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Leí La sombra del viento cuando estaba en pleno éxito y, a pesar de que me gustó, no soy capaz de recordar detalles de la trama. Sólo me acuerdo del meollo del culebrón (porque es un culebrón), pero de lo demás... ni me pregunten. Algo parecido me ha pasado con Eclipse, cuyo título parece hacerse realidad y eclipsar nuestra memoria. Espero que no me pase lo mismo con El juego del ángel, falsa precuela del primer bombazo de Carlos Ruiz Zafón. En este caso, la trama es más misteriosa, con tintes de novela fantástica y gótica: cementerios, mansiones misteriosas, falsos culpables... Hay una cierta repetición en aspectos que no voy a desvelar aquí, pero la manera de narrar del autor vuelve a engancharnos, porque no se limita a contar las cosas de una manera plana, sino que otra vez emplea la primera persona, recurso que invita, además, a cuestionarse si las cosas suceden de una forma o de otra, debido a la subjetividad que impregna toda la novela.
Veo por esas webs de Dios que, en general, esta novela ha gustado menos que la anterior, incluso la ponen por los suelos. Pues qué quieren que les diga... no es peor y tiene el atractivo de la relación entre David Martín, el protagonista, y su joven ayudante y aspirante a escritora, Isabella, relación que recuerda un poco a la de Mr. Rochester y Jane Eyre, plagada de ingenio y un sentido del humor muy inteligente, cosa que no recuerdo en La sombra del viento.