Cuando se me ocurrió comenzar este blog mi propósito era contar recetas de dulces, pasteles y meriendas que al fin y al cabo son mi fuerte, pero lo cierto es que también domino algunas cosillas saladas, y a lo mejor a alguien le interesan otros truquillos.
El truco de hoy me lo dio una de mis hermanas, muy aficionada a un canal de cocina (no se cual es, porque yo no lo pillo). El caso es que un día me contó que no-se-quien decía en su programa que cocía el pan poniendo una piedra-granito o semejante en el horno, porque así se parecía más a un horno de leña.
Archivé el dato como curioso-pero-poco-útil, porque a ver de dónde me iba a sacar un trozo de granito para meterlo en el horno. Y casualmente, poco después mi vecina empieza a arreglar la cocina y pone mármol en el suelo!
Ni os cuento con qué ojos golositos miraba las losas de mármol amontonadas en el descansillo! Así que cuando por fin terminó la obra, le "eché cara" y le pedí por favor que me regalara una, y aquí la tengo!
Recientemente he visto que venden piedras para el horno, para cocer pan o pizza, por ejemplo en El Amasadero, así que nadie tiene que esperar a una reforma si le interesa el truco.
Desde entonces la uso para el Roscón de Reyes y las empanadas (el pan me lo hace amablemente la panificadora y las pizzas son cosa de mi Santo, que no se entretiene en calentar la piedra). Como el Roscón de Reyes tiene que esperar todavía una semanita, os enseño las fotos de la empanada que hice hace unos días.
Espero que me disculpéis porque las fotos no son demasiado "serias". Es que aproveché para hacerla una mañana que me quedé en casa con la nena (cuando se puso malita), y claro, o la tenía en brazos (difícil para trabajar porque ya pesa un montón) o la tenía en la encimera trasteando, con lo que sale en la mitad de las fotos... Además no tenía claro si contaros o no la receta, así que me temo que faltan algunos pasos.