Título: Novelas escogidas: Cosecha roja; La llave de
cristal; El halcón maltés
Autor:
Samuel Dashiell Hammett (1894-1961)
Títulos originales: ver
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Traducción: ver
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Editor: Aguilar Editor (México)
Edición: 1ª ed.
Fecha de
edición: 1980
Extensión: 733, 3 p.;
11,5x17,5 cm.: piel
Serie: Novelas
escogidas
ISBN:
978-968-19-0303-9 (968-19-0303-X)
Estructura: ver
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Información
sobre impresión:
Printed in
Mexico · Impreso en México por Lito Ediciones Olimpia S A
Sevilla 109 ·
México 13 D F
Contenido:
Nota preliminar:
Dashiell Hammett <9>
Cosecha roja
[Red harvest] / J. Román (tr.) <11>
La llave de
cristal [The glass key] / Manuel Torrente (tr.) <219>
El halcón maltés
[The maltese falcon] / Antonio Rubio (tr.) <469>
Índice
Leer a Hammett era una de las tantas deudas pendientes que tenía con la literatura. Hace poco encontré este volumen ómnibus con tres de sus novelas, como solía publicar la editorial mexicana Aguilar. Monetariamente me costó mucho, pero era hora de involucrarme con este autor. En estricto orden de aparición, empecé con la primera novela escogida, Cosecha roja, considerada creo que por unanimidad como la fundadora del hardboiled, del noir, del policial duro moderno, del detective privado contemporáneo (aunque su protagonista ya había aparecido en cuentos). Al llegar al punto final, no pude más que rendirme al veredicto, aunque agregando algo: es impresionante que una novela fundacional ponga el listón tan alto, inaccesible en mi parecer. Porque un ejército creciente de escritores la imitó desde su aparición, incluso varios de ellos trataron de superarla sumando elementos, giros y morbos, pero Hammett, tantas décadas después, sigue manteniendo en secreto la fórmula de su éxito. Supongo que cuando la inteligencia artificial logre descifrarla, la literatura dejará de tener sentido (¡junto al arte y la vida misma!). Además, hay otro fenómeno: Cosecha roja no sólo es una obra germinal, sino que (sobre todo) es un libro terminal. El hardboiled inicia y termina con ella. Hammett pone en juego todas las posibilidades del género de una manera infernal: todo al final se incinera, y queda un recuerdo onírico de esa ciudad de Personville (o “La Ciudad Veneno”, como la llaman los que la sufrieron). Sólo algo permanece afuera: el sexo. Me llamó la atención la ausencia de la pulsión sexual. Me dio gracia que la relación que se entabla entre el agente sin nombre de la Agencia Continental y Dinah Brand es más bien alcohólica que erótica: en sus encuentros se dedican a tomar bebidas fuertes, lo que incluso ayuda al trágico final de Dinah. Mientras escribo esto, se me ocurre que el “sexo en reserva”, a partir de aquí, tuvo un paulatino despliegue en la novela policial/detectivesca, lo que salvó al género y le permitió un gran desarrollo por lo menos hasta los años ’90.
Podría decir muchas cosas más, pero esto no es un ensayo. Quizás algún día lo escriba. Por lo pronto, lean Cosecha roja, sigue siendo, quizás más que nunca, una lectura apasionante. En los corazones de las ciudades sigue latiendo una Personville.