Es curioso, acabo de darme cuenta.
No suelo mirar para atrás en lo que voy dejando, y menos remontarme a los inicios. Habiendo tanto por leer y tan poco tiempo no me produce curiosidad lo que dejé en el pasado, pero hoy por algún motivo lo he hecho y, curiosamente hoy, precisamente hoy, hago un año.
Vaya, ¡un año!, ¡Quién lo iba a decir! No le daba yo más de unas semanas, y aquí sigo, para bien o para mal, dejando trozos de a saber qué, ni con qué intención.
Un año de descubrimientos y redescubrimientos, apertura de ojos, decisiones, imposiciones, un año de absurdos (seña de la casa que dudo querer cambiar), de seguir sorprendiéndome afortunadamente), de conocer nuevos mundos, nuevas experiencias, nuevas gentes y formas de entender esta especie de Matrix mas o menos apetecible que un día, de repente, aparece tan claro a nuestros ojos.
En definitiva, un año dejando letras con más intención de terapéutica descarga que desde luego por talento, que únicamente me roza en esa capacidad que me gusta pensar que tengo de apreciarlo, como se debe, en aquellos que por suerte he tenido y tengo la oportunidad de seguir ya sea en este u otros entornos.
Así, no tengo otro deseo de cumpleblogaños que dar las gracias. Gracias por el espacio que se me ha permitido quebrantar. Gracias a los que han dejado por aquí un trocito de vista, suspiro, letra o reseña. Gracias a los que simplemente se tropezaron y entraron, y desde luego gracias a los que por algún motivo finalmente se quedaron.