foto: Miguel Sampedro
Lo bueno de un libro es que se lea.
Umberto Eco (1932), escritor italiano.
Si la lectora está llegando a casa y le falta leer media página, aprovecha el ascensor. Sabe que hasta el piso nueve, si no se detiene demasiado en cada palabra, le alcanza para eso más o menos. Y, en todo caso, termina las últimas líneas en el pasillo, antes de abrir la puerta. Así, el ascensor se volvió, en los últimos tiempos, un lugar ideal para concluir un cuento.
También en: Los martes miento (revista virtual semanal)