Buenos días a todos, amigos blogueros.
Ficha técnica.
- Título: Juana la Loca: La cautiva de Tordesillas.
- Autor: Manuel Fernández Álvarez.
-Género: Biografías (no novela).
- Formato: Tapa dura con sobrecubierta, 255 páginas (306 con apéndice documental y bibliografía incluidos).
- ISBN: 8422689219.
- Editorial: Espasa Calpe para Círculo de Lectores.
Introducción.
Como ya digo en la ficha técnica, estamos ante un tratado de Historia, una biografía, no una novela. No cabe hablar aquí de los apartados que normalmente se incluyen en una reseña literaria como pueden ser los personajes o el argumento, a pesar de lo cual el apartado siguiente tendrá este último título al no ocurrírseme niguno mejor, tampoco ha lugar decir que esta reseña tiene spoilers, se trata de la biografía de una mujer que murió hace casi cinco siglos y que, como es lógico, se inicia con su nacimiento y finaliza con su muerte. Lo que sí haré será dejaros una serie de citas que me han parecido curiosas con el fin último de convenceros que tampoco nos encontramos ante un tratado de Historia al uso (comprendo que podría resultar una lectura un tanto farragosa y pesada) sino de un retrato muy cercano y humano de una mujer que tuvo los hados en su contra durante la mayor parte de su vida, a pesar de que algunos (su hijo Fernando, más en concreto) la consideraran afortunada al ser hija de Reyes, Reina por derecho propio y madre de dos Reyes y cuatro Reinas. Cuando nos adentramos en la vida de esta mujer, sin embargo, y coincidiendo con lo expresado por el autor, se nos ocurren muchos apelativos para definir a esta mujer, entre los cuales ese de afortunada no está incluido. Vamos al lío.
Contraportada.
Fatídica fecha la de aquel otoño de 1507. La muerte de su amado Felipe sume a la joven y bella Juana, reina legítima de Castilla y Aragón en una trágica desesperación. Ya nada importaría. Ni las razones de Estado, ni su propio cuerpo, ni su vida. Arrastrada por una profunda locura de amor, deambularía por las frías mesetas castellanas, cortejando el cadáver insepulto de su esposo, hasta ser confinada por su propio padre, Fernando el Católico, al solitario y eterno cautiverio en Tordesillas.
Argumento: La vida de Juana I de Castilla.
Como he dicho antes el argumento de una biografía es la vida de la biografiada, y es por ello que me gustaría es dejaros aquí los acontecimientos más relevantes en la andadura vital de esta mujer.El año 1479 fue de una importancia crucial para los reinos de Castilla y Aragón, ya que en el mes de Febrero moría en Barcelona Juan II (padre del Fernado el Católico) a la avanzadísima edad de 81 años consiguiendo que Fernando por fin pudiese equipararse a su esposa Isabel, reina de Castilla. En aquel año también acabaría de pacificarse Extremadura, donde aún quedaban algunos rescoldos de fidelidad a la Beltraneja. El 6 de noviembre de ese mismo año, en la ciudad de Toledo, Isabel da a luz a su tercera hija: Juana que en un primer momento no estaba llamada a representar el papel crucial que con el tiempo jugaría: era la tercera hija de los Reyes, y antes que ella había nacido Juan, su hermano varón y por ende, heredero a la doble Corona de Castilla y Aragón.
La infancia de Juana fue la normal en una niña de su altísima posición social. Con escasa presencia paterna, en una corte itinerante, sus únicas compañeras fieles fueron sus hermanas menores: María (1482) y Catalina (1485) ya que Isabel, la primogénita era bastante mayor que ellas, y Juan recibía educación por separado, cosa lógica tratándose del heredero al trono. Como pongo en una de las citas, Juana nunca fue la hija favorita de su madre, pero eso es disquisición aparte.
En los albores del siglo XVI, España estaba preparada para la inminente guerra con el poderoso vecino francés, sumamente molesto por haberse quedado fuera del reparto de aquel pastel que suponían las nuevas tierras ultramarinas. En previsión de esto, los Reyes Católicos llevaron a cabo una brillante política matrimonial, consistente en casar a sus hijos con los herederos de las familias reales europeas, dejando al francés aislado entre aliados de la doble corona castellana y aragonesa. Así, Isabel se casó con Manuel de Portugal, Juan lo haría con Margarita de Austria, Juana con el hermano de la anterior, Felipe. Lo de Catalina de Aragón sería distinto, partió en 1501 hacia la corte del rey inglés, para casarse con el Príncipe Arturo, pero ese matrimonio no pudo ser y se casó al final con Enrique VIII de Inglaterra (otra desdichada más en la familia, pero eso es otra cuestión).
Este es el panorama cuando Juana parte del puerto de Laredo, el 20 de agosto de 1496 rumbo a Flandes, donde estaba previsto que contrajese matrimonio con Felipe, entonces Conde de Flandes, constituyendo este matrimonio una considerable merma en la condición social de Juana, que de Princesa pasó a simple Condesa. Este matrimonio, por contra, y aunque entonces nadie habría sido capaz de preverlo, supondría el fin de la dinastía de los Trastámara y la llegada al trono de la Casa de los Austrias.
Pero vamos por partes, la llegada de Juana y la delegación española no fue excesivamente bien recibida en la corte borgoñona, no se consideraba a los españoles como invitados y no se les ofrecían unas mínimas comodidades. En cuanto a Juana, más de una vez debió sentir morriña por los campos de Castilla y el azul del Mediterráneo, en aquella tierra tan alejada de la suya, en la que el color predominante era el gris y la lluvia la compañera casi perpetua. ¿Empezó aquí el desvío, y quizás el desvarío, de la futura reina de Castilla?
Vamos adelantando, fruto de este matrimonio nacieron 6 hijos, Leonor, Carlos, María, Juan, Isabel y Catalina, siendo esta última hija póstuma de su padre. Afortunadamente, todos ellos llegaron a la edad adulta hecho este rarísimo dada la mortalidad infantil de la época, que algunos especialistas han llegado a calificar como atroz.
De hecho, cuando nació Carlos nadie podía sospechar que le aguardaría tan alto destino, ya que eran demasiadas vidas las que se interponían entre aquel pequeño nacido en Gante y la doble corona pero la impasible dama de la guadaña se encargaría de facilitarle las cosas. Si bien era cirerto que aquel 24 de enero de 1500 su tío Juan,heredero al trono de Castilla ya había sucumbido a la sífilis y que el niño que la viuda, Margarita de Austria, había dado a luz nació muerto, también lo era que su tía Isabel, primogénita de los Reyes Católicos, tenía mayores derechos que su madre a ocupar la doble corona, estaba casada con Manuel de Portugal y embarazada. Quiso la mala suerte que la Reina de Portugal, Isabel, cuando estaba a punto de ser reconocida Princesa de Asturias por las Cortes aragonesas, falleciese en la ciudad de Zaragoza víctima de un mal parto, pero dejando a Don Miguel, que inmediatamente fue nombrado heredero al trono.
¿Se atrevería la Parca a llevarse a aquel pequeño, que para tan grandes cosas había sido llamado? Se atrevió. El infante Don Miguel murió en Granada, el 20 de julio del año 1500 cuando apenas contaba con dos años y medio de vida, lo que obligó a sus abuelos a ceder a las presiones del impresentable de Felipe y proclamar a Juana como princesa de Asturias. Estas tres muertes, acaecidas en tan breve espacio de tiempo, supondrían el principio del fin de la gran Reina de Castilla, como os pongo en las citas. ¿Estaría Juana capacitada para llevar a cabo tan ingente labor? El tiempo se encargaría de demostrar que no.
Durante su estancia en España para jurar en las Cortes su cargo de heredera al trono, Juana quedó embarazada del que sería su segundo hijo varón. Su marido se negó a esperar el parto y volvió a los Países Bajos, dejando a la Princesa de Asturias sumida en la más negra desesperación, hasta el punto de que su madre (temiendo que intentase escapar y volver con él) decide encerrarla en el Castillo de la Mota, bajo promesa de que cuando diese a luz a su hijo y el tiempo mejorase embarcaría rumbo a los Países Bajos para reunirse con su marido y los tres hijos que había dejado allí y que su madre se encargaría de cumplir a rajatabla. En otra de las citas, la propia Reina nos cuenta el "recibimiento" que le brindó su hija.
La muerte de Isabel, el 26 de noviembre de 1504, constituye la inmediata proclamación de Juana como Reina de Castilla. Ahora bien, ella ya había dejado de manifiesto en diferentes ocasiones que no estaba capacitada para asumir tamaña responsabilidad, lo que dió lugar a una "lucha" por ocupar el trono de Castilla, en la que los contendientes eran Fernando (al que la propia Isabel nombraba regente en caso de incapacidad de Juana) y Felipe, que ansiaba ocupar el trono desde que muriese el infante Don Juan. La legítima Reina se veía, por enésima vez, entre dos fuegos.
Las pocas esperanzas que quedaban de que Juana llegase a gobernar algún día se verían trágicamente truncadas en 1506, con repentina enfermedad y posterior muerte de su marido, Felipe el Hermoso. Cuentan las crónicas, que durante su enfermedad, el comportamiento de Juana fue impecable y sumamente lúcido. Estaba de nuevo embarazada, pero eso no fue obstáculo para que pasase todo su tiempo en la cabecera del enfermo, al que personalmente se encargaba de alimentar y dar de beber. Llegó incluso a ingerir ella misma grandes tragos de las medicinas que los médicos prescribieron para su esposo, animando al enfermo a hacer lo propio. De poco le servirían a Juana todos sus desvelos, ya que el 25 de septiembre de 1506, Felipe fallece, y su muerte da paso a uno de los peores episodios en la vida de la Reina, que comenzó a deambular como un alma en pena por los Campos de Castilla, velando el cadáver insepulto de su esposo, hasta el punto que el Cardenal Cisneros, el Duque de Nájera y el Comendador Mayor de Castilla formarían una especie de triunvirato para gobernar Castilla en ausencia de Fernando, período conocido como la "primera regencia de Cisneros". Poco después, en 1509, daría comienzo el encierro en Tordesillas, que duraría hasta su muerte, el 12 de abril de 1555.
Citas.
Como ya os he ido adelantando a lo largo de la opinión, me gustaría dejaros aquí una serie de citas extraídas del libro y que me han parecido curiosas, no sin antes dejaros un aviso, algunas de ellas están escritas en castellano antiguo, cuya ortografía es diferente a la nuestra.
1- En la personal intervención de Isabel, la Reina, en la educación de sus hijos, ¿entendió y supo dirigir a Juana de Castilla en su adolescencia seguramente nada fácil? Uno de sus principales biógrafos nos dirá que para la Reina no fue Juana una de sus hijas preferidas: "la amaba sinceramente -añade Tarsicio de Azcona -, aunque nunca llegó a entenderla y a dirigirla". Página 54
2. Eran los tiempos en que aún cabía soñar con una Europa espiritualmente unida, antes de que los odios religiosos la encendieran en mil desatinadas guerras. Página 75.
3. Y sin embargo nada hacía prever un mañana tan prometedor para aquella criatura. Para que así ocurriera, para que fuese el heredero de tantos y tan poderosos reinos, la muerte tuvo que trabajar a destajo, allanándole el camino." Página 90.
4. El primer cuchillo de dolor que traspasó el ánima de la reina Doña Isabel fue la muerte del príncipe [Don Juan]. El segundo fue la muerte de Doña Isabel, su primera hija, reina de Portugal. El tercero cuchillo de dolor fue la muerte de Don Miguel, su nieto, que ya con él se consolaban.
E desde estos tiempos vivió sin placer la dicha reina doña Isabel, muy nescesaria en Castilla, e se acortó su vida e salut. Página 92.
5. : Y entonces ella [la princesa Juana] me habló tan reciamente, de palabras de tanto desacatamiento y tan fuera de lo que una hija debe decir a su madre, que si yo no viera la disposición en la que ella estaba, yo no se las sufriera en ninguna manera… Página 111.
6. Estamos sitiados por la peste – se afligía el humanista Pedro Mártir de Anglería – Ya se ha introducido en el zaguán de la Reina… Al obispo de Málaga la peste le ha arrebatado ya ocho criados. Colige en qué peligrosa situación nos encontramos… Página 148.
Reflexiones Shakianas: Opinión personal.
Poco es lo que me he de extender en este apartado, ya me he enrollado bastante anteriormente, lo que sí quiero dejar muy claro desde ahora es que el libro me ha parecido interesantísimo y de lo más instructivo, que utiliza un lenguaje llano y nada técnico, (no he necesitado usar el diccionario ni una sola vez) que me ha permitido conocer un poco mejor a esta desdichada mujer, que no fue capaz de seguir los pasos de su madre, la gran Reina de Castilla.
Lo que sí quería dejaros aquí es una serie de preguntas que me ha planteado la lectura de este libro y que he intentado responder.
¿Qué le ocurría a Juana? Sobre este tema han corrido auténticos ríos de tinta, me gustaría dejar aquí dos "opciones" que me han parecido las más coherentes con la historia de esta mujer. La primera teoría, encabezada por el hispanista Henry Kamen, asegura que Juana I de Castilla padecía esquizofrenia, habiendo sufrido varios ataques psicóticos a lo largo de su vida. Si esto es así, poco más podía haber hecho su padre en aquella época, en la que las enfermedades mentales eran unas grandes desconocidas y en la que el enfermo simplemente "estaba loco" o era el "tonto del pueblo". La segunda teoría es a la que se suma el autor de esta obra, y asegura que Juana sufría una profundísima depresión, mal diagnosticada y peor tratada que le condujo a una postración continua.
¿Había antecedentes familiares de este tipo de enfermedades? Aquí llegó la mayor sorpresa de la obra para mí, ya que la respuesta a esta pregunta es SÍ. Manuel Fernández nos narra la historia de Isabel de Portugal, la madre de Isabel la Católica, una historia en muchos aspectos paralela a la de su nieta. Enviudó muy joven y sufrió varios ataque de "locura" a lo largo de su vida, que llevaron a sus familiares a encerrarla en el Castillo de Arévalo, donde Isabel y la propia Juana la visitarían a menudo. Cuenta la leyenda local que la Reina madre recorría los pasillos del castillo clamando "Don Álvaro, Don Álvaro" y con esto no se refería a su marido, llamado Juan, sino al valido del mismo: Don Álvaro de Luna, hombre que nunca fue santo de su devoción y al que consiguió enviar al cadalso. La Reina aseguraba que el castillo estaba habitado por su fantasma.
¿Tuvo Juana oportunidad de gobernar después de 1509? Antes de responder a esta pregunta, quiero dejar por sentado que Juana fue la Reina propietaria de Castilla y Aragón hasta su muerte, ya que las Cortes nunca la inhabilitaron para ello y su hijo Carlos ocupó el trono de forma conjunta con su madre, y nunca le arrebató la dignidad real que le correspondía dirigiéndose siempre a ella como la Reina, mi señora. Ahora sí, la respuesta a la pregunta debe quedar en un quizás, nunca sabremos si Carlos se lo habría permitido, pero la revuelta comunera de 1520 le brindó una oportunidad de oro para hacerlo. Las comunidades castellanas se alzaron en armas contra el odioso Emperador, que no contento con estar siempre ausente del reino, con no molestarse siquiera en aprender el idioma, dejaba su gobierno en manos de los flamencos, utilizando a Castilla como fuente de ingresos para financiar sus constantes guerras en Europa. Los comuneros visitaron a Juana en Tordesillas, recordándole su status de Reina de Castilla, y ella llegó incluso a proponerles trasladar la Corte allí, pero a la hora de la verdad el miedo y esa animadversión que siempre sintió por los asuntos de gobierno pudieron más.
Sin nada más que contaros al respecto me despido de vosotros, no sin antes recomendar la lectura de esta obra a todos los amantes de la Historia, que no os eche para atrás el hecho de que sea una biografía, ya que Manuel Fernández Álvarez nos hace un retrato muy humano y cercano de Juana I de Castilla con la que no podremos menos que empatizar.
Imagen: Juana I de Castilla se nos muestra, en esta obra de Juan de Flandes, en toda su arrogante belleza juvenil. Con el pelo peinado a dos bandas, siguiendo la moda de la época, un profundo escote y el índice apuntando a lo alto como marcando el camino a seguir, era la más bella de las hijas de Isabel y Fernando.
Agradezco visitas y cometarios. Muchos besos a todos y hasta la próxima lectura.