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Mostrando entradas de 2018

"¿Para qué Bizancio o la corona del germano?" - Acerca de dos libros de poemas

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El punto de partida era una imagen absoluta. Me refiero a una imagen visual, un momento de revelación, una situación que, de modo algo tautológico, yo llamaba poética. De donde la poesía venía a ser una ampliación y un intento de comunicación de este núcleo inefable. Hace tiempo, pensaba que ese núcleo o disparador generaba las palabras que naturalmente le correspondían. Palabras -pocas o muchas- inexorables. Con el tiempo, un tiempo de ruptura con el hecho mágico, la imaginación -la digresión- comenzó a hacer de muleta cuando la inexorabilidad fallaba. La imaginación debía tener en cuenta, sin embargo, cierta secreta, y siempre muy subjetiva, relación de cada frase con la que le antecedía. Un consciente y consistente aire de familia. Esto es, no he dejado de creer en el hecho mágico, porque está allí, sin duda, pero a la vez que se presenta menos relacionado con elementos tradicionalmente considerados mágicos (ciertos cafés, ciertos marginales, por ejemplo), resuelve su

Jardines imaginarios con sapos reales

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En 2009 en Ediciones en Danza apareció una antología de textos breves de Ezra Pound publicados en la Argentina por traductores argentinos, muestra que estuvo a cargo de quien firma estas líneas y que se iniciaba, como ésta, también en la década de los ’40 del siglo pasado. El introductor de ambos autores fue Alfredo Weiss, en una antología que hizo época: Poesía estadounidense , publicada en 1944 por Ediciones Continental, una editorial que dirigía el propio Weiss. En ese momento Pound tenía 59 años y probablemente estaba absorbido por sus tareas de propaganda en la República de Saló. Apenas unos meses después, sería hecho prisionero por sus compatriotas y acusado de alta traición. Marianne Moore, de 57 años, era una pequeña celebridad en Nueva York. Residía aún en Brooklyn, decidía bastante sobre el porvenir de poetas más jóvenes y se dejaba ver en diversos eventos públicos, entre ellos, partidos de béisbol. Con todo, no había publicado aún su primera obra reunida, la de 1951, que

Delegación sombría

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Tal vez nuestro mundo es el Infierno de otro planeta. Grimm , sexta temporada. Todos sabemos, aunque no lo queramos confesar, que el teatro se está convirtiendo en un género para adictos, como la ópera. Los esfuerzos de los cómicos por mantener viva la comedia en los teatros suelen dar frutos y atraen al público. El resto —es decir el teatro dramático, experimental o clásico— se van confinando en lo que universalmente se denomina underground. De todos modos, el público que va al teatro cómico, si bien más numeroso, hace de su concurrencia una especie de vuelta al pasado, un viaje anacrónico, que no solo deriva —al menos en Buenos Aires— en el antiguo ritual de comer pizza a medianoche, sino que requiere un entrenamiento arcaico para comprender las reglas del género teatral en general. Es inútil que los directores presenten un escenario despojado envuelto en sombra para sustraer la acción de cualquier paisaje de cartón pintado, telones y mobiliario repintado. Quiero decir: aun

El poeta de los hombres efímeros

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La impronta de Cadícamo es inconfundible. Sus letras aluden al mundo de la pasión fugaz, el cabaré, la noche. Descorren las cortinas de una atmósfera secreta donde susurraban las promesas. Mundo nocturno que trasmitía gloria. El cielo del suburbio, el edén perdido del arrabal, se había traslado al Centro. Y era otro edén, riesgoso. Una suntuosidad que se sostiene en su propia exageración recorre los tangos del maestro. Se habla en ellos de boca roja y oferente, de fino bacarat , de eléctrico ardor, de rosas muertas; de lluvia detrás de los cristales, champán, adioses inteligentes, fuego en la respiración. Toda esta poesía ornamental era heredera de Rubén Darío. Un mismo trazo la une sin duda con la de las letras que canta Sandro ( tu boca, sensual, peligrosa es un verso que pudo haber escrito Cadícamo, adaptando a su vez al Darío de las lacerantes risas de oro de las marquesas). Cuando Cadícamo -su personaje- regresa al barrio, del que se alejó por locuras juveniles, la falta de co

La segunda caída del Muro de Berlín

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Desde el punto de vista de las cifras, la hoy casi olvidada serie Lost no hizo "historia". Según el sitio de Economía Digital (el 25 de mayo de 2010), el último episodio de la serie, el más esperado, convocó 13, 5 millones de espectadores en los Estados Unidos el 23 de mayo de 2010. No se manejan cifras seguras de otros países, ni se suman los cientos de miles que bajaron los episodios de Internet, ilegalmente, pero Lost estuvo lejos del gran final de MASH, con 100 millones de espectadores en los Estados Unidos en 1983. Los fenómenos de audiencia se podrían hoy medir perfectamente, con la irrupción de Netflix y otros sistemas de streaming (distribución digital de contenido multimedia). Netflix, la empresa dominante en este servicio, que podría decirnos cuántas personas vieron una serie, cuánta gente vio todos o algunos episodios, cuáles episodios en particular, en qué países y hasta en qué horas, no está sin embargo interesada en difundir esos datos porque su negoc

Radio Roma

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De acuerdo con el testimonio de William Carlos Williams, Ezra Pound estaba convencido de que un francotirador acabaría con su vida si aceptaba trasponer la puerta del manicomio St. Elizabeth en Washington para ser trasladado a un sitio más agradable, traslado que se proponían lograr algunos amigos ( Buenos Aires Poetry , sept. 24 de 2016 *). Pound probablemente estaba paranoico, pero se sabe que los paranoicos incrementan, por la ley fundamental de la estadística, las probabilidades de que sus temores sean cumplidos en la misma medida en que multiplican el número de sus oponentes imaginarios. Es simple: cuantas más gotas dispersas de lluvia caigan sobre una silla en el jardín, más probabilidades se tendrán de que dos gotas caigan en el mismo lugar. En los Estados Unidos, presidentes y políticos han sido abatidos a disparos en un número considerable. Pound había sido acusado de traición a la patria por sus trasmisiones por Radio Roma durante la Segunda Guerra Mundial y sólo lo s

Edgar Bayley, un poeta para las cosas que se desvanecen

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  1. Edgar Bayley (1919-1990) es uno de los mejores representantes del segundo turno de las vanguardias en la historia argentina. El primero se inicia en 1921, cuando Jorge Luis Borges regresa   al país con los principios del ultraísmo español, más cercano al imagismo anglosajón, si se quiere, que al dadaísmo y el surrealismo. En ciertos aspectos, también el futurismo influyó más en la formación de los poetas de los ’20 que la escuela francesa. El ultraísmo, como el imagismo, pedía concisión de la imagen y de la palabra, efusión pero no sentimentalismo, y, como la escuela que modeló Ezra Pound, si bien buscó sus motivos en la vida presente, sus modelos eran los del pasado anterior y posterior al romanticismo. Innovar en la metáfora fue sin embargo un rasgo diferenciante del vanguardismo argentino y, en general, la modernidad sería celebrada o vivida aquí con espíritu gozoso,   no con la poderosa carga crítica del imagismo ni con la épica del futurismo en sus variantes fasc

Aguirre

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No puedo recordar en qué reportaje o libro Raymond Carver contó la primera vez que tuvo contacto con la literatura en su faz de producción. Era repartidor de una farmacia creo y fue a entregar un paquete a una casa en que lo recibió un hombre que vivía rodeado de libros y terminó por regalarle un libro de poesía. Me acuerdo siempre de que Carver habló allí de su sorpresa cuando se enteró de que había gente grande, adulta, que se dedicaba seriamente a escribir. Gente normal, diría yo, ubicada en un sistema de producción, o con apariencia de formar parte de él. Con esto quiero decir que comparto —o hubiese compartido a esa edad— la sorpresa de Carver. El hombre que le pagó la cuenta por aquel paquete no era un excéntrico encerrado en un laboratorio polvoriento en el fondo de una casa descuidada, ni un ermitaño vestido con una tricota deshilachada y una escopeta bajo el brazo. Cuando tenía dieciocho años publiqué una bochornosa plaqueta de poesía. Mi amigo Pancho Muñoz me dijo qu

¿Qué es, después de todo, una noche?

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Abunda la información, falta la verdad -pontificó, la mirada clavada en el vidrio del bar que reflejaba la calma relativa del establecimiento: mesas iguales, vacías, y al fondo un espejo que se reflejaba a su vez en la vidriera, sugiriendo el infinito. -Esto parece cierto-le dije-, pero a título de qué lo menciona. -Nada. Imaginé un titular de diario: Comando Erase anuncia la supresión del 60 por ciento de la información sobre las plantas. -¿Quién dirige ese comando? -El comandante Delete. Es un coronel de inteligencia retirado. -Ha de haber hecho una proclama previa. ¿En qué se funda su acción? -El coronel Delete ha dicho una serie de máximas más o menos incomprensibles. -Así no logrará adeptos. -Si el hombre persiguiera la claridad, no tendría coherencia con su empresa-dijo. -¿Por lo menos se sabe cuándo decidió iniciar su campaña? -Parece que cuando vio a su hijo salir de la Feria del Libro con las manos vacías. Inspirado, pronunció: