Un ángel y el culo de la diosa
Viernes 28 de Marzo de 2008. Me detengo en “La Venus del espejo” (1648) de Diego de Velázquez en el fascículo 4 de “Las mujeres más bellas de la pintura”. Es una obra originariamente editada por Rebo International de Hamburgo, y reeditada por la revista Viva de Clarín. Así que no sé a qué editor atribuir la siguiente confusión que me atrevo a decir es reveladora para la poesía entendida como el arte dentro del arte, o como el arte del arte: “Aparece -la Venus- tendida sobre un cobertor azulado, rodeada de un cortinado que le confiere a la recámara un aire de teatralidad, mientras un niño alado, Cupido, sostiene un espejo. Tradicionalmente cargado con un arco y un carcaj con flechas, aquí el pintor español optó por plasmar al ángel desprovisto de esos elementos….” Cupido, como es bien sabido, no es un ángel. Es un dios en la mitología griega arcaica, y un genio o espíritu en la época platónica, y uno de los niños divinos, o niños del Olimpo, como Ganímedes, en épocas posteriores. S