, lo más destacable de Martin es que trae al frente de repente a personajes que antes no eran más que meras comparsas, y los verdaderos protagonistas no siempre acaban siendo quienes parecían al principio. Theon Greyjoy, por ejemplo, adquirirá muy seguramente una mayor ascendencia, y lo mismo Renly Baratheon.
La guerra se recrudece, lo que está en juego es mucho mayor, y eso que todo el mundo sigue manteniéndose bastante ignorante de lo que ocurre tanto más allá del Muro como al otro lado del Mar
28 septiembre 2011
Multiversos literarios
¿Son los guionistas de "Fringe" lectores habituales de la saga literaria de Thursday Next, escrita por Jasper Fforde? Sin desvelar nada del devenir de esa serie en el final de la tercera temporada y el principio de la cuarta, hay una línea argumental fundamental en esos capítulos que se trata a lo largo de los dos últimos títulos protagonizados por Next, si no recuerdo mal ("El pozo de las tramas perdidas" y "Algo huele a podrido"), y cuya resolución no me extrañaría nada que acabara extrapolándose a "Fringe". No es que Thursday sea similar a Olivia Dunham, pero ella también una habilidad especial; en su caso, es capaz de introducirse en cualquier libro con sólo leer unas frases de él.
Ese mundo paralelo dentro de los libros, con su propia policía, su gobierno, sus virus "informáticos", sus villanos y sus normas, es la gran invención de Fforde, y muchas de las cosas que pasan en esos cuatro volúmenes darían de sobra para una serie de televisión. Por buscar similitudes con "Fringe", en la Inglaterra paralela de Next también hay una gigantesca corporación que lo domina todo, aunque su Corporación Goliath da bastante más miedo que Massive Dynamics (y que allí el croquet sea el deporte dominante no deja de ser cachondo).
Curiosamente, y creo que esto ya lo hemos comentado antes, bastantes asuntos incluidos en la serie, sobre todo al principio, guardaban cierta relación con los dos tomos finales de la trilogía de "La materia oscura", de Philip Pullman. Allí también hay universos paralelos y amenazas varias entre ellos, y también sigue los dictados de que dichos universos no deben mezclarse ni tocarse. Si alguien pensaba que, tras el final de "Perdidos", iban a acabarse estos parecidos entre series y libros, estaba equivocado. Y eso que ya no hablamos de lo fascinados que están los guionistas de "Fringe" por la física cuántica. Pero lo que me interesa es saber si han leído a Jasper Fforde (y hay más gente que se ha dado cuenta de esto, aunque haga la broma de llamarlo Jasper Ffringe).
Ese mundo paralelo dentro de los libros, con su propia policía, su gobierno, sus virus "informáticos", sus villanos y sus normas, es la gran invención de Fforde, y muchas de las cosas que pasan en esos cuatro volúmenes darían de sobra para una serie de televisión. Por buscar similitudes con "Fringe", en la Inglaterra paralela de Next también hay una gigantesca corporación que lo domina todo, aunque su Corporación Goliath da bastante más miedo que Massive Dynamics (y que allí el croquet sea el deporte dominante no deja de ser cachondo).
Curiosamente, y creo que esto ya lo hemos comentado antes, bastantes asuntos incluidos en la serie, sobre todo al principio, guardaban cierta relación con los dos tomos finales de la trilogía de "La materia oscura", de Philip Pullman. Allí también hay universos paralelos y amenazas varias entre ellos, y también sigue los dictados de que dichos universos no deben mezclarse ni tocarse. Si alguien pensaba que, tras el final de "Perdidos", iban a acabarse estos parecidos entre series y libros, estaba equivocado. Y eso que ya no hablamos de lo fascinados que están los guionistas de "Fringe" por la física cuántica. Pero lo que me interesa es saber si han leído a Jasper Fforde (y hay más gente que se ha dado cuenta de esto, aunque haga la broma de llamarlo Jasper Ffringe).
01 junio 2011
El rey del cliffhanger loco
George R.R. Martin no puede negar que se pasó una década trabajando como guionista de televisión. Cualquiera que empieza a adentrarse en la saga de "Canción de hielo y fuego" nota enseguida que cada capítulo, que va siguiendo el punto de vista de uno de los personajes, suele terminar en un cliffhanger, y que lo peor es que éstos no se resuelven en el siguiente capítulo, no. Jon puede acabar colgando del Muro, que no sabrás que pasa con él hasta que no te hayas leído dos capítulos de Sansa, uno de Ned, otro de Tyrion y dos de Davos, por ejemplo. Y entonces sí, te contará cómo ha seguido la historia de Jon, pero la terminará con otro cliffhanger, esta vez muy loco, que no se continuará igual hasta dos libros más tarde. Porque Martin no sólo usa unos cuantos trucos de sus días de guionista para mantenerte enganchado a la historia, sino que en cuanto coge carrerilla, se convierte en el rey del WTF continuo (o el PQC continuo, como dice Rosa Belmonte).
No es extraño que, en cuanto la serie de "Juego de tronos" ha llegado al sexto-séptimo episodio, todos tengamos la sensación de que ahora sí es de verdad. Al igual que ocurre en el libro, la fase de presentación es muy larga; hay muchos personajes, mucha historia pasada que explicar y mucha colocación de piezas que tiene que estar bien asentada para que luego la trama pueda echar a correr como alma que lleva el diablo. Y a fe que lo hace. Se suceden las revelaciones como una cascada de fichas de dominó, revelaciones que, gracias a esa labor previa de construcción de su mundo, llevábamos tiempo esperando en algunos casos, otorgando a veces una interesante sensación de inevitabilidad y fatalidad a algunas de las historias que Martin maneja De hecho, diez episodios para la primera temporada parecen pocos, aún más si pretenden mantener esa duración para la segunda entrega, porque algunos aspectos igual necesitarían un poco más de tiempo para resultar más efectivos.
En los tres libros que he leído de la saga, Martin se guarda ases en la manga que te saca cuando menos te lo espera, pero no se puede decir que no te avise. Va dejando insinuaciones aquí y allá de que algo tremendo puede ocurrir, aunque ya se las apaña para que, cuando finalmente tiene lugar, te sorprenda igualmente. "Tormenta de espadas" contiene golpes de efecto así sin parar desde cierto momento a mitad del libro, y termina con un epílogo que ya es el más difícil todavía. Si la serie alcanza ese punto de la saga, tengo mucha curiosidad por ver cómo lo solventan. Conforne la primera temporada se acerca al final, "Juego de tronos" va adquiriendo más peso, y su cierre dará la medida de hasta dónde pueden llegar más adelante.
Si os gusta la serie y/o los libros y habéis visto hasta el sexto episodio (y si os manejáis con el inglés), os recomiendo que escuchéis el podcast especial que "Talking TV with Ryan & Ryan" dedicaron a la serie hace poco. Tocan algunos temas muy interesantes no sólo sobre el modo en el que D.B. Weiss y David Benioff han adaptado el libro, sino también sobre la recepción entre el público y un poco sobre las audiencias, que sin ser estelares se han mantenido sólidas y, de hecho, han ido creciendo semana a semana. Por un momento, y después de los finales de algunos capítulos, casi me gustaría estar viendo la serie sin haber leído nada de "Canción de hielo y fuego", sólo para poder disfrutar de esos cliffhangers sin saber qué pasa después.
No es extraño que, en cuanto la serie de "Juego de tronos" ha llegado al sexto-séptimo episodio, todos tengamos la sensación de que ahora sí es de verdad. Al igual que ocurre en el libro, la fase de presentación es muy larga; hay muchos personajes, mucha historia pasada que explicar y mucha colocación de piezas que tiene que estar bien asentada para que luego la trama pueda echar a correr como alma que lleva el diablo. Y a fe que lo hace. Se suceden las revelaciones como una cascada de fichas de dominó, revelaciones que, gracias a esa labor previa de construcción de su mundo, llevábamos tiempo esperando en algunos casos, otorgando a veces una interesante sensación de inevitabilidad y fatalidad a algunas de las historias que Martin maneja De hecho, diez episodios para la primera temporada parecen pocos, aún más si pretenden mantener esa duración para la segunda entrega, porque algunos aspectos igual necesitarían un poco más de tiempo para resultar más efectivos.
En los tres libros que he leído de la saga, Martin se guarda ases en la manga que te saca cuando menos te lo espera, pero no se puede decir que no te avise. Va dejando insinuaciones aquí y allá de que algo tremendo puede ocurrir, aunque ya se las apaña para que, cuando finalmente tiene lugar, te sorprenda igualmente. "Tormenta de espadas" contiene golpes de efecto así sin parar desde cierto momento a mitad del libro, y termina con un epílogo que ya es el más difícil todavía. Si la serie alcanza ese punto de la saga, tengo mucha curiosidad por ver cómo lo solventan. Conforne la primera temporada se acerca al final, "Juego de tronos" va adquiriendo más peso, y su cierre dará la medida de hasta dónde pueden llegar más adelante.
Si os gusta la serie y/o los libros y habéis visto hasta el sexto episodio (y si os manejáis con el inglés), os recomiendo que escuchéis el podcast especial que "Talking TV with Ryan & Ryan" dedicaron a la serie hace poco. Tocan algunos temas muy interesantes no sólo sobre el modo en el que D.B. Weiss y David Benioff han adaptado el libro, sino también sobre la recepción entre el público y un poco sobre las audiencias, que sin ser estelares se han mantenido sólidas y, de hecho, han ido creciendo semana a semana. Por un momento, y después de los finales de algunos capítulos, casi me gustaría estar viendo la serie sin haber leído nada de "Canción de hielo y fuego", sólo para poder disfrutar de esos cliffhangers sin saber qué pasa después.
24 abril 2011
Sobre libros
Ayer, 23 de abril, se celebraba el Día del Libro. La excusa para ello es un aniversario compartido entre Miguel de Cervantes y William Shakespeare que nunca recuerdo bien (¿muerte de los dos?), y que le ha servido a "Barrilete cósmico" para lanzar un meme que, por una vez, no versa sobre series ni sobre películas ni sobre canciones, sino sobre libros.
El último libro que he leído: "Sinsajo", el volumen que cierra la trilogía de "Los Juegos del Hambre", de Suzanne Collins. La literatura fantástica juvenil a veces deja títulos muy entretenidos e interesantes y, ahora que lo pienso, últimamente estoy yo leyendo muchas sagas.
El libro que estoy leyendo: "Tormenta de espadas", tercer libro de la saga "Canción de hielo y fuego", de George R.R. Martin. ¿Veis por qué decía antes lo de las sagas? Además, con el estreno de "Juego de tronos" en HBO, me he animado definitivamente a continuar con ella y a intentar ponerme al día para cuando se publique el quinto tomo, "A dance with dragons".
El libro que cambió mi forma de pensar: No sé si llegó a tanto, pero lo que si logró "Lazarillo de Tormes" fue cambiar mi concepción sobre los clásicos, porque con pocos libros me he reído tanto como con ese.
El último libro que me hizo llorar: Creo que tengo que pensarlo, porque fue hace ya tiempo, pero tengo el recuerdo de que algo así me pasó con "El libro de las ilusiones", de Paul Auster, sin que fuera una cosa exagerada.
El último libro que me hizo reír: "Historias de Roma", de Enric González. Logró algo que muy pocos libros consiguen, que es hacerme llorar de la risa. El único que nunca falla en ese aspecto es "Sin noticias de Gurb", de Eduardo Mendoza.
Un libro prestado que no me han devuelto: Ninguno, que yo recuerde.
Un libro prestado que no he devuelto: Me gustaría creer que ninguno, pero si alguien lee este meme y tengo un libro suyo, que lo pida.
Un libro que volvería a leer: Suelen ser los mismos que ya he leído tantas veces, que he perdido la cuenta, de "La isla del tesoro" y "El sabueso de los Baskerville" a "Cinco cerditos", "Crónicas de la Dragonlance" (aunque de éstas ya se me pasó la edad) o "El Señor de los Anillos".
Un libro que cambió mi vida: Me parece que no ha habido ninguno con semejante impacto. Aunque he de decir que "Las aventuras de Sherlock Holmes", de Arthur Conan Doyle, y las novelas de Agatha Christie siempre tendrán un especial significado.
Un libro para regalar a ciegas: No me atrevo a regalar libros así, sin saber qué le gusta a la otra persona. Aunque quizás podría arriesgarme con "La fuente de la edad", de Luis Mateo Díez.
Un libro que me sorprendió para bien: Las historias de Corto Maltés, de Hugo Pratt. No sé muy bien qué esperaba encontrar, pero desde luego no esas aventuras estupendas, nostálgicas, a veces románticas y otras, trepidantes.
Un libro que me decepcionó: "El perfume", de Patrick Süskind. Si ni un sólo personaje me parece medianamente soportable, mal vamos.
Un libro que robé: Los pido prestados antes de llevármelos sin más.
El autor del que tengo más libros: Debe estar empatada la cosa entre Agatha Christie, Arthur Conan Doyle, Raymond Chandler, Paul Auster y puede que P.D. James.
Un libro valioso: Las ediciones de tapa dura de "El Señor de los Anillos", que casi pertenecen a las primeras ediciones de esos libros en España (nota aclaratoria: la editorial Minotauro no los publicó aquí hasta finales de los 70).
Un libro que llevo tiempo queriendo leer: "El conde de Montecristo", de Alejandro Dumas, es uno de mis retos pendientes. Algún día lo leeré.
Un libro que prohibiría: Ninguno. Aunque unos cuantos que deberían avisar de sus perniciosos efectos sobre las neuronas de sus lectores.
El próximo libro que leeré: Hasta que no termino el que estoy leyendo, no decido cuál será el siguiente, pero sí tengo varias opciones; bien puede ser algún volumen del cómic "Powers", "La vida fácil", de Richard Price, o "Teleshakespeare", de Jorge Carrión.
Música de la semana: "The finder", el backdoor pilot que se sirvió de "Bones" para presentar una nueva serie, tenía a veces cierto tono a lo "Burn notice", y no sólo por estar ambientado (y rodado) en Miami. Hasta empleó una canción que se ha escuchado alguna vez en las aventuras de Michael Westen, "Connected", de Stereo MCs.
El último libro que he leído: "Sinsajo", el volumen que cierra la trilogía de "Los Juegos del Hambre", de Suzanne Collins. La literatura fantástica juvenil a veces deja títulos muy entretenidos e interesantes y, ahora que lo pienso, últimamente estoy yo leyendo muchas sagas.
El libro que estoy leyendo: "Tormenta de espadas", tercer libro de la saga "Canción de hielo y fuego", de George R.R. Martin. ¿Veis por qué decía antes lo de las sagas? Además, con el estreno de "Juego de tronos" en HBO, me he animado definitivamente a continuar con ella y a intentar ponerme al día para cuando se publique el quinto tomo, "A dance with dragons".
El libro que cambió mi forma de pensar: No sé si llegó a tanto, pero lo que si logró "Lazarillo de Tormes" fue cambiar mi concepción sobre los clásicos, porque con pocos libros me he reído tanto como con ese.
El último libro que me hizo llorar: Creo que tengo que pensarlo, porque fue hace ya tiempo, pero tengo el recuerdo de que algo así me pasó con "El libro de las ilusiones", de Paul Auster, sin que fuera una cosa exagerada.
El último libro que me hizo reír: "Historias de Roma", de Enric González. Logró algo que muy pocos libros consiguen, que es hacerme llorar de la risa. El único que nunca falla en ese aspecto es "Sin noticias de Gurb", de Eduardo Mendoza.
Un libro prestado que no me han devuelto: Ninguno, que yo recuerde.
Un libro prestado que no he devuelto: Me gustaría creer que ninguno, pero si alguien lee este meme y tengo un libro suyo, que lo pida.
Un libro que volvería a leer: Suelen ser los mismos que ya he leído tantas veces, que he perdido la cuenta, de "La isla del tesoro" y "El sabueso de los Baskerville" a "Cinco cerditos", "Crónicas de la Dragonlance" (aunque de éstas ya se me pasó la edad) o "El Señor de los Anillos".
Un libro que cambió mi vida: Me parece que no ha habido ninguno con semejante impacto. Aunque he de decir que "Las aventuras de Sherlock Holmes", de Arthur Conan Doyle, y las novelas de Agatha Christie siempre tendrán un especial significado.
Un libro para regalar a ciegas: No me atrevo a regalar libros así, sin saber qué le gusta a la otra persona. Aunque quizás podría arriesgarme con "La fuente de la edad", de Luis Mateo Díez.
Un libro que me sorprendió para bien: Las historias de Corto Maltés, de Hugo Pratt. No sé muy bien qué esperaba encontrar, pero desde luego no esas aventuras estupendas, nostálgicas, a veces románticas y otras, trepidantes.
Un libro que me decepcionó: "El perfume", de Patrick Süskind. Si ni un sólo personaje me parece medianamente soportable, mal vamos.
Un libro que robé: Los pido prestados antes de llevármelos sin más.
El autor del que tengo más libros: Debe estar empatada la cosa entre Agatha Christie, Arthur Conan Doyle, Raymond Chandler, Paul Auster y puede que P.D. James.
Un libro valioso: Las ediciones de tapa dura de "El Señor de los Anillos", que casi pertenecen a las primeras ediciones de esos libros en España (nota aclaratoria: la editorial Minotauro no los publicó aquí hasta finales de los 70).
Un libro que llevo tiempo queriendo leer: "El conde de Montecristo", de Alejandro Dumas, es uno de mis retos pendientes. Algún día lo leeré.
Un libro que prohibiría: Ninguno. Aunque unos cuantos que deberían avisar de sus perniciosos efectos sobre las neuronas de sus lectores.
El próximo libro que leeré: Hasta que no termino el que estoy leyendo, no decido cuál será el siguiente, pero sí tengo varias opciones; bien puede ser algún volumen del cómic "Powers", "La vida fácil", de Richard Price, o "Teleshakespeare", de Jorge Carrión.
Música de la semana: "The finder", el backdoor pilot que se sirvió de "Bones" para presentar una nueva serie, tenía a veces cierto tono a lo "Burn notice", y no sólo por estar ambientado (y rodado) en Miami. Hasta empleó una canción que se ha escuchado alguna vez en las aventuras de Michael Westen, "Connected", de Stereo MCs.
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