No,
no me he vuelto tan vaga (o si, quién sabe), para auto-copiarme. Es que desde
que la semana pasada escribía este post para Zinéfilaz he visto más cine de
Kaurismaki y me he rendido por completo a sus encantos. Le dedicaré una entrada
la muy pronto.
Escribe unos diálogos bellísimos, aunque resultan un poco raros cuando los lees. (...) Emplea metáforas poéticas al hablar, levanta o baja el pulgar según quiera que interpretes más o menos. (...) Al empezar un rodaje siempre advierte: Estamos entre caballeros, y al primero que se ponga agresivo lo estrangulo con mis propias manos, aquí venimos a divertirnos y a trabajar. (...) Es un gigante de un metro noventa de altura. Come y, sobre todo, bebe mucho. Fue cartero en su día. Es un pesimista alegre. Se encuentra cómodo en los barrios periféricos, en las ruinas, con los desclasados, la gente sencilla. Palabras del actor André Wilms sobre Aki Kaurismäki.
De su última película, El Havre,
han escrito en sus respectivos blogs: Troyana, Manderly, Bargalloneta y Noemí. Y
a todas les ha gustado. Me uno al clan y os propongo una pequeña retrospectiva
de este original director. Una catarsis colectiva, cargada de ironía, humor,
música, paisajes desolados, personajes inolvidables y finales de cuento.
Muere tras una brutal paliza, o
eso piensan los médicos que le atienden. De pronto, se incorpora, su cara está
cubierta con un aparatoso vendaje. Con sus propias manos se recompone, enciende
un cigarro y se marcha. Una familia lo encuentra tirado a la orilla del río, lo
acogen en su casa y lo cuidan.
No hablaba porque no tenía nada
que decir.
No recuerdo ni un sonido, sólo
la noche oscura.
Se ha borrado todo de su memoria.
Se instala en un cochambroso contenedor “con vistas”. No posee ni un documento
que acredite su identidad, edad, estado civil, profesión... Busca trabajo, pero
en la oficina de empleo estiman que les toma el pelo y no están ellos para
perder su valioso tiempo. La cosa no mejora en el banco cuando intenta abrir
una cuenta (los suizos son menos “exigentes” y se conforman con una simple
secuencia numérica, sin apellidos). Como testigo de un robo, es acusado de
insubordinación al no querer firmar o responder a cuestiones simplonas, ¿cómo
te llamas?
Podrías ser extranjero.
Hablo finlandés.
Aprenden muy rápido.
Mientras tanto, será el Ejército
de Salvación quien le facilite lo necesario para sobrevivir. Y allí conoce a
Irma...
Se va integrando en la comunidad
y ganándose el respeto y cariño de todos; incluidos el “mafioso” y su perro
“asesino”. Promueve cambios de estilo en el grupo de músicos. Embellece el
interior de su habitáculo convirtiéndolo en un hogar. Orgulloso de su
micro-cosecha de patatas...
Pero, ¿quién es realmente? ¿Lo averiguará?
Dogs have no hell (2002)
Cortometraje con la misma pareja
de actores protagonistas, que en esta ocasión no tienen que ir hacia el pasado
para resolver el presente. Dan un paso adelante y se dirigen en tren a un
futuro prometedor (¿utópico?).
“El protagonista (Janne Hyytiäinen) busca una rendija por
la que apartarse de este cruel mundo, pero la sociedad y los demás se encargan
de aplastar sus modestas esperanzas una tras otra” (Kaurismäki).
Koistinen es vigilante nocturno.
Rechazado por sus compañeros, vive solo y aspira a algo mejor en la vida; hasta
que una mujer se cruza en su camino. Apenas puede creer en su suerte. Ella es
tan hermosa. Van al cine, la invita a cenar y a un concierto. Es feliz, y muy,
muy ingenuo…
Todas sus ilusiones se
desvanecen: le deniegan un crédito para montar su propia empresa (fracasado),
le utilizan (cretino), le despiden y le acusan por un acto que no ha cometido
(infeliz), va a la cárcel (inocente).
¿Alguien le va a ayudar? ¿Podrá
al fin valorar a quien de verdad le quiere?
No te vayas. No te mueras.
No pienso morirme.
En la banda sonora aparecen dos temas de Carlos Gardel:
Volver y El día que me quieras.
Cuanto más cínico soy, más cariñoso
soy con mis personajes
En mi opinión, son esos
personajes, con sus historias y rostros inolvidables, la esencia de sus
fábulas. Ambientes de tonalidades tristonas que evocan épocas pretéritas. Desde
la fealdad llega a lo más hermoso, a la dignidad, solidaridad, ternura,
honestidad, amistad y amor. No se queda en esos cuerpos desaliñados, bucea
hasta el alma y provoca empatía en el espectador. Conmovedor, sensible, poeta y
auténtico. Regado con abundante alcohol, miles de cigarros en el bar del barrio
y un perro, símbolo de la nobleza y bondad: grande Kaurismäki.
Para terminar, no puedo evitar
mencionar Noche en la tierra, subida al taxi de esta extraordinaria película de
Jim Jarmusch, cuya pieza en Helsinki es un magnífico homenaje a Kaurismäki, recreando su universo, con sus
actores habituales. Y mi adorado Tom Waits como broche final.
En
breve La vida de bohemia y El Havre.