OVEJAS ESQUILADAS, QUE TEMBLABAN DE FRÍO
GSÚS BONILLA
(Bartleby, 2010)
A
Gsús Bonilla lo conocí una tarde en el Bukowski. Se estaba preparando la jam de poesía, y el fumaba sentado en un taburete a la entrada. Me senté junto a él y charlamos como si nos conociésemos desde hace años.
Hablamos de su primer libro,
El Forro, que se ofrecía en uno de los estantes del local, entre una botella de bourbon y otra de ron. Miraba el torso desnudo dibujado en la portada y se me hizo clara la metáfora:
El Forro se ofrece como una bebida espirituosa más. No recuerdo si lo compré o me lo regaló, el caso es que
El Forro me acompañó de vuelta al Sur y, efectivamente, tenía tragos ardorosos y tragos balsámicos, como el whisky y el licor de miel.
No voy a descubrir a
Gsús Bonilla-PERSONA, creo que todos lo conocéis y a él no le gusta el jabón. En todo caso, me voy a permitir compararle con un vaso de agua: transparente.
Las ovejas del libro empezaron a balar hace tiempo en mi cabeza. Algunos de los poemas, certeros como flechas disparadas al centro de la diana, eran conocidos por todos a través de su blog.
Gsús Bonilla, el poeta, iba creciendo de modo asombroso a la vez que iba creciendo este poemario. Tenía claro qué iba a hacer con él, cómo enfocaría su estructura; y eso se iba notando en cada nuevo recital poético en el que intervenía:
Gsús Bonilla salía y se comía el escenario con poemas en los que la hostia final te dejaba noqueado. Recuerdo especialmente la primera vez que le escuché declamar uno de esos poemas rescatados de los recuerdos, de aquella época, tan lejana y cercana a la vez, de su niñez. Recuerdo el impacto del poema en mi mente y cómo esperé ansioso a juntarnos en Illescas (gracias siempre, Kebran) para volver a escuchar aquella detonación. Y recuerdo que pensé que
Gsús Bonilla por fin había conseguido esa voz y ese estilo que había perseguido durante años.
Meses después leí el manuscrito de este poemario y me sorprendió la hilazón de poemas, el acierto de
Pinocchio.
Ovejas esquiladas, que temblaban de frío no ha dejado de crecer, de moldearse, de perfilarse, de pulirse hasta el mismo momento de entrar en la imprenta que todo lo fija y lo hace inamovible, inmortal. El poemario ha evolucionado a la misma vez que ha evolucionado el autor, y nuevos poemas, diferentes en ritmo y forma, completan el panorama de su mundo narrativo. De esa mixtura nace la sensación de ser un poemario con vida, capaz de avanzar por sí solo por la red eléctrica de nuestro cerebro a la búsqueda de tierra que conquistar.
Esa misma electricidad, recorrió sus ojos hace unos días, cuando por primera vez tuvo el libro impreso en las manos, mientras lo ojeaba y olía la celulosa de sus páginas, en un vagón del metro camino del Sur.
Es lo que tiene cumplir un sueño y ser, eso, transparente.
CUARTO DE E.G.B.
a david gonzález, POETA
nos despiojaban
cuando lo que teníamos
eran pulgas -malas pulgas-
aquellos tíos tan listos
desconocían por completo
que nuestra sangre era azul
puesto que éramos príncipes,
miserables, pero príncipes.
y lo peor de todo,
aquellos tíos tan listos
tampoco sabían
que entre parásitos
siempre
hubo
clases.
***
EL MUDO
tenían muchas cosas que contar.
porque había pasado mucho.
cuatro años en un vertedero;
bueno, era un campo de concentración,
pero claro, la basura
yace
en otros lares;
doce de prisión
por pintar monigotes
en una revista libertaria; pero claro,
si no estuviste nunca en una
es muy difícil de
explicar.
el resto de días
que iban pasando
hasta milnovecientosetentaycinco.
estaba vigilado, coaccionado;
y después de la muerte del
caudillo -el de por la puta gracia de dios–
más o menos, lo que hacía
era sobrevivir.
todo esto
no se lo podía contar
a su nieto -sangre de
su sangre- revolucionario,
rebelde
porque estaba hasta los güebos
de las batallitas del abuelo.
por eso
el yayo
tras meter la tijera
a la lengua
escupió
sangre.
***
RUNRÚN
si había una noche fría
-como las de antes-
la señora siempreluto
los acurrucaba junto a sus tetas
luego, les sentaba a cada uno sobre
sus rodillas
y con esa vocecilla que tienen las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas de antes-
con voz de antes
empezaba a hablarles de aquellos niños
que no tenían padres con los bolsillos repletos de monedas
de aquellos niños
que jugaban con el aro de metal de un barril de tocino
y hablaba
de que a aquellos niños
les sonaban las tripas y que el juego
obedecía a la imaginación
y que los niños crecieron y ya no había suposiciones
ni juegos para olvidarse de comer
y que aun así había que seguir en pie…
…y que ya era hora de dormir
porque no había más que contar.
la abuela tenía miedo a trastornarles el sueño
y cuando tenía la certeza de que estaban dormiditos,
ensimismada,
y con un runrún
y con esa vocecilla que tienen las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas de antes-
con voz de antes. seguía:
uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los cementerios
la historia es como sigue...
sólo doblaron las rodillas
en los últimos espasmos de la nuca
al posterior disparo.
uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los cementerios.
OVEJAS ESQUILADAS, QUE TEMBLABAN DE FRÍO, ya está disponible en librerías.
Se presentará en Madrid el día
10 de noviembre en la librería
La buena vida.
Sin lugar a dudas, será un libro de culto.