El sueño de que un día podrían vivir juntos en América blancos y negros y de todas las razas sin discriminaciones, sin privilegios, sin exclusiones.
El sueño de que un día podría ser presidente de los EE.UU. una persona de raza negra.
Este sueño se ha hecho realidad.
Teníamos el sueño, extendido a todo el mundo, de vivir en paz todos los pueblos, sin distinciones. "Todos iguales en dignidad". Todos distintos, todos unidos.
Por eso he lamentado profundamente la concentración que tuvo lugar en el mismo espacio del Mall de Washington D.C. el pasado día 28 de agosto. La señora Palin organizó una concentración de fanáticos ultras (también ellos inmigrantes en su día) bajo el lema "restaurando el honor". El honor se restauró, hace ya años, por Rosa Parks, Sra. Palin. El honor se restauró por Martin Luther King. El honor se ha restaurado por todos los americanos que han demostrado al mundo que creen realmente en la igual dignidad de todos los seres humanos.
Nuestro sueño seguirá siendo del año 1963. Y nuestro sueño de ahora es que todos los que usted representa reflexionen sobre el malísimo servicio que prestan a los EE.UU. y al mundo con su actitud.
Usted, Sra. Palin, es el anti-sueño. Tenga la seguridad de que la inmensa mayoría de los habitantes de la Tierra sueña en que prevalezca el sueño que desde el Lincoln Memorial expresó tan bellamente el pastor Luther King.