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domingo, 7 de enero de 2018

LOS CAMINOS DEL MAR # MAGDALENA ALBERO ANDRÉS.

Hola a todos:

En estos días se hacen muchos propósitos nuevos, algunos durarán más y otros menos, lo más seguro es que la mayoría no se cumplirán. Cada año, en los últimas fechas del mes de diciembre, me propongo leer más en el año nuevo y actualizar este sitio desde el que me asomo al mundo más a menudo y nunca lo cumplo. En este 2018 no entra entre mis retos, a ver si así consigo hacerlo realidad.  Quería contaros también que he vuelto a recuperar la costumbre de acercarme a las estanterías de mi casa para revisar los libros que allí aguardan, rememorar las historias ya conocidas y elegir cuál será la que me acompañe en los próximos días.

2017 ha sido un año regular a nivel lector. He leído poco, pero he disfrutado mucho de ello. No sé si ha sido suerte o el hecho de que he escogido novelas que venían muy recomendadas por lectores (blogueros o no)  en cuyo criterio confío, o quizás ambas cosas hayan influido. Tal es el caso, por ejemplo, de “La perla negra”, de Claudia Casanova, “Medio hombre”, de Joe Abercrombie o “Memento mori”, de César Pérez Gellida, tres novelas estupendas que no he reseñado pero aprovecho para recomendaros.

Vamos a lo que realmente importa, hoy vengo a contaros mis impresiones sobre el libro que me ha acompañado durante los últimos días de 2017 y los primeros de este año que acaba de comenzar. “Los caminos del mar”, de Magdalena Albero, lleva esperando su turno casi desde que se publicó. Fue una de esas compras compulsivas en una época en la que no leía prácticamente nada, y de lo único que me arrepiento es de no haberle dado antes la oportunidad, pues me he encontrado con una historia, una época y una protagonista que me han encantado.

CONTRAPORTADA.

En el año 286 antes de Cristo, Irene tiene quince años y vive con su padre en Atenas. Su educación, que Kleón ha cuidado con un esmero nada habitual para una mujer, la ha convertido en una joven curiosa y culta. Sin embargo, todo su mundo se derrumba cuando él es encarcelado. Irene queda bajo la tutela de Herófilo, un familiar médico con el que huirá de Atenas. Durante una larga estancia en Creta, donde se ven obligados a recalar, Irene acabará por adquirir conocimientos básicos de medicina, suficientes para despertar su interés por continuar aprendiendo y practicando. Así empieza su periplo por el Mediterráneo, que es a la vez un viaje hacia el descubrimiento de sí misma.
En la aventura vital de la protagonista se cruzan no sólo los dos hombres a los que amará, sino también personajes históricos como Herófilo de Calcedonia, el rey Ptolomeo I o el filósofo Epicuro  y las mujeres anónimas – campesinas, esclavas, cortesanas y esposas de ciudadanos griegos -, que la ayudarán a convertirse en adulta. Las peripecias de Irene nos acercan a una época en la que la ciencia médica daba sus primeros pasos y el arte y la filosofía formaban la conciencia colectiva y se planteaban dilemas no muy alejados de los que vivimos hoy. Una vida fascinante narrada en una novela imperdible.

MI OPINIÓN PERSONAL.

Corre el año 286 antes de Cristo en Atenas. La ciudad no se asemeja  mucho a aquella que gobernó el gran Pericles y, ahora que  Alejandro ha muerto, la Hélade ha caído en manos de tiranos que no tienen escrúpulos a la hora de encarcelar, o ajusticiar, a aquellos que no comulgan con sus ideas.

Tal es el caso de Kleón, un sabio de pensamiento libre que perdió a casi toda su familia durante la última epidemia de peste que azotó la ciudad. Sólo él y su hija Irene (protagonista de esta historia) sobreviven a la plaga. Este hecho marcará sus vidas para siempre, padre e hija se redescubren: ella recuerda que tiene un padre y él que tiene una hija. Kleón cuida de la educación de su Irene como lo había hecho con la de sus dos hijos varones, para él no hay ninguna diferencia por ser mujer; al igual que hizo con ellos le enseña a cuestionarlo todo, a no conformarse con lo establecido y a luchar por lo que cree justo… pero llega un día en el que el reyezuelo que gobierna la ciudad decide que Kleón está siendo demasiado molesto y lo encarcela. Aquí comienza la historia.

Irene tiene que huir de Atenas, su padre la quiere libre y sabe que en su ciudad no podrá conseguirlo. La joven queda bajo la tutela de Herófilo, un médico amigo de la familia, que la acompañará, cuidará y guiará sus pasos pero, sobre todo, le hará ver cuál es su vocación: gracias a él sabrá que quiere dedicar su vida a curar a los enfermos, a luchar contra la muerte con las armas que la investigación y la experiencia ponen a su alcance, y eso para una mujer no era sencillo en aquella época. La propia Irene nos cuenta su historia.

“Los caminos del mar” está narrada en primera persona por Irene, como os digo lo que nos permitirá conocer la Historia, costumbres y creencias del mediterráneo desde su subjetivo punto de vista. Me encantan las novelas escritas en primera persona, especialmente cuando se trata de historias de mujeres y creo haberos contado ya que adoro la Grecia clásica, así que esta obra tenía todas las papeletas para gustarme, como así ha sido.

La trama no es otra que la vida de Irene, es una vida difícil desde el encarcelamiento de su padre. Kleón hizo de ella una mujer acostumbrada a pensar por sí misma, a que sus opiniones fueran escuchadas y tenidas en cuenta; a partir de ese momento se verá obligada a depender siempre de alguien, siente que su vida no es del todo suya sino que les pertenece a los demás. Compartiremos con la protagonista sus miedos cuando, una y otra vez, las ninfas  del destino parecen burlarse de ella impidiendo que se asiente de forma definitiva en un lugar y obligándole a emprender una nueva huida hacia adelante, casi siempre hacia un lugar desconocido para ella.

Este tipo de novelas tiene un riesgo, y es que el protagonismo absoluto del narrador puede convertir al resto de los personajes en meras comparsas que danzan al son que éste toca. Este no es el caso de la historia que hoy os traigo, los personajes (unos más que otros) tienen entidad propia, un pasado y una personalidad que les define. Entre ellos me gustaría destacar a Herófilo, el médico que se convertirá para ella en ese padre al que tuvo que renunciar demasiado pronto. Su obligada estancia en Creta les unió mucho, tanto él como Linos (su discípulo más aventajado y compañero de viaje) supieron ver en ella que podía ser un gran médico y estaban dispuestos a apoyarla, a pesar de que su condición de mujer le impedía ejercer la medicina.



El estilo es mucho más fluido y rápido que en otras novelas de género histórico que recuerdo. Los aficionados a la novela histórica sabemos que algunas obras pueden resultar densas e incluso tediosas por la cantidad de información que el autor quiere darnos para que podamos situarnos en la escena de forma correcta. En mi opinión estas descripciones son necesarias… en su justa medida. En el caso que hoy nos ocupa, apenas nos cuenta nada sobre la política o la religión (Kleón le enseñó a no creer en los dioses) y conoceremos la sociedad de ciudades como Atenas o Alejandría en mayor medida, pero tampoco en profundidad. Esto es debido a que en la novela siempre están ocurriendo cosas, la autora prioriza la acción a la descripción, y eso siempre es de agradecer.

Mi nota para esta novela es de 4 sobre 5, aunque siendo sincera sería algo más de un 4, 5  y esto es así porque hay un pequeño detalle en la misma que no me ha gustado: en ocasiones, Irene nos adelanta los acontecimientos, sobre todo cuando se trata de si volverá o no a ver a alguno de los personajes que le acompañan en su aventura vital. Personalmente, habría preferido no saberlo, pues creo que este dato ha coartado en parte mi imaginación sobre el devenir de la historia.

RECOMENDACIÓN Y CONCLUSIONES.



Recomiendo la lectura de “Los caminos del mar” a cualquier amante de la buena novela histórica, las historias de mujer, las historias en primera persona o todas esas cosas a la vez, como es mi caso. Se encontrarán con una buena historia, bien narrada y coherente y con una protagonista con la que no podrán sino empatizar. La obra de Magdalena Albero nos hará conocer un poco mejor el período de decadencia de la Grecia Clásica y el nacimiento de una nueva urbe (Alejandría) con su famoso faro en plena construcción. 

viernes, 19 de septiembre de 2014

#BBF7 CON... JULIO MÉDEM.

Hola a todos:

Vuelvo a retomar la que es mi sección favorita del blog, tanto que alguna vez la he subido a facebook por vagancia y desgana de no actualizar el blog. Esta sección (BBF) consiste en subir los primeros párrafos de una novela que estemos a punto de empezar o que tengamos recién comenzada. Para ser justos, este BBF debería estar dedicado a Javier Pellicer, leeré antes su "El espíritu del lince" que esta que os traigo hoy, pero me he dejado el libro en el trabajo y he tenido que tirar de otra de mis adquisiciones bibliotecarias, que espero leer en breve. Hoy os traigo las primeras líneas de "Aspasia, la amante de Atenas", de Julio Médem. 



Creo que es evidente que esta novela está encuadrada en el género histórico y sus primeras palabras son las que siguen: 

INTRODUCCIÓN DE ASPASIA. 



De mi familia he perdido a una madre, a un hermano, a dos maridos y a un hijo de muerte trágica, antes de que les llegara su momento natural. Vine aquí por primera vez hace cinco años para asistir al funeral de mi mejor amigo Eurípides, a quien mataron dos perros furiosos. No importa que fuera un error del adiestrador, el caso es que en aquellas fauces murió el poeta trágico más grande de la Hélade, y a mí entonces no me quedaron ganas de vivir en otra parte, así que me quedé en Macedonia. Dos años después,  cuando  fui a visitar a mi sobrino Alcibíades a su casa del Helesponto, me tocó la cruel suerte de presenciar su asesinato, y aunque yo me lancé sobre su cuerpo por si también se clavaban en mí los cuchillos, me quedé. Ahora, como sabéis, acabo de regresar de un breve viaje a Atenas, donde la asamblea ha sometido a juicio a mi viejo amigo Sócrates por pervertir a la juventud con sus enseñanzas. Por lo que yo os he hablado aquí durante estos años, allí, hoy, también me habrían procesado. Pues bien, de forma delirantemente injusta, como sólo podía pasar entre atenienses, Sócrates, el mejor filósofo que ha tenido Atenas, ha sido condenado a muerte. 

Estos primeros compases de la novela pintan bien ¿no os parece? Vi esta obra esta misma mañana en la biblioteca y me llamó la atención que estuviera dedicada a esta mujer, que ya era conocida para mí gracias a otra novela "La curandera de Atenas", de Isabel Martín en la cual Aspasia era la dueña de la protagonista durante su época como esclava. 

Ahora os pregunto ¿habéis leído esta novela o alguna otra de este autor? 

Ya me despido por hoy hasta la próxima parada, la reseña de "La corte de los espejos", de Concepción Perea.