Se dirige a la jaula de los leones para demostrarle cuánto se equivoca. Mete la mano entre los barrotes de cartón y acaricia a la fiera. Ella aplaude fogosamente y el domador, contento, saluda a un público inexistente. Entonces pide un voluntario. El silencio vuelve a apoderarse de la pista. Solo está ella y acepta el reto. Él venda sus ojos y la invita a meterse en la jaula. Allí dentro un león devora, de un bocado, a la confiada chica. El domador se quita el bigote postizo de alambre; se pone una chistera; agita la varita mágica y todo desaparece, menos una nariz de payaso que no para de sonreír.
Garbancito es un ser pequeñito, el cual un día se escondió en una lechuga para poder así devorar, poco a poco por dentro, a la vaca que se lo tragara. En su última hazaña perdió su pequeña libreta. Por lo poco que he podido leer y entender, entre sus múltiples aficiones está la de escribir microrrelatos.
17 de febrero de 2015
10 de febrero de 2015
Un minuto de gloria (REC)
-Le faltarán, al menos, un par de centímetros para alcanzar la barra del trapecio.
-Justo lo que mide las dos falanges que le has cortado a cambio de su minuto estelar.
-Es lo que quería ella. Yo le pedí a cambio su corazón. Pero me dijo que le pertenece a un joven que está sentado abajo, en primera fila.
-Espero que ese joven haya comprado la entrada a cambio de sus vísceras, porque no las necesitará cuando la vea esclafarse contra el suelo.
-¿Hoy vas tú a comprar pan? Pues que no te arranquen el pelo, que lo tienes muy mono hoy.
9 de febrero de 2015
¿A qué sabe Cantabria?
¿A qué sabe Cantabria? Escuché decir el otro día a dos turistas que deambulaban por estos lares. Uno decía que a queso y a pan, el otro que a anchoas y a orujo. Como era de imaginar esos foráneos no tenían ni idea; si me hubieran preguntado a mí les hubiera dicho que Cantabria sabe a verdes pastos salpicados con agua de mar. Aunque no sé si les hubiera podido contestar, porque rumiar con la boca abierta es de muy mala educación.
3 de febrero de 2015
Días de la semana (REC)
-No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde –comentó a un martes nervioso que no paraba de mirar compulsivamente al viernes que agitaba enérgicamente una botella de cava que pronto descorcharía el sábado por la noche.
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