Es
Navidad. Época de vivir en familia, reflexionar y hacer (buenos) propósitos.
Un
momento para mirar atrás y recordar cómo fueron las cosas.
Pensar
en los que ya no están.
Qué
hemos hecho, cómo podríamos hacerlo de forma diferente...
"Verle crecer" |
Y
también es momento para que los anunciantes nos atrapen con la guardia baja,
sabiendo que estamos especialmente sensibles.
Coca
Cola sabe hacerlo: “Ser padres”
Si
no has sido padre —en especial si has decidido que no lo vas a ser nunca—, lo que viene a continuación
tendrá poco sentido para ti, así que podrás saltártelo y dedicarte a otros
menesteres (aunque anticipo que habrá buena música).
Tú
decides.
Puedes
hacer una lista de pros y contras para ver si continúas.
Yo
la hice, en su día.
En
la columna de la izquierda (“pros”)
sólo había puesto una cosa: “quiero”.
En la de la derecha (“contras”),
había escrito un montón. Hoy sería capaz de poner muchas más, que entonces no
era capaz de imaginar, pero que ahora conozco al detalle. El anuncio dibuja algunas de las contrariedades que entraña ser padre (completo desorden, un ojo abierto, paseos nocturnos, destrozarse un
pie, falta de intimidad, cargar con bártulos, ausencia de planes adultos,
rotura de objetos, ...) pero constata la verdadera realidad que supone serlo: una dimensión de felicidad inalcanzable para quien no lo haya sido.
Una
alegría tan enorme que hace palidecer cualquier otro momento dichoso que
proceda de otros ámbitos.
Quizá
no todos los padres puedan sentirlo; probablemente se estén perdiendo la parte
más divertida de la fiesta.
*****
El
anuncio se puede ver desde la perspectiva de un padre varón, una forma poco
habitual de presentar la publicidad, que siempre ha buscado la complicidad femenina.
Los padres que nos sentimos implicados en la educación de nuestros hijos,
agradecemos el gesto.
Y
los que nos gusta la música, reconocemos una canción espléndida, “To love somebody”. Si la educación de
los jóvenes se hiciera atendiendo a criterios racionales, debería ser de
escucha obligada en los colegios: ayudaría a desarrollar la sensibilidad que
necesitamos.
Fue
escrita por Barry y Robin Gibb, hermanos y miembros de Bee Gees, pensando en Otis Redding,
que fallecería al accidentarse la avioneta en la que viajaba, yendo de gira,
antes de poder cantarla.
Grabaron
la canción en abril de 1967 y se publicó como single en junio. Era el segundo adelanto al que sería su
lanzamiento internacional, el LP “Bee
Gees’ 1st”, publicado el 14 de julio.
1967 — Bee Gees’ 1st |
Bee Gees (el vídeo
promocional original de la canción).
There's a light, Hay
una luz
A
certain kind of light, Cierto
tipo de luz
That
never shone on me. Que
nunca brilló en mí
I
want my life to be lived with you, Quiero
vivir mi vida contigo
Lived
with you. Vivir contigo
There's a way, everybody say, Hay una forma, todo el mundo lo dice
To
do each and every little thing. Para hacer cada cosa, por pequeña
que sea
But
what does it bring Pero,
¿de qué me sirve?
If
I ain't got you, ain't got? Si no te tengo a ti
Baby, you don't know what it's like, Cariño, no sabes cómo es
Baby,
you don't know what it's like No
sabes cómo se siente
To
love somebody, Amando
a alguien
To
love somebody, Queriendo
a otra persona
The
way I love you. De la forma que yo te quiero
In my brain En mi cabeza
I
see your face again. Veo
tu rostro, de nuevo
I
know my frame of mind. Soy consciente de mi estado de ánimo
But
you ain't got to be so blind. Pero
no debes estar ciego
And
I'm blind, so so very blind. Y yo estoy ciego, completamente
Cause I'm a man, Porque soy un hombre
Can't
you see what I am? ¿No puedes ver lo que soy?
I
live and I breathe for you. Vivo
y respiro por ti
But
what good does it do Pero,
¿de qué vale?
If
I ain't got you, ain't got? Si
no te tengo
Baby, you don't know what it's like, Cariño, no sabes cómo es
Baby,
you don't know what it's like No
sabes cómo se siente
To
love somebody, Amando
a alguien
To
love somebody, Queriendo
a otra persona
The
way I love you. De la forma que yo te quiero
*****
La
canción era tan potente, que muchos músicos se aprestaron a interpretarla. Hoy
se acepta que la que más recuerda a la que podría haber cantado Otis, es la que
realizó el singular James Carr, un
tipo introvertido y atormentado, incapaz de cantar en público, pero dotado de
una sensibilidad sobrecogedora. Una de las anécdotas más esclarecedoras de su
personalidad —que hoy, cualquiera, en la cola del supermercado identificaría
como bipolar— viene de la grabación
de su mayor éxito “The dark end of the street”
(otra canción que se convertiría en un standard).
Veré cómo lo cuento: Memphis, en 1966, era una ciudad pequeña, aunque muy
importante en el negocio musical, por la cantidad y variedad de personajes
implicados en él. En el verano de ese año se celebró una convención de DJ,
seres dedicados a la mala vida, que, a la menor ocasión, organizaban una timba.
En esas estaban Dan Penn y Chips
Moman, dos músicos blancos que, si no hubiera existido el soul, se habrían dedicado para siempre
al country. Pero Memphis era un lugar
especial, en el que no existía (al menos en lo musical) segregación:
compositores y productores, músicos y propietarios de sellos discográficos o
estudios de grabación, trabajaban juntos para hacer una mezcla altamente
explosiva. Así que Penn y Moman, blancos ambos, se aburren de perder el tiempo
jugando a las cartas y se lían en la composición de una canción. Necesitan
concentración, que no encuentran en el hotel donde se realiza la convención. Quinton M. Claunch les ofrece una
habitación para trabajar, en el hotel que está enfrente, de su propiedad,
poniendo una condición: la canción que compongan la interpretará su protegido,
James Carr.
Claunch,
blanco, era, además de propietario del hotel donde finalmente se compuso la
canción, fundador de los sellos HI
Records —donde grabaría Al Green, otro que versionó a Bee Gees:
“How can you mend a broken
heart”— y Goldwax Records,
donde publicaba Carr. Era también su representante y, el cantante, su apuesta
más firme para destilar esa música, conocida como southern soul, fermentada a partir de dos ingredientes básicos: la pasión de los
intérpretes (negros) y los sentimientos de los compositores (blancos). Ese
lugar, a mitad de camino, donde todos se muestran débiles y comparten sus
difíciles experiencias vitales.
En
la canción, un adúltero le habla a la mujer con la que mantiene relaciones
ilícitas, con quien se reúne en el lado oscuro de la calle. El tono es de culpa
absoluta, abrumado por estar haciendo lo que sabe que no debería hacer. La
letra tiene pasajes estremecedores: “esconderse
en la oscuridad”, “vivir en las tinieblas”, “ser víctimas”, “pagar por lo
robado”, “es un pecado”, “está mal”, “escabullirse”, “nos encontrarán”, “no
llores”. James Carr había interiorizado esas emociones y debía expresarlas
en el estudio de grabación —Royal Studios,
propiedad de Willie Mitchell, en lo
que había sido el Royal Theatre—.
Llegado el momento de grabar, Carr no aparecía. Claunch le encontró, agazapado
en el techo del estudio, casi catatónico. Era evidente que sufría una crisis
personal; el texto y las emociones le habían calado hondo y no podía despegarse
de ellas.
La
mano izquierda de Claunch, su amigo y reverenciado admirador, su charla
tranquila y unos pitillos compartidos, lograron convencer a Carr para que
bajara y mostrara al mundo —a todos, para siempre— lo que implica reprocharse a
uno mismo y sentir la necesidad de verse redimido.
Eso
es identificarse con la historia que estás cantando; lo demás, monsergas.
*****
Su versión de la canción
de Bee Gees también quedó como definitiva.
*****
Se
grabaron muchas otras versiones, de las que me detengo en cinco:
Tom Jones (el tigre de
Gales, un tipo talentudo, proclive a dejar crecer sus patillas y que transmite
que, con las prisas y el temor a sentirse pillado, carece de tiempo para
ajustarse el corbatín. En las islas, la inyección de la música negra alcanzó
muchas venas y el perpetuo Jones fue uno de los afectados.)
Nina Simone (la cantante
que más le gusta a mi amigo. En un concierto en Antibes, en 1969, muestra la hondura de su
personalidad musical. Demuestra que las emociones no tienen sexo y abre el camino para
una legión de mujeres que también cantarían a lo que se siente al amar a
alguien. La versión de estudio la tienes aquí.)
P. P. Arnold (una
exquisita intérprete soul, en
directo, en 1969. La grabación de las imágenes, en una sola toma con travelling circular en bucle, parece
hecha con un anticipo de una steady-cam
y sorprende enormemente: primero, contemplando el desinterés de toda una
orquesta, con arpa incluida, vistiendo de riguroso smoking, mostrando desgana mientras la artista canta. Segundo, por el
apático comportamiento del público, mayoritariamente blanco, que se mantiene
sentado y que no mueven ni una ceja para llevar el ritmo. Finalmente, una
señora de chaqueta verde y gafas oscuras que, asomada al vomitorio, se mantiene
durante toda la canción con gesto impertérrito y brazos cruzados, en esa postura
altiva de veterana que muestra a las claras que no le gusta nada lo que está
haciendo la jovencita y que, si no abre el pico, es porque ella cumple órdenes.
Su concesión final, al terminar la interpretación, es la de ajustarse las
gafas. No parece que tenga una vida amatoria completamente satisfactoria,
podría añadirse, aunque nunca puede imaginar uno lo que ocurre en las alcobas.)
Michael Bublé (el crooner 2.0 se apunta. Se incluye en su
disco de 2013, “To be loved”. En el
vídeo, atendiendo al título del álbum, aparece rodeado de una banda de mujeres
que, da la sensación, hacen el paripé. Y no me refiero a las tres que bailan;
se trata, más bien, de las que simulan tocar instrumentos. Resulta enojoso que,
con tanto empeño en mostrar mujeres, no hayan hecho los coros; las voces son
masculinas y, creo, se trata del propio Michael doblándose a sí mismo. Eso sí, se
le reconoce el gusto justo en combinar blanco y negro como atuendo y actitud
vital.)
The Revivalists (son de
New Orleans y, el nombre da una pista, les gusta volver la vista al pasado. Participaron
en una sesión del proyecto Jam In The Van,
idea que consiste en replicar el ambiente del camarote de los Marx Brothers y dejar que las cosas
discurran de forma natural. Se juntaron siete tipos, con aire hipster,
para tocar instrumentos variopintos: batería, bajo, dos guitarras, saxo, sitar
y un acordeón que, en lugar de fuelle, cuenta con un soplador al otro lado del
tubo de goma. La verdad es que el conjunto funciona. Todo se desarrolló el 25 de
septiembre de 2013, en High Sierra, Quincy, California.)
*****
Y
hay mucha más gente interesante que se atrevió con el tema:
*****
La
canción supone una fuente de inspiración increíble. Además de tomarse como base
para el anuncio de marras, también se ha utilizado en unas cuantas películas:
“Melody”
1971
— (Waris Hussein). Una historia de
amor adolescente, el que siente Daniel
Latimer (Mark Lester) por Melody Perkins (Tracy Hyde). Cuenta con otras canciones de Bee Gees, “In the morning” y “Melody fair”. La escena en la que suena la que nos interesa
ambienta una competición de atletismo, contraviniendo la idea extendida de que,
antes, los padres no acudían a ver cómo sus hijos practicaban sus aficiones (si
bien debe puntualizarse que no iban a ver todos
los entrenamientos, afortunados ellos).
2001
— (Alfonso Cuarón). Road movie mexicana, protagonizada por Maribel Verdú, Diego Luna y Gael García
Bernal. Claramente subida de tono, fue nominada al Óscar al mejor guión
original. Se intuye a Eagle-Eye Cherry, en el vídeo a partir de 8:12.
2009
— (Glenn Ficarra y John Requa). La historia de amor y
fugas que se desarrolla entre Steven Jay
Russell (Jim Carrey) y Phillip Morris (Ewan McGregor). Es Nina Simone.
2011 — (Jonathan Levine). Adam Lerner
(Joseph Gordon-Levitt) tiene 27 años
cuando le diagnostican una extraña variedad de cáncer. El título de la película
hace referencia a sus probabilidades de sobrevivir, como se entera tras
consultar internet. La escena empieza cuando va a iniciar las sesiones de
quimioterapia y conoce a dos compañeros, Alan
(Philip Baker Hall) y Mitch (Matt Frewer), que le introducen en su secreto para superar el
deprimente ambiente que les rodea: tomar cookies,
unas galletas “cocinadas” con
marihuana, que ayudan a superar el trance. La sonrisa tonta que se le pone
responde al viaje interior que acaba de iniciar.
*****
Es,
al fin y al cabo, un efecto secundario del amor que se ha documentado
extensamente: esa capacidad para transportar al afectado y de encenderlo con
una luz, un cierto tipo de luz, que sólo conoce quien la ha tenido, quien ha
brillado de esa forma.
*****
Y
no hay amor como el que se siente por los hijos. No existen alegrías
comparables a las que pueden darnos.
Los
recuerdos no tienen patria; surgen de las emociones y se alimentan de sentimientos.
Carecer de ellos es no tener pasado, como no haber vivido.
Vivir
los hijos nos hará duraderos, perpetuados en su memoria, nutridos por las
historias que compartiste con ellos, en las que hablabas de la vida y de las
cosas, repitiendo lo que tu padre te había contado a ti, imaginando cómo tu
hijo se lo contará al suyo, sintiéndote orgulloso en la transmisión de
vivencias, de cuentos, de historias inventadas, de juegos, de buenos y malos
momentos, de días que sientes que no tienes ganas de pelear y terminas
revolcado en el suelo, haciendo cosquillas, o recibiéndolas, abrazando,
queriendo, sintiendo, formando un vínculo tan sólido y duradero que permanecerá
para siempre, otorgando sentido a tu vida, en la entrega de amor hacia quien
sientes próximos para siempre.
Un sentimiento que, pese a que en ocasiones se muestren expertos en buscar tu debilidad y te hagan sentir cercano a la derrota, sembrando dudas y animando al desfallecimiento, es tan poderoso y gratificante que, cuando se sublima, se convierte en absolutamente
eterno.
*****
Con mi agradecimiento permanente a la que hizo posible que pudiéramos disfrutar con ellos, juntos por muchos años.
*****
La
Navidad es un árbol con demasiados bosques.
Feliz
Navidad.
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Actualización: acabo de darme cuenta que he publicado esta entrada el mismo día en que nacieron los gemelos Robin y Maurice, hace 64 años.
Sirva de recuerdo y homenaje.
mi amor empezó con los hijos de otros, incluyó los ahijados y sobrinos, luego llegaron los hijos y ahora los nietos!!!!! Patrimonio de la Humanidad!!!!
ResponderEliminarConozco tu participación en la educación de los chicos y conozco también la alegría con que lo haces, el sexo masculino despierta poco a poco en este disfrute!!!Enhorabuena!!!
un apretado abrazo para ti y tu linda familia. Albana
Muchas gracias, Albana.
EliminarTe queremos mucho. Guardamos un gran recuerdo de tu paso por nuestras vidas.
Feliz Navidad para ti y los tuyos.
mi amor empezo con mi familia y con mi perrin api alina
ResponderEliminarUn beso Alina.
EliminarCuídalos bien y reserva espacio para cuando aparezca un torrente que te llene por completo.
Feliz Navidad
El amor está ahí, lo único es poder atraparlo y distribuirlo entre la gente que más quieres.
ResponderEliminarFelicidades
Eso era de una canción de John Paul Young: https://www.youtube.com/watch?v=NNC0kIzM1Fo
EliminarFeliz Navidad, Juan Ángel. Un fuerte abrazo
Es mejor este otro vídeo
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=Ipn4A4fuxVI
El amor empieza en la madre, sigue en la pareja ( a veces) y acaba en los hijos . Sin duda. Como siempre impredecible como se pasa de un tema habitual para desrrollar la historia de los Bee Gees y del soul para acbar ene l cine. Melody era un poco pastel y lo dice un BeeGEEfolio
ResponderEliminarEl amor hacia la madre es agradecimiento y, en su gestación, basado en criterios infantiles, aunque necesarios para construir la personalidad del niño. Al alcanzar la adolescencia, madurará (y sus sentimientos también). Si tiene suerte, encontrará a una persona con la que construir un proyecto compartido. La consecuencia, en muchos casos, adquiere la forma de hijos a los que debemos querer, porque debemos actuar sobre ello, modulando su crecimiento de acuerdo a nuestra experiencia.
EliminarDe las películas, la más llamativa 50/50 o cómo afrontar el cáncer con humor. Tengo ganas de verla.
Saludos.