Historias escondidas- MANOLALAGO
Tus palabras me hacían cosquillas.
Sonrosaban suavemente
mis mejillas y se iban colando lentamente en mi cuerpo.
Tenían el poder de producir susurros.
Yo las acariciaba primero con mi mirada.
Yo las acariciaba primero con mi mirada.
Después, cuando ya iba familiarizándome con ellas las
masticaba dulcemente, las recitaba como un mantra mientras iban deslizándose garganta
abajo.
Tus palabras tenían música.
Mojaban mis pensamientos
y erizaban mi vello como un viento fresco.
Danzaban para mí bailes prohibidos.
Yo les seguía el juego con un coqueteo de sonrisas.
Se adueñaban de mi vida y giraba con ellas en un remolino de excitación.
Tus palabras me seducían.
Me hablaban con el lenguaje secreto de las sensaciones .
Me atrapaban, me desnudaban, me desnudaban, me atrapaban.
Era entonces cuando cerraba los ojos y las hacía mías, aquí,
en mi mente.
Me cogían de la mano, me llevaban lejos.
Tus palabras estaban hechas para mi deseo.
Confeccionadas cada una con hilos rojos de pasión.
Amadas todas ellas como dos jóvenes enamorados .
Saboreadas, deletreadas, suspiradas, ansiadas…
Y yo era consciente
de ese poder.
Tus palabras!
Tus palabras!