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23 diciembre 2012

Sesquidécada: diciembre 1997

Esta última sesquidécada del año comienza con un relato real con visos de ficción:

Corría el año 1627 y en un convento de Madrid empiezan a ocurrir extraños sucesos. Una monja sufre espasmos, delirios y convulsiones, acompañados de palabras sacrílegas. A juicio de su confesor, el demonio la ha poseído y necesita penitencia. Durante los meses siguientes, hasta una treintena de monjas padecen los mismos síntomas, un fenómeno que llama la atención de curiosos de alto rango: se llega a comentar en los mentideros de la época que el mismo Felipe IV y su Conde Duque visitan a hurtadillas el convento por un pasadizo secreto para contemplar los exorcismos. El suceso llega a su fin con la intervención del Santo Oficio, que en 1628 encausa al capellán y a veinticuatro monjas en un largo proceso que nunca acabó de esclarecer debidamente los hechos.

Los protagonistas de esta historia, como dije arriba, son reales, igual que el escenario en el que se desarrolla. Se trata del convento de la Encarnación o de San Plácido, en el centro de Madrid. Dicho convento fue fundado por Jerónimo de Villanueva para albergar a su examante Teresa Valle de la Cerda, la principal protagonista de las posesiones. El tercero en discordia sería el confesor Juan Francisco García Calderón, a quien muchos atribuyen la maquinación del montaje. Versiones tenemos para todos los gustos: hay quienes defienden lo paranormal, otros prefieren imaginar una especie de burdel de alto postín, otros atribuyen el suceso a la desaforada imaginación de unas monjas muy devotas, y otros atisban quizá la versión más probable, la influencia perversa del confesor sobre unas jóvenes de las que quería abusar. Al final de esta nota dejo los enlaces para que cada cual investigue y elija su versión. Además, merece la pena conocer la historia de este convento que recibió solemnes visitas de Felipe IV y del Conde Duque de Olivares; se dice que el famoso Cristo de Velázquez fue su regalo al convento por una cuestión de amoríos frustrados.

Hasta aquí la historia con la que arranca esta sesquidécada; ya que 'regalo' y 'relato' comparten muchas letras, podéis considerarla mi obsequio navideño ¿Cómo llegué hasta ella? Ya dije que en diciembre de 1997 estaba investigando para mi trabajo de doctorado sobre Literatura, mujeres y conventos. En mis pesquisas encontré abundante bibliografía en la que se relacionaba a las mujeres con el demonio. Uno de los estudios más curiosos se llamaba Mujer y Demonio: una pareja barroca (treinta monjas endemoniadas en un convento)de Beatriz Moncó Rebollo; de ahí salió la historia de San Plácido, con la que luego fui topando en nuevas ocasiones (incluso, hace poco, encontré en una librería de saldo una versión novelada del suceso a cargo de la misma autora: Los demonios de Teresa).
Revisando mis apuntes, he podido rescatar numerosas reseñas con citas sobre el tema. Hay historias espeluznantes en las que se mezcla religión y sexo, mística y sadismo, devoción divina y pasión humana. En la mayoría de casos, las mujeres son las víctimas de una sociedad en las que no encuentran lugar, bien por sus orientaciones sexuales o bien por reclamar su autonomía personal o intelectual. Cerrando esta nota tenéis un documento en el que he recogido aquellos apuntes y la bibliografía relacionada, por si alguien encuentra una historia digna de salvarse del olvido. Pero no solo las mujeres fueron marginadas en aquella época: muchas minorías quedaron también apeadas de la historia de la literatura. Con motivo del curso "Minorías y literatura en los Siglos de Oro", dirigido por Julio Alonso Asenjo, pude adentrarme en el sorprendente mundo de los gitanos, pero eso queda para la próxima sesquidécada, para el próximo año, que será ya el cuarto en sesquidécadas...



La imagen de la mujer en los siglos de oro (reseñas)