miércoles, 31 de marzo de 2010

Memorias

Gregorio Polidori vive del recuerdo. Asegura que vivió lo suficiente y que sus remembranzas están seguras habitando en su memoria. Recuerda el día en que conoció a Victoria, sus besos, sus caricias, sus salidas al parque, sus noches de amor desenfrenado. Gregorio evoca todo con gran detalle y es capaz de especificar hasta la más insignificante minucia de su historia. En su memoria aparece una reminiscencia del día en que se despidió de ella, obligado a ir a la guerra. Recuerda los balazos, las explosiones, las noches inclementes de frío y lluvia. Rememora también el disparo que recibió en un enfrentamiento. Y cuando sigue escudriñando entre sus pensamientos, Gregorio descubre aterrado que su obsesión con los recuerdos se debe, precisamente, a que él también es uno.

lunes, 29 de marzo de 2010

Pérdida triunfal

La belleza de Poa me cegó. Qué bueno que no necesito los ojos para disfrutar sus besos.

viernes, 26 de marzo de 2010

Poesía frágil de un inexperto para Nanim Reckacz

Difícil, asegura el perezoso.
Sencillo, sentencia el diligente.
Imposible, dice el mediocre.
Una locura, afirma el cobarde.
Imbéciles, piensa Nanim.
Tan sólo hablamos de cómo sería amarme.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Poscuento

Luego de engañar a su novia y sufrir por su abandono, el muchacho acudió a su padre para que le fabricara un corazón de madera, resistente a las penas de amor. Sin embargo, el tiempo que llevaba sin visitarlo le había hecho olvidar lo viejo que estaba. Ahora sufría de párkinson, razón por la que había estado obligado a dejar la carpintería. Y lo peor, el joven mentiroso ya no contaba con grillos ni con hadas madrinas que pudieran ayudarlo a remediar ese dolor.

lunes, 22 de marzo de 2010

Segunda vuelta

Con sed de revancha, la liebre retó a la tortuga a una nueva carrera. Al principio le pareció una propuesta justa, pero después de meditarlo mejor, Esopo se negó.

viernes, 19 de marzo de 2010

Atrapalabras

Miguel Ángel Dorelo goza de un privilegio fascinante: cada vez que alguien pronuncia una palabra, él es capaz de atraparla para siempre. La agarra en el aire como si fuera una mariposa y la guarda ceremoniosamente en un cofre de cristal. El verdadero problema es que su obsesión por guardar verbos, adverbios, sustantivos, adjetivos y pronombres, entre otros, se ha salido de control y ya no cabe un solo vocablo en el cofre. Sin embargo, Miguel Ángel no aguanta las ganas de coleccionar, al menos, uno más. Sin saber que será la última vez, cuando abre el arcón transparente, una explosión descomunal e inimaginable de palabras forma un Big-Bang en el universo. En ese momento, y no en otro, se hizo la luz.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Babilenia

Entre Babilenia y sus nativos hay un conflicto permanente. Cada vez que los babilenios duermen, el pueblo se levanta, desprende sus estructuras del piso y huye de sus aldeanos en búsqueda de mejores habitantes. Las razones del lugar para irse son muchas: está cansado de la superpoblación debido a la falta de planificación, no soporta a las solteronas que denigran de su arquitectura y no aguanta más que las obras de reparación siempre queden a medio armar por las sospechosas contrataciones del alcalde. Ante el problema, los habitantes han ideado un plan para que el lugar no escape contratando un vigilante con el propósito de que les avise a los ciudadanos cada vez que el pueblo huye y así puedan seguirlo a donde vaya. Después de varias fugas fallidas, Babilenia ha comprendido que está condenado a ser habitado por personas que, según él, no lo merecen, pero que, al menos, nunca lo dejarán solo.

lunes, 15 de marzo de 2010

viernes, 12 de marzo de 2010

Complejo de Escher

Cuando Ignacio Reiva miró la bola de cristal, se vio a sí mismo mirándose en otra bola de cristal, donde él mismo se miraba en otra bola de cristal. El futuro —piensa por última vez— es tremendamente cruel.

miércoles, 10 de marzo de 2010

La isla de la fe

A 28 grados, 46 minutos y 9 segundos latitud sureste se encuentra Tupac Aidé, una isla que sólo aparece esporádicamente, tal cual como lo hacen las ballenas cuando se sienten seguras de salir a la superficie. La mayoría del tiempo se encuentra sumergida en el agua. Sólo cuando una persona desterrada de las pasiones materiales en una búsqueda exclusivamente espiritual se acerca hacia ella, Tupac Aidé emerge del océano mostrando sus playas níveas, vegetaciones exóticas y maravillas tropicales. Millones de viajeros se han dado a la tarea de visitarla, pero para su sorpresa, la caprichosa isla se queda enterrada en el océano, negándose a mostrar todo aquello que la hace irrepetible. Nadie, en millones de siglos, la ha visto aún.

lunes, 8 de marzo de 2010

jueves, 4 de marzo de 2010

Primera Mención en Laboratorio de brevedades de Minificciones

Me sabrá perdonar el elegido con cuento propio de mañana, pero no puedo esperar para darles esta noticia. Desde hace un buen tiempo, conocí el concurso de Minificciones, Laboratorio de Brevedades, pero sólo hasta hace un par de meses me atreví a participar. El experimento es interesante: Minificciones elige una imagen y a partir de ella se debe crear un cuento que no supere las 200 palabras. Hoy me enteré de que el cuento con el que participé, Fantasmas del pasado, recibió la primera mención del jurado, Eloy Yagüe. Por supuesto, estoy chocho de la dicha. Aquí lo comparto con todos ustedes.

Fantasmas del pasado

Luego de ver a Sharjah en llamas, Ashraf tomó su caballo y emprendió la huida. Cuando se dio vuelta, se percató de que alguien lo perseguía incesablemente. Hoy aún sigue huyendo de su sombra y de lo que le hizo a su propio pueblo.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Amor eterno

Orledys Cáqueza ha bebido una pócima que le ha dado la vida eterna. En un principio le pareció fabulosa la idea de vencer a la muerte, pero con el paso de los años, cuando vio a su marido partir, y a sus hijos, y a sus nietos, y a sus bisnietos, y a sus tataranietos, llegó al límite de la paciencia, porque aún cuando la pócima evitaba la parca, no sorteaba el envejecimiento. Después de doscientos diecinueve años, la piel de Orledys es un arrume de piel colgante manchada por doquier, un acumulado de grasa al que la gravedad tiene dominado. Perdió la vista y sus ojos son par de vidrios blancos. Sus huesos están destruidos y su capacidad de movimiento se desvaneció por completo. No come ni habla. Sólo duerme como esperando que la utopía de su muerte la encuentre descansando. A pesar de que Orledys es un desafío a la Naturaleza y parece un bulto pesado y pestilente, hoy un hombre la ha visto en el ancianato donde reside. Y se ha enamorado de ella.