Ayer, día 27 de Septiembre, se celebraron elecciones autonómicas en Cataluña. Digo bien, elecciones autonómicas en el que se eligen diputados, y su vez éstos eligen un Presidente del Gobierno autonómico, no unas elecciones plebiscitarias, por mucho que Mas y los suyos lo pretendieran. Por cierto, no les ha salido muy bien que digamos, ya que los partidos que conforman la candidatura de Junts pel Si, Convergencia y ERC, han perdido, con respecto al 2012, 9 escaños. Y de votos, con un aumento de la participación de 10 puntos, sólo han logrado, arañar 100.000 votos (aunque, con la escisión de Unió, se puede decir que lo comido por lo servido). No digamos ya que el voto independentista, JxSi+CUP, sólo supone un 47% de los catalanes que han votado (el 37% si se cuenta a todos los catalanes con derecho a voto), con lo cual el 53% de los que han votado no quieren la independencia. Lo que nos lleva a preguntar, ¿cómo van a justificar seguir con la hoja de ruta independentista teniendo un 53% de votantes que no han elegido la opción independentista?
El mayor problema de Mas es que para formar gobierno tiene un serio problema. Su candidatura ha logrado 62 escaños y la suma de los partidos no independentistas suman 63. Con lo cual, o pacta con la CUP, que ya ha puesto una serie de condiciones irrenunciables encima de la mesa, entre las que se encuentra que Mas no sea el candidato a presidir el Gobierno catalán o pacta con otro partido para que, al menos, se abstengan (no le vale con que sólo se abstenga la CUP). De lo contrario, se ven elecciones anticipadas por imposibilidad de formar gobierno. Por lo que tendría que tender puentes a los otros partidos que no creo que antes de las generales estén dispuestos a entenderse, salvo que estén dispuestos a suicidarse políticamente.
No obstante, al Sr. Mas hay que reconocerle el mérito de cargarse una coalición, como CiU, que llevaba funcionando desde 1978, hundir de paso a Unió y jubilar a Durán i Lleida, además de empeorar sus resultados elección tras elección. Hagamos un poco de memoria: En 2010, consigue con CiU, 1,18 millón de votos y 62 escaños, en 2012, baja a 50 diputados y ahora, y eso que iban con ERC (en 2012 tenían 21 diputados), logra el mismo número de escaños que hace tres años. En definitiva, el Sr. Mas se ha erigido en el peor enemigo del nacionalismo catalán. Y todo por intentar tapar la corrupción que inunda a su partido, así como la pésima gestión al frente de la Generalitat.
Alguno se podrá sorprender con la última afirmación, pero no nos engañemos, en realidad Mas no quiere la independencia de Cataluña por mucho que haya hecho campaña en favor de ella. Alguien que dice en 2002 que la independencia es un concepto antiguo y oxidado, no puede pasar ahora a abrazar algo que consideraba antiguo y oxidado. Nadie, por ejemplo, que se confiesa europeista, propone sacar a su amado país de la Unión Europea y del Euro, porque eso es lo que pasaría en caso de secesión. Nadie que cada poco le quiera echar la culpa de sus males al Estado español, quiere la independencia. Pero vestirse de independentista le ha servido para tapar los trapos sucios de su partido y de su mala gestión, y en eso si que ha tenido suerte ya que prácticamente poco se ha hablado de ello en campaña.
Y después de todo, Artur Mas ¿ahora qué?
Twitter: @josecarrerob