En el año 1944, durante el horror del campo de concentración de
Auschwitz, un prisionero judío húngaro llamado Saul, miembro de los
'Sonderkommando' -encargados de quemar los cadáveres de los prisioneros
gaseados nada más llegar al campo y limpiar las cámaras de gas-,
encuentra cierta supervivencia moral tratando de salvar de los hornos
crematorios el cuerpo de un niño que toma como su hijo.
MI OPI: La atmósfera es interesante, se intuye una recreación honesta de los
campos de concentración alemanes, pero sólo eso: se intuye. Porque no
consigo ver nada, con una profundidad de campo tan reducida la pantalla
se limita a unos hombros y una cabeza. Por un lado, el empecinamiento del director por pegar la cámara al
protagonista durante todo el metraje es un acierto porque la
narración se sustenta bajo ese único punto de vista.
Por el otro lado, ese mismo acierto se convierte en un gran error porque
los contínuos planos de Saúl desde todos los ángulos se acaban
atragantando en la mente del espectador, hambriento por ver algún plano
general. Aún reconociendo la intención transgresora del director de mostrar el horror desde el punto de vista del personaje de Saúl me ha agobiado su forma de ser rodada y su montaje.
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