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sábado, 11 de enero de 2020
4.071 - SI PUDIERA... (II)
"...Si pudiera decirte "sin palabras" lo que siento,
si pudiera juntar mis manos con las tuyas
y caminar de noche, mirando las estrellas,
si pudiera buscar tu corazón en las tinieblas de la vida
y encontrar en éllas la paz que tanto ansío..."
Si pudiera gritarme todo esto
y escuchar la respuesta balbuceante
de tus labios,
si pudiera rescatar el suspiro de los mismos
y juntarle con los míos,
si pudiera arrancarte los latidos
y fundirlos con la sangre de mis venas,
si pudiera buscar en el silencio
el sonido de tus pasos,
si pudiera rescatar del pentagrama
la música de tus besos,
si pudiera escribir contigo
injertando nuestras almas...
"Si pudiera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/12/19
martes, 31 de diciembre de 2019
4.049 - LA VERDAD ES QUE...
La verdad es que no quiero olvidarte,
y en realidad es que no puedo,
ni lo intento.
Tú me enseñaste a dar los primeros pasos
por la vida,
me animaste a entender este mundo
de tinieblas,
me obligaste a indagar las preguntas
imposibles,
me ayudaste a esperar las respuestas
que no llegan,
me invitaste a mirar, a los ojos,
a las personas,
me dejaste recorrer los espacios
infinitos del planeta...
Contigo aprendí a valorar
los detalles más insignificantes de la vida...
Pude escuchar las conversaciones
de los árboles en el bosque,
y enterarme de los secretos,
que compartían con el viento
cuando pasa entre ellos,
pude mirar a la luna, en la noche,
y sentir su abrazo de día a través de los sueños,
pude viajar con los libros
y convertirme en un héroe de novela
y en un don Quijote sin Dulcinea,
pude buscar los latidos
de un corazón que palpitaba
y encontrar el volcán que causaba su anarquía,
pude beber el néctar de unos labios de plata
y saborear la miel que me ofrecían,
pude remar por mares muy bravíos
y hasta llegar al puerto de la aldea,
pude nadar por aguas turbulentas
y deslizar mi cuerpo por los lagos,
pude subir a montes y montañas
para abrazar la nieve de sus riscos
y disfrutar la vista,
siguiendo a los venados,
pude fundirme en música celeste
y hasta bailar, desnudo, por sus notas
mientras dejaba volar los sueños
y me dormía en la cola de un cometa...
"...Por todo esto y mucho más,
que no te digo y que recuerdo,
"no quiero olvidarte,
y en realidad es que no puedo
ni lo intento"
¡Poesía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/12/19
lunes, 30 de diciembre de 2019
4.047 - SI PUDIERA...
¡Si pudiera volver atrás...!
...A ese tiempo lejano de la infancia,
a esos minutos maravillosos charlando con la luna,
a los ratos interminables contemplando las estrellas,
a las tardes de verano mirando al mar desde la barra,
a los días en que el temporal soplaba fuerte
y me acercaba a sentir sus caricias
en la esquina de la iglesia...
¡Si pudiera volver atrás...!
...A esos días infantiles del colegio,
a plasmar con unos signos la escritura,
a sumar y a dividir con los números rebeldes,
a cantar y practicar con las tablas tan odiosas,
a la clase y la lectura del Quijote,
a escuchar las narraciones de la historia,
a jugar con compañeros y canicas en el patio...
¡Si pudiera volver atrás...!
...Para vivir aquellos años juveniles,
descubriendo el nacimiento de la vida al llegar la primavera,
para contener los suspiros al notar el corazón acelerado;
para observar, con atención, como suben las mareas,
y pensar en retenerlas con los dedos,
y contemplar como se escapan de la mano
para después, de pleamar, ver como marchan
y se alejan mar adentro...
¡Si pudiera volver atrás...!
...Viviría tantos sueños concebidos,
volaría con gaviotas y cometas por la playa,
buscaría la canción que lanzaron a los mares los piratas,
trataría de llegar hasta una isla solitaria,
bebería de las fuentes olvidadas de los parques
correría persiguiendo a la sombra de la infancia que se escapa...
¡Si pudiera volver atrás...!
"...Quizás volviera a ser, el que ahora soy,
¡sencillamente!..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/12/19
viernes, 20 de diciembre de 2019
4.027 - NUEVAMENTE...
Nuevamente sale el sol en la mañana,
alcanzando a nuestro hombre.
La luna, temblorosa, ha cumplido su trabajo
y regresa a descansar.
Ha velado al niño ya crecido y es hora de volver
a las tinieblas de la noche
para que el alba continúe la misión
de abrir las ventanas y dar paso al cielo, azul,
que ofrece el nuevo día.
Atrás queda la resaca y la embriaguez
de la noche pasada,
precediendo a la derrota.
Un suspiro se escapa de los labios
del durmiente
mientras siente la incertidumbre
de la vida
No quiere levantarse, ni tratar de luchar,
para enfrentarse al nuevo día
y conseguir la victoria.
Quiere quedarse un rato más y seguir,
con los ojos cerrados,
ignorando al mundo y olvidando su vida.
Tiene las alas rotas
y piensa que no merece la pena volver a volar.
"¡Quiero dormir!", (balbucean sus labios),
y un ángel acude a su lado,
para ofrecerle un trago agridulce
de la copa del amor
y calmar esa sed que le atormenta.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/19
martes, 26 de noviembre de 2019
AQUELLA NOCHE...
Aquella noche
las estrellas brillaban en el cielo
y parecía que invitaban
a que fuéramos a su lado
para llenarnos de luz y de esperanza.
Me dijiste que tuviera fe,
que siguiera en el camino,
que no tuviera miedo
y buscara las huellas con tu aroma.
Recuerdo que cerré los ojos,
aspiré el olor maravilloso del salitre
y seguí caminando por la arena
tras las huellas invisibles
de las algas y sirenas.
Sé que sonreí y que mis labios
se plegaron en una mueca inocente.
Estaba dormido
y me encontraba en un regazo,
(tu regazo),
repleto de ternura,
y con la voz vibrante
de aquel mar llegando en la resaca.
Recuerdo que quise gritar,
pronunciar tu nombre
y llamarte,
decirte que no dejaras de abrazarme,
que siguieras narrando, en mis oídos,
tus historias y leyendas,
que me hablaras de viajes y de pesca,
de los temporales padecidos
y las marejadas que zarandeaban las barcas,
que me llevaras junto a las gaviotas
y los cormoranes para poder volar,
en su compañía,
para surcar los cielos sin rumbo ni destino.
Quería estar contigo,
seguir a tu lado,
aspirar tu perfume
y dormirme con la canción,
inconfundible de tus labios
y con las olas,
llegando hasta la orilla.
También recuerdo que abrí los ojos.
Me limpié las legañas y miré al cielo.
Las estrellas brillaban y pedían
el beso de la noche.
Se lo envié con tu nombre
y ellas me lo devolvieron
multiplicado por cientos,
por miles, por millones.
Cada una quería responder
y me llenaron con sus besos,
me cubrieron de luz,
me hicieron olvidar quién era
y qué es lo que hacía en esta vida.
Entonces me sentí tan pequeño
que acepté la luz de la esperanza
que enviaban con sus besos.
¡...Y suspiré.!
Se estremeció mi alma y sentí frío.
Busqué tu cuerpo y me volviste a abrazar.
Sentí tus dedos rozar mis cabellos,
buscar mi cuerpo
¡y suspiré,
Tu nombre estaba en mis labios
y también en el corazón,
y en mi alma, fuertemente tatuado.
Y te llamé:
¡Oh, mar, mi Mar,
mi mar azul,
no me abandones...!
Rafael Sánchez Ortega ©
27/10/19
sábado, 11 de mayo de 2019
HUBO UN TIEMPO...
Hubo un tiempo en que pensé
andar el mundo con mis pasos
solitarios,
desplazarme por los mares
a otras tierras,
avanzar por los desiertos infinitos
y volar sobre las nubes
hacia el cielo que veía tan distante.
Hubo un tiempo en que soñé
con que aquel niño que ocupaba
la figura de mi cuerpo
se hacía hombre,
que dejaba los cuadernos del colegio
y se ponía a trabajar,
que estudiaba y que crecía y formaba
una familia,
y que un día, como tantos,
encontraba la respuesta a la pregunta
que rondaba por su alma.
Hubo un día en que nací y vine al mundo,
y ese día, sin querer, afloraron en mi alma
mil preguntas y mil dudas,
y entre ellas era una la que, fuerte, martillaba
en el cerebro,
en un eco que imparable repetía
¿a qué has venido, y tú quién eres?...
Desde entonces perseguía la respuesta
a esa pregunta,
y la vida y las personas respondían a la misma
"sin palabras"
Hubo un tiempo en que, perdido,
caminaba silencioso por la vida
y encontré a una mariposa
que, pasando por mi lado,
me dejó, con su aleteo, una sonrisa.
Fue un instante y un momento,
una ráfaga fugaz, que como un beso
penetró por mis pupilas
consiguiendo estremecer
los rincones más oscuros
de mi alma.
Y por fin, una mañana
vi la luz y la respuesta.
Estaba allí, en ese acto tan sencillo de la vida.
En el tierno colorido de las alas
de la dulce mariposa,
en la brisa que venía a mis cabellos,
en el río que bajando nos dejaba sus cantares,
en el verso de la vida que plasmaban los segundos
de un reloj casi invisible,
en la tierra y sus latidos
que nerviosos preguntaban:
¿Aún persigues la respuesta de la vida...?
Rafael Sánchez Ortega ©
17/04/19
domingo, 5 de mayo de 2019
HACE TIEMPO...
Hace tiempo te he buscado
en los rincones del camino
y de la vida,
y me diste tu silencio
por respuesta.
Hace tiempo que en el pecho
me surgía la pregunta consistente
de tu nombre y existencia.
Hace tiempo que persigo
la esperanza de llegar
a ver la luz con tu palabra.
Hace tiempo que subsisto
en esta tierra, que es la tuya,
donde creo que te escondes
y te ocultas.
Hace tiempo que musito una plegaria,
que la cubro con mis labios,
que la digo y que la grito
y que a ti nunca te llega.
Hace tiempo que camino en solitario,
por la playa,
tras las huellas que se pierden
en la arena, y por las olas,
al compás de las resacas.
"...Hace tiempo que nací
y que ahora vuelvo, como siempre,
a buscar esa pregunta que tú tienes
y me niegas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/04/19
sábado, 4 de mayo de 2019
EL CIELO AZUL...
El cielo azul invita a pasear,
y a deslizarse por ese mundo de los sueños
que él abraza y nos ofrece.
Quiero soñar y subir al cielo y, una vez allí,
cerrar los ojos,
dormir profundamente,
sentir la caricia de la brisa divina,
saborear el néctar de la felicidad y vivir,
(o dormir),
en ese limbo inocente,
donde los niños no quieren dejar de serlo,
y los mayores miran con envidia
a los pequeños.
Cuando llegue la noche vigilaré, con las estrellas,
para ver pasar a los cometas
y las sombras celestes
que, seguro, abundan
con sus formas sugerentes.
Quizás me alcancen los suspiros de las sirenas
y de los ángeles,
o los susurros de las cigarras celestes,
aunque también, es posible, que me subyugue
la música celeste de los astros
y mi voz se quede congelada
ante este espectáculo.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/04/19
viernes, 3 de mayo de 2019
ESTOY CANSADO...
Estoy cansado y la niebla
atenaza los sentidos.
Qusiera poder gritar,
correr, huír del mundo
y caminar por los senderos de antaño.
Me gustaría tener unos ojos esperándome
y unos labios musitando mi nombre,
en un suspiro.
Pero lo más importante sería,
poder sentir la sangre alborotada,
(mi sangre),
el corazón a punto de explotar
por esas ganas locas
de llegar al lado de la persona amada
y poder escuchar, allí,
su voz y sus latidos
en el poema más hermoso
que nadie pudo escribir jamás.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/04/19
miércoles, 2 de enero de 2019
TARDES DE INVIERNO...
Tardes de invierno
que pasan y que llegan
dejándonos legañas
de paz y de silencio.
Son cual retazos,
de tiempo retenido
que quiere libertad
Salir a ver el mundo,
quizás en un instante,
andar entre las gentes
y oír lo que nos dicen
con su voz.
Tardes de invierno
que llegan solitarias
en un instante.
El hombre las contempla,
las vive y las disfruta
junto a la hoguera
del hogar.
En el salón silente
de su casa,
mirando al fuego,
se desgranan pensamientos,
se barajan proyectos
y se mira un poco atrás,
a ese año pasado
que acaba de marchar.
Entre las llamas
que gritan, sorprendidas,
mientras las miras,
está el amor.
Quizás la chispa,
es ese fruto de la vida,
tan añorado;
o puede que sea el invierno,
cargado de nostalgias,
que nos envuelve.
Pero es el hombre,
cansado, por los años,
el que pide la luz, la claridad,
la sencillez.
Quiere la infancia,
los días infantiles
y tan eternos,
aquellos en que,
su cuerpo juvenil,
se transformaba,
los sueños estaban
a flor de piel
y la luna y las estrellas
iban siempre en su corazón.
Aquel pasado
renueva hoy las pupilas
que cobran vida.
Es algo extraño,
pensar que los mayores
añoren esa infancia.
Pero cuando te miras
y ves, en el espejo de tu alma,
aquel reflejo
quieres volver,
salir del largo invierno,
volver a aquella infancia
y su primavera.
Así son tantas tardes de invierno,
de lluvia por la calle,
con fuego en la cocina
y nostalgias en el alma.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/19
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