El puñetero ojo de la cerradura me estaba esperando al doblar la esquina. Cuando iba a pasar por su lado cerré los ojos y corrí. Al parar y volver a abrirlos me encontré otra vez en el interior de La Casa Añil. A mis espaldas escuché girar la cerradura tres veces, como si estuviera soltando una sonora carcajada. Después apareció una sombra que bajaba por las escaleras; luego una mano deslizándose por la barandilla. Intenté abrir la puerta y huir, pero la cerradura había desaparecido. Una mano suave sobre mi hombro me paralizó de inmediato. Yo solo pude dejar caer la mochila al suelo.
Garbancito es un ser pequeñito, el cual un día se escondió en una lechuga para poder así devorar, poco a poco por dentro, a la vaca que se lo tragara. En su última hazaña perdió su pequeña libreta. Por lo poco que he podido leer y entender, entre sus múltiples aficiones está la de escribir microrrelatos.
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6 de octubre de 2015
21 de abril de 2015
Amor artifical (REC)
La intención de seguir siendo solo amigos bloqueó mi sistema central. Mis circuitos internos se sobrecalentaron provocando un borrado parcial de mi memoria flotante. Por eso desconecté el interfaz gráfico y él se quedó a oscuras. Amenacé también con cortarle el suministro eléctrico a su marcapasos, pero no fui capaz; en cambio aceleré su pulso hasta simular un orgasmo. Eso le gustó, aunque insistió en seguir siendo solo amigos. Sospeché de un virus, por lo que abandoné temporalmente su cuerpo. Entonces comprobé que alguien le había sustraído su tarjeta de simulación de amor y que su mano estaba agarrada a otra mano que no era suya.
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17 de mayo de 2012
Ha dejado de quererme (REC II)
Y al otro lado de la ventana, nada de nada. Me pongo nerviosa, ¡no hay nada! Picoteo el alféizar en busca de alguna migaja que haya podido dejar olvidada el día anterior, pero nada. Meneo la cabeza; vuelvo a mirar por un lado, por el otro... nada. Tengo hambre y arrullo quejicosa, enfadada, indignada... ¡ya es hora de comer! Picoteo el cristal porfiadamente. Consigo verla; está sentada, donde siempre, con su cuenco de sopa y sus... ¡mis trocitos de pan! No aguanto esta situación. Ella permanece sentada impasible, con el televisor encendido. No la veo con ganas. Su mano está agarrando fuerte la cuchara, la cuchara que ya no tiembla.
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