un diario posible: elsa
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domingo, 18 de mayo de 2014

Mujeres de dos ciudades

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Esto lo encontré en el facebook de Elsa Manuel. Lo guardo acá para que no se me pierda,


"Todas las mujeres tejían. Tejían cosas sin valor, pero el trabajo mecánico era un sustituto mecánico de comer y beber : las manos se movían en lugar de las mandíbulas y del aparato digestivo. Si los huesudos dedos se hubieran quedado quietos el hambre habría apretado aún más .”


Charles Dickens

A Tale of Two Cities

domingo, 15 de abril de 2012

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Mis manos se mueven
siguiendo instrucciones muy antiguas
y ya no tengo que pensar, sólo probar
contar a veces.
Los movimientos los aprendí hace tiempo
pero los sabía
antes de aprenderlos
son los hilos invisibles 
que se atan y se enredan
y unen a las abuelas, las madres, las hijas, 
a todas las mujeres que se reúnen
que confabulan
que siempre llevan
algo entre manos.




viernes, 29 de julio de 2011

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El jueves empecé un taller con Elsa Manuel, y mientras tejía no paraba de hablar de mi abuela. Mi abuela era una genia. Me enseñó la alegría de estar en casa, siempre ocupada, nunca aburrida. La paciencia para cocinar, para esperar que todo, todo, incluso la pava para el mate se caliente al fuego mínimo. Me enseñó a confiar en que todo al final sale bien, como dios quiere. El tiempo se alarga y las cosas salen haciendo un poquito cada día: un rato con las plantas, un rato con la ropa, a la mañana tejiendo o rezando mientras se hace la comida. El dulce nunca se le quemaba, las tortas nunca se le arrebataban, porque el fuego era su amigo y lo trataba con suavidad. Trataba de no tirar nada, de que todo volviera a servir: la lana destejida, lavada y vuelta a tejer, los sachets de leche cosidos y transformados en bolsas para la compra, hasta inventó unos tubitos hechos con rollos de cocina y tapas de desodorante para guardar las agujas.
Ahora yo, cansada y enferma de tanto leer, de tanto tratar de enseñar cosas que ni yo sé si sirven a chicos que no quieren aprenderlas, vuelvo a encontrar ese lugar calentito entre mujeres que tejen y hablan de cosas nimias, y vuelvo a disfrutar como cuando era una nena y ella me enseñaba los puntos.