Yo tejeré coronas de violetas
para estrenar contigo primaveras.
Agitaran mis manos las primeras
espumas de las aguas indiscretas
en las que bañes tu cuerpo deseado,
envidia de esculturas admiradas,
tormenta de pasiones y miradas
que invitan a los cielos y al pecado.
No perderé jamás la melodía,
ni ese ritmo, que marca nuestras vidas,
desde la noche…hasta el medio día,
con bajadas, y de nuevo subidas.