Mostrando entradas con la etiqueta Microrrelato. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Microrrelato. Mostrar todas las entradas

11/5/15

EL GRAN BAILE


 
Año tras año se celebraba en Villapalofrío la competición de quién iba más atusado al Gran Baile del Club de Golf. Cada boutique, cada tienda de complementos, cada joyería, cada peluquería,…, bueno no, cada peluquería no, había una destartalada barbería en pleno centro de la villa cuyos dueños hacía tiempo que se habían quedado anticuados. Nadie se aproximaba a sus puertas, el desprecio hacia los decrépitos viejos se traducía en la más absoluta indiferencia.
Aquel año fue distinto, su nieto se hizo cargo del establecimiento y la innovación iba más allá de una sorprendente mano de pintura. Los peinados unisex destilaban un aire de elegante modernidad y la gente más chic comenzó a visitar la peluquería. El boca a boca se encargó de la publicidad, rompiendo así todos los records de reserva para el extraordinario Gran Baile del siglo.

El Club jamás había sido decorado tan elegante. La servidumbre lucía unos trajes de gran distinción. Los invitados se veían flamantes en su habitual coquetería. Incluso contrataron a la orquesta de mayor swing de cuantas actuaban en los clubs de finura. Al llegar la medianoche, justo cuando empezaban los cambios de pareja más sexis de toda la alta sociedad, los aspersores de incendio comenzaron a funcionar y la laca de los peinados se convirtió en una masa pegajosa que destrozó la velada más delicada de la historia.
Nadie se explicó como la barbería volvió a lucir su desconchada pintura. Los viejos tornaron al trabajo con unas elegantes sonrisas.



Seguimos con esta cuenta atrás de despedida. Quedan un relato y una poesía para acabar de momento este blog. El lunes próximo, 18 de mayo, publicaremos el relato y dejaremos que sea la poesía la que cierre este ciclo el lunes 25 de mayo. Hasta entonces, sed buenos.


.

4/5/15

ACTO SOCIAL


 
Siempre me resultó penoso asistir a este tipo de actos sociales de dudosa efectividad. Los hay que asisten por morbosidad, los más; otros por dolor, los menos; y después estamos los que asistimos por obligación. Mi esposa Cuca está acostumbrada a escaquearse dejándome el muerto para mí. ¡Dios santo! Ustedes perdonen por esta palabra tan desafortunada. En estas circunstancias estaba mejor con la boca callada. Aunque veo que no soy el único, vaya como están poniendo esos asistentes al finado. ¿No dicen que hoy es el día de las alabanzas para el difunto? Éste debía de ser de armas tomar, ni en su día le echan flores.

Aquí en Villapalofrío existe la tradición de beber por el difunto una vez enterrado, pero este debía de ser un tacaño de órdago. Debe de tener hasta contada el agua bendita. En fin, hoy no me podré coger una pequeña peonza a la salud del fallecido. ¡Uf! Esas lumias dicen que su pobre esposa quedó descansada. ¡Qué elementas! Vaya sambenito que nos cayó a los machos.

Ahí vienen con su ataúd. Muy tacaño no debía de ser, esa caja no es de las baratas. Me voy a acercar a la familia para darles el pésame, no quiero aguantar estoicamente el rollo de la misa. ¡Qué pelmazos! Todos rodean a la viuda, como buitres. Voy a mirar si puedo acercarme a los hijos. ¡Peor me lo pones! Parece que hay un hueco en las cercanías de la viuda. ¡Esta es la mía! Pero, si es…, si es… ¡Cuca, mi mujer!




Comienza la cuenta atrás. Tres relatos y una poesía pondrán el broche de oro a este blog. Su autor se prepara para escribir una novela larga y no va a tener tiempo para él. El próximo lunes, 11 de mayo, volveremos con otro microrrelato que os va apasionar. Hasta entonces.



.

2/2/15

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA


 
Al acabar el colegio, mi madre, que siempre se le dio bien el repartir tareas, mandaba a cada hijo a realizar una. A mí, por ser el mayor, me enviaba a su antiguo trabajo por encontrarse lejos de nuestro barrio de Villacajón, uno de los más pobres de Villapalofrío. Jacinto, su antiguo jefe antes de que su negocio fuera a menos por el dichoso supermercado que le plantaron al lado, me tenía guardado pan y pastelillos hechos en su obrador. Después de recogerlos, caminaba a toda prisa para ver si los niñatos del colegio de pago no hubieran salido. Nunca había suerte. Un grupo de ellos, entre los que se encontraban los nietos de las grandes familias, comenzaban a insultarme y lanzarme piedras casi seguro recogidas por la mañana, antes de entrar a clase.

Aquel día no llevaban piedras y eso me mosqueó mucho. Comenzaron a perseguirme mientras gritaban que tenían hambre, que me iban a comer los pastelillos y el pan. Corrí desesperado, con el miedo como acicate, pasando por calles ajenas a mi calaña. De repente, apareció una iglesia muy puesta, de esas que las mantillas no iban recosidas. Su párroco les gritó por su nombre a los niños pijos, éstos recularon. Me acogió entre sus brazos y me acarició.

-No te preocupes hijo mío, todo ha pasado. Entra conmigo a rezarle a Dios a su casa.

Nunca pensé que rezarle a Dios fuera tan doloroso.


Nos volvemos a ver el 16 de febrero, lunes a las 9 de la mañana, con otra sensación que espero os guste.

El 4 de mayo, después de los dos meses de descanso que me he de tomar, estaré con todos vosotros en otra historia de Villapalofrío que os hará vibrar. Saludos.

.

3/6/14

CRÍA FAMA Y ECHATE A…


Si ustedes me permiten, me voy a sentar antes de hablarles, estoy cansada… Belcebú, ven acá, deja ese pajarillo en paz que ya te compraré la carne en la carnicería. ¡Uf!  ¡Qué ganas! Este rincón de Villapalofrío, junto a mi casa, son los únicos sitios en los que logro un poco de tranquilidad. Parece como si una mala sombra me acompañara. Desde niña que me persigue la fama de bruja y las muy lumias me lo estampan a todas horas. Sí, a mi tátara tátarabuela la quemaron en una hoguera pero fue todo de muy mala leche. ¡Vamos, hombre! Y ahora me gritan a mí lo de bruja; y todo porque una tiene un gato negro al que llamo Belcebú y una escoba que barre a mi lado desde hace la pila de años. Anda que no hay brujas con más pedigrí en este pueblucho de tres al cuarto. Y las más ladinas están en la Orilla de Oro, y no de criadas precisamente, no señorita no, vamos que en este villorrio hay brujas de mucho cuento.  ¡Si yo hablara! Pero por mucho que me amenacen, no se atreverán conmigo. ¡Dios las libre! La primera que levante la mano para ir contra mí, Belcebú daría buena cuenta de ella. ¡Huy!  ¡Hola niñita! ¿Es para mí? Gracias, encanto. Vaya manzana más roja que me has regalado. No me aguanto, le daré un mordisco. ¡Hummmmm! Sabrosa de verd…





.

31/12/13

ÉXITO IMPARABLE





Fue siendo pequeño cuando descubrieron su irrefrenable ansia por pellizcar a sus hermanos en cualquier parte del atemorizado cuerpo. El dolor, reflejado en sus turbadas caras, era para él un pujante afán por repetir la acción.

La escuela aumentó el número de víctimas y la variedad de torturas. Pero aprendió algo nuevo, los maestros lo tenían por un niño modélico y castigaban a sus envidiosos compañeros que llevaban muy mal su capacidad de superdotado.

El instituto y la universidad los llevó de calle con su picardía hacia los superiores y su refinada brutalidad con los inferiores. Cada relación personal era un experimento en el cual tanteaba nuevos procedimientos de dominio.

Sin duda alguna ahora ha alcanzado el cénit de su sutil potestad. Dedica su vida adulta a implementar políticas de ajuste que redunden en la mejora sostenible del sistema financiero global.


He vuelto de mi periplo por pisos variados ya que por fin han acabado de poner el ascensor nuevo en mi portal. Siguen las obras para renovar la entrada del edificio pero un discapacitado como yo puede circular por él con cierta facilidad. No he querido acabar el año sin hacer una entrada nueva aunque a partir de ahora las entradas serán el 1 y el 15 de cada mes. Saludos ansiosos de éste que vuelve con auténtico mono después de cuatro meses de sequía. Encantado de estar de nuevo con todos vosotros.


.

5/8/13

REBELDES SIN CAUSA PROBADA





La juventud de Villapalofrío empezaba a cansarse de tanta condescendencia con sus mayores. Siempre vivían sus canas de rodillas, como pidiendo perdón, callando cuantas órdenes recibían de sus señores. La plaza central del pueblo fue el lugar señalado para celebrar la primera concentración, el primer grito de libertad. Pero cuando se reunieron nadie los detuvo, nadie los disolvió. Recibieron un trato despreciativo, como de imberbes. Quedaron en verse al día siguiente para realizar alguna acción más contundente.
Los pedruscos fueron el arma elegida para lanzar aunque  el único objetivo posible lo marcaban las casas de los dos señores ancestrales. Ruido de cristales rotos y voces de regocijo se mezclaron con el silencio de los represores.
La violencia aumentaba jornada a jornada en busca de la confrontación. Empezaron a ser molestos por lo que llamaron a una comisión negociadora  de la revuelta. Nervios y vacilaciones se adueñaron de la chavalería. El más resuelto de los jóvenes quedó en representar al movimiento.
El acuerdo llegó a regañadientes. El mozo resuelto les convenció para firmarlo muy a pesar de su carencia de logros. Hubo una votación para elegir al representante que vigilaría el estricto cumplimiento del acuerdo. Fue elegido el que todos sabían, el audaz mozo. Desde entonces, los jóvenes no vivieron de rodillas como sus padres pero callaban ante todo lo que dictaminaba su nuevo vigilante.





No paso el año sin que a Villapalofrío lo nombraran pueblo ejemplar. Sus calles se adaptaron al paso real con guirnaldas de flores, adornos realizados en seda importada y fotos de su alteza el rey de Birloque en tres dimensiones. La mañana de la visita, la villa se aromatizó con los manjares de mesas de distinto sentir. El Club de Campo preparó sus instalaciones para agasajar a tan ilustre personalidad inaugurando dos nuevos hoyos de golf con los nombres de su majestad y señora. El pistoletazo de salida se hizo con la llegada a la plaza central de su alteza real y comitiva a las cinco de la tarde. La banda de Villapalofrío tocó el himno nacional y el alcalde entregó las llaves de la localidad. Ahí se acabó cualquier contacto de la plebe con su rey. Las personalidades más selectas del contorno se encargaron de agasajarlo con una cena de postín y un baile de un sublime cambio de parejas nocturno.

Sin embargo, los jovenzuelos de las grandes familias se reunieron en una de las casas de los señores de la localidad. La selecta combinación de pastillas de diseño, alcohol de importación y música pinchada por el mejor discjockey de la ciudad acabaron en una escalada de sexo y vejación. Piscinas, habitaciones, salones, cocina… fueron testigos del desmande más chic corrido en aquella localidad y circundantes.

En mitad de la noche la luz se cortó de improviso y la música dejó un vacío metafísico para unas almas tan acostumbradas a civilizaciones superiores a las habidas en aquel pueblucho. Uno de los nietos de los señores de la casa ordenó a dos criados, que estaban siendo enseñados en el mundo del placer, a ir al sótano y subir los plomos. Sus linternas alumbraron las escaleras que bajaban a las bodegas y vacilantes se acercaron al lugar ocupado por los plomos. Abrieron la caja donde descansaban tan inoportunos cachivaches y palparon para comprobar cuáles estaban bajados. Se empezaron a oír gritos infernales  humanos y llamadas de socorro maripijas por toda la casa. Nerviosos allá abajo, dudaron si subir corriendo a ver lo que sucedía o acabar su misión tan oportuna. Golpes de caer cuerpos pesados y arañazos salvajes los paralizaron. Poco a poco, miraron para los plomos. Ninguno estaba bajado…


.

17/6/13

JUEGOS CAMBIANTES


 
Se me permitirá decir que la vida que llevó este ruin patán que os habla empezó a torcerse desde bien mocoso. Mi vieja curró para una señoritanga solterona y su sucio minino, ambos se pavoneaban por entre las casas más lujosas del pueblo mientras  prestaban sus servicios de maldiciones al parné roñoso. Mi vieja sustrajo de su domicilio aquel muñeco de color indefinido que tanto servicio me hizo. Tenía en su espalda una faltriquera donde meter mis secretos que no eran otros que los que afanaba a mis rivales. Ya se sabe, cosas de mozalbetes.

Con el tiempo, descubrí el juego que se traían aquella patrona desalmada y su repulsivo micifuz. Fue entonces cuando empecé a realizar mis pinitos en el difícil arte de la maldición. La cosa principió lanzando grandes chorradas y acabó enviando pequeños sufrimientos que mis contrincantes no tenían más remedio que padecer por mi. Resistieron desde cargas de penas carcelarias infames hasta sorpresas de éxitos financieros de este tunante su seguro servidor.

Hasta ese día en el que fui a sacar de su cubil a mi muñeco y no lo encontré. Husmeé por todos los lados sin ningún resultado venturoso. Comencé a notar que la suerte se retorcía desfachatada hasta rematar con mi persona en el trullo. Me cayeron trece años y trece días por apropiación indebida.

Y el caso es que ayer he sentido como arañazos por todo mi cuerpo.



.

10/6/13

EL LACAYO DEL ABUELO


 
Mi yayo Alejandro José se había enterado de mi ronda por las pistas de esquí de Suíza y se había mosqueado mucho por no haberle avisado a tiempo. Sacó una mochila de la alacena polvorienta de la mansarda principal de la mansión y me la cedió junto a su negro lacayo. Mencionó que un íntimo suyo se acercaría a mi supermegahotel de Zurich para retirar aquella monísima y encantadora mochila Chanel de mi yaya Mercedes Augusta.

 
Fue archimolesto buscar un asiento de zona Vip en el que se me observara desde cualquier parte del aeropuerto. Además, desde allí también podía inspeccionar todos los pasos que daba el lacayo negro en la facturación de mi equipaje. De improviso, medio cuerpo de la ley salió de los más recónditos parajes del lugar y apuntaron sus desastradas metralletas al cochambroso lacayo negro. Mira que le tengo dicho al yayo que no contrate a inmigrantes. Si no lo digo por racismo, solo lo hago por pura higiene del hogar.
Llamé por el iPhone a papuchi que me expidió de inmediato a su chofer filipino. Él se encargó de recopilar todas mis cautivadoras maletas Loewe y la cocada de mochila Chanel. Fue entonces cuando denoté que el muy granuja del lacayo negro se habia apoderado de la fascinante mochila de mi yaya Mercedes Augusta. A saber la clase de andragosa patera en la que iría aquella pobre francesita que mi yaya tanto cuidó. 

 
En el vuelo no logré sustraer mis pensamientos del fino regalo que mi yayo Alejandro José habría mandado a su intimísimo suízo. En el fondo me era megahidráulico, seguro que un harapiento negrata no habrá sabido sacarle provecho a tan exquísito presente.




He estado meditando en el desierto pues me había mareado al volver a publicar en el blog. A veces es bueno pensar las cosas y luego ir a ellas con todas las consecuencias. Ahora ya no es improvisación, sé lo que quiero y me presento muy contento ante vosotros. Una nueva etapa se abre ante mi y espero no defraudaros. Lo primero, no soy más Adivín Serafín, a partir de ahora me presento ante todos vosotros con mi nombre de escritor: Nel Morán. Lo segundo, ya lo iréis viendo...

También quiero haceros llegar un libro electrónico de un amigo: Jesús Contreras. Muchos de vosotros lo conoceréis por su blog Intitulado que hace algún tiempo publicaba y del que todavía tengo mono. Es un libro de 101 microrrelatos que se dejan querer. Su estilo sigue siendo muy suyo: lo definiría como un surrealismo muy realista, una dualidad que solo él es capaz de hacer. Si lo quereis conseguir lo podéis hacer en http://www.amazon.es/Frugal-ebook/dp/B00B9ZUXWA/  . Su título es Frugal y espero que os encante.

Ya estoy preparando otro micro...

.

14/5/13

LEYENDA ESPACIAL


 
 
Sacó el carné de conducir naves espaciales el mismo día que le contrató la empresa de viajes interplanetarios. Su duda inicial se rompió al comprobar lo cierto que era lo dicho por su amigo: “Si quieres salir del paro, sácate el carné de conducir cohetes”. Firmó contrato y le mandaron tripular una nave hacia la luna. Su base espacial necesitaba víveres con urgencia. Le dieron un neceser interestelar, un uniforme y una tarjeta Espavisa para gastos cósmicos.
No supo si fue largo o corto el trayecto a la Luna: los suspiros, el control de los mandos y sus sueños entrecortados no le dejaron calibrar. La llegada a la base lunar y su recorrido de pasillos lo desorientó. Tuvo que tomar un taxi para acercarse a su hotel. Pasó un día muy raro: metido en su cuarto, mirando prospectos lunares de los lugares más visitados y películas exuberantes.

 

Entró en la nave espacial para iniciar su viaje de vuelta. Se aseguró que recargaran el combustible, subieran las hortalizas del invernadero lunar y sellaran la valija de correos. Cerró todas las compuertas y dirigió sus pasos al pasillo que lo llevaba al centro de mando. Al entrar se asustó, otro tripulante muy charlatán iba a hacer el viaje con él.
A mitad del trayecto, su compañero enmudeció. Sus ojos no se movían de un punto en la galaxia. Su voz, apenas audible, le informó que el lugar señalado por su dedo fue donde chocó hacia mucho tiempo con el meteorito.



.

29/4/13

EL CIELO PUEDE ESPERAR


 
Mi vida apenas gozaba de popularidad hasta que un día apareció mi fotografía en toda la prensa. “Acusado de matar a su jefe se da a la fuga”. “Se busca asesino en paradero desconocido”. “Estropea el chaqué de su jefe con un rifle de marca vulgar”… Mi calvario comenzó entonces: me entregué, proclamé mi inocencia y no me creyeron. Vi declarar que me habían visto cometer el crimen a perfectos conocidos a los que no reconocía. En apenas tres sesiones di con mis huesos en prisión. Mi estancia  no fue larga en tan selecto lugar: alguien me clavó un puñal, matándome sin acritud alguna…
Nada más llegar al Cielo, el Señor de las Llaves me aseguró que después de muertos todos éramos iguales delante de nuestro Señor. Ahora estoy aquí, en esta inmensa habitación que nos lleva a las puertas del futuro. Me niego a cruzarlas. Esperaré con paciencia a que aparezca alguna de las personas que cometió la tropelía.

 

Pasaron muchas almas, muchos meses y años, mucho aburrimiento y mucha miseria (no pensé que hubiera tanta). De los susodichos culpables no vi ni la estampa: o eran muy longevos o tenían ya que estar muertos.
Logré colarme de nuevo en la entrada y hablar otra vez con el Señor de las Llaves. Su respuesta fue suave y a la vez muy contundente:

-Es que esos señores son de la casa y entran por el jardín.

 
Después de más de un año de silencio, he vuelto a publicar. Esta vez no va a haber día fijo de publicación, la cosa será un poco más anárquica. Saludos a todos.
.

21/2/12

NUEVOS OFICIOS: DISPENSADORA DE CARIÑO




El ascensor llega a la planta baja y abre sus puertas, de su interior salen ingentes enfermos camino de la farmacia. Alba los esquiva y entra empujada por virus deseosos de cura. La contrataron como eventual en la primera remesa de Diplomados en Disapensar Cariño. El ascensor se iba parando en cada piso y tardaba una infinidad en reiniciar la marcha. En recepción le habían indicado que su consulta estaba en el último piso, justo al final del pasillo. Llevaba el libro del abc del cariño para novatos, por si tenía alguna duda. El ascensor, al fin, se detuvo en su piso. Los nervios se apoderaron de ella. Un bullicio se oyó apenas se abrieron las puertas. Apartó como pudo a los enfermos y caminó para la consulta. Algunos pensaron que se estaba colando y monteron en cólera. Empujones, arañazos, bofetadas,...  hubo de todo. Como resultado de todo ello, se vio obligada a ser su primera paciente.




.

24/1/12

DAÑOS COLATERALES




Rashid salía todos los días a jugar con sus amigos a pesar de la guerra. Jugaban a ser mayores, a matarse, a dejar que el tiempo desfilara por sus vidas lleno de víctimas familiares. Las metralletas resonaban por sus bocas depositando a heridos de apego en un país donde es pecado ser mujer o niño. Van saltando de esquina en esquina, escondiendo sus cuerpos en los burka de la infancia, simulando batallones de los señores de la guerra que atosigan a la población. Rashid se sube de repente a un avión americano, dejando que su boca dispare bombas mientras sus ojos se cierran e inicia una maniobra que lo aleja de sus amigos. Deja su barrio y se adentra en los lugares prohibidos. Vuela cada vez más rápido. Su cabeza sueña con una tierra donde las raíces no se dejen adueñar por la sequía. El camión no lo vío venir.




.

3/1/12

MEROS RECUERDOS, ¿O NO?



Me dirijo a vosotros para contaros algo que en estos momentos no recuerdo muy bien. Perdonadme, es la edad.  Quería relataros una historia sobre una vieja y sus hijos, o eso me parecía. ¿Y sería hijos o vecinos? En fin, no me hagáis mucho caso, son recuerdos flojos. Y digo yo, ¿recuerdos o cuentos? Creo hacer memoria cuando aseguro que yo era una chismosa de calibre en el barrio. A lo que íbamos, parece ser que los hijos se querían deshacer de la vieja, es decir, posiblemente de mí. Me suena que lo harían con un venenillo para ratones, como si fuera un folletín de tres al cuarto. Ahora es cuando me toca hablar de los vecinos, pero no atino muy bien al decir si ellos intentaban ayudar a la vieja o a sus hijos. De lo que sí estoy segura es que el pastel me salió de rechupete. Digo, no dejaron ni la guinda. Y lo más simpático fue que casi no me alcanza la harina. Pero bueno, menos mal que tenía aquellos polvillos que me ayudaron a completarla. Siempre me ando por las ramas, al grano Maria Luísa, al grano: la vieja se salvó al final. ¿O era un viejo? No sé, quizás eso no tenga importancia.



Me parece que el martes me resulta más cómodo para publicar, así que continuaré los martes sacando mis nuevas ideas e invitando a la gente a mi casa. Blogsaludos.



.

12/12/11

EL CAFÉ



Hace más de treínta años que paro por este café. Lo escogí a suertes: en la calle había cuatro cafés y solo él tenía un gato, la cosa fue sencilla. Lo que pedí aquel día no fue a suertes, mi bolso estaba arrascado y tuve que conformarme con un pincho de chorizo y un vaso de agua del grifo. El silencio de la mañana me dejó estudiar mi examen e hizo que mi experiencia se repitiera muchas veces.

Ella llegó sin darme cuenta, se sentó enfrente de mi sitio y pidió un vaso de agua del grifo y una tapa de aceitunas. La risa nos comunicó al uno con el otro aquella mañana, por lo que saludarla fue fácil a partir de entonces. Hablar después del saludo tardó alguna semana que otra y guardarle el sitio, sin embargo, fue un suspiro. Con el tiempo se convirtió en mi mujer.
Las mañanas se transformaron en tardes y el café se llenó del bullicio de clientes más charlatanes. Llegó mi primer trabajo en un rotativo local y, al poco, a ella la llamaron para una firma de abogados principiante. Casarse estaba cantado y con ello llegaron tres niños que el café se aseguró de cuidar por las tardes.

Las canas mejoraron mi trabajo, convirtiéndome en un escritor de renombre, y los camareros empezaron a llamarme señor Riquelme, muy a mi pesar. Los premios llegaron uno tras otro, y al señor se le juntó el Don. La gente presumía de saludarme y la competición de quién me conoció mucho antes se abrió entre ellos.

La vida se doblegó a estar tan cansada como mis ojos. La calma dio paso a la pereza de mis oídos. Seguía dedicándole mi tiempo a mi café, o quizás era él quién me lo dedicaba a mí. Ahora, cuando más lo necesitaba, apaga sus luces, sus risas, sus compañías. Me deja solo, sin su puerta giratoria, sin su vida, sin mi vida.






.

28/11/11

PUNTUALIDAD INGLESA




Algunos días de la semana iba a ver a su marido al hospital. Cogía el ascensor, llegaba a su planta, paraba en todas las habitaciones y charlaba con toda la gente. Alcanzaba la habitación de su marido cuando apagaban las luces para el sueño nocturno.

Un día se equivocó de piso. Llegó a un hall que le conducía a tres pasillos a cual más repleto de habitaciones. Escogió el del centro y empezó a recorrerlo, hablando apacible con todos sus ocupantes. Horas y horas de encantadoras charlas le acarrearon el saber que se trataba de un laberinto. Tras largos años de amplias visitas, se dio cuenta que cumplía un horario preestablecido de rigurosas citas. Con lágrimas en los ojos llegó a aquella habitación, de la que nunca conoció la luz hasta aquel día.




.

21/11/11

EL CONFESOR



Un domingo más dirigió sus pasos para el confesionario. No sabía muy bien porque lo hacía, nada más se confesaban las beatas y siempre tenían los mismos pecados. Empezó su tormento.

-Ave María purísima.

-Sin pecado concebida.

-Hace tanto que no me confieso que no me acuerdo cuando fue la última vez.

Gritó estupro, salió de la iglesia y no volvió nunca jamás. Las miradas aún se hacen cruces.





.

14/11/11

CUESTIÓN DE EXTRATERRESTRES



A los doce años, comenzó su periplo en defensa de sus orígenes extraterrestres: veía todas las películas y documentales que trataran de otros planetas; compraba cuanta revista saliera al mercado sobre ovnis; iba a charlas y actos en los que se tratara el tema de civilizaciones de fuera de la Tierra… Nadie le podía quitar la idea de que lo habían dejado aquí unos extraterrestres y de que sus padres terrícolas se habían ocupado de él a duras penas.

Sus padres abandonaron toda esperanza de recuperación. Él, sin embargo, estaba más seguro de sus orígenes alienígenas. Intentó con todas sus fuerzas entrar en la NASA e ir en misiones espaciales. La Agencia pensó que se trataba de un enajenado mental y, con todas las buenas palabras de las que fueron capaces, se libraron de él. Se unió a grupos que andaban buscando ovnis por cuantos vericuetos era posible y logró ser uno de los popes a base de duro trabajo.

Dirigiéndose a un posible encuentro intergaláctico, su coche derrapó, dio amplias vueltas de campana y se precipitó barranco a bajo; allí le llegó su último aliento. En su testamento ordenaba fehacientemente que quemaran su cuerpo y esparcieran sus cenizas por el Universo. La NASA se desentendió de su última loca voluntad. Sus amigos en creencias vieron muy difícil realizar sus deseos desde la Tierra. Pensaron y pensaron. Buscaron y buscaron. Al final esparcieron sus cenizas por el Universo, un puticlub de carretera que habían encontrado.






.

7/11/11

AL QUIOSCO




Hoy, como todos los fines de semana, me ha dado veinte euros mi abuela. Apenas abandono su casa, enfilo para el quiosco en busca de sus glotonas chucherías. Desde hace mucho que me está rondando la idea, pero hoy va a ser el día en que la voy a llevar a cabo. A Avelino, el quiosquero, al servirle a un cliente una revista de esas que tiene en la parte de adentro, le arrebato un chicle de fresa y me lo meto en el bolsillo. Al llegar mi turno, le pido con mucha prisa unos caramelos y algunas gominolas, pago sin apenas mirarlo y salgo corriendo. Él se debe de coscar de mi jugada e intenta pillarme.

-Alfonso, vuelve en seguida.

Huyo como alma que lleva el diablo. Aquel hombre debe de ser adivino, porque cámaras de vigilancia no tiene; vamos, no tiene ni frigoríficas. El caso es que en casa lo conocen y lo tiene fácil para engancharme. ¡Vaya ladrón de pacotilla que estoy hecho! Aunque intento esconderme, mi madre me ve y me dice:

-¿Ya estamos gastando la paga de abuelita? ¿Cuánto te queda? Seguro que ni ún céntimo.

-Anda la osa, la vuelta.

La única adivina aquí es mi madre.




.

18/9/11

LA CIGARRA Y LAS HORMIGAS



El calor del verano llevaba a la cigarra a beber buenas cantidades de cerveza y comer yerbas de todo tipo, algunas incluso la alegraban más de la cuenta. Su guitarra sonaba día y noche en el bar mientras le traían las ricas viandas y el público aplaudía.

Un hormiguero trabajaba a destajo cerca del bar. Cualquier fruto, vegetal o masticable era portado por sus hormigas sudorosas en plena desazón estival. Habían prometido que nungún invierno volverían a pasar hambre y desde entonces lo habían cumplido.

El otoño paso a su lado sin apenas poder pronunciar la palabra invierno. El hormiguero se estaba cerrando a cal y canto. Un suave llamar se dejo oir en su puerta principal.

-¡Ah, eras tú! La que te pasaste todo el verano contemplándonos desde el bar: la cigarra cantarina.

-Ustedes perdonen, era mi trabajo. Soy de una Agencia de Recalificación y he controlado toda su recoleción de comida. He de decirles que, tal como esta el mercado, han recolectado ustedes Grano Basura, que no les dará ni para pagar nuestro insustituíble trabajo.



.

11/9/11

HOMBRE DE PAJA TELEVISIVO




La música les anunció que el programa estaba a punto de empezar. Su padre iba a ser entrevistado por el reportero más visto de todas las televisiones estatales. Era su primer entrevistado del día, su hombre de la calle, su cualquiera, el que rellenaba el tiempo de programa hasta que la gente se enganchara, mientras iban llegando los invitados de postín.

-Hoy tenemos entre nosotros a un hombre con el que la vida fue dura –frase ritual con la que empezaba todos los programas-. Apenas tenía usted 15 años cuando se casó y tuvo su primer hijo. ¿El primero de cuántos, señor Rabanedo?

-¡De 15 formidable muchachos!

-No lo dudo. ¿Tuvo que tener una vida muy activa?

-Pues lo he hecho 14 veces en mi vida.

-No cabe duda que usted es hombre de una sola mujer…

-Pues…, ¡ahí es donde se equivoca…!




.