“Vivir y morir en Lavapiés”
José Ángel Barrueco
Ediciones Escalera, 2011
Se dice que los escritores beben de tres fuentes a la hora de alimentar sus propuestas literarias: una es lo vivido, los recuerdos; la otra son los sueños, el futuro que nos espera y al que queremos sacar el máximo provecho; por último, los escritores beben de la realidad que los rodea, bien sea la realidad propiamente dicha bien sean las propuestas que el cine, la televisión, la pintura, la arquitectura, la música o la literatura nos ofrecen de ella. Estas últimas, todas ellas artes creativas, ayudan al hombre a conocer mejor esa primera realidad.
JAB se alimenta claramente de sus recuerdos y claramente está influenciado por la realidad y por la visión que la literatura, la música y el cine ofrecen de esa realidad.
Así lo podemos comprobar en sus novelas (Recuerdos de un cine de barrio, Te escribiré una novela, Asco) o en su poesía (No hay camino al paraíso). Así también podremos comprobarlo en Vivir y morir en Lavapiés.
JAB tiene el alma inquieta y dolida de tanta realidad. Y no encuentra más consuelo que sus escritos ante ella. Toda su obra anterior gravita entorno a los recuerdos vividos, cercanos, personales y en Vivir y morir en Lavapiés podemos observar esos mismos recuerdos, si bien la ficción comienza a abriese camino de forma más intensa en su producción literaria.
La novela que hoy presentamos es una propuesta literaria arriesgada, aunque no novedosa. La deconstrucción narrativa, tan en boga tiempo atrás, no pasa por el mejor de los momentos. Sin embargo sigue siendo para muchos autores (entre los que me incluyo) un argumento para encontrar a ese lector cómplice que nos gusta (ese “lector macho”, lector activo, que decía Cortázar) quizá porque muchos de nosotros cuando somos espectadores o lectores preferimos buscar las respuestas en los silencios o componer en nuestra cabeza la narración.
De las pretensiones formales de JAB, dos párrafos de la novela lo ilustran todo:
UN POETA Y UN ESCRITOR HABLAN
Creo en la fragmentación, tío. Proporciona una cierta perspectiva que no poseen las narraciones lineales. Sé que es manido, pero es como cuando se fractura un espejo y tú tratas de recomponerlo. Luego te miras en él y, sí, te devuelve una imagen rota, distorsionada, pero al mismo tiempo aporta muchos puntos de vista, muchas caras, muchas raciones y pequeños trozos. Y es tu cabeza la que debería hacer el trabajo…
LOS MÁRGENES
¿Sabes, colega, lo que más me gusta de una obra? Y me refiero a distintos formatos: novelas, series de televisión, películas, cuentos e incluso canciones…Las elipsis. Lo que no se ve. Lo que queda fuera. Lo que está en los márgenes. Lo que debemos intuir e imaginar. Los silencios. Los espacios en blanco
En esta obra de voces diferentes, de historias cruzadas, el lector tirará de hilos de varios colores para fabricar un perfecto jersey. Un jersey confortable, amigable, que nos cobije frente al mundo, pero que no esconda ninguna realidad.
Vidas cruzadas que unen sus dos pasiones: el cine y la literatura, que permiten observar la mutua influencia que ejercen uno sobre la otra y viceversa. Destacan en su estructura esta mezcla de narrativa cinematográfica y literaria, como se produce en películas como Crash, 21 gramos, Amores Perros. Crash se ajusta perfectamente a la novela de Barrueco: vidas cruzadas, en colisión, en la realidad actual, en una sociedad llena de miedos y prejuicios, una sociedad global (como es el barrio de Lavapiés), una mezcla de culturas en las que puede observarse el racismo, ira, esperanza, intolerancia, amor y resignación. La vida.
Las continuas referencias al cine y a la música, la alusión de personas reales (sobre todo escritores y poetas) hacen de esta obra una propuesta metaliteraria. Aparecen por esta novela poetas y narradores como Javier Das, Gsús Bonilla, Elena Medel, David González, Mario Crespo, Ian Gibson, Ballard, y un largo etcétera. Pero, sobre todo, está Burroughs. Burroughs sobre todo.
Y todos en Lavapiés. Se entiende así la propuesta de JAB de tener un ordenador a mano para comprobar nombres y direcciones. Nombres de personas o personajes y direcciones de garitos. Canciones y películas que ponen música de fondo o imágenes en el recuerdo del lector. Una nueva conexión de la literatura con la realidad.
A mi entender, para lograr agilidad en el texto, destacan la brevedad de capítulos y, sobre todo, las descripciones: concisas, breves y acertadas. Logran que el lector vea lo que está leyendo, se sienta partícipe de lo que ocurre. Todas las razas y todas las situaciones, todas las escenas, que ocurren en Lavapiés son o parecen ser reales. Este halo costumbrista ofrece al lector la puerta para introducirse en el cuadro del texto y sentirse parte de él.
Los breves fragmentos, los minicapítulos, son como pinceladas impresionistas que, al alejarnos de la obra, al acabar de leerla, nos ofrecen en su conjunto unas imágenes que conforman un día en Lavapiés. Un paisaje de barrio, con sus sonidos habituales y las voces que reconocemos, con sus olores y sus colores, con las historias de siempre, con la amalgama de nacionalidades, de civilizaciones y costumbres en un barrio que precisamente destaca por eso, por ser una parte de aquel Londres de los 70, de aquella mistura de inmigrantes en Madrid. Todo el mundo cabe en un barrio, en Lavapiés.
Las historias se entremezclan: la de el moro Rashid, la de Aitor y su chica, la de Tony y los mejicanos, la de la policíaz y los borrachos y los chinos, la de los bares y lugares emblemáticos, la de los videoclubs... acabarán formando una maroma al unirse de modo que unas dejen de ser independientes de las otras. Sí, formarán un nudo final. Un nudo de vida que será cada vez más intenso, como el final de una noche de castillos de fuegos artificiales, como esa traca terminal que nos dejará sordos, pensando.
Eso es precisamente lo que JAB quería del lector: hacerle pensar a la vez que disfrutaba de una lectura entretenida.
Por último, una confidencia: Yo no lo sabía, pero después de dejarme guiar por San Google, soy de la misma opinión que uno de los personajes de la obra: sus graduación de gustos sobre las actrices porno es idéntico al mío.
26/10/11
24/10/11
De vinos y cevezas con "La enfermedad del lado izquierdo" como excusa
Jueves, 27 de octubre, a las 20:30 horas
Diablos Azules
(c/ Apodaca, nº 6 – Madrid)
(c/ Apodaca, nº 6 – Madrid)
La misión verdadera de
cada uno era llegar a sí mismo
(Demian, Hermann Hesse)
-Como la vida –dijo Ludmilla-,
una especie de broma o de farsa, y
detrás lo otro esperando
(Libro de Manuel, Julio Cortázar)
Y todo lo que tiene que ver
con el corazón es definitivo
(La enfermedad del lado izquierdo,
Esteban Gutiérrez Gómez)
detrás lo otro esperando
(Libro de Manuel, Julio Cortázar)
Y todo lo que tiene que ver
con el corazón es definitivo
(La enfermedad del lado izquierdo,
Esteban Gutiérrez Gómez)
La Editorial Eutelequia tiene el placer de invitarle a la tertulia literaria
LA SOMBRA DE HERMANN HESSE Y
JULIO CORTÁZAR
EN
LA ENFERMEDAD DEL LADO IZQUIERDO
que impartirá el escritor
Esteban Gutiérrez Gómez
Esteban Gutiérrez Gómez
A todo lector que compre el libro Eutelequia le invita a
un vino, caña o refresco
iLUSTRACIÓN DEL AUTOR: jOSÉ mANUEL vaRA
3/10/11
Eutelequia en BCN
Estimados amigos:
La editorial Eutelequia tiene el placer de invitaros a las presentaciones de las siguientes novelas:
“Sueños de bolsillo”, de Francesco Spinoglio. Miércoles 5 de octubre a las 19:30 horas, en la Casa del Libro (Rambla de Catalunya, nº 37, Barcelona). Además del autor participará el escritor José Ángel Barrueco. Se servirá una copa de cava.
“Asco”, de José Ángel Barrueco. Jueves 6 de octubre a las 20:00 horas, en la librería Pequod Llibres (c/ Milá i Fontanals, nº 59, Barcelona). Además del autor participarán los escritores Sergi de Diego Mas y Francesco Spinoglio.
Os esperamos.
Un cordial saludo,
20 años del Nevermind de Nirvana
Noviembre, 2009.
Acabo de llegar a casa después de un concierto de Rammstein. Traigo algunas joyas que mi friend Rafa me ha grabado. Todavía me dura el colocón y no tengo ganas de ir a dormir. Teching: Comer techo, dice Kike Babas. Se trata de evitarlo.
Meto uno de los deuvedés y pongo la tele. Enciendo un cigarro. Es un vídeo de Nirvana. Abeerden, Washington, Diciembre de 1988. Así empieza, con el Cobein y compañía trayendo una caja de cervezas al local de ensayo. Es una grabación casera. Los colegas estén tirados por el suelo, dándole al fly. De vez en cuando alguno se anima a bailar algo en medio del grupo o a jugar a apagar y encender las luces. Están preparando un concierto. En la cinta de vídeo aparece fija una fecha. 1.1.87. Se ve que no se ha actualizado el calendario de la cámara.
Kurt canta frente a la pared, pegado a ella. A unos centímetros de su cara hay un folio con el track list. El sonido no es bueno, pero me flipa su autenticidad. Son un tiro. Un tiro al entrecejo. Al cuarto o quinto tema, no recuerdo bien, suena “Inmigrant song”. Todos botando. Ellos y los colegas. Botando y botando. Me dan ganas de levantarme y botar yo también. Pero es que son las cuatro de la mañana. “Inmigrant song”, una versión del tema de Led Zeppelin. Me levanto y boto, qué hostias.
Entonces recuerdo.
Acabo de llegar a casa después de un concierto de Rammstein. Traigo algunas joyas que mi friend Rafa me ha grabado. Todavía me dura el colocón y no tengo ganas de ir a dormir. Teching: Comer techo, dice Kike Babas. Se trata de evitarlo.
Meto uno de los deuvedés y pongo la tele. Enciendo un cigarro. Es un vídeo de Nirvana. Abeerden, Washington, Diciembre de 1988. Así empieza, con el Cobein y compañía trayendo una caja de cervezas al local de ensayo. Es una grabación casera. Los colegas estén tirados por el suelo, dándole al fly. De vez en cuando alguno se anima a bailar algo en medio del grupo o a jugar a apagar y encender las luces. Están preparando un concierto. En la cinta de vídeo aparece fija una fecha. 1.1.87. Se ve que no se ha actualizado el calendario de la cámara.
Kurt canta frente a la pared, pegado a ella. A unos centímetros de su cara hay un folio con el track list. El sonido no es bueno, pero me flipa su autenticidad. Son un tiro. Un tiro al entrecejo. Al cuarto o quinto tema, no recuerdo bien, suena “Inmigrant song”. Todos botando. Ellos y los colegas. Botando y botando. Me dan ganas de levantarme y botar yo también. Pero es que son las cuatro de la mañana. “Inmigrant song”, una versión del tema de Led Zeppelin. Me levanto y boto, qué hostias.
Entonces recuerdo.
Recuerdo el billete y el bebé nadando. Recuerdo mirarlo en el escaparate de la Tipo. Había oído hablar de ellos, les había escuchado en la radio, pero, por entonces, estaba desconectado. Oposiciones. Mis colegas me decían que parecía que estuviese estudiando para la NASA. Currar, estudiar y criar a un bebé de un año. No andaba muy bien de pasta en esa época. Tardó unos meses en llegar a mis manos. No recuerdo quién y cómo, pero llegó. Y lo disfruté. Vaya si lo disfruté. Cada tarde, cuando dejaba de estudiar y me preparaba para ir a currar. Un kit-kat que me hacía saltar y olvidarlo todo, quemar adrenalina.
Ahora sé que “Smells like teen spirit”, el primer single del álbum, se considera un himno de la Generación X. No sé, a mí me trae el recuerdo de un enano que no dejaba de carcajearse y agitar los bracitos mientras me perseguía con su andar torpón por un comedor vacío de muebles. Me recuerda aquel olor agridulce de mi sudor, cuando nos tirábamos en el suelo y nos revolcábamos al ritmo frenético de Nirvana, riéndonos como si fuese el juego más divertido. Tarde tras tarde, riendo, quemando frustración. Así que puedo decir que Nevermind me mantenía vivo. Y eso, creedme, era mucho en aquellos tiempos.
Ahora sé que “Smells like teen spirit”, el primer single del álbum, se considera un himno de la Generación X. No sé, a mí me trae el recuerdo de un enano que no dejaba de carcajearse y agitar los bracitos mientras me perseguía con su andar torpón por un comedor vacío de muebles. Me recuerda aquel olor agridulce de mi sudor, cuando nos tirábamos en el suelo y nos revolcábamos al ritmo frenético de Nirvana, riéndonos como si fuese el juego más divertido. Tarde tras tarde, riendo, quemando frustración. Así que puedo decir que Nevermind me mantenía vivo. Y eso, creedme, era mucho en aquellos tiempos.
Saludos desde el infierno.
Patxi Irurzun presenta en Madrid su última propuesta literaria: "Dios nunca reza"
La editorial Alberdania les invita a la presentación
del libro
DIOS NUNCA REZA de PATXI IRURZUN
La presentación tendrá lugar el próximo
Miércoles 5 de octubre, a las 20:00 de la tarde
en la librería Tipos Infames C/ San Joaquin 3. Madrid
Presentarán el acto el autor Patxi Irurzun,
el editor Jorge Giménez Bech y el escritor Eduardo Laporte
Un verano, el de 2008, desfila por las páginas de este diario de Patxi Irurzun, escrito con una fiereza solo equiparable a su ternura.
Contiene, en efecto, la fiera crónica cotidiana de un ser humano que desea y persigue la verdadera vida en todas y cada una de las rendijas de la existencia y de sus múltiples escenarios. Sus anotaciones son entonces afiladas, pero también empáticas. Contempla y relata, pero, al mismo tiempo, se implica y vive. He ahí la clave.
del libro
DIOS NUNCA REZA de PATXI IRURZUN
La presentación tendrá lugar el próximo
Miércoles 5 de octubre, a las 20:00 de la tarde
en la librería Tipos Infames C/ San Joaquin 3. Madrid
Presentarán el acto el autor Patxi Irurzun,
el editor Jorge Giménez Bech y el escritor Eduardo Laporte
Un verano, el de 2008, desfila por las páginas de este diario de Patxi Irurzun, escrito con una fiereza solo equiparable a su ternura.
Contiene, en efecto, la fiera crónica cotidiana de un ser humano que desea y persigue la verdadera vida en todas y cada una de las rendijas de la existencia y de sus múltiples escenarios. Sus anotaciones son entonces afiladas, pero también empáticas. Contempla y relata, pero, al mismo tiempo, se implica y vive. He ahí la clave.
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