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jueves, 12 de noviembre de 2015

Sin miedo a volar


Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.

Imagina que estás en un gran bosque con  miles de tonos verdes.


Siente  como el aire que entra en tu cuerpo lo hace de forma fácil  y sin esfuerzo.


Es un aire puro que te llena de vida.


Un rayo de sol te calienta la cara. Un suspiro escapa de tu boca.


Te apetece mucho estar allí.


No piensas en nada.  Sólo estás.


Alrededor tuya, comienzan a aparecer cientos de globos de diferentes colores.


Flotan por encima de tu cabeza y poco a poco inundan todo el espacio.


Dentro de cada uno de ellos, hay un humo espeso y brillante.


Miras fijamente a uno.

Ese te atrae especialmente, aunque no sabes muy bien la causa.


Sólo sientes el impulso de acercarte a él.


Al tocarlo notas que la textura es casi transparente.


Tus dedos atraviesan la superficie y llegan al denso humo.


De pronto, una especie de calambre recorre tu  cuerpo de la cabeza a los pies.


Te sientes muy bien. Llena de  vitalidad.


Decides mirar hacia tus pies y te das cuenta de que no los ves.


Estás dentro del globo. Te has unido a él y ahora sobrevuelas el bosque.


Sin forma física, tu mente está más despierta que nunca.


Observas como los demás globos te acompañan.


Sabes que todo está justo donde tiene que estar.


Tu respiración se enlentece cada vez más.


No sabes lo que es el miedo.


Disfrutas de ese viaje de regreso.


Cada vez subes más y más. Las nubes comienzan a desaparecer de tu vista.


Un universo cubierto de luces brillantes te abraza sin condiciones.


Estás muy feliz.


Respiras cada vez más y mejor.


Disfruta de la sensación de ingravidez.


Cuando estés preparada, respira profundamente una vez y abre los ojos.


Bienvenido a tu hogar.



miércoles, 25 de febrero de 2015

Avanza sin miedo


Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Recorre mentalmente cada parte de tu cuerpo, desde los pies hasta la cabeza.
Cuando encuentres una tensión, respira profundamente y relaja esa parte.
Cuando te sientas tranquilo y relajada, visualiza la siguiente escena:
Estás delante de una puerta cerrada. Alrededor tuya no hay nada. Tan solo quietud y silencio.
La penumbra del lugar se ve interrumpida por una luz que aparece al otro lado, debajo de la puerta.
Tus sentimientos comienzan a brotar sin que tú puedas hacer nada.
Recuerda cuando abriste los ojos esta mañana.
¿Qué sentiste? ¿Te acuerdas que fue lo primero que pensaste? ¿Quién fue a la primera persona a la que sonreíste?
Piensa en ello por un instante.
Sigues delante de la puerta y la luz comienza a hacerse cada vez más y más blanca.
Se vuelve tan brillante que ilumina la zona oscura en la que te encuentras.
Decides dar un paso y no quedarte de brazos cruzados.
Abres la puerta muy despacio.
Un silencio inabarcable lo inunda todo.
La luz se ha vuelto de color violeta y comienza a envolverte por completo.
Entra por todos tus orificios y penetra en cada poro de tu piel.
Descubres que te sientes llena de vida y de energía.
Tus pensamientos y sentimientos han dejado de mover tu mente.
Estás muy tranquilo.
No sabes como, pero de repente todas las preocupaciones, miedos, inseguridades y dolores, han desaparecido.
En su lugar un vacío inusitado, parecido al que sentías cuando eras pequeña y jugabas sin horario fijo, se ha instalado en ti.
Nada ni nadie es como parece.
La luz comienza a debilitarse dentro de ti.
Te sientas realmente especial.
Ahora eres consciente de tus capacidades y oportunidades.
Puedes hacer lo que te has propuesto.
No hay obstáculos para el éxito y así lo sientes,
El camino mágico se ha trazado delante de tus ojos.
Nada es como era.
El silencio se ha convertido en música y la luz ha dado paso a la noche.
Te sientes acompañada y feliz.
Sabes que cuando abras los ojos, todo va a salir bien. Como siempre ha sido.
Respira profundamente una vez.
Avanza sin miedo.
Cuando este preparado, abre los ojos.
¡Claro que puedes!


miércoles, 29 de octubre de 2014

Lo que no sabemos

Pinturas del Sahara
¿Cuánto crees que sabes?
Desde que somos pequeños no educan y nos enseñan. Nos dicen y nos explican aquello que tiene explicación científica. Muchas otras cosas que escapan del conocimiento de los adultos, se callan e incluso se ocultan…
Sin embargo, hay cosas inexplicables pero eso no significa que no sean científicas o que no se puedan explicar. Muchos de los avances de ahora han ocurrido porque alguna persona no se conformó con la falta de respuestas y siguió investigando.
Las preguntas que ahora están sin respuesta algún día las tendrán. Lo que crees conocer ahora porque te lo han contado, quizás algún día resulte ser falso.
Necesitamos tener una mente abierta y curiosa a los cambios. Indagar como un detective y no conformarse con lo que nos dicen que es.
Abre tu mente y abre los ojos a nuevas experiencias y a conocimientos que no sabes.
Deja de cerrar puertas y comienza a abrirlas.
No tengas miedo a lo que no conoces.
Tal vez no sabes nada del mundo de las abejas porque nunca has leído sobre ello o nunca has visto un documental que te lo explique… Eso no significa que no tengan una forma de vida organizada.
Por ejemplo, las pirámides y la esfinge de Egipto ya estaban ahí hace mas años de lo que creemos. Sin embargo la cronología oficial nos dice otra cosa.
Como con otros temas o contenidos, cuando se encuentran evidencias que no cuadran con lo oficial se calla... Quizás para no cambiar la historia que nos han contado o porque se piensa que así todo es más sencillo…
Qué sigan creyendo todo tal y como se lo hemos contado… Es mejor que vivan con los ojos cerrados”.
Esta frase puede estar tanto fuera de ti como dentro de tu mente.
Nosotros mismos somos nuestros mejores censuradores. Si algo no nos convence porque es nuevo o desconocido, echamos un paso hacia atrás y después salimos corriendo.
Sin embargo, cuando hacemos eso estamos escapando de nosotros mismos y de la realidad.
No tengas miedo a conocer. No tengas miedo al cambio.
Abramos la mente y los ojos a lo que no sabemos.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar”.
(Antonio Machado)


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Obsesiones

Muchas veces vivimos en nuestras cabezas. Nos obsesionamos con un tema en concreto y no dejamos de darle vueltas.
De repente, de ser personas entre comillas sanas, nos volvemos en una especie de zombis sin control. Esa idea, ese sentimiento o esos pensamientos recurrentes, vuelven a nosotros una y otra vez. Y la mayoría de las veces, no nos damos cuenta de lo que está pasando.
Si no somos conscientes de aquello que nos para, si creemos que no nos pasa nada, a pesar de estar desde por la mañana dándole vueltas sin sentido a esa obsesión, no seremos capaces de pararla.
La vorágine de los pensamientos innecesarios o poco sanos, parecen tener vida propia. Los remordimientos, las dudas, los “que hubiera pasado sí…”, nos convierten en muertos vivientes, y dejamos de escuchar, de hablar y de sentir. Todo lo que hacemos y pensamos, se enfoca hacia esa dirección, y esa atención cada vez se multiplica por mil.
Sin embargo, todas esas obsesiones, las podemos parar.
Lo principal, es darnos cuenta. Una vez, que seamos conscientes de nuestros pensamientos, palabras y acciones, podremos dar un paso hacia adelante para dejar de vivir atrapados en esa espiral.
Tú tienes la capacidad y el poder de pensar lo que desees. Tu mente no te domina. Tú eres tu mente. Eres mucho más fuerte de lo que sientes. Y eres capaz de conseguir superar esa obsesión, sin miedos y sin reproches.
Como reza el proverbio: “Todo tiene solución, y si no la tiene, para que te preocupas”. Piénsalo: todo seguirá avanzando y ese problema que crees tener, dentro de poco, dejará de ser un obstáculo, tan solo un recuerdo. Tanto como si había solución al problema como si no, habrás pasado una mala época pensando y sintiéndote abatido.
Sé que decirlo es fácil, pero que en la práctica casi nunca lo es. Aún así, compórtate como si no hubiera obstáculos para el éxito, porque no los hay.  Las trabas que te pones a ti mismo en el camino, pueden desaparecer si eres consciente de tus propios pensamientos.
Para superar estos momentos de dudas y de obsesiones, te animo a que te centres en algo que te relaje o que te haga sentir bien. Es decir, que te “obsesiones” con esa afición o actividad que te desconecte por un rato de tu entorno.
Concéntrate en ese libro que te ayuda a soñar, en las enseñanzas de alguien que haya experimentando la quietud, en las olas o en el silencio de la montaña.
Puedes desechar tus obsesiones. Poco a poco y sin miedos.
¡Tú puedes!


miércoles, 19 de septiembre de 2012

El Fin del Mundo

Cada día resurgen con fuerza, actitudes y comportamientos intolerantes y discriminatorios. A pesar de vivir en el siglo XXI, ese paso atrás continúa con nosotros.

Nos separamos los unos de los otros, creyendo que así nos protegemos de lo que será…

Las circunstancias se fuerzan hasta tal punto, que algunos países se están aislando y quedando sin habitantes.

Los que no han nacido físicamente en algún lugar, se expulsan. Los que no tienen posibilidades de ser como los mandatarios de un sitio, se ven obligados a irse lejos para poder vivir.

Las separaciones generan dudas y miedo. Con ese miedo juegan los que dicen dirigir al resto:

“Si los dejáis entrar en vuestras casas, os quitaran el poco trabajo que queda… la inseguridad será parte de las calles y no tendréis ninguna oportunidad de ser felices…”.

Muchos, llevados por el miedo, escuchan a esa minoría que intenta separar. Cuanto más temor tienen, más manipulables son.

Incluso los que se supone que por sus creencias, deben de respetar y ayudar a otros, dejan de lado esas acciones, para centrarse en ellos mismos.

Dicen que los mayas, predijeron para este mes de diciembre el fin del mundo... que su calendario solo marca hasta una fecha concreta de ese mes… que después todo se termina…

Como cualquier otra superstición, la idea coge fuerza por los medios de comunicación y por aquellos que desean manipular. Algunos se creen lo que dicen… y sin pensar y solo con el miedo, se aferran a que aquello, no nos puede pasar a nosotros… seres supuestamente avanzados y del siglo 21…

Grandes películas detallan a la perfección el fin de los días. Y en casi todas ocurre que solo se salvan unos pocos. Aquellos que han tenido fe y han creído en ellos mismos, consiguen sobrevivir. Los que dudan y tienen miedo, se aferran a ese dolor y terminan pereciendo.

El fin no se acerca. Como otros muchos opinan, es un comienzo lo que se aproxima. Vivimos en una época de cambios a nivel global.

Las redes que están tejidas y que nos unen, son cada vez más fuertes y a pesar de esos pocos, que intentan separar con sus falacias, las personas están y se sienten cada vez más unidas.

Los medios de comunicación tradicionales, han dejado paso a las noticias instantáneas. Las redes sociales, nos acercan a la realidad que en muchos casos nos ocultan.

Y a pesar, de que algunos utilizan esos medios para intentar separarnos, y generan odio y miedos, muchos y muchas sabemos que no tienen el poder que pretenden.

El fin de un periodo ya comenzó hace tiempo. Tenemos la posibilidad de pensar por nosotros mismos. Podemos ser nosotros los que continuemos esa nueva era.

El poder está en ti.

En todos nosotros.

Actúa.



miércoles, 4 de julio de 2012

¿A qué tienes miedo?

Tú controlas tu miedo.
Tal vez, si en estos momentos tienes mucho miedo a algo concreto, esa afirmación, no la creas. En ocasiones el miedo parece escapar de nuestras manos y nos envuelve, dejándonos agotados y sin apenas respiración.
Es curioso como el miedo al miedo, nos paraliza casi tanto o más que cualquier otro temor.
Cuando sabemos o creemos que una determinada situación nos paraliza a causa del miedo, intentamos evitar cualquier circunstancia que nos lo recuerde.
El miedo progresa contigo.
Cuando era niña, tenía miedo a la oscuridad. No me podía dormir si estaba todo completamente apagado. Recuerdo taparme con las sabanas en pleno mes de agosto, a pesar de tener calor, por miedo a las tinieblas.
Sin embargo, cuando crecí pude comprobar lo irracional de mi miedo. No pasaba nada en la noche. La oscuridad no me atraparía sin remedio y me haría su presa.
Después, en la adolescencia mis miedos fueron muchos. Miedo a hablar en público, a relacionarme, miedo al dolor, a pasar vergüenza…
Muchos miedos se quedaron conmigo por unos años. No sabía entonces, que yo era quien mandaba sobre esos temores.
Intenta descubrir aquellos miedos que has superado a lo largo de los años. Es posible que te sorprendas de lo mucho que te afectaban y condicionaban tu vida.
Céntrate en los miedos que tienes ahora… ¿Se parecen a aquellos terrores de la infancia? ¿Has sabido distinguir entre las sombras de la noche, lo real de lo ilusorio?
Si la respuesta es no… no desesperes ni te pares.
Los miedos se pueden superar.  Y tal vez, lo que tienes que hacer es afrontarlos… en muchos casos el temor desaparecerá.
Por ejemplo, desde hace muchos años, he tenido miedo a las intervenciones quirúrgicas. Imaginarme en un quirófano, me hacía sentir mucho miedo. No quería ni pensar en que tendría que pasar por algo así…
Sin embargo, mi mente me estaba preparando para el futuro… por entonces, ya tenía serias secuelas en los dedos de mis manos, a causa del brote de artritis idiopática juvenil que me dio con nueve años, y aunque no quería verlo, sabía que tendría que pasar tarde o temprano por una o varias operaciones...
Y ha ocurrido. He pasado por dos operaciones en estos dos últimos años.
Me he enfrentado a ese miedo que me avisó desde pequeña. Y lo he superado con éxito.
Ahora tengo las manos sin los dolores de antes y vivo mucho mejor y más feliz.
Por eso, te pregunto…
¿A qué tienes miedo?
Observa tu mente y analiza tus miedos.
Ellos, con su maestría, te ayudarán a superar lo que te propongas.
Créelo.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Vive sin miedos

¿Por qué tener miedo a la oscuridad?
Asemejamos lo oscuro con algo negativo.
Nuestros sentidos en la noche o en sitios oscuros, parecen que se activan y creemos ser más conscientes de todo lo que nos rodea.
Desde niños, la oscuridad nos da miedo… Ya sea, estando en nuestra propia habitación en plena noche, o un garaje lleno de coches.
Con el paso de los años, acogemos otros miedos relacionados con los miedos de la infancia. Miedo a los sitios cerrados, a estar encerrado en un ascensor, a los espacios abiertos…
Y vamos acumulando miedos y más miedos, que sin quererlo, vamos pasando a nuestros hijos e hijas, que aún siendo pequeños, tienen miedo a la noche o a la falta de luz.
Los temores no nos dejan avanzar. Nos paralizan y nos hacen en ocasiones enfermar. Y sin embargo, continuamos con esos miedos, evitando las situaciones que creemos que nos los provocan:
- Si no cojo el ascensor, todo irá bien…
- Si no  me monto en el autobús, no me ocurrirá nada…
Somos seres humanos y tener miedo, forma parte de nosotros. Pero… cuando el miedo ya no te deja vivir tranquilo y es desproporcionado a las circunstancias que vives… ya no lo necesitas.
Nuestros antepasados tenían miedo a los animales feroces y a la noche, puesto que en ello les iba la vida… pero ¿y nosotros?
¿Hay miedos que realmente nos protegen de adversidades, o por el contrario nos paralizan y nos hacen ser personas infelices?
Piensa…
¿Son tus miedos irracionales? ¿Dejas de hacer actividades determinadas, por esos miedos?
Reacciona. Comienza desde el principio.
Analiza aquella situación que te da miedo  o recuerda como superaste el miedo que tenías a la oscuridad cuando eras niño.
¿Tal vez te diste cuenta de que nada malo pasaba en tu habitación, si las luces permanecían apagadas? ¿Comprobaste que las formas y figuras que veías en tu cuarto, no eran reales? ¿Cómo supiste que aquel monstruo, no era tal?
Reflexiona en tus miedos.
Sé consciente de ellos y de su poca o nula racionalidad.
Ya no los necesitas.
Vive sin miedos.

lunes, 8 de junio de 2009

Sin Miedo


Pasos en la calle. Soledad tras la ventana.
Para muchos, un nuevo día comienza sin nada.
Viven sin su reflejo. Caminan sin prisa pero con miedo.
No se reconocen, por que no son lo que fueron.Recuerdan sin nostalgia. No piensan, sólo actúan. Tras esa máscara de piedra que se han hecho con los años. Tras ese cuerpo lleno de baches y de líneas marcadas.
El pasado era mejor o eso creen. El futuro… una ilusión de la mente más sola.
Sólo les queda un ahora lleno de nada. Sin pasado, sin futuro, sí; pero también sin presente.
Son sombras de lo que desearon y cuando caminan parece como si el peso del mundo, estuviera sobre sus espaldas.
¿Reconoces a alguien en estas líneas? Vivimos muchas veces sin vivir. Ya ni siquiera nos lamentamos… para que… Somos como sonámbulos en busca de nada.
Llegó el momento del cambio. Sonríe, es para ti :-)
Tú y sólo tú, puedes dejar de ser aquello a lo que tanto temías. El miedo es lo que hace: terminamos siendo o haciendo aquello que nos da temor.
Casi todos tenemos miedo a algo. Ya sea a algo pequeño o a algo grande, racional o irracional. Ya sea un miedo por los demás o un miedo propio. Al tener esos pensamientos y sensaciones de miedo, le damos poder. El miedo se hace fuerte en nosotros y de ser algo nimio, termina convirtiéndose en parte de nuestra existencia. Tan arraigado en nosotros, que casi no nos damos cuenta. Pero ahí está, y cada vez que actuamos o pensamos con ese miedo, nos acercamos un poco más a esa sombra que nos asusta.Es mejor vivir sin miedo. Pruébalo. Seguro que repites.