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domingo, 21 de febrero de 2016

LOS FOTOCROMOS (Y EL PÓSTER) DE "CANÍBAL FEROZ"

Partamos de la base que no siento demasiada simpatía por las películas clásicas de caníbales. Y tampoco por el director de la que hoy ilustra nuestros fotocromos, Don Umberto Lenzi, un artesano del cine popular no especialmente dotado y que si ha pasado a la historia ha sido, justamente, por “Caníbal Feroz”, algo que le joroba mucho. A él le gustaría ser recordado por sus pelis de guerra o aventuras… pero no, la peña que le adora absurdamente únicamente valora sus aportaciones al terror y al canibalismo.
De hecho, fue asistiendo a un pase de “La invasión de los zombies atómicos” (presente en nuestro pest-seller) cuando, testigo de la desmesurada reacción de entusiasmo por parte del fandom ante la presencia física de un don Lenzi deslenguado, decidí que no pertenecía a semejante clan y me piré para no volver. Desde entonces vivo mi pasión por el género con tranquilidad, felicidad y acompañado de un escueto y selecto grupo de seres con los que comparto dicha pasión desde el raciocinio.
Está claro que si el cine de caníbales me cae mal es por su tendencia a mostrar el sufrimiento real de animales. Es algo sobre lo que abomino. Cualquier ¿ser humano? que haga eso y pueda sentarse a mirarlo impávidamente sin inmutarse, merece todo mi desprecio. ¡Qué diver sería ver a Umberto atado a un mástil y con dos cangrejos apretujándole sus arrugadas y peludas pelotillas, verdad?. ¡¡Eso sí que molaría!!. En fin, soñar es gratis.
Dejando apreciaciones morales a un lado, debo reconocer que el cine de antropófagos tiene un lado fascinante, ni que sea por su vileza, su despiadada condición y su desesperada respuesta a que Hollywood había perdido el miedo de mostrar violencia y sangre. Ante algo así, ¿qué pueden hacer los pequeños?, pues pasarse tres pueblos e ir allá donde una “major” no osaría.
“Holocausto Caníbal” es, para bien o para mal, mucho mejor película que “Caníbal Feroz”, pero esta gana por ser la más extrema y brutal. Y por la cantidad de barbaridades que acumula. Fue censurada en chorrocientos países y luce una de las secuencias más mongólicas del subgénero, la de la chica con los pechos atravesados por ganchos de los que cuelga agónicamente.
Dos fases de ese mismo momento vienen retratadas en los fotocromos de “Caníbal Feroz” que siguen. Lo gracioso del asunto es que se han censurado los pezones de la chica con las clásicas estrellitas, pero se respeta la salvaje mutilación que los envuelve. ¿Qué es más inmoral?, ¿ver unas bonitas tetas o un par de ganchos destrozándolas?. Da miedo preguntárselo.















lunes, 3 de septiembre de 2012

LA JUEZ Y SU ERÓTICA HERMANA

Cuando se habla de Lucio Fulci, siempre se habla de sus películas de terror, pero siempre se nos olvida que como buen artesano, llegó hasta ahí, gracias a las películas que había rodado antes, todas ellas alejadas del género del que muchos le consideran maestro.
Me gusta Fulci, me fascina “El más allá”, me flipa el rollo Italiano, aunque fríamente, todo el cine italiano de los ochenta está infinitamente sobrevalorado por el fandom. Son películas que molan, pero no precisamente por su calidad, si no por otros muchos atributos que distan mucho de la calidad, pero eran películas bastante malas (Y quien dice Fulci, dice Deodato, dice Lenzi y dice Bava hijo).
Lo cierto es, que Fulci quizás se desenvuelva mejor en la comedia, en la “Sexy movie” Italiana que tantos y tantos títulos nos dejó por el camino, que en el género que le hizo popular en el mundo entero. De ahí vienen todos. Como muestra “Jaimito va a la escuela” de Umberto Lenzi, o este “La Juez y su erótica hermana”, donde todos están en su sucia salsa.
Una juez, que hace las veces de censora de cine, ningunea a un estafador que vende carne para perros enlatada como si fuera gulash de alta calidad. El individuo descubre que la juez tiene una hermana gemela exactamente igual a ella, pero que mientras que la Juez es puritana y de recta moral, la hermana es una puta que se folla a todo aquél que se lo propone. Sabiendo el estafador esto, planea un sucio plan con la zorrilla de por medio, para hundir la carrera de la prestigiosa Juez. Típica comedieta Italiana pre- Alvaro Vitali y Lino Banfi, que va asentando las características del género, y, por supuesto, vehículo erótico para el lucimiento de una Edwige Fenech que pasea alegremente el felpudaco y sus -supongo- deliciosas tetas, mientras un buen puñado de cincuentones calvos y salidos, babean tras su culo. El maravilloso carácter mediterráneo imponiéndose como elemento cómico, no falla. Pues está muy bien la película, con su trama de enredo, esta vez aprovechando el parecido de las dos hermanas, que dará lugar a las consabidas situaciones para el descacharre. Desnudos imponentes, chascarrillos y unos diálogos completamente soeces, harán el resto.
Lo que me llama la atención, es que mientras que a las películas de Terror de fulci, independientemente del cambio de género, les cuesta avanzar horrores, sin embargo “La Juez y su erótica hermana” va follada de ritmo, pasa en un santiamén, nos reímos un montón y nos quedamos la mar de contentos tras su visionado.
Pero con esto tampoco quiero decir que Fulci sea un maestro rodando comedia. La película está muy bien, pero no es mejor que muchas de aquellas comedias, quizás mas cafres y burras, pero si igualmente disfrutables.
Para una tarde tonta, la peli es perfecta. Pero no deja de ser una “Sexy Movie” Italiana, que ofenderá a la mayoría por su falta de todo. Abstenerse los amantes del buen gusto.
En el reparto junto a la Fenech, Mario Maranzana, Raf Luca y Giancarlo Detori.

domingo, 1 de diciembre de 2013

STRIKER

No se muy bien por qué, pero en la época de su lanzamiento tenía la sensación de que "Striker" era un plagio tardío -italiano, of corze- de "Rambo", que llegó a los video-clubs cuando la moda de los tíos mazas contra ejércitos estaba ya algo gastada y Bruno Mattei había dado buena cuenta de ello con sus subproductos, tales como "Strike Commando" o "Doble Objetivo". Curiosamente, esta última aterrizó en nuestras estanterías gracias a "Films Cuatro", la misma distribuidora de "Striker", la diferencia es que mientras en aquella la caratula era lo más sosa imaginable, pal caso que nos ocupa fueron un poco más listos, despertando al enfermo que había/hay en mí.
Así de lejos, "Striker" (no confundir con el "Stryker" de Cirio H. Santiago, únicamente unidas por un punto en común, su condición de exploit) parece una película de lo más peculiar incluso pa las de su poco lustrosa ralea. ¿Qué hace el héroe en la portada con un tirachinas?, ¿es guasa?. ¿Y eso de "Melany Rodgers como top "Ramba""? (algo a lo que en ningún momento se hace alusión en la peli, y además, si se fijan, en la parte inferior de la caratula aparece como Melonee Rodgers). Estos detalles le conferían un aura peculiar que la hacía sumamente y equivocadamente atractiva.
Solo dos años separan al film comentado de "Rambo", entonces, ¿por qué esa sensación de producto atrasado (¿retrasado?) a su tiempo?. No me hagan mucho caso, porque cuando me la puse a ver el otro día, lo hice convencido de que era terreno virgen para mi... hasta que reconocí un plano concreto que me reveló la dolorosa verdad, ¡¡ya la había visto!!. ¿Extraño?, sí, pero no. En esos tiempos me comía estas mierdas con la misma facilidad que me encerraba en el lavabo a masturbarme. Y es que, para un fan del "trash" como ya era yo, "Striker" iba cargadita de muchos alicientes: El director oculto tras ese cantoso "Stephen M. Andrews" era nada menos que Enzo G. Castellari. Como co-guionista teníamos a otro anti-clásico, el infame Umberto Lenzi. Y en tareas de interpretación un puñado de supervivientes de la escuela italiana (John Philip Law, John Steiner y Werner Pochath) además de todo un "action hero" de tercera que terminaría convertido en icono del cine de acción videoclubero, Frank Zagarino. Hablemos de él. Su curriculum resulta envidiable. A finales de los 80, además de su papel en "Striker", trabajó para otro italiano ilustre, Giannetto De Rossi -que dejaba un rato de lado el látex pa ponerse a dirigir- en "Cy-Warrior, especial combat unit" (cuya caratula trae cola). Por cierto, es horrible. De ahí pasó al mercado yankee, donde protagonizó una ralea de productos videocluberos casi delirante, con "Terminator" siempre como fuente de expolio, por citar algunos: "Operación Cyborg" (y secuelas), "Cyborg Cop 3" o "Perdidos en el tiempo", que en inglés suena mejor, "Alien Chaser". Pero Frank Zagarino guarda un as en la manga, cuando nadie conocía aún su faz (es decir, unos pocos menos de los que la conocen ahora) compartió plató con Charles Bronson en "El guardaespaldas de la primera dama". ¡Chúpate esa!.
En el film que nos ocupa, el rubiales interpreta a un héroe con pinta de... héroe, actitud de héroe y nombre de héroe, "John Slade". Es sacado de un posible encierro por la inteligencia de los USA para que vaya a Nicaragua y libere a un periodista compatriota y amigo que ha sido secuestrado. Allí se junta con una muchacha de buen ver y rescatan al reportero Tribulete. Pero luego hay una traición por medio y vuelven a caer en manos de los malos. Entonces "Slade" se difraza de "John Matrix" y se lo pasa pipa enseñando las tetas, sudando, poniendo cara de cabreo y sacando armas de debajo de las piedras con las que exterminar al reparto de extras. Todo muy italiano ello, muy torpón, cutre, mediocremente fotografiado y extremadamente aburrido. Ya saben cómo era la acción del cine "trash" italiano, como ver una telenovela a la hora de la siesta.
En fin, decía al principio de esta reseña que la caratula de "Striker" hacía suponer que aquello era más de lo mismo, pero no exactamente igual. Sin embargo, ahora puedo afirmar que mi joven e ingenua percepción fue un espejismo. Esta peli es pura fórmula, de cabo a rabo, sin sorpresas ni estridencias. Previsible hasta lo denunciable. Un desvergonzado rip-off de la de Stallone. Vamos, que Lenzi no se lo curró ni pizca cuando se puso al teclado, porque, encima, los diálogos son realmente propios de un retarded. De tebeo malo. Y vienen cargados de ese ultra-patriotismo yankee totalmente absurdo, especialmente idiota siendo como son fetuccinis sus perpetradores. Es la interpretación gran guiñolesca de lo que un italiano cree que es un estadounidense amante de la bandera (o el desesperado deseo de complacer a esa parte de la audiencia). Obviamente, los malos son un puñado de Sandinistas comandados por un Ruso cabronísimo que odia la barras y estrellas y es puro histrionismo barriobajero.
Junto a los actores citados, encontramos toda una bizarrada, Pierre Agostino (oculto tras el alias de Peter Gold). Este señor tiene un curriculum de lo más peculiar ya que, además de repetir con Castellari en "Hammerhead", actuó para don N.G.Mount en "Operación: Las Vegas", para dos monstruos del "trash" como Ted V. Mikels y Ray Dennis Steckler en "War Cat" (conocida en España como "Ángel de la venganza", básicamente una "Rambo" con tetas) y para este último en un par de sus películas improvisadas, "Las Vegas Serial Killer" y "The Hollywood Strangler Meets the Skid Row Slasher". Más mareante resulta descubrir que Agostino también se marcó roles en films de Charles Nizet quien, a su vez, tenía papelillo en la misma "Operación: Las Vegas" de N.G.Mount... el mundillo del "trash" es un pañuelo chorreante de mucosidades.
Y como guinda, el bueno de Daniel Greene marcándose un cameo al final de la peli. Joder, si lo sé, no vengo.
Dato enfermizo: En 1991, y dentro del mercado norteamericano, Zagarino protagoniza junto a David Carradine una cosa titulada "Project Eliminator" donde interpreta a un soldado de las fuerzas especiales que responde al nombre de "John Striker Slade" (o "John Salde" a secas, según donde leas el dato) y no hay indicios de que ambos films vayan conectados más allá de la presencia del mazas... ¿¿es una segunda parte de la peli de Castellari??.... ¡¡¡RARO, RARO!!!.
"Striker" es entrañable a su manera... sin dejar de ser pura caca maloliente.

domingo, 11 de diciembre de 2011

BODY COUNT

¡Y anda que no chanaba la carátula de "Body Count" en el video-club!. Apostaría una espinilla a que todos los que por entonces teníamos la edad adecuada, picamos como tontos. Yo la alquilé y la vi con mi sr.padre. He de confesar que ambos nos aburrimos mortalmente. ¡¿Qué esperaba?!, ¡era un slasher!. Claro que por entonces andaba menos informado y no tenía la mente y el cuerpo preparados. Ayer noche fue la segunda vez en mi vida que la veía... y además como más me mola, por sorpresa. Hacía zapping y ¡zasca!, me la anuncian de madrugada en un canal local. ¡¡Toma ya!!. Claro, en estas condiciones hubiera sido raro no disfrutarla un mínimo. Y así fue. Por cierto, que a pesar de la decepción siendo adolescente, los del vídeo-club tuvieron el detalle de regalarme un abalorio promocional de "Body Count" que anduvo decorando una estantería de mi dormitorio hasta que... bueno, terminó en la basura, ¡¡ouch!!.
Que si, que la peli tiene varios títulos, pero cojones, yo pongo y me quedo con el que la conocí en su época, "Body Count". Y lo que tenemos aquí no dista casi nada (casi) de la fórmula habitual. Chavales de acampada, asesino misterioso, muertes relativamente sangrientas (aunque la versión que vi ayer tenía pinta de estar cortada, algunas escenas de muerte terminaban de un modo muy brusco). ¿Cuales son los elementos mínimamente diferenciadores?, pues a ver: La peli no se centra únicamente en los personajes jóvenes, también en los adultos y sus trifulcas culebronescas. Las chavalas son más golfas de lo habitual. El gordo gracioso es especialmente irritante. Por lo demás, se mantienen fieles a esa clase de amistad tan típica de los slashers basada en pasarse toda la peli odiándose mutuamente. Y claro, el asesino, que mola bastante, un supuesto chamán extremadamente viejo y, por ende, extremadamente feo... ¿o es alguien que se hace pasar por él?.
Sí claro, "Body Count" es lenta, es previsible (salvo por el drama de infidelidades mil que viven los personajes mayores de 18 años) y etc, etc, pero bueno, si te la ves consciente de lo que hay y con paciencia, pues tiene su coña y algún acierto fugaz, como la secuencia de la pesadilla (de chaval me pareció genuinamente inquietante) y los hermosamente tristes parajes naturales elegidos para rodar el film.
Aunque lo realmente interesante está detrás de las cámaras. Ruggero Deodato, hastiado creador de "Holocausto Caníbal" (y a quien el terror no le tira nada), dirige con sapiencia pero sin ganas. La lograda banda sonora la firma todo un jefe, Claudio Simonetti, ex-"Goblin" y habitual colaborador de Dario Argento. Entre los guionistas (que son legión para una peli tan básica como esta), destaca Alex (Alessandro) Capone, que pocos años después debutaría en la dirección con el -según recuerdo- aburrido film de horror "Pesadilla (Witch Story)". Y el reparto, casi reúne el "quien es quien" del cine italiano de horror, tenemos a David Hess (recordémoslo de prota en "La última casa a la izquierda", pero también en su explotación "Trampa para un violador", dirigida por el mismo Deodato), Mimsy Farmer (la has visto nada menos que en el "4 Moscas sobre terciopelo gris" de Argento y el "Black Cat" de Fulci), John Steiner (su rostro ha asomado en incontables italianadas: "Caligula", "El último cazador", "Los aventureros del tesoro perdido", "Tenebre", "Yor, el cazador que vino del futuro", "Comando Leopardo" y un largo etcétera), Ivan Rassimov (ya curró para Deodato en "¡Mundo canibal!, ¡mundo salvaje!" y luego repitió en el tema junto a Umberto Lenzi con "Comidos vivos") y ya fuera de ese grupo, pero no menos carismático, el bueno de Charles Napier haciendo de sheriff (recordemos que tanto este como Hess dejaron nuestra dimensión recientemente). El reparto juvenil no me interesa lo más mínimo.
Con semejante panorama, ¿qué puedo decir?, mediocre... pero visible en un momento dado (aunque únicamente sea por su "entrañiblismo").

sábado, 3 de febrero de 2024

VIRUS

Partamos de la base que ya en su época, cuando me pasaba el día nadando entre hemoglobina de procedencia ítalo parlante (mayormente cortesía de individuos tan poco recomendables como Lucio Fulci, Umberto Lenzi o Aristide Massaccesi), consideraba "Virus" una de las aportaciones más flojuchas al "género", por así llamarlo. Sobre todo porque, seguramente, estaba entre las primeras que vi y las expectativas pesaban. Fue tal el poco entusiasmo obtenido, que no había vuelto a hincarle el diente -nunca mejor expresado en este caso- desde aquel primer intento.
Unos veteranos del Vietnam regresan a la civilización portando un virus que les vuelve caníbales, tal cual. A pesar del cambio de aires, no podrán contener las ansias alimenticias y la liarán parda, siendo perseguidos por las autoridades, mientras a su paso van dejando un generoso reguero de cuerpos mordisqueados e infectando a otros con su hobby.
Conocida también como "Apocalypse domani", "Cannibals in the Streets" o "Cannibal Apocalypse", la película cuenta con un chorro de ingredientes para hacerla triunfar. A la dirección, todo un clásico en lo suyo, Antonio Margheriti (generalmente oculto tras el alias de Anthony M. Dawson). En el co-guion, otro que tal baila, Dardano Sacchetti. De los efectos de maquillaje se encarga un tercer grande, Giannetto De Rossi. Siendo co-producción entre Italia y España, José Frade viene a encabezar la movida. Y el reparto está a la altura: John Saxon, Giovanni Lombardo Radice o Ramiro Oliveros, entre otros ligados al llamado "eurotrash". Y sin embargo, a mi "Virus" me sigue sin acabar de funcionar. Le reconozco un arranque solvente. Algunas buenas ideas (esa vecinita adolescente que se pirra por los huesos de Saxon). Y, obvio, la generosa ración de violencia, en especial los destellos más truculentos -y populares- como el agujero en el estómago de Lombardo Radice o el "apretujón" de ojos. El gore es licuoso y detallado, pero menos que los excesos de Fulci, y es que al colega Margheriti, tal y como leí en una entrevista, no le molaba demasiado eso de mostrar higadillos. Lo hacía porque, siendo el solvente artesano que era, daba al mercado lo que pedía a gritos. Pero no gozaba en el proceso, y esas cosas se notan. Luego tenemos al mentado Lombardo Radice, cuya actuación roza los límites del exceso y el histrionismo. Esos caretos como de constreñido, me cargaban de chaval y lo han vuelto a hacer ahora.
Creo que mi verdadero problema con "Virus" es que, en esencia, NO es una película de terror. Es más de acción. Un thriller si lo prefieren, en el que, eventualmente, unos tipos se comen la carne de otros, pero abundan más los disparos que los sustos. Me aburrió un poco, sobre todo con la persecución final. Así que, no, el tiempo no me ha reconciliado con ella.

jueves, 18 de diciembre de 2008

JAIMITO VA A LA ESCUELA

Hay que ver lo complicadas que son las, en aparente tontísimas, películas de Jaimito.
Me explico: Jaimito en Italia se llama Pierino. Films oficiales de Pierino en Italia hay solamente seis. Sin embargo, en España hay como veintitantas. ¿Cómo es esto posible? Pues que tras el éxito de la primera de ellas, "Jaimito contra todos", a cualquier película protagonizada por Alvaro Vitali, actor que diera vida al personaje en aquella, le colaban “Jaimito” en el titulo en un intento por parte de los distribuidores de sacar jugo a la exitosa tendencia. Por eso, películas como "Jaimito el chulo", "Jaimito Huracán", "Jaimito en la corte de Nerón", "Jaimito médico del seguro" (titulada así en la moderna edición de DVD, antes se llamada "Pepito médico del seguro") o "Jaimito el conserje", aunque protagonizadas por Vitali, absolutamente nada tienen que ver con Jaimito. De hecho, el actor solo ha encarnado a Jaimito en tres ocasiones en las, digamos, verdaderas películas de la saga, "Jaimito contra todos", "Jaimito no perdona" y "Pierino torna a scuola" que en España no hemos tenido ocasión de ver. 
El mismo año que se estreno la primera, también lo hizo "Jaimito el supermacho", con un Jaimito interpretado por un tal Mauricio Esposito. Y el año que se estrenó la segunda, se lanzaron "Che casino con Pierino", con Roberto Gallozi, que no llegamos a ver en nuestros cines de doble sesión, y la que nos ocupa, "Jaimito va a la escuela"
Esta es un plagio directo de las que protagonizó Vitali. Una acumulación de chistes. No hay argumento. Ritmo idéntico a las originales. Hasta el protagonista, Giorgio Arani, es clavado a Alvaro Vitali, aunque le diferenciamos por el estúpido pelo afro que luce.
El director es (agárrense los cojones) ¡¡Umberto Lenzi!!, que tras las exitosas "La invasión de los zombies atómicos" y "Caníbal Feroz", se tomó un descanso de tanta sangre y vísceras para rodar este clásico de las sexy italian movies, destinada a todos los públicos.
Soy bastante fan del personaje, lo interprete o no Vitali y he de decir que, aunque se plagia directamente a las películas genuinas que dirigió Marino Girolami, y teniendo en cuenta que son todas una peste inmunda (ya lo dice el titulo original: "Pierino la peste alla riscossa!"), esta es la mejor de todas, la mas entretenida, con la que mas te ríes y también la peor rodada, lo que multiplica por diez la diversión. Llevaba mucho tiempo tras esta ella, que se edito en vídeo en los años 80 de la mano de "Valfer video" (¿se acuerdan?) y en su momento alquilé, pero pronto le perdí la pista. Hoy, gracias a una tienda virtual, he podido disfrutarla de nuevo, con una copia en DVD sacada directamente de esa infame cinta que, con el paso de los años, está toda mordida y casi ni se oye... pero desde luego ha merecido la pena. Que bien lo pasé anoche viendo esta película bastarda.

domingo, 28 de noviembre de 2010

BLACK COBRA

Cuando a inicios de los 90 me dio por el cine de justicieros, muchas fueron las pelis del estilo que me zampé. Americanas, Francesas, Filipinas... pero nadie -obvio- copiaba mejor mis referentes que los inmortales Italianos. De todas ellas, destacaban las protagonizadas por Maurizio Merli, el Eastwood/Bronson de serie Z de aquellos lares (en prometedores pero decepcionantes vehículos). Algunas de esas joyas las firmaba un tal Stelvio Massi, el mismo responsable de la que ahora nos ocupa. Vi el cartel de "Black Cobra" por vez primera en las sabrosas páginas de la revista "Pantalla 3" (auténtico catálogo de videoclubadas de todo calibre), pero nunca jamás localicé el film. Al menos no durante el tiempo que me interesaba dar con el. Como ingrediente exótico estaba el protagonismo del legendario Fred Williamson, por aquellos tiempos inmerso de lleno en el mercado italiano y que, en mi fiebre justiciera, también me había aportado algunas escuetas horas de placer (como con "The Big Score", que se supone partía de un guión rechazado por Clint Eastwood para lo que hubiese sido otra aventura de "Harry Callahan"). La combinación era atractiva, al menos a priori: Williamson como poli duro, Massi a los mandos y una trama que revelaba el verdadero fin de la película, explotar el "Cobra" de Cosmatos/Stallone, producida un año antes. ¿El resultado?, vamos a ello...
Un grupo de psicópatas están tan hartos del sistema que deciden emprenderla a tiros y violencia desatada con las pobres gentes inocentes de la calle. En eso que una moza de lo más atractiva presencia uno de los crímenes, lo que la convierte en blanco de interés de los malos. ¿Y qué hace la policía?, pues encargar al duro durísimo Malone la protección de la muchacha, aún a sabiendas que este prefiere disparar antes que preguntar... o que cagar... o que dormir.
Que sí, que es igualita que "Cobra" (o, bueno, ¿que la famosa novela que la inspiró, "Fair Game"?). Empiezan igual, con el héroe acudiendo a salvar unos rehenes por la línea burra. El malo, en su afán por parecerse a Brian Thompson, y gracias a su vestimenta, termina siendo una imitación precaria de "Terminator". La chica prota, en "Cobra" modelo, aquí pasa al otro lado de la cámara, vamos, que es fotógrafa. En cierto momento, el asesino se tiñe el pelo a lo rudimentario para no ser descubierto. Si en la de Cosmatos era para colarse en el hospital donde está ingresada la testigo, en "Black Cobra" es por otros fines... aunque, claro, también tenemos escena de hospital. Joder, si hasta en la jugada sale perjudicado el amigo Callahan, a quien Malone/Williamson le roba la famosa tonadilla del "Sé lo que estás pensando...", aunque con mucha menos gracia, claro.
Por lo demás, pues algunas caras conocidas del exploit italiano (la morbosa Sabrina Siani), música electrónica tan cutre como efectiva, muchos zooms, el aceitoso objetivo de la cámara y en fin, un ritmo tirando a farragoso. Solo los italianos son capaces de producir películas de acción con tiros, sangre y explosiones y lograr que les salgan más chapa que la peor muestra de cine de vanguardia. Increíble.
A pesar de todo, la jugada salió bien, pues "Black Cobra" esputó tres secuelas más, dos dirigidas por Edoardo Margheriti, hijo de Antonio, ("Black Cobra 2 y 3") y una cuarta ("Detective Malone") con el sello Umberto Lenzi y parida a base de material rechazado de las pelis anteriores ya que, por lo que dicen en Imdb, el bueno de Fred Williamson ya no tenía ganas de hacer más. ¡Lógico!.

jueves, 16 de octubre de 2008

DEMONS 2

Para mi siempre será un misterio el por qué Dario Argento, en el papel de productor, y Lamberto Bava, como director, decidieron reducir el nivel de gore en esta secuela de su "hit" "Demons", cuando, precisamente, el exceso de babas, pus y demás era lo MEJOR de la misma. ¿Ampliar la audiencia?, no se, no me cuadra... si habláramos de Hollywood sí, pero tratándose del rey del horrorismo Italiano, lo veo rarillo. El caso es que supongo que la jugada les salió mal, porque nunca hubo un "Demons 3" oficial (aunque sí muchos intentos -véase "El engendro del diablo", nacida como tal pero luego cambiada-, y alguna tercera entrega pirata, como el "Black Demons" de Umberto Lenzi y el "The Ogre" del mismo Bava Junior) y esta segunda parte llegó a algunos lugares de las Españas directamente en formato vídeo (como fue el caso de Barnacity).
La verdad es que la recordaba mucho peor. Acabo de verla y, bueno, me ha entretenido lo suyo... por lo que no será tan horrible. Los actores siguen siendo malos de cojones, estáticos, absurdos (entre ellos, Antonio Cantafora, la forma humana de "Supersonic Man"). Los diálogos igual de tronchantes y las escapadas al exterior para narrarnos sucesos sin importancia con respecto a la historia de base también están (en una tenemos a Lamberto en un pequeño papel), como la panda de punkos mega-chungos de la primera, aquí transformados en góticos mega-chungos. Y es que esa es otra, ¿por qué cambiar la adecuadísima banda sonora de grupos heavy metal de "Demons 1" y meter combos pop (esos grandes "Smiths") o góticos?, ¿más concesiones comerciales?, ¡raro!.
Algunos actores del primer film repiten en este, solo que haciendo de otros personajes y olvidando que, en su primera vez, fenecían. Algo rocambolesco sin tenemos en cuenta que en "Demons 2" se habla de los hechos de su precedente como si hubiesen ocurrido realmente.
El caso es que ahora la acción se desarrolla en un edificio requetemoderno. Los demonios se cuelan a través de la televisión y arman la marimorena. La galería de poseídos crece con la presencia de un perro-demon, un niño-demon y un gremlin-demon.
Lo dicho, se puede ver, pero se echan mucho de menos los excesos burros que en la primera compensaban su incapacidad. ¡Ah!, y sale Asia Argento, pero muy cría, así que los pervertidos ya pueden olvidarse (¡o no!).

domingo, 19 de julio de 2009

VIDAS EJEMPLARES: NORBERT MOUTIER (o N.G.MOUNT)

Hay en la bella Francia, concretamente en Paris, una librería de nombre "BD. Cine" cuya especialidad es la venta de toda clase de comics y, sobre todo, películas catalogables dentro del cine fantástico y de terror (y encima, muchas de las expuestas están en formato VHS). A las riendas de tal encantador lugar está un señor de unos cincuenta tacos, más o menos, con cara de buencha que responde al nombre de Norbert Moutier.
Evidentemente este caballero no es únicamente el empleado, es el dueño de "BD. Cine". De hecho, es un auténtico apasionado del cine fantástico, sobre todo en su vertiente más B (o más Bis, que dicen allí). Es más, se trata de un prolífico faneditor especializado en publicaciones dedicadas a esas pelis que tanto le/nos gustan. Y si escarbas un poco, resulta que el Sr.Moutier tiene una doble identidad secreta, de vez en cuando y escudado tras el pseudónimo de N.G.Mount, es director de cine... y no uno cualquiera.
Norbert Moutier es una institución en el campo del cine fantaterrorífico allí en la frans (notables son sus intervenciones en los interesantes documentales dedicados al cine de género europeo "Erase una vez Europa"). Hace unos cuantos años era el responsable de una revista (que no un fanzine) de temática tan lógica como su nombre indicaba: "Fantastyka". Aunque su creación más renombrada, en el terreno de lo impreso, es "Monster Bis", auténtico fanzine que ha ido mutando con el paso de los años y hoy por hoy sigue activo, apadrinando monográficos dedicados a nombres y temas tan variados como estos: Mario Bava, Sybil Danning, Umberto Lenzi, Jesús Franco, Lucio Fulci, Bruno Mattei, Paul Naschy, Woody Strode, Troma, caníbales, pelis de comandos, giallos, robots, cyborgs, dinosaurios, etc, etc, etc...
Paralelamente a ello (y sendas colaboraciones en otras publicaciones del ramo como "L´Ecran Fantastique"), Moutier también es, como decía, director de cine (eso si, siempre en formatos substandards, como el vídeo o el Super 8). Su primera -y más famosa- película es "Mad Mutilator", rodada en 1983 sobre las andanzas de un psycho-killer especializado en descuartizar a todo aquel incauto que se acerque a sus dominios. Por lo visto fue editada en España en VHS, y hace no mucho apunto estuve de agenciarme una copia... sin éxito. Tal vez más adelante. Según he leído se trata de una obra grotesca, super-cutre, repleta de incapacidades (y gore) pero, a su vez, envuelta de un extraño encanto y hasta algo de surrealismo pseudo-poético própio del cine de horror europeo de los 70 (maravillosa la definición que he encontrado por ahí: "El estilo de Kenneth Anger pero con la estética de Andy Milligan y medios caseros"!!!. También se la compara mucho con la mítica "Érase una vez el diablo"). Ah! y Howard Vernon, el antiguo actor fetiche de Jesús Franco, tiene un papel, como también lo tiene Jean-Pierre Putters, editor de la mítica "Mad Movies". Y es que Norbert tiene muchos amigos en el mundillo del fantástico franchute, en especial quien más se presta a salir en sus obras (a veces en roles destacados) es el legendario Jean Rollin. Incluso William Lustig (director de "Maniac") se marcó un cameo en "Trepanator", del 91, la versión de Moutier (o N.G.Mount) de "Re-Animator". Otra de sus películas editadas en nuestro país es "Operación: Las Vegas" (y reciente, pues puede localizarse en dvd), un film de acción que tiene de todo menos eso, protagonizado por una ex-estrella del peplum (el espagueti-western y el cine de ninjas), Richard Harrison y su "scream queen" particular Brigitte Borghese. Otras películas del sello Moutier son "Alien Platoon" (esta vez usando el nombre de Bert Goldman), "Dinosaur from the deep" o la más reciente, "Brooklyn Cop", telefilm destinado a la tele americana (¿?). Básicamente son films amateurs, divertidos voluntaria e involuntariamente, cutres, artesanos y repletos de encantadores y elementales defectos. Aún así, algunos han conocido distribución, difusión (la revista "Dark Side" dedicó dos páginas a las hazañas de N.G.Mount hace unos años) y tienen un séquito de adoradores contundente.
Norbert Moutier es uno de esos personajes que, por su dedicación, su pasión por lo que hacen, su honestidad y su constancia, inevitablemente se acaban convirtiendo en fuente de inspiración y admiración.
Para saber más del Sr.Moutier, os recomiendo una visita a su página web oficial.

sábado, 28 de octubre de 2023

DEMONIOS NEGROS

Unos jovenzuelos andan por tierras Brasileñas en busca de sonidos autóctonos. Atusado por su interés respecto al vudú y esas mandangas, uno de ellos consigue presenciar y grabar un ritual. Al día siguiente, sendas fuerzas malignas le obligan a activar el radio-casete en un cementerio donde reposan una serie de esclavos -negros- cruelmente ejecutados en su momento. Como consecuencia, se alzarán y comenzará la venganza de ultra tumba.
Lo más llamativo de "Demonios Negros" es que gasta un inconfundible y tardío tufo a gore-fetuccini de los ochenta, especialmente por esos primerísimos primeros planos de ojos arrancados de sus cuencas, cabezas abiertas por hachazos y gargantas agujereadas mediante cuchillos. 
Cuando, justamente, uno de aquellos artesanos, el discutible Umberto Lenzi, se puso manos a la obra con esta película, era ya 1991. Hacía tiempo que los mejores momentos de Fulci, Massaccesi e gli amici habían quedado atrás. Ya nadie, nacido en Italia, abordaba el horror de línea gruesa de aquel modo, y por eso mola. Solo por eso. Lo demás queda en el reverso opuesto de la palabra molar. El look de la cinta, soso, plano y telefílmico, es inevitablemente noventero. Y los actores, + sus diálogos para borricos, dejan bastante que desear. En especial el que hace de "Jose", quien se marca un par de muecas cuando siente dolor que son pa echar una sonora risotada. Casi tanto como la caracterización de esos zombies con cara de aburridos (así resulta fácil empatizar con ellos). Y sin pasar por alto unos cócteles molotov más eficaces en su efecto destructivo que la mejor granada de mano.
Conocida internacionalmente como "Black Demons", o como "Demons 3" en algunos países -incluida Italia-, y luciendo un póster también de regusto "retro", estilo E.Sciotti -sin serlo, según me informo-, la peli es... lo que es... un truñete desprovisto de alma y color, que, no obstante, puede "disfrutarse" echándole voluntad -sobre todo por cuestiones nostálgicas- y situando el móvil cerquita, no sea que nos veamos azuzados por el abundante muermo.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

PIERINO TORNA A SCUOLA

La tercera entrega del, digamos, Jaimito oficial, el interpretado por Alvaro Vitali, es un absoluto despropósito de cabeza a pies, además de una rareza un pelin oscura.
Resulta que en plenos años 90, al propio Vitali, cuya carrera peligraba con derrumbarse, pensó que lo mejor que podía hacer era volver a ponerse en la piel del personaje que más fama le había dado a niveles, incluso, internacionales –con permiso de “Amacord”- que no es otro que Jaimito (Pierino para los italianos). Para ello, retoma la saga que tan bien dirigió Marino Girolami y  sin cambiar ni un ápice la formula y la estructura de las dos películas precedentes, le dan la dirección del proyecto al artesano director especializado en comedia Mariano Laurenti (“La profesora y el último de la clase”, “Jaimito y la enfermera arman la guerra en el hospital”, en definitiva, “Sexy movies” Italianas) quien se ciñe a lo que se hizo con las otras películas. Entonces, tenemos la típica sucesión de chistes populares filmados como grueso de la película, que van hilados por un mínimo argumento que le da “coherencia” al conjunto. Así, tenemos a un Jaimito ya entrado en años al que, tras su fracaso en el mundo laboral, decide volver al colegio a sacarse, aunque sea, el graduado escolar. Por otro lado, hay unos problemas financieros con el restaurante de su padre y, por si esto fuera poco, recibe una llamada del estado para incorporarse a filas, porque tiene ya la edad de hacer la mili.
Hasta ahí todo bien, tenemos lo que se espera de una película de Jaimito, del Jaimito de Vitali. Lo que pasa es que la película, salvo por el personaje de Jaimito, no tiene nada que ver con la saga. Digamos que transporta al personaje a un universo distinto al de las películas anteriores, esto es;  que su familia es la misma, mamá, papá, y hermana, pero son otros personajes distintos a los de las otras películas. Por otro lado, en vez de tener abuelo, tiene abuela. Y aquí viene el dato raro: la abuela es la misma que la del Jaimito de Umberto Lenzi  “Jaimito va a la escuela”, que no era el oficial – no era Vitali, sino, Giorgio Ariani quien interpretaba al retarder-  o sea ¡que retomamos con Vitali, en el rol del Jaimito clásico, el universo del Jaimito exploitation, pero usando elementos del Jaimito oficial! ¿Me explico? Es que todo el tema de Jaimitos, es un lío de pelotas.
Además, si el resto de películas de Jaimito transcurría en una ciudad indefinida, esta transcurre claramente en Roma, y vemos su coliseo, sus ruinas y demás símbolos icónicos de la ciudad.
Por lo demás, lo mismo: Jaimito puteando a los profesores, Jaimito enamorándose de la suplente, Jaimito con el niño –otro niño- para arriba y para abajo. Pero el principal problema de este “Pierino torna a scuola”, es que repite muchos de los chistes que ya hemos visto en las películas anteriores. Esto, en los años 90, ya no tenía lugar en los gustos del público italiano, por lo que la película fue un fracaso estrepitoso, que mermó más de lo que  ya de por si estaba la carrera de Vitali.
Así que esta película es el gen de “Pierino Stecchino” de Claudio Fragasso, cuarta y oficial, parte de la saga, aunque no lo parezca.
Resulta que tras el fracaso de “Pierino torna a Scuola”, Vitali quiso reponerse, y para ello contó con el equipo de producción de la anterior película, contrató a Fragasso, y con una jeta tremenda, no se le ocurre otra cosa que plagiar la película de moda de la comedia Italiana en aquellos años “Johnny Palillo” de Roberto Benigni ( o lo que es lo mismo “Johnny Stecchino”) y titularla “Pierino Stecchino”, se ve que en la película se mete a Jaimito en una trama parecida, sin respetar en absoluto el universo de Jaimito. Antes de que la película se estrenara, Benigni se enteró de que le estaban expoliando  las ideas y les demandó. Ganó el litigio, por lo que el juez sentenció que esa película, “Pierino Stecchino” no podía ver la luz jamás, y hasta ahora permanece inédita. Así que los esfuerzos de Vitali por volver a ser lo que fue en los ochenta, fueron en balde y su carrera no volvió a ser la misma. Fascinante.
En cuanto a “Pierino torna a Scuola”, evidentemente, se trata de la peor de la saga, que si las dos primeras tenían su gracia, lejos de ser algo parecido a buenas películas, esta es directamente, una basura tremenda, la consecuencia de las ansias de fama de un actor que en un momento de su carrera la tuvo, y por lo tanto una película que no debería existir. Es un coñazo insoportable.
Claro, que me gustaría poder ver la de Fragasso…

miércoles, 4 de enero de 2023

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 25 (MARICONADAS VARIAS D)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....


Vi y reseñé la película a la que pertenece esta
imagen tan chula, "Historias de miedo flipantes" o
"Deadtime Stories"... pero, desconcertantemente, no
recuerdo nada del bicho. Y salir, sale, hasta en
el trailer. No obstante, que no me impactara (teniendo en
cuenta que conocía la imagen de haberla visto previamente
en un "Mad Movies") es mala señal.
Revisen la reseña pa ver qué dije, aunque creo que
no fue nada bueno.



La película era un rato coñazo, y ni siquiera
su director tenía (RIP!) buenas palabras para ella,
pero toda la publicidad previa en lo referente a
"Body Count", y especialmente la imagen de ese
monstruo de ojos luminosos, era la repolla y
alimentaba mi imaginación teenager hasta
límites desorbitados (pueden verla más grande
dándole a Ctrl + botón izquierdo del ratón)



Sí, este es el seudo-tío Creepy que aparecía en
"Creepshow 2", pero no lo verán en la película.
Tampoco en el trailer. Protagonizaba un avance muy
majo destinado únicamente a las televisiones
y ediciones en vídeo norteamericanas, hoy día
recuperado gracias al jodido YouTube. Lo que no sabemos
es si, como en la película, tras todo ese maquillaje
 se esconde Tom Savini. Yo diría que no... pero a saber.


Y seguimos con "Creepshow 2". Esta impresionante
e hiper-truculenta imagen pertenece a la historia
de autoestopista incapaz de palmar. Luce mejor aquí
que en la película, ciertamente.


Aunque pa truculenta y sórdida, esta instantánea
de "Crímenes en portada", el famoso giallo de
Lamberto Bava en el que la inolvidable Sabrina salía
en tetas siendo asesinada. La peli era... pues lo que
era, pero cuando vi la foto arriba expuesta, me quedé a
cuadros. Lo más curioso es que, con lo buena que estaba
Serena Grandi, sale poco agraciada. Incluso esas enormes
tetas se ven feas, colgantes. Raro, muy raro. Ni que decir
que, luego, consumido el momento en pantalla, no impacta ni la mitad.


Si buscan "imágenes icónicas" en el diccionario,
sale este momentazo, con Bruce Campbell preparándose
para la batalla en "Terroríficamente muertos".
No hace falta añadir nada más.


Hay que ver lo mucho que puede engañar
una imagen. Esta pertenece a "Ghost House", ese
rollazo inconmensurable parido por Umberto Lenzi
bajo el alias de Humphrey Humbert. Nada podía salvarla...
salvo esto aquí expuesto. Un bicho que, desde las páginas
de "Mad Movies", prometía una peli demencial y salvaje.
Cuando la vi en un ex-cine porno con cuatro colgados más,
lo único que me provocó fueron bostezos.


Y vamos con unos cuantos de esos tipejos
que grababan películas mierduchas con la cámara de
vídeo. La diferencia es que, estos, sabían perfectamente
lo que hacían. Como el franchute Julien Richard-Thomson,
que tras el alias Richard J. Thomson parió durante los
primeros noventa -y apadrinado por la revista "Mad Movies"-
una serie de video-chungueces que se vendían a sí mismas
como "serie Z" a base de combinar terror, humor, un poco de
sangre y muchas tetas. Tal y como demuestra la imagen,
perteneciente a "Night of vampyrmania". Con el tiempo
Julien se cansó del rollo cutre y quiso ir de director serio. Apartarse
de todo aquello. Pero nunca lo consiguió. Aún rula por ahí intentándolo,
escribiendo libros y llamando la atención. Sin mucho éxito.



Steve J. Postal era un poco el mismo rollo, pero en yanki.
Un día pensó que podría sacar dinero haciendo mierdas en 
vídeo que se vendieran a sí mismas como "las peores películas
de la historia". Al menos procedió en una época que no era tan
común como ahora. De esta guisa parió títulos como "Vampires
in the closet" (a la que pertenecen las dos imágenes superiores),
"Vampires from outer space", "Queen Victoria and the zombies" o
"Billy the kid meets the vampire". Las grababa en su puta casa
y contaba con la familia como actores. No sé si el negocio le fue
muy bien. Creo que no, porque tal como vino, se fue. Hace poco
anduve buscando y contacté con un yanki especializado en este
tipo de roña. Me dijo que Steve J. Postal había palmado y era
casi imposible localizar su obra. Pos fale.


Ted A. Bohus era un devoto del cine fantástico, sobre
todo el añejo. En su intento de dedicarse al tema
profesionalmente curró para Don Dohler y produjo
"Criaturas asesinas", con la que logró arrancar una reacción
positiva de la peña, pero le jodía porque él no la había dirigido.
Finalmente pudo desquitarse pariendo películas como "Vampire
Vixens from Venus" y la de la foto, "The regenerated man", sobre
un científico loco que muta a monstruo. Claro, con este panorama, la
carrera de Bohus se detuvo en 2012 y no se ha vuelto a tener
noticia. No he visto "The regenerated man", pero allá done leo
la ponen a caldo y destacan la utilización de unos CGI de 1994
muy verdes y baratos, que son pa mear y no echar gota.
¿Que si me gustaría hincarle el diente?..... naaaah.


Se dice que "There´s nothing out there" se adelantó
al rollo autoreferencial que tan bien funcionó en la
posterior "Scream, vigila quien llama". De hecho, se la
tilda de pionera. Si eso es verdad, pues yo me cago en
el director, Rolfe Kanefsky, quien ayudado por los dineros
de su papuchi debutó con esta peli. Desde entonces, el
cine de terror nada en un mar de mediocridad o, directamente,
mierda. Así que maldigo el día. Independientemente de ello,
si es verdad que Kanefksy inventó algo nuevo, pues la vida
no le ha hecho justicia, relegándolo eternamente a la dirección de
subproductos bastante olvidables. Según como lo mires, podría
llamarse justicia poética.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

AQUARIUS

Durante mucho tiempo consideré "Aquarius" como "la última película buena del cine de terror moderno italiano". Revisada recientemente, cambio el slogan a: "La -casi- única película buena del cine de terror moderno italiano".
Seamos prácticos, visto hoy, el trabajo de gente como Lucio Fulci, Sergio Martino, Umberto -papanatas- Lenzi o, especialmente, Lamberto Bava, resulta bastante aburrido. O, mejor, totalmente mortecino. Sin embargo, "Aquarius" no solo mantiene el tipo, además logra algo casi imposible de encontrar en un producto ítaloparlante adscrito al género de mis amores: No aburre. Y no solo no aburre, ¡entretiene!. Eso sí que es un milagro. Dentro de tal elitista tendencia también cabe el amigo Dario Argento, especialmente en sus mejores tiempos. Y no es puta casualidad, pues los lazos entre el padre de "Inferno" y Michele Soavi, director debutante en "Aquarius", eran bien fuertes. De hecho, la gracia de esta película es que se erige casi como testamento de la era dorada del terror italiano post-Mario Bava por así decirlo, el de los 70 y, muy especialmente, los 80. Y lo firma el pupilo más aventajado posible, el amigo Soavi, en cuyo curriculum previo encontramos el famoso documental que dedicó a su maestro Argento con "Il mondo dell'orrore di Dario Argento" para quien, antes de currar como director, lo hizo como asistente y actor (en "Tenebre", "Phenomena" y "Ópera"). Pero Argento no fue el único, también dio lo suyo para Lamberto Bava en idénticas funciones ("Cuchillos en la oscuridad", "Demons", el remake de "La máscara el demonio" y "Blastfighter, la furia de la venganza", en la primera hacía de -si la memoria no me falla- asesino travesti y en la segunda era el tipo de la media-máscara que reparte propaganda del estreno del film diabólico en el metro). Su vinculación al horror italiano no se queda ahí, ya que Soavi ha ejercido exclusivamente de intérprete en films tan característicos como "Alien 2", "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" (la de Fulci, para quien también colaboró en "El destripador de Nueva York"), "El día del cobra" (de Enzo G. Castellari), "Los invasores del abismo" (de Ruggero Deodato) o "Il gatto nero" (de Luigi Cozzi -amigo de Víctor-). Y aunque curiosamente su nombre siempre va asociado al de Argento, en realidad otro para quien curró a destajo en sus inicios fue el no menos legendario Aristide Massaccesi, más conocido como Joe D´Amato. Michele fue actor, co-guionista no acreditado y asistente en títulos tan variados y demenciales como "Bronx lucha final", "2020 Los rangers de Texas", "Terror sin límite", "Calígula 2" o "Ator el poderoso". Tal vez por ello fue Massaccesi, y no Argento, el primero en producirle un largometraje comercial, es decir, este mismo "Aquarius" que Aristide apadrinó desde su flamante "Filmirage" y que, como guinda del pastel, cuenta con un guión original de Luigi Montefiori, más conocido como George Eastman, el caníbal de "Gomia, terror en el mar Egeo" (dirigida por D´Amato, of course), que pal caso se esconde tras el alias de Lew Cooper. Ahí es nada. Visto lo visto, está claro que solo Michele Soavi podía cerrar el círculo aplicando lo aprendido y, encima, tan bien (y americanizando su nombre a Michael, como debe ser).
Un puñado de actores hambrientos, y su director, ensayan desesperadamente un espectáculo teatral de danza moderna sobre un anónimo asesino. Todo pinta que va a ser un desastre. Esa noche, la prota de la función, aquejada de dolores en el tobillo, hace caso omiso al jefe y se marcha al hospital más cercano para que le venden la pupa. Su presencia motivará la huida de un peligrosísimo psicópata que se le cuela en el coche, se carga a la chica de guardarropía del teatro y desaparece. Llega la policía, registra el lugar, no encuentra nada y se marcha dejando únicamente dos agentes que de poco servirán (uno de ellos encarnado por el propio Soavi). El director decide aprovechar el suceso y convierte su obra en un inesperado biopic del psycho-killer visitante... así que, pa meterse caña con los ensayos, se encierra a si mismo y a los actores en el teatro, escondiendo la llave. Poco saben todos ellos que el homenajeado también ronda por allí, dispuesto a cargárselos y, para más inri, la primera persona a la que asesina es la única que sabe dónde está escondida la llave de la puerta principal. La noche que les espera será de órdago.
"Aquarius" fui a verla el día de su estreno, al cine. Lo recuerdo muy bien porque los Viernes por la tarde solía reunirme con los idiotas de mis ex compañeros de EGB para acudir a las películas. En aquella ocasión, elegí yo. Naturalmente entonces ya sabía mucho sobre la peli de marras gracias a mis queridas revistas francesas, aunque la reconocía más por el título que allí recibió, "Bloody Bird". Al entrar, un sensacionalista cartel que el mismo cine se había sacado de la manga, nos advertía que lo que íbamos a ver era muy fuerte porque resultaba "totalmente verosímil". Menuda chorrada!!. De hecho, y aunque lo pasamos muy bien durante el visionado, al terminar uno de mis "amigos" criticaba el desenlace del film aludiendo, justamente, a su falta de verosimilitud. En fin, jóvenes presuntuosos. A mi todo aquello me daba igual, me la sudaba, había disfrutado como un enanito y salí bien saciado, ya que por entonces lo que buscaba con desesperación en un film de horror era la más generosa y gráfica truculencia y, en ese sentido, "Aquarius" iba la mar de bien servida. ¡Qué tiempos aquellos en los que el cine de terror incluía gore valiente y gráfico, pero en sus justas dosis, sin caer en el exceso por el exceso, ni el humor, ni la estilización en busca de la aprobación de las élites políticamente correctas!, preocupándose más por ser "una de miedo con gore" que "una gore con miedo" o, peor, "una gore con gore" o, ya de pesadilla, "una gore con risas".
El caso es que, menos experimentado en estas lides, consideraba "Aquarius" una muestra moderna de "giallo". Bien cierto es que guarda algunas características propias de esa clase de cine, pero en realidad la obra de Michele Soavi encaja mucho mejor en la etiqueta de "slasher". ¿Una mezcla de lo mejor de ambos bandos?, pues sí, me parece bien. Por parte "slasher" tenemos a un asesino mudo e imparable ataviado con un uniforme negro y una máscara de lo más chanante. Esa cabeza de búho gigante es ya legendaria. Tenemos el grupo de jóvenes servidos para ser asesinados con las más variadas armas y los crímenes más impactantes y sangrientos, que incluyen cosas tan clásicas como hachas o una surrealista pero efectivísima sierra mecánica. Y tenemos el climax en el que la "final girl" y el malo se enfrentan cara a cara, así como la aparente invulnerabilidad del segundo. En el terreno del "giallo" encaja el mini-puzzle que resolver del final, el asesinato enfocado como todo un arte (los cadáveres de las víctimas reunidos es algo muy "slasher", pero no lo de presentarlos de forma tan artística) y, en general, la concepción elegante, bonita y estilizada que Soavi tiene del terror, algo directamente heredado de su amigo y vecino Dario y que destaca especialmente con la hipnótica y pomposa banda sonora, así como con esas plumas flotantes o los números musicales de la obra que ensayan los protagonistas (el sumum de lo cual viene cuando la que conoce la ubicación de la llave es asesinada brutalmente delante de todos, convencidos de que el agresor es el actor disfrazado. Ese es uno de los momentos más "giallo", más Argento, de la fiesta, a base de soundtrack orquestal e iluminación azulada).
Hace unas líneas hablaba de los asesinatos truculentos y salvajes. Déjenme volver a ello. En la época se consideraba "Aquarius" como una película "fuerte" y seguramente en 1987 sí encajaba en la etiqueta. No estábamos tan acostumbrados a ver de modo claro y sin disimulos cómo una sierra mecánica abría el estómago a un tipo, y aquí es algo que está bien presente y, además, rodado de modo muy efectivo, muy tétrico, con una linterna como única fuente de luz, el asesino con la máscara salpicada de sangre y la víctima, gritando agónicamente, rodeados de oscuridad y asentados sobre un Argentiano suelo inundado de agua. Brillante. En posteriores entrevistas Soavi decía que no se consideraba muy amigo del gore (¡ni del terror de los ochenta!, al que acusa de poco imaginativo), pero que aceptaba que un film de terror iba ligado a la muerte y la sangre, y que en cierto modo esta última era lógicamente inevitable. También comentaba que el presupuesto con el que contaron para "Aquarius" era mínimo, y que lo efectos especiales se resolvieron del modo más rudimentario. Hay una chica -embarazada!- que es partida por la mitad y cuando se revela su medio-cuerpo, nos damos cuenta que se trata de un auténtico maniquí al que han pegado unas tripas. No digo que cante hasta el extremo de resultar risible y chapucero, para nada, pero sí es verdad que el momento pasa fugazmente ante nuestros ojos evitando resultar demasiado evidente. Lo mismo que la decapitación del director de la obra de teatro. Pero que nadie se confunda, porque esa pobreza queda totalmente compensada por la inmensa capacidad de Michele Soavi, que se muestra como un cineasta de lo más talentoso a la hora de dotar de ritmo a su película, de sacar buen partido del montaje y, en fin, de jugar con el suspense. "Aquarius" es impactante y sangrienta, sí, pero también emocionante. Digamos que podríamos partirla en cuatro cachos. Arranque, masacre (donde mueren el 90% de los personajes secundarios, sin descanso), enfrentamiento y desenlace. El enfrentamiento es el segmento más delicado porque, casi sin diálogos, y a base de sonido e imagen, el director se centra en el puro suspense, cuando el psycho-killer tiende una trampa a la "final girl" que debe agenciarse la llave de la puerta sin que su agresor se de cuenta, aunque lo tenga a medio metro. Muy logrado momento de puro cine, que eclosiona con el inevitable bis a bis de la  pareja, destacando el instante de él colgando del techo y deslizándose por un grueso cable hacia ella. De infarto.
Quizás uno de los puntos más flojillos de la película sean algunos de sus actores, ya sabemos que en la mayoría de las pelis de terror italianas suelen ser muy malos, ridículos. Aquí se salvan de la pura quema por los pelos, aunque queda sitio para algunas sobreactuaciones notables. Sin embargo, la mayor de todas ellas da el pego, porque se trata del director de la función teatral, un tipo ególatra, cruel y manipulador al que el rollo histriónico le va como anillo al dedo. De hecho, es uno de los personajes que más recuerdo dejan y para mi significó descubrir al actor que le da vida, David Brandon y sus notables orejones. Había protagonizado "Caligula 3" para el mismo Joe D´Amato (un evidente exploitation de la de Tinto Brass, donde ya coincidió con Soavi), y luego también saldría en el "Crímenes en portada" de Lamberto Bava. Pero su rol más extraño y atípico es el primero, haciendo de ángel "Ariel" para Derek Jarman en su epopeya arty-punk "Jubilee" (connotaciones de una carrera paralela en el teatro y otras artes más elevadas y respetadas).
Barbara Cupisti es la guapa "final girl" de rigor que has visto también en películas de algunos clásicos como Fulci ("El destripador de Nueva York", ¡su debut!), Argento ("Ópera"), o el fucking Lenzi ("La porte dell´inferno"), así como en "El engendro del diablo" y "Mi novia es un zombie" del mismo Soavi (a lo tonto él y la moza llevaban años coincidiendo en la pantalla, así que será verdad eso de que son o fueron pareja, apunte este que no he podido corroborar).
Sin embargo, el rostro más mítico de todo el film es el de un -habitualmente- sobreactuado Giovanni Lombardo Radice (alias John Morgen) haciendo de supergay. La fama a nivel fandom le llegó cuando Fulci decidió taladrarle la cabeza en "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" y Lenzi castrarlo para "Caníbal Feroz". Lo vi in person en su visita a un festival patrio, pero -paradójicamente- era más soso que una cocacola con solo cinco cucharadas de azúcar.
Terminamos este repasito con la fea Mary Sellers (sin vínculos con el inspector Clouseau) y que también mostraba su poca atractiva faz en el temible remake de "La máscara del demonio", cortesía de Bava hijo de... Mario, "Contamination .7" (de D´Amato) y "Ghost House", de -oootra vez- Umberto Lenzi currando para "Filmirage". Curiosamente esta costrosa peliculita que consumí en un cine porno justo cuando probaba suerte proyectando otra clase de productos menos grumosos (¡¡vamos, ni el puto "deuce" y sus cutre-cines!!), reciclaba el soundtrack completo de "Aquarius" que -como ya he señalado- está muy bien y tiene un peso importante en la película. Uno de sus tres responsables, probablemente el más reconocible, es Simon Boswell, inevitablemente ligado al universo de Dario Argento y que también ha puesto su talento al servicio de una ralea de films sin desperdicio: "Phenomena", "Demons 2", "Crímenes en portada", "Karate Kimura" (!), "Santa Sangre" (estupenda su partitura para este clásico de Alejandro Jodorowsky producido por el hermano de Dario), "Hardware, programado para matar" y "Dust Devil" (Richard Stanley siempre se ha declarado admirador del dire de "Suspiria"), "El señor de las ilusiones" (de Clive Barker) y, muy recientemente, "The Theatre Bizarre" (obviamente en el capítulo firmado por Stanley) y la horrenda e incomprensiblemente reputada "The ABCs of death".
¿Y qué le pasó a Michele Soavi después?, pues que Terry Gilliam vio "Aquarius" y le gustó tanto, que decidió ficharlo como director de segunda unidad en "Las aventuras del barón Munchausen". Contaba también Gilliam que el amigo dio bastantes problemas durante el rodaje a la hora de agenciarse más dinero del acordado por obra y gracia de cierto "grupo de presión" de poca recomendable casta. Con todo, Soavi declaraba en "L´Ecran Fantastique" que había decidido subirse al carro para vivir la experiencia y aprender. Movidas raras pero, al parecer, no tan graves porque años después Gilliam y el italiano volverían a encontrarse, repitiendo roles, en la espantoide "El secreto de los hermanos Grimm"... así que, nunca se sabe.
Luego llegaron "El engendro del diablo" y "La secta" (esta vez, sí, producidas por su querido Dario Argento, que metió bastante la mano en ambas) y la peli que le consagró, la bonita, curiosa, chorra y rara "Dellamorte Dellamore", subnormalmente titulada en España "Mi novia es un zombie" de la que Martin Scorsese posee una copia en su colección privada. Cuando parecía que Soavi iba a alcanzar la cima (le llegaban ya propuestas desde Hollywood, como dirigir la vomitosa "Abierto hasta el amanecer"), movidas de corte personal/familiar le retiraron del cine durante cinco largos años, truncando su prometedora carrera. Retomó la silla del director para la televisión italiana, donde dirigió algunos telefilms policíacos que ni he visto, ni me apetece ver. Hace poco leí que el muchacho tenía intención de regresar a la big screen y con una de terrores, pero habrá que ver qué pasa, porque los tiempos han cambiado mucho y tal vez su creatividad haya caducado. O no, veremos. De momento y hasta entonces, podremos gozar ad infinitum de este "Aquarius", clásico del terror moderno mundial que, como dicen los yankees, es "highly recomended". Sin duda alguna.