¿
Qué hacer cuándo creemos que no podemos afrontar una crisis considerada por nosotros negativa o cualquier cambio? ¿Cuándo, a pesar del tiempo transcurrido, nuestros problemas, parecen no querer irse?
Una opción podría ser
aprender a convivir con esa crisis. No solo adaptarnos a ella, sino cohabitar con ese cambio, y hacerlo parte de nuestra vida, llegar a entendernos con ese problema que nos impide ser del todo felices.
Si el cambio es por ejemplo, de tipo económico, y nuestro estado anímico, no se ve muy alterado por él, aprender a cambiar nuestros hábitos de consumo y nuestras preferencias diarias, es una buena opción para afrontar esa situación económica nueva.
Pero, si es una crisis más bien personal, el hecho de cambiar nuestro modo de vida, tal vez no sea del todo suficiente para mejorar como nosotros deseáramos.
Aunque no hay una receta mágica que nos quite todos nuestros problemas, si que existe algo mágico que está dentro de de cada uno de nosotros. Y es la capacidad de prestar atención a los problemas, para poder resolverlos.
Porque
lo primero, para poder afrontar cualquier acontecimiento de la vida, es ser conscientes de que algo no funciona del todo bien.
El cuerpo nos suele avisar de los problemas. Así, cuándo nos duele una pierna, un brazo o la cabeza, solemos ir al médico, para intentar solucionar el dolor.
Sin embargo, hay veces, que no le prestamos atención a esa molestia: - Ya remitirá, pensamos. - Me tomo una aspirina y voy tirando, decimos. Y continuamos nuestra vida sin querer pensar en ello.
Hasta que un día, ese dolor se agrava o esas limitaciones se vuelven más acentuadas, y ya no podemos obviarlas. Entonces, sí, vamos al médico de modo urgente, con la esperanza de que el dolor desaparezca rápido.
Con los problemas psicológicos, nos pasa algo parecido, aunque nos cuesta mucho más, acudir a un especialista para tratarnos.
Vamos acumulando en nosotros, pequeños traumas y miedos, que poco a poco, y sin querer darnos cuentas, se transforman en una montaña.
Nos levantamos sin ganas de nada, o evitamos coger un ascensor o lloramos casi todos los días (en ocasiones sin razón aparente).
Estas circunstancias, van haciendo de nuestro día a día, una especie de batalla que superar. Vivimos alertas, con miedo y mucho estrés. – Mañana será otro día, pensamos sin creérnoslo mucho. – Antes era una persona alegre, no entiendo que me está pasando, decimos.
Te propongo, tres cosas:
1. Si quieres comenzar a superar ese cambio, te puede ayudar leer libros de autoayuda. O algo mucho mejor: hacer tu propio libro de autoayuda.
Tú eres la persona que más te conoce. Eres tú, la que sabes que problemas no cuentas a nadie (tal vez para no molestar) y la que está a cada minuto en tu cabeza.
Cómprate una libreta de color vivo (rojo, naranja, verde), y prepárala antes de nada. Recuerda cuando eras niño y haz un dibujo lleno de colores, en la primera página. Dedica tiempo a ello. Luego, haz el índice del libro. Esboza unos diez capítulos, centrándote en aquellas cosas que quieres superar, utilizando para ello, deseos, afirmaciones positivas y cambios en tu conducta.
Por ejemplo, el capítulo primero, podría titularse: “Sin vergüenza”. El deseo: “Entrar en una tienda a descambiar una prenda de ropa”. Las afirmaciones positivas: “Soy una persona sin complejos, me gusto y me acepto tal y como soy. Nadie sabe mis temores. Todo está en mi cabeza. Sé que soy capaz de hablar sin vergüenza, y sin complejos”. Por último la conducta: “Ir a la tienda y descambiar la prenda de ropa”.
2. En segundo lugar, si eres una persona reservada con sus problemas y te los guardas para ti solo, cuéntale a alguien de tu confianza, lo que te corroe. El hecho de hablar con esa otra persona, te puede ayudar a encontrarte mejor e incluso a buscar soluciones conjuntas (siempre, teniendo en cuenta, que la última persona que ha de tomar una u otra decisión eres tú).
3. En tercer lugar, que acudas y pidas ayuda a un especialista (ya sea a un psicólogo o a tu médico de cabecera para que te derive al especialista), si los problemas acumulados se han hecho dueños de tu vida y no eres capaz de afrontarlos solo, y para ti, ha transcurrido mucho tiempo desde el inicio de la crisis.
Y
sobre todo, concéntrate en las cosas y personas que tienes cerca. Hay mucho de bueno en tu vida.
Recuerda:
Eres una persona muy afortunada.
Estas viva.
Disfruta de la vida :-)