mi padre se está muriendo, lo noto. la verdad es que creo que se está muriendo desde hace ya algunos años. quizá se está muriendo desde que nació y yo no me había dado cuenta hasta ahora. lo peor de la muerte no es el nombre, sino el sufrimiento del moribundo y la ausencia que deja.
lo peor de la muerte para el que no se muere es la ausencia, sí.
la ausencia es no poder mirarle a los ojos, no poderle tocar la mano, no sentir su latido, no escuchar su voz, no reir juntos de nuevo.
mis ausencias son mis muertes para otros, mis suicidios de cobarde o valiente que huye. me hubiera encantado romper el espacio y el tiempo como en una novela y poder disfrutar de los amigos que dejé atrás, tantos y tan buenos, de las chicas que no han vuelto a verme por unas u otras razones, por acción o por omisión. debo haberme muerto tantas veces que he perdido la cuenta. y lo único que se me ocurre, ante la imposibilidad de romper ese cronotopo, es el consuelo del recuerdo. quedamos en la memoria de los demás por nuestros actos, nuestros valores, nuestras palabras, nuestra genética (que es la única y verdadera inmortalidad; tantos siglos buscándola, y muchos no saben que la tienen en sus propias manos). pero también me pasa por la cabeza que esto no es más que la reflexión de una persona que piensa que la vida debe tener algún sentido. acepto que otros, con haber pasado por aquí y haberlo disfrutado, tienen bastante. me parece también válido.
mi padre se está muriendo. yo me estoy muriendo. tú te estás muriendo. estamos pasando de un estado a otro. lo único que nos queda ante la ausencia es el recuerdo. espero que el mío en vuestras vidas sea tan agradable como para mí fue vuestra amistad y vuestro amor.
* cronotopo: crono (tiempo) + topo (espacio).