El truene es un proceso de sanidad, una limpia. Obvio, el primer tiempo es de mucha dulzura, pero poco a poco se revelan nuestras fallas: ni tú ni yo –eso decimos– somos “mejores que el otro” pero, esto es más cierto aún, casi siempre sabemos que el otro es mucho peor: tu belleza, que hace unos meses simplemente me rompía la madre, tu sonrisa hoy son una verdad cotidiana; esa forma de decir copear en vez de copiar o forcen en vez de fuercen ya no es encantadora: se ha vuelto un taladro que me disturba las neuronas... La infidelidad, la fidelidad, los reventones, las quedadas en casa: todo tiene el poder de convertirse en un ingrediente del pequeño infierno de las relaciones. Por supuesto, hay truenes diversos. No hay espacio aquí para mencionarlos todos pero ni modo:
1. Toda relación tiene un primer truene. (La mayoría, en total, tiene tres.) Un anciano muere hoy, en la blanca cama de un hospital, nietos e hijos contando los latidos, con resignación, tal vez con esperanza. Un niño o, peor aún, un perro cruza una calle, persigue un balón o a un gato y un microbús lo hace pedazos: cabeza, piernas o patas vueltas mierda de carne y sangre, vueltas muerte sin sentido, sin porqué. El primer truene, para el que lo recibe –para el que escucha “estoy confundido” o “quiero hacer otras cosas, ver a otras personas”–, es ese niño o ese perro. El dolor es increíble. Es una muerte prematura, inexplicable e insensata.
2. Otro es el truene definitivo –es decir: el tercero. Ya pasaron los dos primeros, ya volviste pero esta vez, de alguna forma, comprendes que no fue para bien. ¡Hay tanta vida por delante! Hay tantos cuerpos, y son tan diferentes de éste... El otro te quiere (a veces te ama) y tú también. Pero ¿a qué seguir bregando? ¿por qué decirle sí al sinsentido organizado como torre, a la triste nada de todos los días? Es el único truene detrás del cual se esconde un poco de esperanza.
3. Hay un truene particularmente cruel: el que simplemente no se dice. Salimos unas veces, la pasamos bien (eso creo), hubo besos, líquidos; en algún momento sostuvimos el techo, según yo, con una red que habíamos tejido de miradas y de caricias. Me abrazaste al final, y me dijiste que, tal vez, podrías llegar a quererme. (Yo dije lo mismo.) Dijiste otras cosas que he olvidado, acaso por fortuna. Y luego nada, pasaron los días, hablamos un poco y la última vez anunciaste de súbito que “tu jefa te llamaba a una junta”. Llamarías al rato. Isabel, antigua amiga mía, han pasado dos meses, ya no imagino tu número en la pantalla del celular pero acaso puedo preguntarte: ¿nunca terminó esa junta?
4. Pero el peor truene es este truene, este que vivimos todo el tiempo, el truene que no se dice pero tampoco se ejerce. Tú y ella hace mucho que son dos, cada quien ama o quisiera amar a otras personas, cada quien ha crecido y comprendido que los caminos son muy diversos. Pero ninguno de los dos dice nada. Lejos de la pelea sin sentido o de la decepción, se sobrellevan porque hace algún tiempo dijeron que lo harían. No hay nada ya; güeva, tal vez, sazonada con rutina. Llegar a esto tiene su recompensa. La cena está servida aunque no tenemos hambre; nada se hurta y nada se pide. No tenemos dónde ir ni razón para quedarnos.
Puf!!! qué dolor, no? Los truenes... sí. Me acordé de otro tipo de truene. El que se dá porque no hay ni cómo decirlo porque uno de los dos está lejos. Las llamadas telefónicas son caras, el acceso a internet limitado y sí, también muy caro. Así que los correos comienzan a espaciarse, y cuando llegan lo hacen más suavemente, con menos palabras, hasta que un buen día el que sue fue vuelve y el que se había quedado sólo eso: se quedó.
Pinche.
Besos Fla,
Bru.
¿Y que hay de cuando truenas porque es necesario, pero en verdad no quieres? Ese si que es dolorosísimo. Te duele cuando te das cuenta que algo rompió y sabes que el yeso (lagrimas, flores, chocolates y promesas) no es suficiente para sanar la fisura. Por un lado tienes que tomar la decisión: me quedo o me voy, pero es más dolorosa que el hecho que origino todo. Si me voy, voy a sufrir; te extrañaré y jamás escucharé la canción más bonita del mundo que ibas a escribirme. Si me quedo, sentiré que algo me debes por haberme hecho llorar y no tener los güevos de dejarte.
Al final sabes que harás lo que crees que es tu felicidad. Seguro te arrepentirás después, ¿pero qué? ¿No es el amor una madriza constante y la única razón por la que vale la pena dar lastima?
Buen punto anonymous, has anotado un home run en esto de los batazos y los truenes... Y sí, el amor es lo ùnico por lo que vale la pena rasgarse las ropas y el cuerpo que las viste, es lo único que al final nos demuestra que una vez, en otro tiempo, fuimos seres dignos del amor y del fracaso. O como escribió mi poeta maldito favorito: "La felicidad es inasible, y mira tu qué pronto, sólo nos queda el olor de los cigarros, una cama vacía y un silencio transparente y sostenido".
Además de cenizeros colmados de colillas, me han quedado de los truenes, la poesìa de Rilke, las canciones de Nick Cave y una herida honda, como las canciones de José Alfredo.
Bru.
Hay otro truene, el flamable frente a una relación tóxica que amenaza no solo la "química" sino el físico. Uts, qué esdrujulez.
Corté de tajo dos relaciones de esas que ya quisieras para el resto de la vida. Me deshice de ellas por puro instinto de supervivencia. No había de otra. Dolió pero no me arrepiento.
Aprendí a decir no y a decir si. Eso blinda, te hace fuerte. Descubres que la soledad también es un estado glorioso, si la eliges con absoluta convicción y la llenas de ti misma antes de compartirla. El costo? una etiqueta: perra.
Ser una perra, pero feliz, no tiene precio.
Beso
No hay mejor despertar cuando haz dejado el pesar de un truene atrás, no estás de pie completamente (más bien nunca lo estarás de nuevo), pero quieres tener la esperanza de que algo, algo más puede suceder.
Con el mismo, o con un nuevo amor, se que no estaré sola; ese no es mi destino, así que no me queda más que levantarme, mentarte la madre y continuar.
La mentada va con un beso, pero eso sí, jamás te vuelvas a poner en el filo de la cama.
Hey!... pues es un gusto que formes ya parte de la blogósfera!...
Será un gusto leerte más seguido... y sé que debí esperar hasta verte para decírtelo... ya luego entenderás a lo que me refiero.
Saludos.
Cuántas veces pensamos juntos este texto. Caray!
Te acuerdas de la vez que alguien en un café le dijo al otro: No me importa que me hayas enganañado, de veras que no me importa. Lo único que necesito para seguir contigo es que me digas que me amas. Y el otro respondió: Chale! Sorry: No, no te amo.
Han pasado 8 años y todavía duele. En qué categoría incluyes este truene?
Hijo de real puta!
aun tengo la ilusion de que aquel (quien vive en donde vivia Sophie A.) se arrepienta y me pida que volvamos a empezar... para nunca terminar.
amar es una perdida de vida
Deveras entendería que me quisieras lanzar por las escaleras. No, no lo haría (la muerte sería poco para el dolor inmenso que me acabas de causar, también lo sería dejarte invalido). Quiero seguir siendo tu amigo, dame un abrazo de amigos (amigos mis ovarios y no se hablan, fucking idiot!)Te gusta más a ella? (pregunta estupida dictada por la desesperación más terrible) Pues si, podría decirse que si (porque no te mato, porque no mato, me acabas de joder la vida, imbecil, acabas de darle en la madre a todo, y sin embargo no te odio)Te vas a vengar? las mujeres siempre buscan venganza (no, el odio seco no requiere más venganza que la maldita oportunidad de verte llorar, porque, sabes? no fue una gripa instantanea, lloraste porque eres un madito pendejo, lloraste porque no esperabas la perrada que te acomode, lloraste porque me quieres y no te haz dado cuenta porque eres muy idiota, me arrepiento un poco, pero lo volveria a hacer, te perdi, pero ya te había perdido, y si tus lagrimas fueron por la gripa, ni modo, pero si no, ya te diste cuenta que soy una perra de n-chichis y me alegro)Allá, donde estes, en las faldas de ese maldito cerro, te deseo la vida eterna, y los eternos suplicios correspondientes a la vida eterna.
gracias por estas lineas, kreo ke ya se en ke truene estoy. un beso.
No hay nada más ilógico que escuchar a alguien decir: me haces muy feliz, pero me siento confundido, ¿que carajo es eso? Que te hechen mil flores, pero decidir que mi vida es mejor lejos de ti...Prefiero que me partan de una vez, que me digan algo que retroalimente, que dejen de decir toda esa sarta de idioteces y peor después de tanto tiempo. Qué pinches excusas.
noma es cañonsisimo esto del truene, tengo 15 años, 4 meses dure con mi novia, el dia q cumplimos 4 meses me dijo q cortaramos, y con razon, pues a mi no me gustaban muchas cosas que ella no podia cambiar, soy del los que le gustan los detalles y asi todo cursi, y pues ella no era asi y veia que me dolia muchisimo, le dije que estaba dispuesto a entenderla y llevarla bien pero no quiso, ese dia llore como niñi chiquito y sigo desilusionado, pero tambien me clave demasiado, eso es malo? en que truene estuve?
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