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Teólogo en la ventana

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“ Hay un millón de ventanas y cada una padece/ su teólogo fracasado ante la única realidad posible ”. En estos dos versos del poeta Joaquín Giannuzzi se cifran algunas claves para una posible interpretación de una obra que creció verdaderamente sin estridencias, no ya ante el público sino en el propio ambiente literario porteño, donde las glorias no serán masivas, pero son. Hombre frente a una ventana, hombre asomado a la “única realidad posible”. “Teólogo fracasado”. Una imagen y, a la vez, un epíteto. Es sospechable que un hombre frente a una ventana sea un teólogo fracasado. Giannuzzi, no obstante, lo subraya. Es que estos versos, se lo haya propuesto o no, funcionan como una poética. Pero, además, son “millones de ventanas” y cada una “padece” este tipo de observador. Con lo cual, la poesía de Giannuzzi ingresa en la historia. Giannuzzi ha publicado -con éste- seis libros de poesías. Cada uno de ellos da testimonio, desde su título, de la misma sed de absoluto -un absoluto que debe

Joaquín Giannuzzi: El peso terrestre

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La última edición de la obra de Joaquín Giannuzzi que conozco la hizo la Fundación BBVA en Sevilla, España, en 2009. La compiló Jorge Fondebrider en Buenos Aires. La anterior es de Emecé, de Buenos Aires, y llega hasta 2000, año de su edición. Esta última no tiene prólogo, pero incluye en la solapa de la contratapa dos breves fragmentos sobre Giannuzzi, escritos por Daniel Freidemberg y Santiago Kovadloff. Si se piensa que su primer libro, Nuestros días mortales , fue publicado en 1958 por la influyente editorial Sur, con un breve comentario de H.A. Murena, y que la más reciente compilación de sus trabajos se publicó fuera del país, una cierta intriga comienza a rodear la historia de este autor cuya línea de vida y escritura parece tan nítida, tan claramente trazada desde los primeros versos del primer poema del primero de sus libros: "Este breve racimo / de uvas rosadas pertenece / a otro reino. / Yace, sobre mi mesa, / en la fría integridad de su peso terrestre..." To