Buenas
tardes a todos.
De nuevo me teneis aquí con la reseña de mi última lectura que ya os presenté hace un tiempo, una novela
que llevaba esperando su turno desde el mes de noviembre del pasado año cuando
la adquirí en la feria de viejo de mi ciudad al irrisorio precio de 5€. Estamos
hablando de “Yo, la Reina”, de Susan Hastings, una biografía novelada de la
gran Reina de Castilla (Isabel la Católica). Comenzamos ya.
Ficha técnica.
Título: Yo, la Reina.
Autora: Susan Hastings.
Género: Novela histórica.
Editorial: Robin Books.
ISBN: 9788493575595
Formato: Tapa dura
con sobrecubierta, 485 páginas.
Precio: 5€
Contraportada.
Castilla, 1464. El reino se encuentra en una situación caótica. Los
bandidos tiranizan a viajeros y a comerciantes. La nobleza y el clero se enriquecen
con toda impunidad a costa del hambriento pueblo. Pero el rey Enrique es demasiado
blando como para poder restablecer el orden. Cuando sus enemigos logran
asesinarle, el espectro de una guerra de sucesión se cierne sobre Castilla. La
hermana de Enrique, Isabel, logra imponerse, llegando a convertirse en leyenda
de la Historia española. Al lado de su marido, con una voluntad de hierro y una gran inteligencia, convierte a España en
una gran potencia. "Yo, la Reina" narra la agitada vida de la
mujer que hizo posible el viaje de Colón y que puso en fuga a los árabes.
Personajes.
- Isabel de
Castilla: Cuando nació, nadie imaginaba que estaría llamada para tan alto destino,
hija de Juan II de Castilla y de su segunda esposa, Isabel de Portugal, la hermanastra
de Enrique IV conquistó las cotas más altas de poder conocidas hasta la época
en manos de una mujer, que supo imponerse en un mundo de hombres y demostrarles
que ella era la reina de Castilla y que todos debían someterse ante ella, desde
su marido hasta el más insignificante de sus súbditos.
- Fernando
de Aragón: Esposo de Isabel y rey de Aragón desde el año 1479. Se
casó con ella en la clandestinidad, ansioso por gobernar en Castilla, cosa que
nunca lograría en vida de la Reina. Enamorado de Isabel, no duda sin embargo en
engañarla con otras damas de mayor o menor alcurnia. Su esposa hace la vista
gorda, siempre que no provoque un escándalo y sea discreto.
- Beatriz: Amiga íntima
de Isabel desde la infancia, y su confidente a lo largo de toda su vida. Se
casó con Andrés Cabrera, un converso que se convirtió en uno de los mayores
aliados de la corona en tiempos de necesidad, aunque en un primer momento fuera
el mayor aliado de Enrique, y por ende, enemigo de Isabel. En más de una
ocasión, exigió como prenda a la infanta Isabelita (primogénita de la pareja
real) para apoyarles en la guerra contra la Beltraneja.
- Bulbito: Bufón de la
corte. Enano, terriblemente feo y bizco, tortura a Isabel con sus acertadas
profecías desde que llegó a Segovia procedente de Arévalo. Ella es la única a
la que sus piruetas y chistes no resultan graciosos, teme al enano hasta el
punto de hacerle protagonista de sus peores pesadillas, pero nunca llega a
deshacerse de él. Sin embargo, no logrará librarse de él ni después de la muerte del bufón, poco después de conquistar
Granada.
Argumento.
En este caso, seré más breve en este
apartado de lo que suele ser habitual en mí, ya me enrollaré lo suficiente en
la opinión personal. Os dejo aquí unas breves pinceladas de la sinopsis de esta
novela, aunque ya ha quedado lo suficientemente claro en el apartado anterior
que nos encontramos ante una biografía novelada de Isabel I de Castilla.
Corre el año de 1464 cuando una
joven Isabel llega a la corte de su hermanastro y Rey Enrique IV procedente de
Arévalo, donde durante tantos años había vivido junto a su madre trastornada y se
encuentra con una corte en la que reina la corrupción y la desvergüenza, en la
que los nobles acaparan todo el poder, no dudando en conspirar contra su rey e
incluso a asesinarle, al no conseguir que se doblegue a sus propósitos.
Enrique es un Rey blando y maleable,
que prefiere la paz a la guerra y esto no es malo en principio, pero sí se
convierte en algo nefasto cuando utiliza el erario público para conceder
privilegios a los nobles, todo ello en contra del empobrecido pueblo llano, y
sobre todo, permite que los salteadores de caminos campen a sus anchas por los
caminos de su reino. Castilla no tiene un gran ejército, son los nobles los que
deben movilizarlo en caso de guerra y éstos no dudan en ponerse en contra del
Rey si resulta más provechoso para sus intereses particulares y, sobre todo,
económicos. Castilla sigue siendo un reino feudal, y su Rey el primus inter
pares, con sus escasas ventajas y sus múltiples inconvenientes. Todo esto
acabaría con la llegada al trono de Isabel.
Esta novela nos narra la historia de
cómo esa niña inocente recién salida de Arévalo llegó a ser Reina de Castilla,
tras casarse en la clandestinidad con Fernando de Aragón, ceñirse
ella misma la corona en virtud del pacto de los toros de Guisando por el
cual Enrique la proclamaba heredera a pesar de que luego la desheredó y de cómo
gestionó el reino de Castilla con mano de hierro hasta su muerte, el 26 de
noviembre de 1504.
Mi opinión
personal.
La novela me ha gustado, pero sólo
eso, desde luego no llegará a convertirse en una de mis lecturas de cabecera
por diversos motivos que os contaré después. Como buena novela histórica es
instructiva y descriptiva (aunque no excesivamente, al menos en mi opinión) y
nos narra de una manera bastante fidedigna la interesantísima vida de aquella
mujer que cambiaría la Historia de España de forma tan radical.
Es cierto que Susan Hastings se
centra principalmente en la figura de Isabel, pero no por ello olvida a
aquellos otros personajes que formaron parte de la vida de la Reina como pueden
ser su marido, Fernando, sus 5 hijos (otros tantos nacerían muertos) o las
personas que formaron parte de su corte (Cisneros, el Cardenal Mendoza, Bulbito
o Torquemada), así como los que llegaron a ella de forma un tanto inopinada
para quedarse de forma definitiva, caso de Cristóbal Colón.
En lo referente a la traducción, nos
toca hablar ahora de uno de los principales puntos flacos de esta novela, ya que
tiene erratas y errores de gramática. Os dejo aquí un par de ellos, que me han
llamado especialmente la atención, dejando por sentado que no son los únicos.
Supongo que Irene Mateo, la traductora, no tenía su mejor día cuando tradujo
esta obra.
El abastecimiento resultó muy
perjudicada.
Escribe sugiera donde debería decir
siguiera.
Utiliza descuello (altanería,
altivez, avilantez) donde debería decir de su cuello.
Susan Hastings utiliza un estilo no
excesivamente descriptivo, lo que convierte a esta novela en fácil de leer y
bastante amena, a mí me ha resultado de lo más entretenida a pesar de ese
defecto que os expongo antes. Nos cuenta la vida de Isabel I de Castilla en
menos de 500 páginas, eso os puede dar una idea de que no se extiende demasiado
en disquisiciones históricas, sólo lo estrictamente necesario para que el
lector se pueda hacer una idea de la situación a la que Isabel y Fernando se
enfrentaban en ese momento.
AMBIENTACIÓN.
Creo que ya lo he dicho en otras
ocasiones, pero lo repito, admiro muchísimo a la mujer que Susan Hastings
convierte en protagonista de esta novela y he estudiado mucho su vida, y la
época en la que le tocó vivir. Por tanto, no he podido evitar mirar con lupa la
ambientación de esta obra, que tiene algunos ligeros fallos, nada imperdonable,
pero que a mí me han saltado a la vista. Perdonadme si no sigo un orden
estrictamente cronológico en algunos casos, lo he ido escribiendo a medida que
se me ha ocurrido. Vamos allá.
- Isabel,
hija: Comienzo este repaso por uno de los puntos que menos me gustan de la
novela. La autora podría haberle sacado muchísimo más partido al personaje de
la loca de Arévalo ya que las crónicas nos cuentan que Isabel la visitó, siendo
ya Reina de Castilla, en varias ocasiones unas veces sola y otras en compañía
de sus hijas. Este personaje aparece (sólo su nombre, nunca en persona) en contadas ocasiones al inicio de la obra y
siempre lo hace en boca de alguien que quiere martirizar a la joven Isabel con
el recuerdo de su madre trastornada. Lo dicho, podría haberle sacado más
partido.
- Isabel,
mujer: También en este apartado me veo en la penosa obligación de suspender a la autora, ya que
en ocasiones me ha dado la impresión de que quien estaba al frente del gobierno
castellano no era una mujer, sino un robot, una máquina de gobernar. La Reina
quedó embarazada 10 veces, y sólo 5 de estas gestaciones llegaron a buen puerto
entre abortos y criaturas nacidas muertas. Isabel apenas llora en estos casos,
tan sólo encomienda las almas de sus angelitos, como ella les llama, a Dios y
sigue con su vida como si nada hubiera pasado. De acuerdo en que Isabel tenía
una fe capaz de mover montañas, pero ¿de veras una mujer actúa así ante
semejante pérdida? Sólo se comporta como una mujer “normal” cuando mueren sus
hijos y Dios empieza a quitarle todo aquello que antes le había entregado.
- Tanto
monta, monta tanto: O Isabel como esposa. Susan Hastings nos pinta a
Fernando, el sufrido esposo, como un mártir por la causa. Se casó en secreto
con ella, para lo cual llegó a Castilla desde Zaragoza disfrazado de mulero y
sin intención alguna de cumplir los términos de su contrato matrimonial, que estipulaba
que ella sería la Reina y él sólo su consorte. En un primer momento, firmó,
pensando que no sería difícil para él, rey de Sicilia y heredero al trono de
Aragón, hacer a un lado a su mujer y gobernar también en Castilla… No conocía a
Isabel, y se vio relegado a un segundo plano durante todos los años que duró su
matrimonio, cosa que sólo le molestaba en ocasiones, ya que Isabel le nombró
encargado de todos los asuntos exteriores del Reino de Castilla, mientras que
ella se ocupaba de los interiores, y la Reina hizo esculpir esa frase que pongo
antes en todas las Iglesias, Universidades y edificios públicos en general.
- Fray Tomás
de Torquemada o el renacimiento de la Santa Inquisición: Aunque esta
de santa tenía lo mismo que yo, pero bueno. En este tema me alegra poder darle
a la autora un sobresaliente. Me ha encantado la forma en la que nos describe a
Torquemada… justamente como lo que era, un fanático religioso como nunca antes
había conocido el reino de Castilla, y mucho menos el de Aragón. Era el único
que osaba contradecir a la Reina sin provocar sus iras, de hecho era la única
persona ante la cual Isabel se doblegaba fácilmente. Suya es la responsabilidad
de la instauración en Castilla del Santo Oficio, la persecución de los
conversos acusándoles de fingir ser católicos y seguir practicando su religión
en secreto. Fue siguiendo su consejo (más bien sus exigencias) que Isabel y
Fernando decretaron la expulsión de los judíos de España y tantas otras cosas.
La propia Beatriz, la amiga íntima de Isabel, llegó a temer por la vida de su
marido, cristiano intachable pero de origen converso.
- Isabel,
madre: Tampoco le da mucho bombo y platillo a este aspecto de la vida de Isabel.
Tan sólo en contadas ocasiones nos habla de sus hijos, dejando siempre muy
claro el favoritismo de la Reina por Juan, el único varón, aquel que debía
continuar con su tarea cuando ella ya no estuviera. De todos modos, las
crónicas nos cuentan que Isabel fue una madre estricta y no excesivamente
cariñosa con sus hijos, que fueron educados de forma rigurosa y encaminada a
cumplir con las obligaciones que suponía ser hijos de sus padres, con grandes
ausencias paternas en una corte itinerante. Sólo sale a relucir la madre en
esos momentos de los que antes os hablaba, cuando sus hijos mueren, el varón
por la sífilis y la primogénita por un mal parto, la novela asegura que en
Lisboa, pero yo he leído en varios tratados históricos que este deceso tuvo
lugar en Zaragoza, donde la infanta estaba de viaje para ser proclamada
Princesa de Asturias, este es uno de los fallos que tiene la novela. Estas
muertes, pero sobre todo la de su nieto Miguel, constituyeron el principio del
fin de la gran Reina de Castilla, que no volvió a ser la misma.
- Don
Cristóbal Colón o ese loco tan divertido: No soy yo quien lo llama así, sino
la propia Isabel en la novela. Cristóbal Colón es recibido en audiencia por los
Reyes en varias ocasiones, y éstos no parecen mostrarse dispuestos a embarcarse
en la loca aventura que el genovés les propone, y que le costaría al reino (aún
embarcado en la guerra por la Reconquista de Granada) la considerable cantidad
de dos millones de maravedíes. En la segunda audiencia, Colón se comporta de
una forma sumamente desagradable y prepotente, y la comisión de expertos
deniega su propuesta de forma unánime y en un tiempo récord, pero no por
motivos científicos, sino por el mal comportamiento del navegante. Sin embargo,
Isabel, en previsión de que pueda acudir a Francia, su gran enemiga, en busca
de ayuda, decide apoyar al genovés en el último momento. Aunque al principio
los resultados parecen demostrar que ha sido un error, el tiempo se encargaría
de demostrar que no era así.
- Isabel,
guerrera: La Reina siempre prefirió la negociación y el diálogo al sonido de las
espadas, pero hubo momentos en los que tuvo que luchar para defender sus
intereses y los de la corona, y lo hizo poniéndose al frente del ejército
cuando fue menester, pero siempre insuflando ánimos y fuerzas a los guerreros.
El primer encuentro con la guerra que tendría la soberana de Castilla se
produjo en la batalla de Toro, durante la guerra de Sucesión que la enfrentaba
con la Beltraneja y en la que se enfrentaron el arzobispo Carrillo, su mentor
hasta entonces, contra Mendoza, su nuevo aliado incondicional.
En un primer momento, la Reconquista
de Granada de manos musulmanas no suponía un objetivo para Isabel. Los
granadinos eran vasallos de Castilla y, como tales, pagaban un tributo al
reino. Todo eso cambió cuando se negaron a seguir haciéndolo, decían que Granada
era un reino independiente que no le debía vasallaje alguno a nadie, y mucho
menos a un reino gobernado por una mujer. Esto encolerizó a Isabel, que ordenó
al Rey moro que depusiese su actitud y volviese a pagar sus impuestos a
Castilla. Fracasado este intento negociador y alentada por el propio
Fernando, Isabel decide iniciar una
guerra santa contra el islam para conseguir la unidad religiosa en Castilla.
Esta cruzada se prolongará durante una década y culminará en enero de 1492 con
la entrada de Isabel y Fernando en la perla de Andalucía, que ahora brillaba en
la corona de Castilla.
- Juana o la
futura reina de Castilla: Susan Hastings le dedica un capítulo a esta mujer, su
horrible viaje por mar hacia lo desconocido, las dos noches que su madre pasa
con ella en Laredo tranquilizando a la aterrada infanta, su desilusión cuando
llegó a Flandes (tras haber naufragado el barco que transportaba su ajuar) y
vio que nadie esperaba a la delegación española, que su prometido no estaba
allí para recibirla sino de caza en el Tirol. Todo esto, sin embargo, se vio
compensado cuando conoció a Felipe, fue amor a primera vista, hasta el punto
que obligó a su confesor, Diego de Villaescusa, a casarles allí mismo, en la
escalinata de palacio, para poder consumar el matrimonio cuanto antes. Tampoco
se olvida la autora de contarnos la adaptación de Juana a la rígida etiqueta de
la corte borgoñona, o los ataques de celos (fundados, la mayoría de las veces)
que protagonizaba la archiduquesa.
- Los Reyes
y la Universidad de Salamanca: De todos es conocido el hecho de que Isabel
apoyó fervientemente a la Universidad de Salamanca, protegiéndola de los
ataques que sufrió durante su reinado y otorgándole gran prestigio a nivel
internacional, no en vano era la segunda más antigua del mundo y la primera en
España. Susan Hastings no menciona ni una sola vez este apoyo incondicional a
lo largo de la novela, Salamanca sólo aparece muy de pasada, como ciudad en la
que estudiaron varios de sus consejeros y, por supuesto, en la que encontró la
muerte el infante Don Juan. Tampoco menciona el singular testamento que dejó el
único hijo varón de los Reyes y que contribuyó a darle aún más peso a la
capital del Tormes, tanto a nivel artístico como cultural, ni menciona su gran
importancia estratégica en la época, como provincia fronteriza con el siempre
conflictivo vecino portugués. Otro suspenso más en la cuenta de la autora.
En definitiva, nos encontramos ante
una novela bastante bien ambientada en la vida de esta irrepetible mujer, que
supo enfrentarse a todo y a todos en su afán por conseguir un reino bello y
unido, tanto en lo político como en lo religioso… y que lo consiguió. Lástima
que todo su legado desapareciese con ella, ya que Juana no pudo o no supo
continuarlo.
Recomendaciones,
conclusión y todas esas cosas.
¿Recomiendo la lectura de esta
novela? Pues a pesar de todo lo dicho, sí. Se la recomiendo a todos los amantes
de la novela histórica, ya que se encontrarán con una obra amena e instructiva
que se lee de forma fácil y rápida, al no ser demasiado descriptiva ni pesada
en absoluto y os permitirá conocer un poco mejor la vida de esta mujer, ya que
aunque tiene algún que otro fallo en la ambientación, no es nada imperdonable y
si yo los he puesto de manifiesto aquí es porque he mirado este apartado con
lupa, personalmente me fastidian bastante más las erratas. Tres estrellas sobre
cinco para la obra de Susan Hastings, un 6.