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jueves, 25 de enero de 2018

Torrent, candidato a presidiario

No hace mucho estaba de moda la seriedad asnal, por lo que quienes posaban para el fotógrafo de algún medio componían el gesto severo, como si estuvieran concentrados pensando en algo importante, a pesar de sus rostros delataban que sus oquedades craneales no podían contener sino serrín.
Hoy en día, en cambio, se estila la risa, por lo que los protagonistas de la foto, aunque estén en un entierro, ríen. Así pues, los dos melones que se han visto en Bruselas también se han fotografiado riéndose. Con respecto al calificativo de melones que les he aplicado me remito a los vídeos en los son protagonistas, pero no sólo a los vídeos. Se ríen a pesar del horizonte penal que se cierne sobre uno y que puede pronosticarse que se procurará el otro, haciendo bueno también con esto el calificativo de melón.
Torrent se cree muy listo y piensa que puede utilizar las prerrogativas que le concede la ley para saltarse la ley, y como prueba de su perspicacia ha viajado a Bruselas, dice que pagándose el viaje de su bolsillo, pero lo ha hecho en jornada laboral, desatendiendo sus funciones y seguro que cuando lo pillen en otra más gorda esto saldrá a relucir como agravante. Si en las cosas más sencillas ya mete la pata…
Por otro lado, en este juego de tahúres que se llevan entre manos Puigdemont y Junqueras, en el cual Torrent es un títere, porque no se le vislumbra capacidad para más, la parte principal del engaño está dirigida a sus votantes, a los cuales tratan de mantener en tensión, porque si desmoralizan se habrá acabado el juego. Es más, tratan de enardecerlos, para ver si a alguno se le va la mano y provoca una catástrofe.
La elección de Torrent demuestra que van a la desesperada, tratando de salvarse ellos, más que la causa. Podrían haber optado por salvar la causa, pero para eso tendrían que sacrificarse ellos abandonando la primera línea y dando paso a otros.

martes, 23 de enero de 2018

El circo de Marlene Wind

Alega la directora del Centro de Política Europea de la Universidad de Copenhague que Puigdemont tiene montado un circo y añade después que no fue invitado, sino que fue él, o su entorno, quien mendigó su actuación en ese Centro.
No tenía ninguna obligación aceptarlo y tampoco debió haberlo hecho, puesto que el sujeto ese sólo piensa en hacer daño, concretamente a Cataluña, a la que está poniendo a la altura del betún. Quizá a la buena señora, o a su universidad, les apeteciera la posibilidad de ser noticia fuera de sus fronteras, pero esta es una opción mezquina. Quizá por ello, para que no se notara que su gesto no era correcto, acorralaron al imbécil al que habían dado hospitalidad y con ello desviar la atención hacia este aspecto del caso. En las declaraciones posteriores han puesto verde a su invitado, pero sin tener en cuenta la intención aviesa de este, descubierta por el juez Llarena, ni el daño causado. El prestigio de Cataluña, y por consiguiente de España, está cada vez más bajo.
Puigdemont es un pájaro de cuenta que no tiene idea buena y además es muy cobarde. Si se atrevió a ir a Copenhague es porque se sabía a salvo. Debe de haber un equipo jurídico, que a lo peor pagamos todos los españoles, que examina las posibilidades de un prófugo de la Justicia y diseña estrategias para que pueda engañar al Estado, o sea, a todos los españoles.
Si no ha huido, o intentado huir, a un país con el que España no tenga tratado de extradición cabe achacarlo únicamente a que mientras esté en Bruselas su mantenimiento correrá por cuenta ajena, o sea, que no tendrá que ganarse la vida, pero en el momento en que le digan que ya no le van a dar ni un céntimo más, por supuesto que intentará la fuga.


domingo, 21 de enero de 2018

Los psiquiatras de Copenhague

En contra de que lo que se pueda pensar en un principio, no hay indicios de que en las embajadas se estudien los pormenores de los países en que están enclavadas, sino que todo apunta a que se limitan a defender, egoístamente, o sea, sin excesivos miramientos, sus propios intereses nación.
Esta falta de delicadeza quedó clara cuando un país tan orgulloso de sí mismo como Francia cometió la bajeza de proteger en su territorio a los etarras. Si Francia no se hubiera comportado de un modo tan infame no habrían surgido los GAL, sin que eso signifique que tenga toda la culpa, porque el gobierno español tampoco debió caer tan bajo.
Ahora tenemos otro asunto más o menos parecido, en cuanto a torpeza se refiere, y es la anunciada visita de Puigdemont a Copenhague, de la que no sólo cabe destacar el hecho de se le vaya a recibir, sino que además, en un alarde de mala educación y estupidez, los organizadores han mandado una invitación para acudir al acto a la embajada española. Supongo que habrá ido directamente a la papelera.
Se conoce que el entorno de Puigdemont en Bruselas, porque su partido en España debe de estar deseando desembarazarse de él cuanto antes, mendiga sin cesar ante los parlamentarios europeos, para que le concedan algún acto de relieve, con el fin de que los medios no se olviden de él, lo cual inevitablemente tendrá que ocurrir.
Si percibe algún riesgo en su desplazamiento a Dinamarca, puede apostarse a que no irá, porque ya ha demostrado que es un cagón.
Si finalmente va, porque le den garantías de que puede hacerlo, su actuación servirá para seguir perjudicando a Cataluña, para hundirla más económicamente y que un buen número de catalanes se queden sin trabajo. Pero el hecho de que el gobierno danés sea desleal no significa que todos los daneses sean tontos. Verán lo que hay.
Por su parte, los psiquiatras de Copenhague, cuando lo vean actuar y hablar, no tendrán dudas ya acerca de él.

lunes, 11 de diciembre de 2017

La indignidad de unos bomberos

Unos bomberos que fueron de uniforme a Bruselas, para solidarizarse con unos presuntos delincuentes que andan de turismo por allí, hablan de dignidad, como si supieran lo que es.
Lo que hicieron es contrario a la ley, para empezar, y merecedor de un castigo del que no deberían escapar. No sería digno de una democracia que quedaran impunes.
Podrían haber ido de forma privada, pagándose el viaje de su bolsillo y en este caso no habrían infringido ninguna ley, pero su actitud sería igualmente indigna, porque lo digno consiste en respetar la ley y a los encargados de aplicarla.
Como bomberos, tienen la obligación de ceñirse estrictamente a su trabajo, al igual que ocurre en cualquier otra actividad de la función pública.
Como ciudadanos tienen la obligación de cumplir la ley, y en su caso esta obligación es mayor dada su condición de funcionarios. Puesto que es el Estado quien les paga su salario, deben comportarse de forma leal. El Estado está representado en Cataluña por la Generalidad y si su gobierno ha sido destituido y sus miembros están a disposición del juez, es precisamente porque se les acusa de no ser leales al mandato que tienen encomendado, que es el de servir a los ciudadanos, cumplir y hacer cumplir las leyes.
Solidarizarse con quienes presuntamente han sido desleales al Estado es una actitud indigna e impropia de personas que también cobran del Estado.
Esos bomberos han olvidado el temario que tuvieron que aprender para ingresar en el Cuerpo, o acaso entraron a dedo.
Que sean tan pueriles que para justificarse invoque un acto ocurrido 80 años atrás por otros bomberos, en otras circunstancias muy distintas, no hace más que añadir indignidad a su acción, que además es estúpida, porque al perjudicar a España con su gesto se perjudican a sí mismos. También a otros muchos. España está perdiendo mucho dinero por culpa de los nacionalistas.

jueves, 9 de noviembre de 2017

El Parlamento belga y España

No cabe ninguna duda de que si el Parlamento de la Unión Europea está en Bruselas es debido a la irrelevancia de Bélgica.
Los belgas deberían tener la grandeza de reconocer este detalle, en lugar de enorgullecerse y creerse el ombligo de Europa. La irrelevancia belga se ha venido a justificar en el hecho de que en su Parlamento se ha debatido la posibilidad de reconocer la independencia de Cataluña, detalle este que tan solo ha recogido un panfleto español propiedad de un señor del que muchos se asombran de que siga siendo conde.
La actitud del Parlamento belga constituye una inaceptable intromisión en los asuntos internos de España. Cabría recordarles a estos diputados belgas que España forma parte de la Unión Europea y, por tanto, contribuye al enriquecimiento de Bélgica. Tiene una Constitución y unas leyes homologables a las de los demás países de la Unión y los tribunales de justicia españoles han declarado ilegal el movimiento separatista promovido, entre otros, por los prófugos que se encuentran en Bruselas. Por tanto, no cabe discusión alguna sobre el caso en ningún Parlamento de una nación democrática. Cualquier actitud en este sentido es equiparable la de Maduro. No importa cuál haya sido el resultado de la votación, porque si llega a ser favorable los secesionistas Bélgica se habría puesto a la altura que tuvo cuando exhibía en sus calles a los congoleños como si fueran atracciones del circo, en el siglo pasado, e incluso sus ciudadanos les daban de comer por encima de la vallas dentro de las cuales los tenían para que fueran contemplados.
Los belgas se creen más civilizados que los españoles, por lo que demuestra su Parlamento, que no tiene suficiente con lo que dicen las autoridades españolas. Aunque es cierto que también en España hay imbéciles que recurren al franquismo como argumento explicativo. En ninguna parte está escrito que la imbecilidad tenga cura.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

200 alcaldes y el franquismo

Un grupo de alcaldes se ha desplazado a Bruselas a dar soporte moral a un prófugo de la justicia. Supuestamente, cada uno se ha pagado el viaje de su bolsillo, aunque alguno ha dicho que ha cargado la cuenta a su ayuntamiento, puesto que va en representación de la ciudad.
Esta es la cultura democrática que tienen estos tipos, que, además, con todo el descaro, se atreven de tildar de franquista al gobierno.
No pueden ir en representación del ayuntamiento, puesto que forman parte del Estado, con lo cual estar incapacitados para actuar en su contra. Podrían haber ido a título personal, porque son libres de ponerse de parte de quien quieran, incluso de un engendro del maligno, si lo consideran conveniente, pero el caso es que se han llevado las varas de mando, deshonrándolas y convirtiendo lo que podría haber sido un apoyo moral en un esperpento, se mire por donde se mire. ¿En qué tratado filosófico han podido leer que un alcalde, actuando como tal, está en contra de la ley de un país democrático? No pueden haberlo leído en ningún sitio.
Por cierto, en los tiempos anteriores al 20 de noviembre de 1975, esos alcaldes no es que no habrían podido ir a Bruselas impunemente, como parece que va a ser, es que habrían corrido a hacerle la pelota a Franco y se hubieran ofrecido a ayudar a atrapar al prófugo. Pero es que Puigdemont habría sido el más franquista de todos y por supuesto que ni siquiera hubiera maquinado todo el daño que ha hecho, aunque lo más probable es que hubiera hecho otro de naturaleza distinta. No sé cuál, pero no lo concibo sin hacer maldades. Esa querencia suya se le transluce en el rostro.
No hay que hacer caso a quienes tienen la palabra franquismo en la boca, porque lo hacen con intención perversa y siempre encontrarán cualquier cosa para actuar según su deseo.


'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'El séptimo círculo del infierno'
'La Guerra Civil y la Tercera España'
'Cantos al camino'

miércoles, 13 de julio de 2011

Los acuerdos preferenciales con Marruecos

Algo bueno, dentro de tanto mal como ha hecho, debía tener la crisis del pepino. Quizá ha sido por este motivo que la Comisión de Agricultura de la Eurocámara ha venido a darse cuenta de que los controles que han de pasar las frutas y hortalizas de Marruecos no son del todo fiables. Junto a eso, ha caído en otros detalles que ya estaban antes, como son las condiciones laborales de los agricultores marroquíes o los productos fitosanitarios que se emplean en aquel país.
Marruecos es un país pobre, pero su rey es rico, muy rico. Y además es un dictador sanguinario y tramposo. El hecho de que Juan Carlos I sea muy amigo suyo no cambia las cosas. Mohamed VI no cesa de incordiar a España, ni de reclamar las españolas Ceuta y Melilla, ni de someter al pueblo saharaui. Si Juan Carlos I cuida su amistad con Mohamed VI, porque le conviene, los ciudadanos también tenemos derecho a mirar por nuestros intereses, por lo que no nos interesa la amistad con un dictador.
Cuestión distinta sería si Marruecos se convirtiera en una democracia plena y obedeciera las resoluciones de la ONU, olvidándose de Ceuta y Melilla y abandonando el Sahara.
La agricultura española está tocada de muerte; algunos sectores, antaño muy rentables, como el de los cítricos, están en las últimas. Y todo esto ocurre por la desidia de los sucesivos gobiernos que hemos tenido que han considerado que no merecía la pena hacer ningún esfuerzo por el campo. Jamás, desde el principio de las negociaciones para entrar en la Unión Europea, han hecho ningún esfuerzo para defender a la agricultura española en Bruselas, ni tampoco ha habido ningún motivo electoralista dentro de nuestras fronteras, como sí lo ha sido el AVE, para que los políticos busquen el modo de reactivarla o fortalecerla. Lo que mejor sabe hacer nuestra clase política es subirse al coche oficial y darse importancia. Esperemos que por lo menos sepa impedir, ahora que las circunstancias ayudan, que Marruecos acabe saliéndose con la suya.

'¿Cuándo y cómo acabará la crisis?'
'El psicólogo en casa'
'La huella del hereje'
'Quién mató al ayatolá Kanuni'
'Espiritual mente'
'África en el corazón del viajero'
'Diccionario de manías y supersticiones'
'Quién fue quién en el mundo clásico'