27 de agosto de 2012

Siempre a tu lado

Desplacé su larga melena para dejar al descubierto su cuello. Lo besé, estaba en su punto; siempre me gustaba calentar los cuerpos antes de trabajar con ellos. Introduje el bisturí sobre su pecho, guiándome de la cicatriz de su anterior operación de trasplante de corazón. Introduje las tenazas en su tórax para separar las costillas. Sin más miramientos arranqué el corazón de cuajo. No aguantaba verlo más en el cuerpo de otra persona. Lo metí en una bolsa transparente y lo guardé en el congelador, junto con sus riñones. Ya sólo me faltaba recuperar sus pulmones y su hígado.

10 comentarios:

  1. Me hizo reir...
    Un cirujano de manicomio o jack el destripador?
    Una fantástica ocurrencia, muy buen relato señor.
    Saludos

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    1. Gracias genessis. En el fondo es una persona muy romántica.

      Besos

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  2. Espero que este particular destripador-amador, llevara a mano bolsas de congelado.

    Buen micro amigo ¡un poco salvaje!, la verdad.
    Besos desde mis palabras.

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  3. Ufffff qué gore Henry!!! jajaja pero me ha gustado mucho.

    Besos desde el aire

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  4. Si algo he echado de menos este verano Henry son tus textos con sorpresa. Biquiños!

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    1. Gracias Mandarica. Ahora estoy en la fase de retorno, sin ideas en la cabeza, aunque seguro que con la rutina se me ocurren mil.

      Besos

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  5. Qué bueno, Henry. Y al final la tendrá como al Gualdisney ese, congeladita, pero la tendrá.
    Abrazos.

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    1. Ahí está... empeñado en recuperarla enterita.

      Saludos

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