Juan y Lu dejaron el chupete. Yo no lo propuse, no lo sugerí, no cambié nada para disuadirlos, simplemente había pensado cuando llegaran al año o un poquito más (faltan 15 días) iba a tener en la cabeza la idea de que lo fueran dejando! Pero como mis bebés siempre me sorprenden! ¡Se adelantaron!
Después de ofrecérselos varias veces -desde hace cuatro semanas- y que no lo aceptaban, tomé conciencia: ¡No lo quieren más! Los chupetes siguen en el espacio de juego como un objeto más, pero ellos no lo usan. Ese darme cuenta me dió una gran alegría y una vez más, me sentí admirada.
Estoy feliz porque creo que cuando necesitamos menos cosas externas para calmarnos, tenemos una ventaja en la vida. Cuando sabemos que para estar bien contamos con nosotros mismos y los seres queridos, en lugar de cosas...tenemos una lección de vida aprendida.
No tenía una posición tomada sobre el chupete, se los dieron en Neonatología cuando nacieron y yo lo acepté sin cuestionamientos porque los calmaba. Cuando leí los fundamentos de Emmi Pikler encontré otra mirada, pero bajo ningún aspecto le impondría otra modalidad. Simplemente pensé, no voy a promoverlo cuando sean más grandes.
Cuando fuimos a la pediatra Pikler nos recomendó comenzar a no darle importancia al chupete y buscar otras formas de calmarlos. Yo creo que este factor fue determinante porque la niñera se convenció también del NO chupete y este “objeto hasta ahora preciado” se quedo sin fans en el hogar. Claro, nunca pensé que eso desalentara a los bebés, pero así pasó!.
En estos días, cada vez que mis bebés lloraron y lo hicieron justificadamente porque le están saliendo los dientes y están un poco resfriados, las sugerencias automáticas fueron: chupete.
Yo respondía: es que no lo quieren, no lo usan más, lo dejaron. Entonces la insistencia: Probá por ahí ahora lo quieren de nuevo!. Seguí los consejos: Pero no! Confirmado, mis bebés no lo quieren!
La verdad que me generó un gran alivio...porque como no soy nada ordenada siempre estaba buscando el chupete y pensando no perderlos. La peor fantasía maternal que tenía desde el embarazo -porque lo había vivido con mi sobrina- es que tendría que salir tarde de noche con frío a buscar una chupete farmacia por farmacia y eso no era una imagen alentadora!
Pero luego, la realidad fue más leve y la situación más crítica que viví fue para el bautismo de Juan y Lu que me olvidé un chupete...así que por única vez esa tarde hubo uno para los dos...que fue pasando según la necesidad de cada uno! (Una solución de urgencia, nada recomendada!)
Lo importante es que hoy agarré los "chupetes celebres" y los guardé en la caja de los recuerdos! Con un poquito de alegría y un poquito de nostalgia!