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Por fin terminé Norte y Sur de Elizabeth Gaskell. Esta novela no se puede abordar pensando en que vamos a encontrar una historia al estilo de Jane Austen. Aquí tiene muchísima importancia el tema de carácter social, pero no el de los libros de Austen, en donde se habla de niñas o niños bien y la necesidad de casarse con un buen partido para vivir tranquilamente. Nada de eso. En Elizabeth Gaskell el tema social es el de los enfrentamientos entre la clase obrera y los patronos de las prósperas fábricas inglesas. El título de la novela se refiere precisamente al choque entre el sur rural y el norte fabril. La protagonista, Margaret Hale, es del sur y tiene que adaptarse a Milton, la ciudad del norte a la que ella y su familia se trasladan. Allí entra en contacto con el mundo obrero, conocerá a un sindicalista y a su hija, así como al patrón de una gran fábrica, el señor John Thornton, el Mr. Darcy de esta historia. Y es que, queridos lectores, hay un cierto paralelismo entre Orgullo y Prejuicio y Norte y Sur. Margaret es, como Elizabeth Bennet, una chica inteligente y con las ideas muy claras. Tanto que es capaz de hacerle frente al frío Mr. Thornton, del que "pasa" de entrada. Tenemos, por supuesto, una declaración de amor no correspondido y el cambio de actitud posterior de la chica hacia el chico. Pero la historia entre ambos se pierde en medio de otras cosas, como la ya citada lucha entre clases o desgracias personales de Margaret. Por otro lado, conocemos los pensamientos de Thornton, cosa que no ocurre con Mr. Darcy.
El enamoramiento de Mr. Thornton tampoco me ha quedado claro. Muchos me dirán que Mr. Darcy también se declara así, de buenas a primeras. Pero he de decir que se intuía "algo". Además, sin que conozcamos lo que se le pasa por la mente, es a través de Elizabeth Bennet que vemos los cambios que se van produciendo en él con respecto a su orgullo. Y, por supuesto, la evolución de la propia Elizabeth en lo referente a sus prejuicios. En Norte y Sur, Margaret empieza a dar importancia a lo que Thornton pueda pensar de ella después de un suceso que puede dejar su reputación por los suelos, pero no veo la "chispa" necesaria para que estalle la historia de amor plenamente, no sé si me entienden. El final me parece demasiado arrebatado, aunque la propia autora se excusa por ello, echándole la culpa a los requisitos de ser una publicación semanal.
En cuanto al resto de personajes, también tenemos la versión "adaptada" de Lady Catherine de Bourgh, la temible tía de Mr. Darcy. En este caso se trata de la orgullosa madre de Mr. Thornton. El resto de secundarios no es tan delicioso como los de las novelas de Austen, porque este libro carece de algo que sí tienen las obras de aquélla: sentido del humor.
Pasemos a la adaptación más reciente a la televisión: llevo un capítulo y estoy anonadada. La primera imagen que se nos ofrece de Thornton es el de un hombre violento. Aparece pegándole una auténtica paliza a un obrero al que ha pillado fumando (con el consiguiente peligro de incendiar todo el algodón de la fábrica). Nada que ver con la novela. Y, para rematar, en el citado capítulo vuelve a mostrarse violento con el mismo obrero que viene a pedirle que lo readmita en la fábrica. Estas escenas son siempre contempladas por una pasmada Margaret. ¿Pero qué clase de héroe de historia medio romántica es ése? El fin del episodio es ya el colmo: la voz en off de Margaret (que se usa a modo de epístolas que escribe a su prima Edith, otra licencia) dice que "he visto el infierno y es blanco", en referencia al algodón que flota constantemente en la fábrica de Thornton. A la vez que se oye la voz, se ve la imagen de la sala de máquinas y Thornton por allí, de modo que, si eso es el infierno, él es el demonio. Para matarlos. Y el caso es que el reparto no está mal: Richard Armitage, el actor que hace de nuestro protagonista, tiene el punto repelente que debe caracterizar a su personaje. Sin duda, la mejor es Sinead Cusack, Mrs. Thornton, por lo que he visto hasta ahora. Ya les contaré cuando termine de verla.
El enamoramiento de Mr. Thornton tampoco me ha quedado claro. Muchos me dirán que Mr. Darcy también se declara así, de buenas a primeras. Pero he de decir que se intuía "algo". Además, sin que conozcamos lo que se le pasa por la mente, es a través de Elizabeth Bennet que vemos los cambios que se van produciendo en él con respecto a su orgullo. Y, por supuesto, la evolución de la propia Elizabeth en lo referente a sus prejuicios. En Norte y Sur, Margaret empieza a dar importancia a lo que Thornton pueda pensar de ella después de un suceso que puede dejar su reputación por los suelos, pero no veo la "chispa" necesaria para que estalle la historia de amor plenamente, no sé si me entienden. El final me parece demasiado arrebatado, aunque la propia autora se excusa por ello, echándole la culpa a los requisitos de ser una publicación semanal.
En cuanto al resto de personajes, también tenemos la versión "adaptada" de Lady Catherine de Bourgh, la temible tía de Mr. Darcy. En este caso se trata de la orgullosa madre de Mr. Thornton. El resto de secundarios no es tan delicioso como los de las novelas de Austen, porque este libro carece de algo que sí tienen las obras de aquélla: sentido del humor.
Pasemos a la adaptación más reciente a la televisión: llevo un capítulo y estoy anonadada. La primera imagen que se nos ofrece de Thornton es el de un hombre violento. Aparece pegándole una auténtica paliza a un obrero al que ha pillado fumando (con el consiguiente peligro de incendiar todo el algodón de la fábrica). Nada que ver con la novela. Y, para rematar, en el citado capítulo vuelve a mostrarse violento con el mismo obrero que viene a pedirle que lo readmita en la fábrica. Estas escenas son siempre contempladas por una pasmada Margaret. ¿Pero qué clase de héroe de historia medio romántica es ése? El fin del episodio es ya el colmo: la voz en off de Margaret (que se usa a modo de epístolas que escribe a su prima Edith, otra licencia) dice que "he visto el infierno y es blanco", en referencia al algodón que flota constantemente en la fábrica de Thornton. A la vez que se oye la voz, se ve la imagen de la sala de máquinas y Thornton por allí, de modo que, si eso es el infierno, él es el demonio. Para matarlos. Y el caso es que el reparto no está mal: Richard Armitage, el actor que hace de nuestro protagonista, tiene el punto repelente que debe caracterizar a su personaje. Sin duda, la mejor es Sinead Cusack, Mrs. Thornton, por lo que he visto hasta ahora. Ya les contaré cuando termine de verla.