Eres
una persona libre.
Nadie
puede imponer su voluntad sobre ti alegando un poder inexistente.
Tú
no le perteneces a nadie. Solo a ti mismo.
Si
alguien te ama, no te manipula ni te obliga a quererla.
Hoy
es un día idóneo para que abras los ojos y descubras lo importante que eres.
Tus
necesidades son importantes. Tus deseos también.
En
unas milésimas de segundo tu vida puede cambiar.
Puede
ser una enfermedad que llega sin avisar, un dolor repentino que no te abandona
en semanas, una muerte cercana que te despierta sin quererlo…
En
este mundo global, estamos acostumbrados a ver noticias llenas de heridas y
penas, pero hasta que no nos molesta a nosotros, no actuamos.
Es
entonces, cuando el miedo o la falta de paciencia, nos hacen actuar sin pensar.
El
camino más rápido no siempre es el del medio.
Para
sanarse a uno mismo, primero tienes que ser consciente de tus limitaciones.
Para
sanar a otros ocurre igual. Tienes que estar lo suficientemente sano en todos
los aspectos, para enfrentarte a los miedos y dolores de aquellos que reclaman
ayuda.
Pero
no hace falta sufrir para llegar a ninguna parte. Deja los acontecimientos
fluir.
Como
dicen las personas más sabias, al final todas las piezas del puzle encajan.
Reacciona
y toma decisiones, porque sin ellas nada pasará.
Dale
las gracias a ese miedo que a veces te paraliza. Está ahí por un motivo, pero
muchas veces no es para que no actuemos, sino para hacernos conscientes del
momento.
Muchos
de esos momentos que temías, han llegado. Y no ha pasado nada.
Ya
pasaron y te enseñaron a vivir.
No
te olvides del pasado, pero no te obsesiones con él. El pasado ya pasó y estás
aquí y ahora.
Ahora,
un regalo que todos y todas tenemos, del que muy pocos se dan cuenta.
Dedica
cada día a respirar por lo menos un minuto, dándote cuenta de que estás viva. Estás
vivo.
Aquí
y ahora.