Serie televisiva estrenada en 2010, se compone de 10 episodios de unos 50 minutos de duración, al principio de cada uno de los cuales, se ofrece una pequeña introducción con imágenes de la época y breves cortes de las entrevistas realizadas a algunos de los supervivientes.
La acción se situa, principalmente, en el Pacífico durante las batallas que enfrentaron a los ejércitos de EE.UU. y Japón tras el ataque de estos últimos a Pearl Harbour. Nos refiere algunas de las más importantes batallas en las que intervino la Primera Disión de Marines durante la II Gran Guerra: Guadalcanal, la Batalla del Cabo Gloucester, la Batalla de Peleliu y la Batalla de Okinawa.
También se reflejan en alguno de los episodios, los periodos de descanso entre una y otra de las acciones, como los meses que estuvieron descansando en Melbourne, alojados en el Melbourne Cricket Ground, tras la Batalla de Guadalcanal, o sus estancias en Pavuvu, en las Islas Rusell, donde acudían a descansar y reabastecerse.
El guión se basa en los libros "With the Old Breed", de Eugene Sledge y "Helmet for My Pillow", de Robert Leckie, ambos son personajes protagonistas de algunos de los episodios; además, se toma material de "China Marine", escrito por el propio Sledge y publicado cuando él había fallecido y de "Red Blood, Black Sand", del también participante en la Guerra del Pacífico, Charles "Chuck" Tatum.
En los capítulos se intercala también, la peripecia del sargento Jonh Basilone, héroe de la Batalla de Guadalcanal y que, tras recibir la Medalla de Honor, fue requerido por los mandos para iniciar una campaña de venta de bonos de guerra. Aunque realizó su tarea y era consciente de su fama, Basilone se sentía un tanto fuera de lugar y nunca abandonó su espíritu humilde, solicitando de manera continuada su regreso al combate, algo que le fue denegado para que siguiese en su labor, en lo que ellos denominaban el frente interno. Al final le fue concedida su reincorporación al servicio de armas, muriendo el primer día de la invasión de Iwo Jima.
Todo este asunto de los soldados que habían participado en acciones heroicas y fueron requeridos para ayudar en las campañas de venta de bonos de guerra, está recogido muy bien en la película de Clint Eastowood Banderas de nuestros padres.
La serie sigue el mismo esquema de la otra producción con la que todo el mundo la compara (Band of Brothers), es decir, el conflicto visto desde el punto de vista del soldado que participa en el mismo, con la carga de humanidad, verosimilitud y dureza que ello conlleva, porque aquí vemos la guerra de cerca, los actos de heroísmo, sí, pero también la miseria y la desesperanza que sufre el combatiente.
La Guerra del Pacífico tuvo connotaciones diferentes de lo que supuso para los americanos el conflicto en tierras europeas. De entrada, en el viejo continente venían a ayudar a sus alidados, sobre todo a los ingleses con quienes les unen especiales lazos, pero era una guerra lejana, no tanto en el espacio, pero sí en los sentimientos. Por contra, el enfretamiento con las tropas japonesas, viene precedido de un ataque directo, el que sufrieron en Pearl Harbour, lo que suponía tener a los enemigos en el umbral de sus casas.
Pero también hubo otras muchas cosas que diferenciaban ambos frentes, lo resume muy bien la frase de un taxista al rechazar la propina de uno de los marines que regresa a casa, al que tras decirle que él estuvo en Europa combatiendo y darle ánimos en el sentido de que cuando recupere la rutina diaría se olvidará de los horrores que ha vivido, le dice: Quédate con tu dinero, yo tuve el honor de liberar Londres y París, los marines no tenéis más que miseria y podredumbre.
Y es que la Batalla del Pacífico fue eso, resistir y sobrevivir. Resistir las inclemencias del clima, primero la selva de Guadalcanal, después las lluvias incesantes de Cabo Gloucester y siempre la conquista de islas volcánicas, desoladas, a veces sin agua potable, con ratas, mosquitos, sin lugares para refugiarse... Y un enemigo que, desde el comienzo, pero sobre todo desde el enfrentamiento en Peleliu, les dejó bien claro que iban a tener que matarlos para derrotarlos. Los soldados americanos se sorprendían, al principio, de que no hubiera apenas rendiciones entre los japoneses, hasta que aprendieron que aquella palabra no forma parte del vocabulario del ejército nipón.
La HBO puso en manos de las productoras de Spielberg y Hanks más del doble del presupuesto que había arriesgado en "Hermanos de Sangre" y, desde luego, se nota que había medios. Las recreaciones de los combates son espectaculares, la ambientación magnífica, reproduciendo cada pequeño detalle en los uniformes de los soldados, el armamento, la vida en la retaguardia, hasta el lenguaje del momento está cuidado, en ese aspecto, resulta una auténtica delicia.
Remi Adefarasin y Stephen F. Windon, responsables de la fotografía, nos vuelven a dar una lección de arte, y con el desafío de tener que retratar un buen número de escenas nocturnas y la dificultad que esto implica.
En este punto quiero hacer una mención muy especial a la cabecera de los capítulos. ¡Una maravilla!, es lo que más poderosamente ha llamado mi atención por lo conseguida y lo novedosa que resulta.
Steve Fuller, con la colaboración de Ahmet Ahmet, junto a los profesionales que trabajan en su estudio de Nueva York, es el padre de esta sensacional cabecera, en la que el polvo y los trozos de carboncillo que van trazando líneas y dibujos, se confunden con el barro, la metralla y el humo del propio combate. A pesar de haber visto la serie grabada, no he dado al botón de avance rápido en ninguno de los inicios de cada capítulo, todos, uno tras otro, hasta completar los diez, he disfrutado de esta magnífica overtura en imágenes, en las que los dibujos sirven de base a las animaciones subsiguientes y que me han recordado a los comics y dibujos de la época y posteriores, aquellas Hazañas Bélicas y otras publicaciones similares de las que tanto disfrutamos cuando críos.
No quiero caer en la tentación de comparar esta serie con "Hermanos de Sangre", son distintas aunque tengan puntos en común, comenzando por el propio asunto de la guerra.
Para mí, The Pacific es un gran trabajo, una manera diferente de ver lo que sucedió en las islas de Pacífico hace 70 años. Un retrato de lo que debió ser el infierno que pasaron tantos hombres de ambos lados, aquí visto desde la óptica de los vencedores que lo fueron a cambio de cientos de miles de vidas y cuyo recuerdo les dejó marcados para el resto de sus existencias sin que muchos de ellos pudieran superarlo del todo.
En el plano de las anecdotas, decir que las autoridades turcas advirtieron a la productora que debía mutilar una secuencia del episodio en que las tropas están descansando en Melbourne. Allí, el soldado Leckie, es acogido por una familia de emigrantes griegos, la madre es oriunda de Smirna. El asedio y toma de esta ciudad en la guerra Greco-Turca, acabó con el incendio de la misma, un asunto que todavía es objeto de discusión entre turcos, armenios y griegos. Como quiera que en el relato que la señora hace de aquel episodio se acusa a los turcos de brutalidad, esto no debió gustar a las autoridades del pais que censuraron la escena.
Tras estas dos magníficas series de las que hemos hablado, esperamos que el listón se mantenga en el siguiente proyecto de Hanks y Spielberg para la HBO, una serie sobre los bomber boys (los aviadores de la Octava Fuerza Aérea), que volverá a estar ambientada en Europa y está basada en la novela Masters of the Air, de Donald L. Miller.