ALERTA SPOILERS: Como esta entrada va a centrarse más en el final de media temporada de la segunda de "The Blacklist", es preferible que no sigas leyendo si no quieres saber en qué andan metidos ahora Elizabeth Keen y Ray Reddington.
Uno de los finales de temporada más anticlimáticos de los últimops tiempos es el de la primera de "Héroes". Tras haber construido toda la entrega alrededor de Sylar y su intento de asesinato de la animadora para tomar sus poderes, que es su modus operandi con todas las personas que asesina, y haber preparado el camino para que, en el último capítulo viéramos una confrontación entre Sylar y Peter Petrelli, a la serie le da repente miedo a cargarse a uno de sus mejores personajes de aquella temporada inaugural, el villano, y en lugar de cerrarla con su muerte, como todo el mundo suponíamos, le da una escapatoria, deja su destino en el aire para, si quieren, repescarlo más adelante. Es comprensible que quisieran reservarse la carta de Sylar porque, realmente, era un gran malo para los protagonistas, pero al mismo tiempo, esa súbita indecisión le restó fuerza a ese final de temporada y, con el paso del tiempo, se comprobó que era sólo un síntoma de los problemas que atenazarían "Héroes" durante las tres temporadas restantes.
El pasado mes de mayo, a "The Blacklist" le pasó algo parecido en su final de primera temporada con Tom Keen. El marido de Elizabeth, la protagonista, terminaba siendo un agente encubierto que había adoptado esa tapadera para intentar llegar a Reddington a través de ella, y en el enfrentamiento final entre todos, Tom era disparado varias veces en el abdomen y quedaba en un estado muy grave. Red le decía a Liz que debía matarlo, pero lo último que vemos es un rastro de sangre donde él cayó, y nada más. Era evidente que Elizabeth no había sido capaz de matarlo, pero en lugar de que él hubiera huido, en realidad ella lo tenía preso, confiando en que le daría información que le permitiera atrapar a Berlín, el villano. Lo cierto es que, a no ser que de repente Tom se convierta en un agente imprevisible que actúa por su cuenta, la serie debería haberlo eliminado y haber pasado a otra cosa.
Lo peor de "The Blacklist" es esa conspiración de fondo a la que pertenece Tom y que, en teoría, provocó que Red rescatara a Liz de aquel incendio y la entregara a un amigo para que la cuidara. Está en el punto de partida de todo, pero los retazos que vemos de ella son muy vagos, lo suficiente para que nunca sepamos exactamente de qué va todo esto, para mantener el misterio, con el riesgo de que el esoectador no acabe de encontrarla interesante. Es un poco el mal de "Expediente X"; la Conspiración era muy importante para Mulder, pero daba tanto la sensación de que se la iban inventando sobre la marcha, especialmente al final, que era complicado que a nosotros nos importara tanto como a él. Paradójicamente, sólo funcionaba bien mientras apenas sabíamos nada de ella.
Ya lo hemos comentado más de una vez, así que no seguiremos dando la lata con ello, pero "The Blacklist" sí funciona en las interacciones de Liz y Red, y en todos los momentos en los que éste va por libre, además de que Liz ha reclamado su parte de protagonismo, un poco perdida al final de la primera entrega. Y sí ha conseguido construir un secundario entrañable, a pesar de contar poco, como es Aram, el técnico encargado siempre de soltar los monólogos de exposición de trama. Es cierto que en este final de media temporada ya no tenemos sobre el tablero a Berlín ni al integrante de la conspiración que hablaba con Red, ¿pero significa eso que se aclarará el panorama?
Música de la semana: En esta minisección no suele haber canciones de anuncios, pero uno de los últimos de Renault recupera el lado más lúdico y funky de Beck al utilizar "Sexx laws", así que merece la pena repescar esa canción.
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