Edison Carter (Matt Frewer)
es el periodista estrella del canal de TV Network
23. Su método de trabajo pasa por cargar con una cámara al hombro y dejar
constancia (grabada) de sus pesquisas. En una de sus investigaciones, mientras
escapaba de los corruptos —que querían limpiar todo rastro de sus fechorías—,
sufre un accidente sobrecogedor, impactando, en un parking subterráneo, con la
barrera retráctil que tiene impreso (en negro y amarillo) un apunte de
seguridad, Max. Headroom 2.3 m
(indicador de la altura máxima permitida para los vehículos que quieran
franquearla). Como resultado del impacto, Carter pierde la conciencia, se
integra definitivamente en la red digital, adoptando la personalidad virtual,
de su alter ego, un tipo ocurrente (y
con un ligero tartamudeo) nominado con las únicas palabras que es capaz de
repetir Carter y que corresponden al aviso de la barrera, visto inmediatamente
antes de su impacto brutal.
"M-M-M-M-M-M-Max" |
Este
es el resumen argumental de una trama, entonces futurista y que hoy suena,
cuando poco, ingenua.
Max ya era conocido de antes. Su primera aparición se produjo en 1985, con The original Max talking
Headroom show, seis dosis emitidas en UK, en el Channel 4, en las que hacía de Vee-Jay
(concepto arcaico que, en plena era MTV,
definía a un DJ presentador de videoclips).
Después
vino 20 minutes into the future
—donde se desarrolló la trama que dotaría de personalidad a Max— y que se
convertiría en el piloto de la
serie de TV que, entre marzo de 1987 y mayo de 1988 emitió en USA la cadena ABC y en España programó TeleMadrid.
Compartían
el reparto de la serie los siguientes personajes:
Theora Jones (Amanda Pays)
es controladora en Network 23
y colabora estrechamente, con Carter, el reportero estrella de la cadena [no con tanta proximidad como a ella le hubiera gustado, teniendo en cuenta su obsesiva (y mal
disimulada) fascinación que, ni remotamente, se aproxima a una tensión sexual,
ni resuelta, ni sin visos de resolver]. En cualquier caso, demuestra su
esperanza en que las cosas lleguen algún día a cambiar, sacándole en cada episodio, de forma
recurrente, las castañas del fuego.
Bryce Lynch (Chris Young)
es un antiguo hacker y, en un destino
personal predecible, transmuta en un genio (aprovechando su condición de niño
prodigio), sin conciencia, ni moral, dispuesto a realizar cualquier intromisión
en los círculos privados más restringidos. Él solito completa el staff del Departamento de Investigación (todavía no se había generalizado el concepto I+D+i) de la cadena.
Murray (Jeffrey
Tambor) es el productor del programa; asume el papel del tradicional
redactor jefe de un periódico convencional. Tiene que mediar entre los jefazos
de la cadena y las chifladuras y desplantes que cometen (a medias) Max y
Carter.
Ben Cheviot (George Coe).
Tras el escándalo inicial en el que Edison Carter se escinde en dos
personalidades (y que casi le cuesta la vida), en el que estaba involucrado el
antiguo mandatario de la cadena, Cheviot es promocionado al cargo de nuevo
preboste y debe mostrar su entereza ética, defendiendo a la pareja dual, frente
a los deseos intervencionistas del consejo de administración de Network 23.
*****
Se
haría tan reconocible que llegaría a protagonizar anuncios de TV, videoclips, e
incluso sería entrevistado
en el show de David Letterman.
Y, a pesar de que eso no constaría como un precedente, permitió que Letterman
le hiciera preguntas.
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El
22 de noviembre de 1987 en Chicago, USA se produjo el “incidente Max Headroom”. Alguien saboteó la señal de la WGN-TV, en prime time, durante el informativo “The nine o’clock news”, mientras informaban sobre el equipo local
de fútbol americano, los Chicago Bears,
sustituyendo la señal por una emisión en la que una persona bromeaba, con el rostro camuflado tras una máscara de
látex de Max.
Más
tarde, sobre las 23:15 se boicoteó la señal de la WTTW, que emitía un capítulo de la serie Dr. Who. La interrupción tuvo una duración mayor y permitió al
intruso quitarse los guantes y la máscara (manteniendo el anonimato) y, en un
acto absolutamente bizarro, bajarse
los pantalones, poner el culo en pompa y permitir que una mujer le azotara las
nalgas con una fusta.
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Entre
1984 y 1996 la TV británica emitió el programa Spitting image,
que en España, Canal+ adaptó como Las noticias del guiñol.
Algunos
pensamos que, detrás del muñeco, siempre hay alguien que mueve las cuerdas. Y
que, si eres el muñeco, puedes terminar atrapado sin que te des (del todo)
cuenta.
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El
2 de febrero fue el día de
la marmota. Si Bill Murray lo
tenía complicado, sintiéndose atrapado en el entorno de un único día, teniendo
que encontrarse, día tras
día, con Ned “Bing!” Ryerson, peor
es sentirte atrapado —como a Max Headroom le sucedió para siempre—, en
el ámbito de un aparato de TV, y descubrirlo ese mismo y fatídico día
No
podía llegar a imaginar que la Revista
Mongolia pudiera
tener tanta razón.
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Muy bueno ALberto. Recuerdo la serie, también la echaron en la tv3, y creo que en canal 9, autonómicas. Guardo buen recuerdo de esa serie, más por mi ingenuidad que por las virtudes de la misma. Por lo demás, me sucede lo mismo, me siento en el dia de la marmota. Por cierto, ha surgido otra hipótesis al respecto del tema de los sobres. Según parece esta campaña mediática está siendo llevada a cabo por quienes hasta ahora apoyaban a los susodichos presuntos y no tan presuntos para cargarles el marrón, desviar la atención de lo que realmente importa (casos de corrupción se han dado tanto y más graves sólo en Valencia) y de paso colocarnos otro lobo vestido de corderillo procedente de Guatapeor, el ejemplo más claro es el de Berlusconi, destituido por corrupto (bien cierto) y sustituido por cierto tecnócrata más amable pero con peores medidas. El día de la marmota puede incluso empeorar, perdón el discursito, tenía que soltarlo. Saludos Alberto, me encantan estos posts.
ResponderEliminarGracias por el comentario Chals. Veo que te gustan seguir las pistas, como Pulgarcito. No todo el mundo lo hace. Pero, cuando compruebas que alguien lo ha hecho, el esfuerzo merece, doblemente, la pena.
EliminarAntes (en aquellos tiempos que para leer se utilizaban los libros y se escribía sin hipervínculos; cuando parecía que la gente disponía de tiempo), era posible tener que utilizar el doble sentido y forzar a que hubiera que leer entre líneas. Estos tiempos (los actuales) llenos de mediocridad, empujan hacia la literalidad, profundamente aburrida. Pero permiten la interconexión, divertida de plantear, pero compleja de establecer.
Me apunto para dedicarle a este asunto un poco más de tiempo (y hacer un artículo).
En cualquier caso, un abrazo agradecido.
PD - Aquí puedes soltar todos los discursos que te parezca. Este es un foro libre (Y, si no estamos de acuerdo, disentimos argumentando).
Es una serie que no recuerdo ver. Si me acuerdo de las noticias del guiñol en su primera época: frescas, anecdóticas, simpáticas y con personajes más que entrañables
ResponderEliminarUn abrazo
Ya lo apuntó Chals: emitieron la serie en los canales autonómicos que había entonces. Luego vino la proliferación de telecanales como telesetas, previa a la teledesaparición de todo el teleentramado.
EliminarGracias.
Eh tío, actualmente se ha descubierto que no es una mujer, él mismo tipo dice que es su hermano vestido de manera muy sucia.
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