Santino es un chimpancé del zoo de Furuvik (Suecia) que está sorprendiendo al personal. Su particularidad es que se dedica a amontonar proyectiles para luego lanzarlos a los visitantes del zoo. Lo de seleccionar piedras ya se había detectado, por ejemplo para partir frutos duros. Y lo de tirar objetos también se da, en chimpancés y en otros monos. Pero lo que hace de la conducta de Santino un caso extraordinario es la meticulosidad y persistencia con la que lleva a cabo todo el proceso.
Santino se convirtió en el macho dominante a los 16 años, cuando murió el anterior patriarca, quedando como el único macho. Ahora tiene 31. Durante sus tres primeros años de patriarcado, los ataques fueron poco frecuentes. Pero en Junio de 1997 empezó a ser habitual lo que uno de los cuidadores del zoo describe como "tormentas de granizo", con lanzamientos de diez o más rocas. O sea, que lleva diez años apedreando regularmente al personal. Menos mal que su técnica de lanzamiento "bajo brazo" no es muy efectiva, y no ha habido ningún herido grave.
Tras haber sido estudiado muchos años por el biólogo sueco Mathias Osvath, quien publica el trabajo en "Current Anthropology", se observó que Santino no sólo recoge y almacena en diferentes montículos los futuros proyectiles, sino que a veces les da forma discoidal, arrancando fragmentos del pavimento de hormigón. Muchas de las piedras son del estanque del recinto, que Santino extrae hasta de debajo del agua. Se le tiene que observar a escondidas, porque si ve que le miran, abandona su tarea de recogida, como si supiera que está haciendo algo malo, no permitido por los verdaderos machos alfa del zoo, los cuidadores.
Al principio el material era sólo piedras. Después llegó el hormigón. El número de ocasiones en que se vio directamente la conducta de apilar fue unas 50. Y unas 18 veces Santino conformaba los fragmentos de hormigón hasta darles la forma de disco definitiva. La munición que Santino acumula siempre la coloca en varios montoncitos, siempre en la parte del recinto que da hacia donde la multitud se acerca para verle a él y a sus compañeros. El juguetón, protector, revolucionario o agresivo Santino, según se mire, se dedica a planear, recopilando las piedras, el ataque en las primeras horas del día, antes de de que se abra el zoo. Y los lanzamientos casi siempre se producen por la mañana, cuando hay más asistencia de público. Por la tarde la afluencia de gente es menor, y los ataques desaparecen. Y en invierno, cuando el zoo recibe muy pocos visitantes, abandona por completo su curiosa afición.
Se han tomado medidas para evitar que dañe a algún visitante, como colocar una pantalla protectora. Pero como no bastó, se ha procedido a cortar por lo sano: han castrado al primate, con la esperanza de que disminuyan sus niveles de testosterona y se amanse. Ahora, según Mathias Osvath, se está volviendo más gordo, y le gusta más jugar que antes. De todas formas, no se sabrá si el método ha sido efectivo hasta que llegue el verano. Probablemente Santino sólo buscaba defender la tanquilidad de su grupo ante la persistencia de personajes extraños y molestos que alteraban su obligado encierro. La castración es comparable a las antiguas lobotomías humanas, práctica abandonada hace mucho. ¿Tan difícil era limpiar el recinto de piedras y consolidar el hormigón? Seguramente, la castración es mucho más barata. :(.
Para mí, lo que se puede aprender de esta historia, más que la conclusión que extrae Osvath de la demostación de planificación futura de los chimpancés -algo que creo ya suficientemente acreditado- es la persistencia en la violencia, aunque sea motivada. También la capacidad de acumular y lanzar objetos metódicamente. Siempre me he preguntado por qué no emplean esa capacidad más a menudo, cuando puede ser útil en la caza o en ahuyentar enemigos.
Otra reflexión importante es que el trabajo de Santino con el hormigón no deja de ser una proto-tecnología, cercana a la talla lítica, aunque el fin no sea el mismo. Primero empleó piedras tal cual, y después ya empezó a manipular y conformar el hormigón. El mismo proceso que seguimos nosotros cuando empezamos a producir objetos tallados.
Y la dudas que plantea no son pocas: ¿Por qué tira con tan poca fuerza y puntería? ¿no está anatómicamente capacitado ? ¿o le falta refinar la técnica? ¿o no quiere hacer daño? Y las demás chimpancés ¿le reconocerán la osadía de alguna forma? ¿O es sólo una obsesión individual? Dado que el comportamiento puede tener ciertas ventajas ¿se podría generalizar?...
Otras fuentes:
The Guardian.
El País.
The New York Times.
Imagen 1: Santino sosteniendo un proyectil en la mano, en su recinto del zoo de Furuvik.
Imagen 2: Montículo de proyectiles empleados por Santino.