El relato arranca a toda fantasía cuando Alois, joven vendedor bávaro de aspirinas decide sumergirse en el Walchensee para caminar por las profundidades lacustres hasta el otro lado del mundo, específicamente hasta la ribera de Copacabana, la nuestra, donde queda de inmediato prendado de Elena, la hija del farmacéutico lugareño. Es el principio de un gran círculo existencial que Copac’ahuana –“el diós que cuida del azul”, según la traducción ofrecida por el film–, permitirá completar medio siglo y pico más tarde, cuando la tercera generación emprenda el camino de regreso por la misma vía.
MI OPI: Curiosa fábula que mezcla la fantasía con la realidad con una gran naturalidad. Interesante proyecto.
