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26.8.08

Noches blancas

Acabo de ver Las Noches blancas de Sánchez Dragó. Han estado debatiendo sobre internet y literatura y los mayores, Eva Orúe (Divertinajes.com), Dragó y Jorge Benavides, junto a Alberto Olmos (no tan mayor aunque lo parece) han impuesto su criterio sobre el papel y las historias clásicas versus la pantalla y las narraciones fragmentadas. Y especialmente Alberto Olmos, el más molesto con la experimentación, sostenía que la narración tipo Nocilla (Agustín Fdez. Mallo) no era nada nuevo, que era lo más viejo del mundo, etc... También, querido Alberto Olmos, debes saber que tu argumento es de lo más viejo del mundo. Supongo que a todos nos da envidia el éxito mediático de los demás. A mi también me da cierta envidia que te hagan tanto caso (especialmente atento se mostró Dragó contigo) y que te publiquen, Alberto; como ves la envidia va por niveles. Participaba en la tertulia Montero Glez, a quien he visto en forma, provocador y muy simpático, mucho mejor que la primera vez que le vi, hace unos 9 años, cuando pensé que el pobre estaba siendo devorado por el propio personaje canallesco que se había creado y que era muy probable que no se recuperase nunca. Me ha alegrado mucho verle en forma, gran escritor. Y un par de jóvenes que han creado un libro a partir de un blog donde escribían junto a dos compañeros más (lástima que no recuerde sus nombres, pero sí el título del libro: [hotelº postmoderno. Bueno, ni unos han inventado la pólvora ni está mal de vez en cuando hacer experimentos que nos recuerden a Rayuela o a Joyce. Efectivamente, Alberto, todo está ya inventado. Pero entre seguir haciendo lo de siempre y atreverse a romper los códigos lingüísticos establecidos por la propia naturaleza humana, no está mal experimentar de vez en cuando. Todos tenemos referentes, incluso Picasso o Mozart. No hay más que escarbar un poquito. Así que tu argumento también está desfasado.

¿Por qué nos molesta tanto que la gente escriba, sea como sea su estética? Esto suele molestar más a los realistas que, por lo general, suelen ser más radicales; ¡qué desfachatez imaginar, con la de injusticias que están sucediendo! Sí, muchas, las mismas que aparecieron en el minuto cero de la existencia. El realismo no es tan progresista como se vende, no. A mí a estas alturas me parece conservador (siempre es mejor no sacar los pies del tiesto). Pero es normal esta actitud agresiva de los realistas, al fin y al cabo son los que más publican y más venden -son más fáciles de leer-, por lo que tienen que defender su terreno. A los locos de la imaginación nadie les hace caso ni les compran su libro. Imaginar es peligroso para los poderes establecidos, para la propia sociedad, para la burguesía. Al menos hoy en día no se les confina en manicomios. Ya es un paso.