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lunes, 10 de diciembre de 2012

APOCALIPSIS



Según contaba Niccolò Ammaniti, la respuesta que obtenía de sus editores cuando les presentaba una recopilación de sus mejores cuentos desde 1993 hasta el 2012, era invariable: "El momento es delicado". Y ese es el título que abraza finalmente los delirios y las ternuras de su última publicación en Italia. Conocerlo es amarlo.
Traduzco el último relato como aperitivo de los tiempos que se nos avecinan. El momento es delicado, sin duda. No perdamos la sonrisa. Grazie tante Niccolò.

Querida Franci:
Te escribo sobre todo para saber cómo estás tú y cómo están Eris y vuestros maravillosos hijos. Y además quería saber si ahí, en Australia, os ha llegado el apocalipsis. Manu dice que no está claro que haya llegado hasta ahí, vosotros estáis en otro hemisferio y que Australia es un país bastante virgen y que la gente no puede haber cometido el mismo número de pecados que nosotros. Yo creo que es una tontería, no puede haber un apocalipsis a la mitad, parcial. Y además, en la televisión decían que era un problema global. No sólo aquí. Vete tú a saber. De todas formas, espero que a vosotros no os haya llegado todavía y Manu tenga razón. Con Manu sigo peleándome a pesar del apocalipsis. Desde hace un par de años no se hablaba de otra cosa que del apocalipsis que llegaría y que nos moriríamos todos. Sobre todo los expertos, en televisión, tenían cada uno una hipótesis de cómo llegaría. Pero todos coincidían en esa historia de los caballos de colores. El Anticristo llegaría sobre un caballo blanco para anunciar el final de la tierra. Después llegaría un caballo rojo que haría estallar una guerra en toda la tierra y entre todos los países. Después un caballo negro que habría traído hambre y carestía como consecuencia de la guerra. Y para terminar un caballo amarillo, después de veintiún meses, cuando un cuarto de la población estuviese muerta. De estos caballos no hay ninguna noticia, o al menos por aquí, en Pistoia, no se han visto. Tampoco ha habido terremotos y lluvia de meteoritos. Pero el apocalipsis ha llegado. 


Ha llegado así, sin trompetas del juicio para anunciarlo. Me desperté una mañana y comprobé que me dolía todo. Cualquier movimiento, aunque sea doblar un dedo, me duele. Incluso pestañear duele. Un dolor constante que no te abandona nunca. Caminar es casi imposible sin gritar. Es difícil de explicar pero cualquier proceso biológico produce dolor. Incluso el crecimiento de la barba, del pelo o de las uñas. Los dientes están todos irritados. Digerir te deja prácticamante sin aliento, empiezas a llorar. Es como si Dios hubiese quitado a todos los hombres el anestésico que te permite vivir sin sufrir, divertirte, estar en paz. ¿Sabes aquella historia que contaban de las endorfinas que produce nuestro cerebro para hacernos sentir mejor? He comprendido que la carne, las células, la sangre misma sufren para existir y que Dios (y pensar que yo no creía en él) había insuflado sustancias anestésicas que ahora  ha quitado. Ahora, aquí, no tenemos nada que nos proteja y cada segundo es un sufrimiento continuo. Como si nos torturasen veinticuatro horas al día. Follar, perdona si me expreso así, es prácicamente imposible. El otro día tuve una erección y por poco me desmayo. De eyacular ni hablamos. No veo cómo se conseguirá tener hijos. Y las mujeres embarazadas son las que sufren más, todas abortan presas de horribles espasmos. Dicho esto, no quiero parecer dramático exagerado, pasará. Tal vez el Padreterno nos recubrirá de esta droga natural que hacía al vida digna de ser vivida. Es verdad que nuestras drogas no funcionan. Con el LSD, distribuyen gratis todo tipo de droga y anestésico, incluidos heroína y opio. Pero no sirve de nada. Qué extraño, nadie había pensado en este castigo. Es el peor de todos. Todos hablaban. Ahora incluso hablar es imposible. Las cuerdas vocales las usamos sólo para lamentarnos. Ahora debo dejar de escribir, la mano se me está paralizando y los ojos se me empañan, también mirar me hace daño. Por aquí el pequeño Héctor no deja de llorar desde hace un mes y Manu, cuando le da de mamar, debe morder algo con los dientes para no implorar piedad.


Deseo que ahí donde estáis vosotros no suceda lo mismo. Si no os ha sucedido todavía debéis pensar que la vida que vivís es maravillosa, disfrutad de ella cada segundo, respirad a pleno pulmón, corred, besaos, follad.
Te quiero mucho. Ah, no te he dicho que cada latido del corazón es un desafío que me arranca un sutil lamento. Tuo
Filippo

jueves, 24 de mayo de 2012

TÚ Y YO


La entrada que sigue la escribí en enero de 2011, recién leído el que, hasta el momento, era el último libro de Niccolò Ammaniti, Io e te. Unos meses después y gracias a La Caja de Pandora, tuve la oportunidad de entrevistarlo, de estar a unos centímetros de esa persona tímida, socarrona y amable que es Ammaniti. En aquella ocasión, aunque estaba en España para promocionar la traducción de Che la festa cominci  (Que empiece la fiesta), adelantó el interés de Bertolucci por su último título y explicó algunas minucias de lo que sería el regreso a las pantallas, después de más de diez años, de un mito viviente.
Leo en la prensa de estos días cómo doce minutos de aplausos en Cannes acogen este regreso tan emblemático y emocionante. Ensombrecido por la enfermedad, el director reconoce haber vuelto a la vida con el rodaje de este film. No puedo pensar en él sin oír la voz de Olmo Dalcó atravesando la llanura padana, sin pasear mis ojos por un piso vacío en París, sin recordar el chicle que Marlon Brando pegó en en la barandilla del balcón antes de desplomarse hacia la muerte, sin comprobar cómo ese chicle es descubierto por  el joven protagonista de La Luna, varias películas después. Sin lugar a dudas, Bertolucci forma parte de la educación sentimental y cinematográfica de mi vida. No imagino qué puede haber salido de la colaboración de estos dos artistas excepcionales, pero me muero de curiosidad por saberlo.
Coincidiendo con el estreno cinematográfico, Anagrama publica la traducción de Io e te que será presentada en la Feria del Libro de Madrid por el mismísimo Ammaniti. 
Mientras tanto, en el exilio marítimo de mi Citroën sur Mer, me conformaré con el último título del autor, recién traído de Italia -Il momento è delicato- que ya está cosquilleándome el alma.



(3 de enero 2011)
Es el último título de Niccoló Ammaniti. Publicado en octubre del 2010, la historia arranca en enero del mismo año, en la estación de Cividale del Friuli, donde el protagonista relee una nota que sale de su billetero:

La escribió mi hermana Olivia, hace diez años, el veinticuatro de febrero del 2000. Yo tenía catorce años y ella veintitrés.

Diez años atrás, un frío invierno romano, Lorenzo es un adolescente desesperado por parecer normal, casi diría transparente en su normalidad, obsesionado por mimetizarse en la masa, por pasar desapercibido en un mundo que no comprende. Fingir la amistad de sus compañeros de clase, inventar una invitación a la nieve, evita la preocupación de su madre y lo instala en una transitoria normalidad que le da un respiro.
La realidad es otra muy diferente porque Lorenzo ha preparado cuidadosamente su guarida en los trasteros del edificio donde vive. Latas de comida, patatas fritas, chocolate y cocacola serán junto a sus cómics favoritos y sus videojuegos, la idea más cercana al paraíso. Solo, sin nadie ante quien fingir una normalidad que no siente.
Pero una tarde, su hermanastra Olivia vendrá a desbaratar sus planes para demostrarle que el paraíso o el infierno están dentro de nosotros mismos.
Y diez años después, de nuevo en la estación de Friuli, la nota de Olivia alcanzará el terrible significado que nos hará comprender.

He leído por ahí que esta última novela de Ammaniti se perfila como una novela de aprendizaje: la difícil tarea de convertirse en adulto...pero ¿es que alguna vez aprendemos a serlo? ¿No existe siempre en el fondo de nuestro corazón la necesidad de escaparse lejos de todo, de que nos dejen tranquilos viviendo a nuestra manera?

Es curioso lo que me sucede con este autor, hasta el momento poco o nada traducido al castellano, todo hay que decirlo, y que por la misma razón no puedo corroborar con casi nadie. Una empieza a leer sus novelas con la sensación de tener un relato nada excepcional, una sintaxis pelada, unas frases que van esculpiendo el mundo literario con toscos golpes de hacha y sin embargo cuando llegas al final, cuando acaricias la contraportada con un suspiro, la literatura ha brotado poderosa de sus páginas y flota a tu alrededor como un perfume único. Y en esa reflexión posterior, en esa especie de ensimismamiento post-lectura empiezas a descubrir la vibración de una estructura poderosa, el pulso firme de un narrador que domina y engarza los hechos con una cruda lucidez.

Un relato extraordinario, sin concesiones, febril y trágico. Una historia en la que Ammaniti, una vez más, hace brotar la ternura de las situaciones más descarnadas, la insoportable necesidad de ternura que atormenta al ser humano.
Ya sabéis que... io amo Niccolò.

lunes, 27 de junio de 2011

EL SECRETO DE MIS OJOS (2)

Comenzó a hablar con un tono pausado y enérgico a la vez. Sabedor de la necesidad de ganarse al auditorio, de crear ese clima de pequeña complicidad que se afianza a través del relato burlesco de las desgracias personales.
Confieso que mi llegada a España ha sido un poco "movidita". Ayer salí de mi casa, en las afueras de Roma, con dirección al aeropuerto. Cuando me dispongo a hacer el check-in veo en mi pasaporte la foto de una mujer muy guapa: mi mujer. Había cogido el pasaporte de mi mujer. En ese momento echo mano del carné de identidad: caducado desde hacía cuatro años. El siguiente documento que rebusco en mi cartera, el carné de conducir, carece de validez internacional. Ya desesperado, saco mi tarjeta Sanitaria, el carné de la biblioteca... Imposible. No había nada que hacer.
La señorita que me atendía, una especie de mastín, se mostraba inflexible. Entonces pensé que tal vez se tratase de una posible lectora, podría identificarme, comprender la urgencia de un escritor promocionanado la traducción de su libro. Pensé que la literatura podría salvarme. Pero no fue así: la señorita resultó ser un mastín ignorante.
Aunque a pesar de todo, debo decir que lo conseguí. No me dejé vencer por el ansia en la que sucumben muchos de mis personajes. Con el paso de los años me he convertido en una especie de fatalista. Regresé a casa, cogí el pasaporte correcto y después de perder tres aviones, aquí estoy, dispuesto a responder a todas sus preguntas.

Y allí estuvo, casi una hora, contestando las preguntas de los periodistas, con esa mezcla de ironía y amabilidad tan suya. Cuando terminó la conferencia de prensa, permanecí en un discreto segundo plano, mordiéndome las uñas mientras la responsable de la editorial se acercaba y le susurraba algo al oído. Es ese el momento en el que lo ves todo negro. En el que tienes la certeza de que el No es la única respuesta posible, en el que sientes, incluso con una mezcla de decepción y alivio, que todo ha terminado. El momento en el que Ammaniti se levantó de la mesa y caminó hacia donde yo estaba...
¿Queréis saber que pasó? Pues no habrá más remedio que esperar a que salga el nuevo número de la Caja de Pandora.

jueves, 13 de enero de 2011

IO E TE


Es el último título de Niccoló Ammaniti. Publicado en octubre del 2010 (Bertolucci hará la versión cinematográfica) la historia arranca en enero del mismo año, en la estación de Cividale del Friuli, donde el protagonista relee una nota que sale de su billetero:

La escribió mi hermana Olivia, hace diez años, el veinticuatro de febrero del 2000. Yo tenía catorce años y ella veintitrés.

Diez años atrás, un frío invierno romano, Lorenzo es un adolescente desesperado por parecer normal, casi diría transparente en su normalidad, obsesionado por mimetizarse en la masa, por pasar desapercibido en un mundo que no comprende. Fingir la amistad de sus compañeros de clase, inventar una invitación a la nieve, evita la preocupación de su madre y lo instala en una transitoria normalidad que le da un respiro.
La realidad es otra muy diferente porque Lorenzo ha preparado cuidadosamente su guarida en los trasteros del edificio donde vive. Latas de comida, patatas fritas, chocolate y cocacola serán junto a sus cómics favoritos y sus videojuegos, la idea más cercana al paraíso. Solo, sin nadie ante quien fingir una normalidad que no siente.
Pero una tarde, su hermanastra Olivia vendrá a desbaratar sus planes para demostrarle que el paraíso o el infierno están dentro de nosotros mismos.
Y diez años después, de nuevo en la estación de Friuli, la nota de Olivia alcanzará el terrible significado que nos hará comprender.


He leído por ahí que esta última novela de Ammaniti se perfila como una novela de aprendizaje: la difícil tarea de convertirse en adulto...pero ¿es que alguna vez aprendemos a serlo? ¿No existe siempre en el fondo de nuestro corazón la necesidad de escaparse lejos de todo, de que nos dejen tranquilos viviendo a nuestra manera?

Es curioso lo que me sucede con este autor, poco o nada traducido al castellano todo hay que decirlo, y que por la misma razón no puedo corroborar con casi nadie. Una empieza a leer sus novelas con la sensación de tener un relato nada excepcional, una sintaxis pelada, unas frases que van esculpiendo el mundo literario con toscos golpes de hacha y sin embargo cuando llegas al final, cuando acaricias la contraportada con un suspiro, la literatura ha brotado poderosa de sus páginas y flota a tu alrededor como un perfume único. Y en esa reflexión posterior, en esa especie de ensimismamiento post-lectura empiezas a descubrir la vibración de una estructura poderosa, el pulso firme de un narrador que domina y engarza los hechos con una cruda lucidez.

Un relato extraordinario, sin concesiones, febril y trágico. Una historia en la que Ammaniti, una vez más, hace brotar la ternura de las situaciones más descarnadas, la insoportable necesidad de ternura que atormenta al ser humano.
Ya sabéis que... io amo Niccolò.

lunes, 26 de julio de 2010

GRAZIANO

Lo importante no es llegar primero, lo importante es saber llegar, como dice un sabio proverbio tibetano. Aquí os dejo la "llegada" de un personaje enternecedor en la novela Ti prendo e ti porto via de Nicolò Ammaniti, autor de culto en este blog.

El 9 de diciembre, a las seis y veinte de la mañana, mientras una furia de agua y viento soplaba sobre al campo, un Fiat Uno turbo GTI negro (vestigio de una época en la que, por unas liras más respecto al modelo base, se podía comprar un ataúd motorizado que corría como un Porche, bebía como un Cadillac y se espachurraba como una lata de cocacola) enfiló el enlace que llevaba de la via Aurelia a Ischiano Scalo y siguió por una carretera de dos carriles que cortaba los campos de fango(…).

Se paró delante del monumento a los caídos de Ischiano Scalo y se quedó con el motor encendido. El tubo de escape escupía un humo denso y negro. Los cristales ahumados no dejaban ver el interior.

Después, finalmente, la portezuela del conductor se abrió con un gemido ferroso. Primero salió fuera Volare en la versión flamenca de los Gipsy Kings e, inmediatamente después, apareció un hombre grande y fuerte con una larga melena rubia, gafas de mosca y chaqueta de piel marrón, con un águila apache de perlitas bordada en la espalda. Su nombre era Graziano Biglia.

El tipo estiró los brazos. Bostezó. Se desentumeció las piernas. Sacó un paquete de Camel y se encendió un cigarrillo. Estaba de nuevo en casa.

lunes, 21 de septiembre de 2009

IO AMO NICCOLÒ


Qué pasaría si juntamos en un edificio a:
Gaetano Cozzamara, un gigoló de medio pelo -míster Tanga Húmedo- a punto de recibir la visita del equipo de fútbol de su pueblo y estropearle la noche con la condesa Sinibaldi.
Roberta Palmieri, una mujer que medita desnuda en la posición del loto, mientras espera la llegada de un compañero de yoga al que quiere echarle el polvo del siglo.
Thierry Marchand, un músico bohemio que delira borracho en la trasera de su furgoneta, con el frac de lentejuelas del hotel donde toca, por un mísero sueldo, lleno de vómito.
Giulia Giovannini, una joven a punto de celebrar una gran cena en su casa cuando descubre que su novio se la está pegando con una de sus mejores amigas.
Enzo de Girolamo, el novio traidor encerrado en el baño con una cagalera bestial -sin papel higiénico- después de tomar una copa servida amorosamente por su novia.
Sukia, una jovencita sadomaso que hace trabajos a domicilio, pensando en sacar de su bolso el instrumento de tortura total y hundirlo en el pecho peludo de su cliente.
El abogado Rinaldi, desnudo, a cuatro patas, con un gorrito de bebé, suplicando a su dominatrix que no, que por favor no, ¡la Epilady no!.


Pues sucedería algo imprevisto, sorprendente, terrible y desternillante a la vez, porque estaríamos dentro del relato "El último Fin de Año del mundo" perteneciente al volumen Fango (1996) de Niccoló Ammaniti, uno de los mejores narradores de los últimos tiempos, al que amo con apasionada e incondicional entrega literaria.

lunes, 8 de diciembre de 2008

IO NON HO PAURA


Después de haber publicado en 1999 Ti prendo e ti porto via, la notoriedad en su país le llega a Ammaniti en 2001 con Io non ho paura/ No tengo miedo, llevado también con gran éxito a la pantalla por Gabrielle Salvatores en 2003. La consagración de este joven caníbal culminará en el 2006 con la concesión del premio Strega de novela por la fantástica Come Dio comanda.
Se ha vinculado Io non ho paura con el mundo de Twain o las Fábulas Italianas de Calvino, aunque parece más evidente hablar de la influencia de Stephen King como el propio Ammaniti manifestó en una entrevista:

"Empecé leyendo a Conrad y Stevenson pero mi madre me hacía leer solo literatura rusa - si no lees a Chejov ¿cómo harás para comprender a la gente?-. Estaba bastante satisfecho, pero un día encontré en casa de un amigo "Carrie" de Stephen King. Me lo llevé y lo devoré. Allí comenzó un recorrido que me ha llevado a todo tipo de literatura y de degeneraciones (splatterpunk, Harmony, fumetti, pornografía). Y cuanto más avanzaba, más me daba cuenta que toda esta literatura más se estaba amalgamando con aquella otra de mis lecturas juveniles. Un consejo: non hagáis distinciones, APASIONAOS"

El Stephen King de El cuerpo, el espléndido relato llevado al cine como Stand by me, respira bajo las páginas de esta novela. En ambas historias se cuenta la aventura de un grupo de niños que, en el transcurso de un calurosísimo verano, se enfrentarán con estupor a la dureza del mundo adulto.

Ambientada en 1978 en Acqua Traverse, imaginario pueblecito de la Italia meridional, la historia echa a andar con la excursión en bicicleta de unos niños entre los que se encuentra Michele Amitrano, a través de cuyos ojos intentaremos recomponer el trágico rompecabezas de un suceso percibido de forma fragmentaria e inocente.


Bajo la tierra seca y arruinada, en medio de un mar de espigas se esconde un secreto horrible e inconfesable. Un secreto que llevará al pequeño a afrontar los miedos típicos de su edad, a asumir los riesgos que derivarán de su descubrimiento y a encontrar la fuerza para tomar conciencia de la realidad, bien distinta de los inocuos juegos infantiles.

Ammaniti entrenza con maestría los temas de la amistad o la ternura, con el aguijón de la injusticia, el drama de la traición y las contradictorias relaciones familiares. La dura realidad social se funde con el clima y el paisaje: un lugar abandonado del mundo, la tierra que arde bajo un sol de fuego, el contraste de luces y sombras, campos dorados y agujeros negros como tumbas. Noches pobladas de monstruos imaginarios y terribles, reconocibles, violentos, monstruos reales.
Con un arranque poderoso, un desarrollo milimetrado en su aparente simplicidad y un final trepidante, Ammaniti fagocita al lector en una ceremonia de exultante placer literario.

¿Ya he dicho que me apasiona este chico?


miércoles, 28 de noviembre de 2007

TI PRENDO E TI PORTO VIA








De 1999 data este relato del flamante Premio Strega de novela 2007 (Come Dio comanda/ Como Dios manda). En él, Nicoló Ammaniti sigue demostrando su preferencia por los personajes de adolescentes-niños y por las narraciones paralelas que convergen en un estudiado cuadro final.



Esta vez la historia se desarrolla en Ischiano Scalo, un pueblo en medio de la nada de la ficción pero fácil de reconocer en cualquier parte. Allí vive el pequeño Pietro, un chaval tímido y acosado por los matones del lugar. Desgraciado desde su nacimiento, sabe que no puede esperar nada de la vida por más que intente sobrevivir sacando las mejores notas de la escuela. Un padre borracho, una madre neurótica y un hermano corto de entendimiento componen el desolado panorama familiar. Sólo cuenta con Gloria, la hermosa hija del director del banco, por la que Pietro bebe los vientos en medio de una incondicional amistad.



En la línea paralela está Graziano Biglia y ahí es donde Ammaniti nos regala uno de esos personajes inolvidables en su entrañable vulgaridad. Graziano es un play boy en horas bajas, un gigoló de turistas centroeuropeas, con camisa abierta, cadenita de oro y rubia melena tarzanesca. Su piel, siempre bronceada, ya no puede ocultar la barriguilla o las arrugas que rodean su encantadora sonrisa. Amante de los Gipsy King y dispuesto en toda hora a un polvo rápido o un "pompino" (prefiero no traducirlo), este genio del despropósito encontrará en la profesora Palmieri, mujer hermosa y solitaria, una inexplicable, apasionada y tórrida relación amorosa (gloriosa la escena en las termas de Saturnia) .









El pegamento de estos personajes clave está compuesto por la materia humana más variopinta: el encolerizado conserje, los carabinieri descerebrados, prostitutas, campesinos...






Y sobre ellos, Ammaniti, manipulando el destino de sus criaturas sin más armas que un lenguaje desnudo, una comicidad a veces desternillante, a veces melancólica y una diabólica capacidad de narrar.



El título de la novela se convierte en una premonición hacia el lector que queda envenenado por este extraordinario relato.


Diréis que me ciega la pasión, pero el chico lo merece.

lunes, 10 de septiembre de 2007

COME DIO COMANDA (2)

COMO DIOS MANDA.Niccoló Ammaniti
(Absolutamente todos los fallos de esta osada traducción son míos. Espero que sean perdonados a cambio de ofrecer esta primicia mundial)

Cómo le hubiera gustado tener una buena y pesada tranca para hundirle a todos sus cabezas de cabrones. Al menos, antes de terminar el resto de la vida en la cárcel, hacía una masacre.

Y estos los he matado yo. Yo, con estas manos. Así, cuando te despiertes -si te despiertas alguna vez, cabrón- veremos quién ha matado más, hijo de puta, bastardo.

Trecca se le acercó. "Cristiano! escucha..."
Pero Cristiano Zena no escuchaba. Miraba hacia el cielo, hacia aquellas nubes marrones, tan bajas que habría podido tocarlas con la punta de los dedos, hacia aquellas nubes que en poco tiempo habrían esparcido agua otra vez sobre este mundo de mierda, y se sintió levitar, como si de improviso los alienígenas lo hubieran absorbido en el espacio Se tambaleó sintiendo un vértigo, elevó los brazos hacia las nubes, echó la cabeza para atrás y se imaginó largar fuera todo lo que tenía dentro, todo lo negro que tenía dentro, aquella rabia negra, aquel miedo, aquella sensación de no contar una mierda, de ser el más jodido del planeta, el más solo y desesperado ser del mundo. Fuera. Sí, fuera. Debía escupir todos los pensamientos, todas las angustias, todo. Y transformarse en un perro sin cerebro, que corría alargando las patas, curvando el lomo, erizando el rabo. Apenas tocaba el suelo y se elevaba perfecto como un ángel.




“Como un ángel…” le salió , después miró a Beppe con una extraña sonrisa, al camionero con el chaleco de piel, a los automovilistas que parecían maniquíes y detrás de ellos, más allá de la estatal, una línea verde de hierba que dividía dos campos arados y sobre los que habría podido correr para siempre hasta llegar a donde hubiera sido libre. Libre.
Miró otra vez a Trecca y después se lanzó hacia los campos y con un salto increíble superó el quitamiedos y por un infinito instante le pareció volar.

jueves, 6 de septiembre de 2007

COME DIO COMANDA (1)


COME DIO COMANDA (Como Deus manda).Niccolò Ammaniti

Antes de pechar a porta, Cristiano Zena non puido reprimir o pulo de voltar a vista atrás. Buscou coa mirada algo para levar na súa fuxida a ningures. O asistente social, Beppe Treca, impacientábase co coche en marcha pero os seus ollos recorrían en vano aquelas estancias fedorentas e valeiras. Colleu a manta coa que seu pai adoitaba taparse, estricado na cadeira de praia frente ao televisor co bandullo cheo de cervexa, e saíu sen mirar atrás. Xa antes tirara a nota que lle escribira, porque na súa vida xa non habería nengunha concesión posible á tenrura. Nunca a houbo e xamáis ía chegar.


Cristiano Zena non tiña máis amigos cós dous desequilibrados que acompañaban ao seu pai: Quattro Formaggi, un ser un pouco "estrano" dende que tivera un accidente cos fíos da alta tensión, e Danilo Aprea, abandoado pola súa muller e marcado pola morte da filla pequena.


Estes seres desposuídos, habitantes de descampados e terras murchas entre naves industriais, escorrentan o seu valeiro disparando ao branco mentres agardan por un traballo que nunca chega. Así, un día deciden coller polo pescozo a súa sorte. O plan é sinxelo: reventar un caixeiro automático.


Todo o relato de Niccolò Ammaniti organízase ao redor deste feito narrativo que ocupa a parte central da novela. Ata chegar a esa noite fatídica, o autor desgrana con emocioante minuciosidade as vidas, circunstancias e pensamentos deses persoaxes. Con lambetadas de humor que se extinguen como candeas, incapaces de quentar a crueza do relato. Os feitos precipitan na segunda parte en traxedia grotesca, imprevista, tensando con esaxeración os fíos do azar. O que ven despois é un desenlace surrealista por momentos, que fainos voar polas páxinas da novela e nos deixa noqueados, cun directo ao estómago, despois da palabra Fin.

Cristiano e Rino Zena non cabían no mundo perfecto, porque eran como animais salvaxes nas xenreiras e nos afectos. Dispostos a mataren ou a morreren sen máis agarimo que o metal da súa beretta.

Esta é unha historia dos que molestan, como eses inmensos vertedoiros que medran nas aforas das cidades. Son parte da cidade, pero ninguén vai velos. Sabemos que existen pero miramos para outro lado. Ammaniti airea o cheiro a miseria, a ignorancia e abandono que habita en nós. Ofrécenos o zarpazo da tenrura na máis horrible das violencias.


Este blog é un lugar moi pequeno para un libro escrito con paixón e grandeza. Emocionoume. Conmoveume. Deixoume sen alento e sen bágoas.
Literatura con maiusculas.